𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 68
—¡Kim Taehyung! Por todo lo que más quieras, ¡dímelo! ¿A dónde me llevas? —preguntó Jungkook, quien estaba aplastado en el asiento delantero del nuevo auto de Hoseok. El que se había regalado a sí mismo de navidad. Me lo prestó para que yo llevara a Jungkook a cenar.
—Jungkook, calma, amor. Ya vamos a llegar. —le dije, puse una mano en su rodilla y comencé a acariciarla haciendo círculos en ella.
—Pero, TaeTae, por favor. Te lo suplico, dime a dónde vamos. También necesito una explicación de porqué me compraste ropa tan cara. —dijo Jungkook mientras se enderezaba en el asiento y observaba la camisa color azul que le había comprado y el lazo que se supone estaba destinado a ser una "corbata"
Jungkook optó por usarlo como un adorno, tal vez creyó que así taparía sus clavículas. La camisa tenía el cuello bajo, pero no tanto como para mostrar sus cicatrices, sabía que Jungkook las odiaba.
—Kookie, solo disfruta el momento. -le -dije, sin mirarlo, mi mirada seguía concentrada en el tráfico que había en la cuidad de Seúl.
—Claro, lo disfrutaría si no me estuvieras secuestrando, Kim Taehyung. Si no me dices a donde vamos... juro que llamaré al número de emergencias. —dijo Jungkook, noté un poco de broma en su voz, sin embargo, sabía que estaba muy ansioso.
—Koo, siempre que te secuestro, deseas volver a ese lugar. No puede ser tan malo. —le dije tratando de que se calmara. —Calma, amor. Ya casi llegamos. ¿Por qué no me cuentas algo? —traté de distraerlo.
—Bueno, te contaré algo. Namjoon Hyung se mudó al departamento de Jin esta semana. Sigo sin poder creerlo, es como- no lo sé. Jin Hyung siempre me dijo que la tercera habitación del departamento iba a estar libre siempre. Jamás me dejó convertirlo en nuestro salón de juegos. ¿Sabes lo difícil que era convencer de a Jin de jugar videojuegos en su cama?
Jungkook siguió platicándome de cosas que habían pasado en la semana. Amaba cuando me platicaba cosas, jamás se quedaba sin anécdotas.
También me contó que últimamente estaba más con Jimin. Que los dos habían vuelto a ser buenos amigos.
—¡Eso es genial, Jungkookie! —exclamé, desvié mi mirada del camino por un segundo y le dediqué una sonrisa, Jungkook también se veía muy feliz.
—Lo sé. Últimamente no me cuenta mucho de Yoongi, ¿tú sabes algo? —preguntó.
—Um, no, de hecho no. Desde que Hoseok está deprimido, Yoongi no ha venido al departamento. Supongo que ya nos llamará para contarnos. —me encogí de hombros.
—Tae, ¿ya casi llegamos? —me miró mientras hacía un puchero con sus labios. Sus ojitos suplicaban. Su voz era como la de un niño.
—No.
—¿Cuánto falta~? —preguntó cómo un niño pequeño.
—Ya poco.
Después de otra media hora, por fin llegamos al restaurante. Saqué la bolsa de papel de la cajuela del auto y le abrí la puerta a Jungkook.
Sus ojitos se iluminaron al ver que era un restaurante muy caro. Estaba iluminado con luces como a Jungkook le gustaba.
Digamos que Hoseok me había ayudado un poco, resulta que su amigo, dueño del restaurante en el que cenamos en año nuevo, también es dueño de otros hermosos restaurantes.
Hoseok y yo habíamos hablado con él y nos reservó una parte de su restaurante solo para nosotros dos.
Pronto, se convirtió en "Hyungwon Hyung", se convirtió en un gran amigo.
Entramos al restaurante y Hyungwon nos recibió.
—¡Taehyung! ¡Jungkook! Bienvenidos. —nos saludó Hyungwon, muy amablemente.
—Gracias. —Jungkook le sonrió.
Hyungwon nos guió hacia nuestra mesa, estaba detrás de una cortina de luces. Jungkook veía asombrado todo lo que estaba a su alrededor.
Kookie se sentó en la silla que estaba frente a la mía. Comenzó a observar el lugar.
Unas flores adornaban las paredes, también había una puerta, cuando uno de los meseros la abrió, pudimos ver que salía a un jardín. También estaba iluminado con luces.
Algo era seguro, ni todas las malditas luces de la habitación brillaban como Kookie. Kookie radiaba luz, felicidad, sus ojos eran como dos pequeñas galaxias. Me quedé atrapado ahí, sin salida. Me tragaban.
Nos trajeron la carta y Jungkook comenzó a verla.
—Jungkook. —le llamé.
—Dime. —alzó la vista, una sonrisa estaba iluminado aún más su prefecto rostro, me derretí al ver esa hermosa sonrisa de conejito.
—Kookie- yo- te amo. —logré decir.
—Taehyung... te amo más. —dijo.
—En serio. No sé qué haría sin ti. Si alguna vez... nos separáramos.
—TaeTae, eso jamás va a pasar. —me tomó de la mano.
Me dedicó esa mirada, esa mirada que hacía que yo me olvidara de todo, que solo me concentrara en él. Esa mirada que decía: "Vas a estar bien, vamos a estar bien."
—¿Seguro? —le pregunté. No quería, no quería perderlo.
—Tae, por supuesto. ¿Siempre juntos? —preguntó Jungkook, extendió su dedo meñique hacia mi.
—Siempre juntos. —sonreí y lo miré; extendí mi dedo pulgar hacia él y Jungkook los entrelazó.
—Jungkook, amo todo de ti. —solté una pequeña risa.
—¡Taehyung! No es cierto. —dijo con una sonrisa en sus labios.
—¿No es cierto? ¡Claro que si! —le dije. Acaricié todo su brazo.
—No. No amas éstas. —se subió la mangas de la camisa y me enseñó sus cicatrices en las muñecas. —No te culpo, yo las odio. Odio las cicatrices en mis muñecas. Odio la cicatrices en mi cuello. Pero sobre todo, odio las cicatrices en mi pecho. —puso sus manos delicadamente en su abdomen, no quería subirlas más, no podía.
—Jungkook-
—Taehyung, son lo peor de mi. Me hacen ver horrible. —se cubrió la cara con sus manos.
Tomé sus manos con las mías y las aparté de su cara.
—Amor. Yo sé que no te gustan. También sé que duele. Pero yo te amo. Con todas tus cicatrices, con todas tus sonrisas, con todos tus llantos. Yo te amo. —le dije. Me levanté de mi asiento y me arrodillé a su lado.
—¿Con todo y las cicatrices? —preguntó Jungkook, una gota de agua saliendo de su ojos.
—Con todo y las cicatrices. —besé sus manos.
Jungkook sonrió, en realidad se veía muy feliz.
—Yo te amo a ti, Taehyung. Con todo y tu obsesión por el arte de hace años. —Jungkook soltó una risa.
—¿Disculpa? Para su información, señor Jeon, ese arte nos hizo quiénes somos ahora. —dije y traté de sonar indignado. Jungkook comenzó a reír y me tomó por las mejillas.
—Calma, pintas bonito. —me besó la frente, estoy seguro de que notó mi sonrojo, sus mejillas se tornaron rosadas de la misma manera.
—¿Están listos para ordenar? —preguntó el mesero.
—Creo que si. —le dije.
—Es por eso que siempre te gano. —dijo Jungkook, después se sirvió más comida en su plato.
—No, Jungkookie, tú me ganas porque te dejo ganar. —aseguré.
—Ay, por favor. —Jungkook hechó su cabeza hacia atrás. —¡Vamos! Taehyung, tú dime en qué, cuándo y dónde. Apuesto a que te puedo ganar en todo. —Jungkook me miró retador.
—Ok. Entonces aquí. Te reto a acabarte ese plato antes de que yo me acabe el mío. —lo reté.
Los dos teníamos la misma cantidad de comida. Jungkook la pensó un poco pero finalmente aceptó.
Comenzamos a comer, el que ganará este reto, sería el ganador de todo.
Digan que compartimos la misma última neurona, porque era cierto.
Los platos se acabaron al mismo tiempo.
—¡Gané! —grité.
—¡Gané! —gritó Jungkook al mismo tiempo.
—Claro que no, yo terminé primero. —le dije.
—¡Que no! —Jungkook se cruzó de brazos, aún seguía masticando la comida.
—Bebé, acéptalo. Te gané. —alardeé.
—Bien. Ganaste. —aceptó con cierta inconformidad.
Lo sé, se que me desaparecí por mucho tiempo, y es que estoy trabajando en varios proyectos, la tarea es demasiada... ya saben. Es por eso que la semana pasada les estuve preparando éste especial de diez capítulos, para poder desaparecerme más tiempo, okno. Pero si.
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