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𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 65

¡Advertencia!
Contenido fuerte, no apto para personas sensibles, si lo eres, te recomiendo pasar al siguiente capítulo.

El sonido del jarrón impactando contra el suelo y rompiéndose retumbó por toda la casa. El pequeño Jungkook, quien tenía la comida en la boca, se asustó.

—¡¡Te dije que no usaras picante!! —gritó el papá de Jungkook. Su mamá, quien estaba en la cocina había preparado la cena. Tal vez se había pasado un poco de picante, pero, ¿quien la culpaba? Ella no sabía cocinar, estaba haciendo su mejor esfuerzo.

Salió de la cocina rápidamente.

—Lo lamento, no sé qué pasó, yo-

—¡No me des excusas! ¡Eres una inútil! —gritó el señor mientras se levantaba de golpe de la mesa.

—Lo intenté, te juro que no sé qué fue lo qué pasó-

Explicó la señora con lágrimas en los ojos.

El papá de Jungkook caminó hacia ella y la tomó por la mandíbula, la miró a los ojos, estaba intimidándola.

—Con intentar no basta. Eres una inútil, no sirves para nada. Al igual que ese pequeño demonio. —señaló a Jungkook, quien estaba sentado en el comedor.

—Jungkookie-

—¡Cállate! —le dió una cachetada a la sumisa señora.

Jungkook se levantó de su silla y corrió hacia su mamá.

—¡Mamá! —Jungkook fue tomado de la playera antes de llegar a su mamá.

Su papá lo levantó de la camisa y lo azotó contra la pared. Jungkook quería llorar. Cayó sobre los vidrios rotos del jarrón que había aventado su papá. Los vidrios se incrustaron en su pecho.

—¿Qué te he dicho? ¡Tienes que mostrar respeto! Maldito hijo de-

—¡No! —gritó su mamá. —No lo llames así. —suplicó con lágrimas en los ojos.

El señor se acercó a la mamá de Jungkook, quien estaba preocupada por los llantos desesperados de su hijo.

—¿Qué dijiste? —se agachó hasta donde ella estaba, tirada en el suelo. —Tú no me vas a decir cómo tratar a mi hijo. Corrijo, a ese idiota.

Jungkook levantó su vista como pudo y logró ver que su papá pateó fuertemente el estómago de su madre. Jungkook cerró los ojos. Comenzaba a desmayarse debido a toda la sangre que había perdido.

—La comida es simplemente asquerosa, me voy a otro lado donde si sepan cocinar. Por cierto, Soo Ha, no quiero una mancha de sangre en mi piso. —dijo antes de salir de la casa.

La mamá de Jungkook se levantó rápidamente, debido a las patadas que le había dado su esposo en el estómago, vomitó. Cómo pudo, se acercó y cargó a su bebé en brazos.

—Jungkookie-

Jungkook se había desmayado. Toda su playera color blanco estaba de un brillante tono rojo.

Soo Ha salió corriendo de su casa. Se subió a su auto, la camioneta del señor ya no estaba. Puso a su pequeño hijo en el asiento trasero del auto. Con dolor en su estómago y sangre saliendo de su mejilla, condujo hasta la clínica más cercana.

Viviendo en el campo, iba a tardar un poco en encontrar una. Todo era culpa del señor, si no hubiera sido porque decidió mudarse al campo, ellos seguirían en la cuidad y habría llegado rápido al hospital.

Después de unos minutos, por fin llegó a urgencias. Bajó con su pequeño hijo en brazos y comenzó a buscar a un doctor.

La recepcionista la vió y llamó por teléfono a un doctor.

—Señora. —llamó la recepcionista.

—Necesito ayuda, mi hijo-

—Lo sé, un doctor ya viene para acá con la camilla.

El brazo del pequeño Jungkook estaba colgando, su cabeza estaba hacia atrás y su pecho seguía sangrando.

Una camilla llegó, enfermeros corrían por el pasillo con la gran camilla. Detrás de ellos venía un doctor.

Uno de los enfermeros recibió a Jungkook en brazos y lo colocó con extremo cuidado en la camilla.

Casi en un abrir y cerrar de ojos, se lo llevaron a un cuarto y dejaron a la señora sola. Ella decidió ir a sentarse.

¿Por qué le pasaba eso a ella? ¿Por qué su esposo había cambiado tanto? ¿Por qué odiaba a Jungkook?

Soo Ha se sentía mal, ella estaba muy enferma, pronto iba a dejar de cuidar a Jungkook. No quería eso.

Tenía que separarse de ese idiota. Decidió que le iba a pedir el divorcio a su agresivo e impulsivo esposo. No por ella, por el pequeño Jungkook.

Dentro del cuarto de urgencias, los doctores retiraban cada uno de los vidrios que se le habían clavado a Jungkook. Trataron de despertarlo, de otro modo, era más propenso a morirse.

Solo le administraron una mínima cantidad de anestesia para que no sintiera tanto dolor. Cuando por fin lograron despertarlo, Jungkook comenzó a llorar.

Le dolía, dolía demasiado. Sentía como cada uno de los vidrios era extraído de su pecho. Eran demasiados, demasiados pedazos incrustados. Jungkook estaba sufriendo.

Los doctores le decían que respirara, que todo iba a estar bien. Pero Jungkook sabía que no era así. Sabía que su papá se lo volvería a hacer.

Lloró al recordar que al siguiente día iba a cumplir siete años. Lloró al recordar a TaeTae. Jungkook no quería que Tae supiera lo que pasaba en su casa. Tenía miedo.

Al siguiente día, fue a ver a Tae, le dijo que era su cumpleaños.

Jungkook estaba usando un vendaje por debajo de la ropa, así le podría ocultar las heridas a Taehyung. Se veían horribles. Hacían que Jungkook se viera horrible. O eso creía él.

Jungkook la pasó genial con Taehyung, todo salió a la perfección hasta que regresaron a su casa.

Esa tarde, la mamá de Jungkook le había dicho a su esposo que ya no quería estar con él y que ella y Jungkook se mudarían a la cuidad de nuevo.

El padre de Jungkook lo metió a la casa con un movimiento brusco. Jungkook lamentaba que Taehyung tuviera que ver eso.

—¿Dónde mierda estabas? —preguntó el padre de Jungkook.

—Yo-

Jungkook no podía hablar.

—¡Dímelo! ¿Quien era ese niño? —le gritó al pequeño.

—Es mi-

Jungkook trató de hablar pero se arrepintió cuando su papá levantó la mano. Le iba a pegar.

—Jeon Jungkook... ¿saliendo con chicos? —tomó a Jungkook del cabello y lo jaló hacia atrás. —¡No en mi casa! —le gritó en la cara.

—¡Déjalo! —gritó su mamá. —¡Solo es su amigo! —defendió.

—¿Qué dijiste? —el señor giró su cabeza lentamente hacia Soo Ha.

—¡Que lo dejes en paz! —gritó Soo Ha.

El señor soltó a Jungkook azotándolo contra el piso. Se levantó y tomó a Soo Ha.

—Jungkookie, ve a tu cuarto. —le dijo su mamá.

Jungkook corrió a encerrarse en su cuarto, comenzó a llorar. Las heridas de su pecho comenzaron a sangrar poquito. Jungkook se miró al espejo mientras levantaba su playera.

La venda se estaba llenado de sangre. Se veía a él, veía la sangre, veía su rostro. Odiaba verse así, se odiaba a sí mismo.

Los papás de Jungkook acordaron divorciarse, Jungkook y su mamá estaban platicando. Estaban encerrados en la habitación del bebé.

Soo Ha estaba muy preocupada por su pequeño bebé. Todos los días curaba sus heridas con alcohol y agua oxigenada.

Jungkook sufría mucho, ver todo su cuerpo lleno de cicatrices horribles... no podía verlas. Soo Ha tampoco, jamás se perdonaría por permitir que su esposo le hiciera eso a Jungkook.

—Jungkookie, quiero hablar contigo. —dijo su mamá.

Jungkook no la miraba, solo miraba sus manos, estaba triste.

—No puedes salir. Es peligroso que salgas. Tu papá-

—¿Y Tae? —Jungkook por fin la miró, se quejó.

—¿Tae? —su mamá estaba muy confundida.

—Mi mejor amigo, Taehyung. Siempre me espera bajo el árbol. ¡No puedo dejarlo ahí! —se quejó Jungkook.

—Amor... —Soo Ha tomó las pequeñas manos de Jungkook con las suyas. —Sé que tienes amigos aquí, y también sé que sabes que nos vamos a mudar. Mientras más pronto nos alejemos de tu padre mejor.

—Mamá, no podemos. ¿Qué va a pasar con Taehyung? —la miró, sus ojos estaban tristes, poco sabían los dos que sus ojos iban a permanecer así por años.

—Jungkookie, lo mejor será que no salgas. Al menos una semana. Sabes cómo se pone tu padre. —la señora forzó una muy falsa risa.

—¿Por qué haces eso? —preguntó Jungkook.

—¿Qué?

—Reírte aunque estes triste.

La mamá de Jungkook no supo que contestarle. Se quedaron en silencio.

—Jungkook, tienes que prometerme algo. —dijo la señora, Jungkook devolvió su vista hacia ella.

—Prométeme que cuando veas a tu papá ponerse grosero con mamá, vas a encerrarte en tu cuarto, vas a meterte a tu cama y vas a dormir. Vas a soñar la cosa más bonita que se pueda. Vas a sonreír en tu sueño. Vas a olvidar la realidad. —dijo, sus lágrimas ya se hacían presentes sobre sus mejillas.

—Mamá...

—Promételo, Jungkookie. Por mi. —la señora le sonrió y le acomodó el cabello detrás de la oreja.

—Lo prometo.

Pasaron los días. Jungkook, hizo caso a lo que su mamá le decía. Su papá llegaba borracho a la casa. Comenzaba a tirar y romper todo. Veía a Soo Ha y comenzaba a pegarle.

Jungkook corría a su habitación y se encerraba. No podía dormir, solo podía pensar en Taehyung.

Después de un tiempo, por fin Jungkook pudo salir. Jungkook estaba muy confundido acerca de lo que sentía por Taehyung. Tae le decía que lo amaba, ¿qué era amor?

Si lo vemos de cierta manera, Jungkook jamás experimentó lo que era el amor. Tampoco lo vió entre sus papás. Soo Ha no precisamente amaba a su papá, tampoco creía que amara a su propio hijo. Si, era su hijo y tenía que protegerlo. Jungkook jamás supo lo que era el amor.

Solo podía fiarse de lo que sentía cuando veía a Taehyung sonreír. Cuando jugaba con él, y esa vez que... por alguna extraña razón, Taehyung unió sus labios con los de él.

Jungkook no lo entendía, tampoco le preguntó a Taehyung.

Las heridas de su pecho ya no le dolían tanto, le dolían pero no como cuando eran nuevas. Jungkook oyó al doctor decir qué tal vez jamás desaparecerían.

Jungkook se encontraba en su habitación, estaba contemplando su collar, el cual tenía la mitad de un corazón. Estaba sonriendo, algo que no hacía muy seguido. La puerta de su recámara se abrió. Dejando ver a su papá.

—Jungkook. —le llamó.

—Papá. —Jungkook lo miró.

—¿Cuantas veces te tengo que decir que no me llames así? No soy tu papá. —era claro que si lo era, solo que no quería aceptarlo. Prefería pensar que la imbecil de su esposa le fue infiel con algún tarado. Justo como él le había sido infiel mil veces.

—Lo lamento. —se disculpó Jungkook.

—Solo quiero que me digas una cosa. —se sentó en una silla pequeña que había en el cuarto de Jungkook. —¿Quien mierda era aquel niño con el que huiste esa vez que te saltaste la reja? —preguntó.

Jungkook sintió miedo. Sintió una presión en su pecho. Sintió que no debía decirle.

—Un amigo. —dijo Jungkook cuando por fin pudo hablar.

—¿Un amigo? —bufó. —¡¿Un amigo?! —le gritó al menor en la cara.

—S-si. —pudo apenas decir.

—No es un maldito amigo. No quiero que lo vuelvas a ver. ¡Mi hijo no va a ser un marica de mierda! —gritó.

Jungkook se asustó y dejó caer el collar que tenía en la mano. Pequeños gritos salían de su garganta. Jungkook se sentía aterrorizado. Comenzó a retroceder, quería llorar. Quería meterse a su cama y soñar que estaba con Taehyung. Dentro de unos días, solo iba a poder soñarlo.

—¿Me oíste? —le tomó el cabello y lo jaló hacia atrás. Le gritó en el oído y Jungkook comenzó a llorar. —¡No vas a ser un maricón! —volvió a gritar, ahora más fuerte.

Jungkook sentía repulsión hacia ese hombre, su rostro, sin afeitar, la cara grasosa y maloliente, al igual que su aliento. Jungkook no podía más.

Giró su cabeza hacia el otro lado evitando contacto con su padre. Cerró los ojos y los apretó, sus labios se pegaron uno con el otro y trataba de no hacer ruido. Su nariz también se arrugó. Lágrimas recorrieron sus suaves mejillas.

—No te vuelvas a acercar a él. —amenazó su padre.

Jungkook sabía que tenía que ser prudente. Sin embargo, lo siguiente salió como una bomba, estalló en su boca.

—¡Es mi mejor amigo! —gritó Jungkook, cuando se dió cuenta de lo que había hecho, cubrió su boca con ambas manos. Ahora si estaba temblando del miedo. Horrorizado.

—¿Qué? —el papá de Jungkook tomó del cuello a Jungkook. Lo alzó en el aire y lo estrelló contra la pared. —¿Qué dijiste? ¡Vuelve a gritar! ¡Pequeño pedazo de mierda! —le gritó más fuerte.

Jungkook estaba teniendo problemas con respirar, su cara se tornó morada. El papá de Jungkook lo bajó e hizo que se para junto a la pared. Lo empujó fuertemente.

—¡Dime, porqueria! ¿Por qué sigues vivo? ¡Debiste morir cuando te aventé contra los vidrios! ¡Sin embargo, sigues aquí! Jodiéndome la existencia.

El señor sacó el cuchillo que traía escondido en la bota. Siempre lo levaba ahí, en caso de que lo hicieran enojar.

—Mira, hijo de puta, este va a ser tu nuevo amigo. Se llama cuchillo, te va a recordar cuánto vales en este mundo. —dijo el señor mientras le enseñaba a Jungkook aquel objeto punzo cortante.

El papá de Jungkook le rompió la playera, comenzó a pasar la punta del cuchillo por su cuello, hizo cortadas superficiales. Jungkook lloraba del dolor y el susto.

La sangre del pequeño comenzó a correr por todo su cuello.

Después, el señor pasó el cuchillo por todas las cicatrices de Jungkook, las volvió a abrir otra vez. Ignoraba los gritos y llantos desesperados del niño. A él solo le importaba lastimarlo.

Cicatriz por cicatriz, cortadas, sangre, más sangre. Llantos, súplicas. Jungkook pedía piedad, su padre no se le iba a dar. Pronto el cuchillo, los brazos del señor, el cuerpo de Jungkook y su ropa estaban llenos de sangre.

El señor se había ido, dejó a Jungkook tirado en el suelo. Desangrándose de nuevo. La vista se le nublaba. ¿En dónde demonios estaba su mamá? ¿En dónde estaba Taehyung?

Se estiró como pudo, logró tomar el collar con el corazón y lo apretó en su mano. No lloraba, gritaba y sufría, todo eso hasta que se quedó sin energía, su vista se tornó borrosa.

—Tae. —dijo con su último aliento. Se desmayó.

Bueno, pues hemos llegado a esta parte de la historia... es muy fuerte el asunto pero... era necesario explicar el porqué, así que... aquí tienen.

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