Consecuencias
Comencemos ❤
Era una especie de sueño profundo. Uno del cuál esperaba que despertara lo más pronto. Lo único que alertaba que aquel hermoso cuerpo continuaba con vida era el sonido de aquella máquina, y el suave murmullo de su respiración. Tomando la delicada mano entre las suyas, Mew depósito un pequeño beso sobre ella cepillando suaves caricias alrededor de la suave piel. Podía sentir en el alma el dolor que le provocó la imagen de su pequeño Gulf así; tan frágil y delicado.
Todo lo opuesto a lo que había sido siempre; tan travieso y lleno de energía, siempre impulsivo y dispuesto a cualquier cosa. Una traviesa lágrima resbaló por su mejilla. Habían pasado dos semanas desde el accidente y el nacimiento de sus hijos. Y las cosas no habían mejorado más de lo que ya se encontraban. Gulf no daba señales de responder a todas las pruebas que los médicos del hospital la realizaban todos los días, y eso lo tenía más lejos de sentirse esperanzado.
Por otro lado, sus bebés ahora se encontraban más grandes y esa misma tarde los sacarían de la incubadora para poder darlos de alta. Up se había estado haciendo cargo de las niñas, junto con Jennie que al enterarse de lo sucedido había regresado de su viaje. Su vida estaba todo lo que pudiera llamarse difícil. Con sus hijas llorando al llegar a casa por no saber nada de Gulf y la desaparición de Amanda.
Desde ese día Mew no había tenido noticias de ella, lo que lo tenía preocupado. Necesitaba respuestas, y sin ella sería muy difícil de conseguirlas. Había intentado todo lo posible por poder localizarla, pero al parecer era inútil, no había ni un solo rastro de ella. Joss también había estado ayudándole, pero tal como le había pasado asimismo, tampoco había podido conseguir suficiente información.
El sonido de la puerta abriéndose le hizo salir de sus pensamientos y girarse hacía el chico que entraba a la habitación. Dejó un último beso sobre la frente de Gulf y se puso de pie, girándose hacia Up que lo miró con una expresión seria, llenándolo de curiosidad.
----- Hay alguien que quiere verte ----- Frunciendo el ceño, Mew miró hacía el pasillo. Echó un último vistazo a Gulf antes de salir, y cuando llegó a la sala de espera, aquella chica rubia lo esperaba sentada en uno de los sofás.
Mew miró claramente molesto a Up. Esa mujer no tenía nada que hacer allí, y su tan sola presencia lo ponía de muy mal humor. Estuvo dispuesto a caminar hasta ella y decirle sus verdades, pero al reparar en su presencia la chica se encaminó hacia él. Davika reconoció claramente el odio en la mirada del hombre, y hasta cierto punto lo entendía. Pues esa misma mirada también estaba sobre sus ojos. Llegando hasta el hombre, Davika lo miró directamente a los ojos, terminando por decir aquello por lo que estaba en ese lugar.
----- Necesito que vengas conmigo a un lugar. Hay algo que necesitas saber ----- Mew la miró con desconfianza, cruzándose de brazos.
---- ¿Por qué habría de ir contigo? ----- Davika se esperaba algo así. Suspirando, tomó un sobre de papel de su cartera, y se lo entregó. Mew lo miró detenidamente, debatiéndose entre abrir y ver su contenido o simplemente romperlo.
----- Amanda no está embarazada. Y en ese papel está el ¿Por qué? ----- Mew retrocedió sorprendido de que la chica supiera sobre Amanda.
----- ¿Cómo...? ----- Negando, Davika no lo dejó terminar.
----- Eso no es lo importante ahora. Si no que sepas que nunca te acostaste con ella. Y que te mintió para poder alejarte de Gulf. Pero jamás se imaginó que los resultados en esos papeles fueran a interferir en sus planes ----- Pasaron varios minutos en que ninguno de los dos volvió a hablar.
Con manos temblorosas Mew sacó el contenido del sobre. Los papeles fueron cediendo poco a poco, revelando entonces su contenido. Laceradas de puro dolor se desplazaron a través de su cuerpo al ver el daño que las palabras de esa mujer habían hecho en su familia, y que todo había sido una vil mentira. Silenciosas lágrimas se deslizaron de sus ojos al ver que después de todo, nada de lo que había dicho era cierto. Pero que sin embargo, habían hecho un gran daño.
Limpiando las lágrimas, Mew clavó su mirada en los ojos de las chica sin saber que decir o cómo actuar. ¿Quién se iba a imaginar que la persona que más aborreces, al final fuera a salvar parte de tu vida? Le parecía irónico. Pero así era. Con un enorme nudo en la garganta impidiéndole hablar, Mew solo pudo agradecerle con un movimiento de cabeza, sin embargo, eso fue suficiente para Davika. Tratando de alejar las lágrimas de sus propios ojos, la chica señaló hacía la salida del hospital.
----- Ven conmigo. Tú madre nos está esperando ----- Mew la miró con clara interrogante en su mirada ----- Hay todavía algo de lo que Amanda es responsable.
Tras explicarle todo a Up, Mew y Davika salieron del hospital. Durante todo el camino ninguno de los dos volvió a tocar el tema, y las únicas palabras que salían de los labios de la chica era la dirección del lugar al que se dirigían. Por eso Mew agradeció cuando por fin llegaron. El hombre logró identificar el departamento como una de las residencias de Amamda, y el auto de su madre aparcado a unos metros del suyo.
Davika subía las escaleras, terminando de indicarle el camino cuando por fin llegaron a la puerta del pequeño departamento. Mew la abrió con la intriga de lo que iba a encontrar adentro, sorprendiéndose cuando la silueta de su madre, y de otra mujer embarazada se giraron hacia ellos. Su progenitora le regaló una mirada de arrepentimiento, sin embargo, sus ojos se enfocaron en la chiquilla que se encogió ante su dura mirada.
No parecía mayor de los 18 años, y su estómago revelaba tal vez unos dos o tres meses de embarazo. Mew se dirigió directamente hacía ella, encarandola cuando está, ya no tuvo escapatoria. La chica esquivó su mirada a toda costa, tratando de salir corriendo del lugar. La frente le sudaba y no dejaba de apretar sus manos insistentemente. Rompiendo por fin el silencio, Mew le habló:
----- ¿Quién eres tú, y cómo conoces a Amanda? ¡¿En dónde está?! ----- La chica saltó en silencio, lloriqueando cuando ya no pudo ocultar más sus lágrimas.
----- ¡Por favor! Yo no sé nada. Yo solamente estoy aquí por el bebé ----- Sintiéndose a punto de explotar por la frustración de no llegar al punto específico, Mew la tomó del brazo, poniéndola de pie al punto que sus narices quedaron a un palmo de distancia, impidiéndole el escape a la chica.
----- ¿En dónde está? ¡Habla!
----- ¡No! ----- Llorando, la chica cayó de rodillas, mirándolo con terror ----- No sé dónde está ----- Mew apretó los puños con furia ----- Yo... yo la conocí en el hospital. Estaba muy desesperada porque no me querían hacer un aborto. Y ella me ofreció dinero a cambio del bebé, por eso estoy aquí; pero desde hace una semana no sé nada de ella. Por favor créame ----- Mew retrocedió ante el peso de las palabras.
No podría creer como habían mujeres que podían vender a sus hijos así de fácil. Mucho menos como podían existir en el mundo mujeres dispuestas a comprar un hijo con tal de tener a un hombre a su lado. Le parecía despreciable y asqueroso. Volviendo a ponerla de pie, Mew la empujó hacia la puerta, haciendo que la chica lo mirará aterrorizada.
----- Ve por tus cosas, vendrás conmigo ----- La chica negó.
----- Pero... y mi dinero ----- Las otras dos mujeres dentro de la habitación la miraron con rabia, y Mew soltó una risita irónica.
----- Tendrás a ese bebé... y tú maldito dinero ----- Tomó las pocas cosas que habían en la habitación y salió casi arrastrando a la chica.
Seis meses después...
El llanto insistente de los bebés resonaba por toda la habitación, haciéndose más fuerte conforme pasaban los minutos. Mew encendió la luz de la habitación, corriendo hacia la cuna que yacía al otro lado de la recámara. Inmediatamente tomó a los dos pequeños entre sus brazos, estos dejaron de llorar; acurrucándose contra su pecho como si lo único que importara fuera estar a su lado. Mew sonrío, sintiendo como las lágrimas se formaban en sus ojos.
Habían pasado ya seis meses desde que todo ese desastre se había desatado. Los bebés ahora estaban en casa bajo su cuidado, el de Up, Jennie y aunque la pareciera increíble el de su madre. Tras haber descubierto todos los planes de Amanda con ese bebé que pensaba comprar, su progenitora había estado a su lado, apoyándolo y tratando de enmendar sus errores. estaba Agradecido por ello.
Jamás se hubiera creído con la fuerza suficiente de enfrentar todos los problemas que estaba pasando de no ser por el apoyo de esas tres personas. Sus hijas ya habían comenzado de nuevo las clases, y todas las tardes luego de la escuela iban a visitar a Gulf al hospital. Y aunque tratará de ocultarlo eso le mataba.
Cada día que pasaba y su pequeño no reaccionaba a cada una de las terapias que los médicos empleaban, lo llenaban de miedo y frustración. Y eran estos momentos en los que se encontraba a punto de darse por vencido. ¡Estaba aterrado, joder! Necesitaba a Gulf, a su sonrisa, a sus caprichos. Lo necesitaba todo de él ¡Joder! Para poder ser fuerte.
Cómo si los bebés pudieran sentir el dolor de su corazón, comenzaron a llorar de nuevo, esta vez más fuerte, soltando grandes y cristalinas lágrimas de sus ojos. Un pequeño golpe en la puerta le hizo girar y encontrarse con aquella chica que había rescatado de casa de Amanda meses atrás.
Esa era otro cambio dentro de su vida. Sofia como se llamaba, había entrado a su vida no de la mejor manera, pero mientras habían pasado los meses todo había cambiado. Su embarazo ahora de 39 semanas estaba a punto de llegar a su fin, y ella parecía más encariñada con sus hijos. Sammy y Love la habían aceptado como la madre de su futura hermanita, y era la única que se había vuelto la experta en poder calmar a los gemelos.
Llegando hasta él, Sofía tomó a Khalan y luego a Alexander en sus brazos, empezando a dar vueltas en la habitación. Mew no pudo evitar sonreír ante la cómica imagen de la mujer embarazada cargando a los bebés, pero tras unos minutos mirando la imagen, la cabellera lisa se desvaneció, dejando a la vista una más corta y negra, con las raíces rubias asomando y un par de ojos verdes mirar con amor a sus hijos. La imagen de Gulf que siempre inundaba su mente.
----- Lo extrañas mucho ¿No es así? ----- Saliendo de sus pensamientos, Mew se encontró con que Sofia ya había dormido a los bebés y lo miraba con algo de preocupación. Asintió ----- ¿Cómo fue su historia? ----- Mew sintió otra lágrima bajar de sus ojos cuando el recuerdo de todos sus momentos junto a Gulf lo asaltaron, haciéndole sentir lo solo que se encontraba.
----- Fue muy confusa desde el principio, pero en el fondo supe que era el amor de mi vida. Y que siempre estaría a mí lado... y ahora ya no esta ----- La brecha se rompió, y no pudo sostener más el llanto.
El miedo mezclado con todo el dolor hacía que sus lágrimas se deslizaran sin ningún control de sus ojos, dejándolo frágil y débil, como cuando era pequeño y se caía trás hacer una travesura, consiguiendo un buen golpe. Llegando hacía él, Sofía dudo en si abrazarlo o no, pero cuando sintió el dolor en cada lágrima que derramada, no dudo en estrecharlo con fuerza, sintiendo sus propias lágrimas quemar en las esquinas de sus ojos.
----- Me siento tan solo, como si con cada segundo que pasará se alejará más de mí. Y tengo miedo... por primera vez tengo miedo de perderlo... porque no sé que sería de mi vida sin él ----- Sofia asintió a cada una de sus palabras, acariciando su azabache cabello como una madre acariciando a su pequeño.
----- Llora. Saca todo ese dolor que llevas dentro. Porque no es bueno guardárselo todo para uno mismo...
El sonido de las gotas golpear contra la ventana se incrementó poco a poco, dejando caer el llanto del cielo, acompañando el llanto de aquel hombre que parecía perderse poco a poco...
El sonido de las sirenas alertó a todos los médicos de un nuevo paciente llegando a las instalaciones, y tan pronto como la camilla bajó de la ambulancia, Amanda sintió como las fuerzas abandonaban a su cuerpo. Era así cómo se sentía... la muerte. Soltando una lágrima intento sonreír. Eso era poco para todo lo que se merecía y ella misma lo sabía. Escuchó a los médicos dar indicaciones de llevarla a uno de los quirófanos y otros hablar cosas que no entendía.
Podía sentir como algo dentro de su cuerpo quemaba, llevándose su vida poco a poco. Negó, no quería morir, ella iba a tener un bebé y a alejar a Mew de ese mocoso. Quiso levantarse, pero la mano del médico le impidió el hacerlo.
----- Necesita quedarse en dónde está señorita Obdam. Vamos a operarla de emergencia.
----- No... yo ----- Los paramédicos la llevaron hasta una de las habitaciones, y las enfermeras comenzaron a ponerle un montón de agujas en las manos.
----- Su cáncer se ha extendido hacía otros órganos. ¡Le dije que tenía que hacer el tratamiento! Pero no me escuchó. Ahora escúcheme bien. Haremos todo lo que esté en nuestras manos, pero debo serle franco, su condición no es para nada buena.
Si alguien le hubiera dicho que solamente viviría 23 años de su vida, se hubiera reído en su cara. Pero allí estaba ahora. No sintió nada más hasta que la enfermera le pidió contar hasta 10. Su cuerpo se relajo, y a pesar de que se sumió en una profunda oscuridad su mente se mantuvo alerta tratando de escuchar lo qué sucedía a su alrededor.
Una lágrima resbaló de sus ojos cerrados. Su vida pasó frente a ella como si fuera un cortometraje... y entonces lo sintió. El frío recorrió su cuerpo, sintiendo como poco a poco aquella aterrada oscuridad se iba apoderando de ella, llevándola hasta el castigo que estaba segura la esperaba. No trató de luchar, porque era inútil, aquella maldita oscuridad se la llevaba, y pronto terminó por consumir su alma, sumiéndola en un profundo sueño... un profundo, eterno y sin fin sueño.
《Porque todos nuestros actos... tienen una consecuencia...》
Mew se levantó de golpe de su asiento cuando leyó el mensaje que había llegado a su celular "Necesito que vengas al hospital, el parto de Sofia se adelantó... y tiene complicaciones." Tomó las llaves del auto y bajó corriendo hasta el estacionamiento. Se despidió de Joss tras explicarle lo que estaba sucediendo y poniendo en marcha el auto se dirigió lo más rápido que pudo hacía el hospital, pasando varios altos y semáforos en rojo.
Cuando llegó, bajó corriendo hasta la sala de emergencias. Logró divisar a su madre que caminaba de un lado a otro por el pasillo, y rápidamente llegó hasta ella.
----- ¿Qué está sucediendo? ----- Su madre lo miró preocupada.
----- Dicen que ella está muy mal, y que la niña viene con el cordón umbilical alrededor de su cuello ----- Mew se mordió el labio.
----- Todo va a estar bien ----- Volvió a repetir las palabras, tratando de convencerse de que así sería. Scott apareció detrás de las puertas de vidrio, dirigiéndose hacía él con pasos firmes y rápidos. Mew llegó hasta ella.
----- Necesito que entres al quirófano conmigo. Esta demasiado nerviosa ----- Mew asintió, y tras despedirse de su madre siguió a la doctora. Le colocaron un traje de hospital y tras ponerse la mascarilla entró a la habitación.
La chica estaba sobre la camilla, aferrándose con fuerza a los reposabrazos de la misma cada vez que las contracciones parecían llegar. Mew titubeó al momento de acercarse, y el pánico se apoderó de su cuerpo haciendo que sus piernas temblaran en el intento de avanzar dos pasos. Siempre se había imaginado el asistir el parto de sus hijos, sin embargo, eso que estaba viviendo no era para nada lo que había esperado.
Sofía soltó un fuerte gritó, encorvándose de la cama cuando el dolor volvió a su cuerpo y Mew se quedó estático. Scott y otro de los médicos se habían arrodillado frente a las piernas de la chica, y sangre manchaba sus guantes y las sábanas. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. La suave y cansada voz de Sofía le hizo correr hasta ella, y tratar de alejar esa imagen de su mente.
----- Mew ---- Una nueva contracción hizo que volviera a gritar, esta vez aferrándose a la mano de Mew.
----- Estoy aquí, tranquila ----- Negando, la chica trató de respirar con más calma, frunciendo el ceño debido al dolor.
----- Me estoy muriendo Mew ----- Angustiado, el hombre negó ----- Lo único que yo quería era que tuviera un buen hogar, una familia estable. Y a mí lado nunca la hubiera tenido ----- Aferrándose a la mano de Mew, el dolor le hizo volver a gritar.
----- Muy bien chica el bebé está aquí. Necesito que pujes para poder sacarlo ¿Entendido? ----- Sofia asintió, y mirando a los ojos de Mew dió una profunda respiración, y soltó un fuerte y desgarrador gritó.
El el dolor cegó todos sus sentidos, y pudo sentir como algo dentro de ella se desgarraba con cada gritó que soltaba. Mew apretó su mano, ayudándole con cada respiración, y cuando pensó que todo acabaría un fuerte y claro llanto resonó a través de toda la habitación. Su cuerpo cayó laxo y sin fuerzas sobre el colchón, y una pequeña y apenas perceptible sonrisa se formó en sus labios. Lo había logrado.
----- Quiero verla ----- Una de las enfermeras la dejó sobre su regazo, haciendo que las lágrimas saltarán de sus ojos. La chiquilla apenas pelirroja gimió al verse en brazos de su madre, para después echarse a llorar con fuerza. Mew miró con lágrimas en los ojos a la hermosa pequeña de ojos claros como la miel y como su madre soltaba lágrimas de lo que a él le parecían de tristeza ----- Cárgala ----- Mew la miró un tanto confundido ante la petición, sin embargo, asintió. Con algo de dificultad tomó a la pequeña, y luego se giró para encararla ----- Prométeme que vas a cuidarla ----- Mew negó un tanto perturbado ¿Qué rayos quería decir?
----- ¿Qué estás diciendo? ----- Cerrando los ojos, Sofia repitió.
----- Prométemelo ----- Asintiendo, Mew trató de calmar a la pequeña que de pronto comenzó a llorar.
----- Lo haré. Ahora descansa ----- Sofia asintió, y tras unos segundos su respiración disminuyó, volviéndose todo de color negro.
----- ¿Sofia? ----- Entregando a la niña a las enfermeras, Mew se acercó a la chica, sintiendo como una fuerte angustia estrujaba su corazón cuando está no le respondió ----- ¿Scott, qué está pasando? ¿Por qué no responde? ----- Scott llegó corriendo hasta ella, negando cuando su dedo no sintió ningún tipo de pulso en su cuello. Mew tragó duro.
----- Ella... se fue ----- Un horrible frío le caló hasta los huesos y su corazón se terminó de estrujar al escuchar a lo lejos el llanto de la pequeña.
Con pasos temblorosos se acercó hasta su rostro, acariciando sus mejillas rojizas debido a la fuerza que había hecho, terminando por correr tras su oreja los mechones de cabello que habían caído sobre su frente. Una lágrima cayó de sus ojos sobre una de sus mejillas, brillando sobre la piel como un precioso cristal y sonriendo dejó un pequeño beso sobre su frente.
----- Me tuviste que dejar... ----- No continuó. Sus labios se cerraron, y el viento se terminó por llevar las palabras, susurrando una suave canción llena de melancolía.
La noche cayó sobre la ciudad con una pequeña llovizna que a pesar de su poca fuerza mojaba todo a su pasó. Los cristales de la ventana se empañaban con el peso de su respiración, formando el suave vaho sobre los vidrios que le devolvían su reflejo. El pequeño sonido de la máquina respiratoria le indicaba que la persona recostada en la cama mantenía su ritmo constante, formando una sintonía con el sonido de las gotas.
Sentado en el pequeño banquillo al lado de la cama, Mew dejaba pequeños besos sobre las delgadas manos, cada tanto. Esa, como todas las noches, Mew había llegado para quedarse. Scott había concedido el permiso de que dejaran la pequeña cuna con la nena al otro lado de la habitación, de manera que pudiera supervisarla.
Con delicadeza apartó los mechones ahora mitad rubios, mitad negros de su rostro, y con una melancólica sonrisa susurró:
----- Un día más. Sabes... jamás imaginé el dolor de una mujer al dar a luz a su hijo, y a pesar de que no me gusta verte en este estado... me alegro el que no hayas tenido que pasar por ese dolor ----- Una lágrima se derramó por sus mejillas ----- Yo no quería que ella muriera, tampoco que se separará de esa niña; porque muy en el fondo sabía cuánto la quería. Es una nena muy hermosa, y sé que tú también la querrás como a nuestros hijos. Por eso... ----- Su voz se quebró ----- Necesito que despiertes; que abras esos hermosos ojos y me mires con amor, que abras los ojos y puedas ver la hermosa familia que me has regalado, y por la que te estoy muy agradecido ----- No pudo continuar más.
La muralla se quebró y las lágrimas cayeron de sus ojos en un caudal de emociones. En todos esos meses había tratado de ser fuerte, seguro, de ser un muro de apoyó para sus hijas y las demás personas que también estaban sufriendo, pero al final del día... todo se rompía. Y como no hacerlo. Su corazón cada vez parecía quebrarse una y mil veces al ver a su pequeño chico en esa cama y no poder hacer nada por él.
Se sentía impotente, frustrado por no poder hacer nada, y aunque se aferrara a la esperanza de que podría despertar, el que un nuevo día pasara y no hubieran resultados lo llenaban de dolor. ¿Qué iba a hacer si Gulf no despertaba? Su vida acabaría, estaba seguro. No podría vivir sin él. Gulf se había convertido en su vida, en su razón de existir, en el oxígeno de sus pulmones. Y si se iba... no podría continuar...
Un pequeño movimiento sobre su mano le hizo abrir los ojos y mirar estupefacto, como poco a poco los dedos entre sus manos volvían a la vida y se aferraban con fuerza entre los suyos propios, formando un sólido agarre.
----- ¡¿Gulf?! ----- Como sí logrará entender sus palabras, la otra mano comenzó a moverse entre las sábanas ----- ¡Eso es bebé! Abre los ojos ----- Sintiendo la adrenalina dispararse por su cuerpo, Mew se apresuró a presionar el interruptor de alerta, sonriendo cuando los párpados comenzaron a removerse en la búsqueda de abrir los ojos ----- Eso es, mírame pequeño ----- La puerta se abrió, y Scott entró corriendo, deteniéndose de golpe cuando luego de varios intentos aquellos ojos verdes volvían a abrirse.
----- ¿En dónde estoy?
Sacando su estetoscopio scotts se acercó para poder corroborar sus signos vitales, abrió sus párpados examinando las pupilas y por último revisó su pulso, anotando todo en su libreta. Mew sonrío cuando luego de un breve escaneo al lugar, Gulf por fin clavó sus ojos en él. Su estómago se estrujo debido a los nervios, a la penetrante mirada que su chico le regalo, sin embargo, lo que lo alertó, fue el hecho de que no le regalara una sonrisa, y que sus ojos lo miraran como si no supiera quién era exactamente. Dejando sus miedos de lado, Mew se arrodilló, quedando frente a su rostro.
----- Me alegró tanto que hayas despertado ----- Se acercó de manera que sus narices quedarán juntas, después de mucho pensar pegó sus labios sobre aquellos que ahora se encontraban un tanto resecos. La presión provocó que miles de mariposas se dispararán dentro de su estómago, sin embargo, no recibió respuesta. Con algo de temor se separó de sus labios, mirando como Gulf parpadeaba confundido ----- ¿Gulf? ----- Scott detuvo lo que estaba haciendo, y clavó su atenta mirada sobre el chico, sorprendiéndose cuando esté por fin habló:
----- ¿Quién eres tú?
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