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Tras el post publicado en AboutThat, los rumores comenzaron a crecer cada vez más. Ahora, los cinco chicos eran "sospechosos" o "personas de interés" en el caso, y la gente creía que al menos uno de ellos había asesinado a Simon Kelleher. Valerie, sin embargo, se preguntaba quién había hecho la publicación si su hermano era el encargado del sitio. ¿Alguien más lo ayudaba?

Nadie en Bayview era gran admirador de Simon, ni siquiera sus propios padres, así que prácticamente todos tenían algún motivo para matarlo. Pero, claro, la culpa recaía sobre los chicos de detención que simplemente estuvieron en el lugar y momento equivocado.

Ese día, Camille había faltado a la escuela por estar enferma, lo que significaba que Valerie estaría sola. Durante el almuerzo, prefirió la soledad antes que sentarse con otros bajo miradas y preguntas extrañas.

—Oigan, tengo una idea —escuchó a Vanessa hablar detrás de ella—. Creo que alguien mató a Simon para robar su laptop, entrar a AboutThat, publicar esa confesión escalofriante y asustar a todos. —Hizo una pausa dramática—. Además, los locos disfrutan el crédito por su trabajo. Esto es un podcast de crímenes reales a punto de nacer.

—Simon exponía nuestros secretos todo el tiempo y nadie intentó matarlo —respondió TJ.

—Sí, lo sé, pero esta era una gran revelación. Solo pienso que alguien quiso crear suspenso. Apuesto a que sería bueno en ello.

—Bueno, algunas teorías que están compartiendo son increíbles —comentó Keely, la novia de Cooper.

—¿Cómo cuál? —preguntó Addy.

—Hay una que dice que Valerie lo hizo porque Simon sabía un secreto muy oscuro sobre ella. Aunque, siendo honestos, no lo veo tan imposible. Nadie la conoce del todo. —La voz de Vanessa se llenó de malicia, y Valerie molesta, se levantó de su asiento.

—¡¿Por qué no te metes en tus putos asuntos en lugar de los demás?! —gritó.

—¡Dios! ¿Qué te pasa? ¿Estás loca?

—¡Estoy sentadas atrás tuyo, perra! No soy sorda ni estúpida —respondió antes de marcharse al baño.

¿Por qué tenía que pasar esto ahora?, se preguntó.

Su mente estaba llena de preguntas sin respuesta. Sabía que su hermano no era la mejor persona, y aceptaba que lo que hacía en su página era horrible, pero morir de la manera en la que lo hizo era sucio e injusto. Tal vez Valerie no había asesinado a Simon, pero una parte de ella se sentía culpable, y no solo por eso. Últimamente, defraudar a las personas que amaba parecía haberse convertido en un hábito. La culpa no la abandonaría pronto, los errores y heridas abiertas seguían allí.

Nunca debió alejarse de Simon.

Nunca tuvo que dejarse manipular por su madre.

Y nunca debió romperle el corazón a Nate.

Estaba jodida. Realmente jodida.

—Val, ¿estás bien ahí? —llamaron desde la puerta del baño—. Soy Addy.

—Sí, descuida. En un momento salgo —dijo mientras se secaba las lágrimas y salió.

—Yo... siento mucho lo que dijo Vanessa, no estuvo bien.

—No tienes que disculparte, no es tu culpa. Ella lo dijo, no tú.

—De todos modos, quería hacerlo. Es mi amiga y eso, pero a veces puede ser...

—¿Una perra? Ya lo noté —ambas rieron—. En fin, tenemos física juntas. ¿Vamos?

—Claro —aceptó Addy.

Aunque Valerie no era fanática de física, lograba buenas calificaciones. Sin embargo, en ese momento le resultaba imposible concentrarse. Su mente volvía al día en que Simon murió y a cómo había terminado en detención. Valerie siempre seguía las reglas. Siempre apagaba su teléfono antes de entrar a clase. ¿Por qué se había encendido de repente?

—Directora Gupta, ¿puedo ayudarla en algo? —preguntó la señorita Avery.

—Sí, Addy, Valerie, ¿pueden acompañarme? —pidió, mientras los murmullos de sus compañeros se escuchaban detrás—. No quiero que pierdan clase, solo serán unos minutos.

—¿Qué sucede?

—Ella es la detective Wheeler, y necesita revisar sus casilleros —dijo, señalando a la mujer y a los demás chicos detrás de ella.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¿Tiene una orden? —preguntó Cooper.

—No la necesito, es propiedad de la escuela —respondió la detective—. Sé que esto es invasivo, y agradezco su cooperación.

—¿Está la opción de no cooperar? —bromeó Nate mientras abría su casillero.

—No entiendo. ¿Qué están buscando? —preguntó Bronwyn.

—Cualquier evidencia que nos ayude a entender lo que le pasó a Simon.

—Bronwyn, ¿tu casillero está por aquí? —preguntó Gupta.

—Sí, el de allá.

—Quiero revisar primero el de Addy —dijo Wheeler, observando cómo la chica comenzaba a ponerse nerviosa.

—¿Y si alguien plantó algo ahí para hacernos quedar mal? —dijo Addy.

—¿Qué?

—Sí, digo, ¿y si alguien metió algo para incriminarnos?

—Si no hiciste nada malo, no tienes nada que temer. Por favor, abre tu casillero —respondió Wheeler, revisando el interior—. ¿Alguien plantó este aceite de maní? —mostró el frasco.

—Es humectante. Lo uso para el cabello, piel seca y acné —explicó Addy—. Sé que esto no pudo matar a Simon. El aceite de maní debe ser prensado en frío para causar una reacción alérgica. En resumen, es una versión cara y elegante.

—¿Cómo sabes eso? —cuestionó la detective.

—Lo vi en un canal de cocina.

—Tal vez no debiste decir eso —murmuró Nate.

—Compararé esto con las muestras que tenemos de la biblioteca —informó Wheeler.

Maldición.

🩸⛓

Sí, lo que encontraron en el casillero de Addy era extraño, lo que la convertía en la sospechosa número uno. Sin embargo, Valerie estaba segura de que ella no había asesinado a su hermano. ¿Por qué? Adelaide Prentiss era incapaz de matar una mosca. No importaba lo que encontraran, ella no podría estar involucrada. Hasta ahora, la muerte de Simon Kelleher seguía siendo un misterio.

—Creo que uno de ustedes tomó la computadora de Simon. Si es así, lo descubriremos pronto —dijo la detective—. Sé que pudo haber una buena razón para hacerlo, pero díganlo ahora. Si lo ocultaron y mintieron después de darles la oportunidad de declarar, no tengo que explicarles qué pensará el juez, ¿verdad? —añadió, mirando a Rojas—. ¿Tienes algo que decir?

—Sí. ¿Por qué hablamos de la computadora cuando ya encontraron el aceite entre las cosas de Addy? —respondió él.

—Es un humectante. ¿No sabes que algunas personas invierten en productos de cuidado personal? —se defendió Addy.

—Quiero ayudarlos. Esto es grave. ¿Por qué creen que estoy aquí y no la oficial Miller? Soy detective de homicidios; esto es una investigación de asesinato.

—¿Qué? —preguntaron al unísono.

—Encontraron aceite de maní en su vaso y solo en su vaso. También hallaron residuos de cápsulas. Alguien puso aceite de maní en una cápsula y lo mezcló con el agua de Simon. Eso ocurrió en el salón, en el momento en que su maestra los dejó solos. Nadie más entró o salió. Solo ustedes cinco estuvieron ahí.

—¿Qué quiere decir con eso, detective? —preguntó Bronwyn.

—No lo sé. ¿Hay algo que me estén ocultando? —respondió Wheeler, seria.

Ahora Valerie estaba más jodida que antes. ¿La detective sospechaba que ella había matado a su propio hermano? ¿Cómo se atrevía? Esa mujer no sabía nada de Simon ni de lo que pasaba en su familia. Estar en casa era un maldito infierno que se repetía sin cesar.

Entre tantas preguntas, solo tenía una respuesta clara: cuando todo esto terminara, todo se iría al carajo.

—Dios, esa mujer debe haberse caído de cabeza —comentó Camille por teléfono.

—Apuesto que sí. Es una locura. Todo esto es una locura. Hace unos días todo estaba bien y ahora todo se desborda —respondió Valerie.

—Tranquila, ¿sí? Pronto mejorará.

—Eso espero —suspiró Valerie—. ¿Cómo te sientes ahora?

—Mejor que hace unas horas. Lo único bueno de estar enferma es que mis padres finalmente me prestaron atención. Hasta prometieron comprarme helado cuando mejore —rió.

—Bueno, entonces tendrás que invitarme un poco —rió Valerie también.

—Valerie, tu padre y yo queremos hablar contigo —interrumpió su madre desde la puerta.

—Oye, Mills, te llamo después. Mis padres me necesitan.

—Seguro. Suerte —respondió Camille antes de cortar.

Si sus padres querían hablar con ella, eso significaba que algo iba mal. Y últimamente, las cosas no iban del todo bien.

—Siéntate —ordenó su madre.

—¿Qué sucedió?

—¿Que qué sucedió? ¡Todo está mal, Valerie! —exclamó su madre, mientras su padre intentaba calmarla—. La gente está hablando, y sabes que eso no es bueno para nosotros.

—¡Simon murió, madre! Y lo único que te importa es lo que opinan los demás.

—Val, solo queremos hablar contigo sin llegar a extremos —intervino su padre.

—No soy yo quien empezó a gritar.

—Tienes razón. Lo siento, cariño. Toda esta situación nos ha vuelto un poco locos —se disculpó la mujer.

—Hablamos con la directora y decidimos contratar a un abogado para que te guíe en este proceso.

—A partir de ahora, cualquier cosa que digas quedará entre nosotros y el abogado. No podemos permitir que los medios dañen más nuestra reputación. No sería bueno para las próximas elecciones.

—¿De verdad todo esto se trata de su reputación? ¿Es lo único que les importa?

—Déjanos terminar —intervino su madre—. Mañana será el funeral. Ya avisamos a todos los conocidos y socios. Te necesitamos aquí, y no está en discusión.

—Bien, pero esta noche la pasaré en casa de Camille.

—De acuerdo. Solo no nos falles. Dependemos de ti.

A la mierda el caso, el funeral y sus padres, el contagiarse por la gripe de su amiga era el menor de sus problemas.

Valerie estaba cansada de ese mundo de lujos. Solo quería al curso anterior, cuando por primera vez se sintió importante para alguien. Sin embargo, gracias a su madre, arruinó lo único que la hacía feliz. Si pudiera regresar en el tiempo y cambiar lo que hizo, lo haría. Ahora no podía hacer nada para remediarlo.

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