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Una vez que todos salieron del lugar, se encontraban subiendo al gran auto que los llevaría. Asientos delanteros se encontraban HoSeok al volante, YoonGi de copiloto y detrás de la camioneta estaban JungKook, JiMin y TaeHyung, dejando en los últimos puestos a NamJoon, María y YunHo.
—Insisto, no hace falta que vengan. —dijo YoonGi.
—¿Y perderme su encuentro? ¡Por favor! Quiero chillar de la emoción. —dijo María riendo. —Además, quiero ver la reacción de otra persona... —rozó el cuello de JiMin haciendo que este rodara los ojos.
—¿A final cuál era el plan? —preguntó JungKook rascándose la nuca.
NamJoon le pegó en la nuca haciendo que este gimiera del dolor.
—No escuché. Solo presté atención en cuidarle el culo a JiMin. —dijo acariciándose la nuca.
JiMin arrugó el ceño y lo miró.
—¿Y por qué me van a cuidar a mí? —cuestionó este.
—Por la simple razón de que es primera vez que vas a un lugar como este y podrías terminar muerto. —le respondió YoonGi pasándose una mano por el cabello rubio.
El pelinegro levantó las cejas sorprendido y soltó una carcajada irónica.
—¿Por qué tanto al pendiente de mí, Min? —su voz era melosa.
YoonGi se acomodó en el asiento del copiloto y miró hacia los asientos traseros en los que JiMin estaba. El pelinegro se mordió el labio inferior cuando sus ojos se encontraron.
—No es estar al tanto de ti, JiMin. Es...
—¿Es? —le cortó JiMin y se lamió los labios provocándolo.
El rubio tragó duro y decidió apartar la mirada del rostro de JiMin. El pelinegro rio. Lo había atrapado.
—Es... —hizo una pausa. —... el... maldito hecho de que alguien quiera matarte al verte conmigo.
—¡No me digas! —se burló el pelinegro. —¿Estamos hablando de SeokJin? —JiMin se peinó el cabello hacia atrás y se acercó a YoonGi con una sonrisa lujuriosa. —Pregúntame si me importa. —susurró muy cerca de su rostro haciendo que el rubio se lamiera los labios. —No me interesa quien mierda quiera matarme... Yo soy voy porque ustedes me obligaron.
—Entonces vete. ¿Qué mierda haces aquí? —preguntó el rubio haciendo que JiMin sonriera más grande.
—Porque quiero ver el espectáculo del que todos hablan. Su reencuentro. ¿Qué habrá además de sangre y alcohol? ¿Sexo? —JiMin acercó más su rostro al de YoonGi y rozó sus labios con los de él. —Que divertido suena eso... —dicho eso se alejó y se volvió a acomodar en su asiento en medio de TaeHyung y JungKook.
—¡Nos vamos! —anunció HoSeok encendiendo el motor del auto.
YoonGi le dio una mirada asesina a JiMin y regresó a su postura anterior, mirando hacia enfrente.
—Se hacen apuestas a ver quién se termina cogiendo a quien. —habló JungKook. —¿Por qué no tienen sexo y ya está? Dejen de ser los rogados.
—JungKook, una palabra más y el de traje azul termina en las cuerdas de HoSeok. —dijo YoonGi en tono frio.
—¡Oye! ¿Y yo por qué? —se quejó TaeHyung.
—No suena mala idea... —murmuró HoSeok ante el volante mientras reía.
Cuando el auto se movió saliendo a la carretera, este se sumergió en un horrible silencio mientras se dirigían al lugar previsto. Mientras estos se encontraban en silencio por la parte de enfrente, en los asientos traseros se encontraba NamJoon hablando con María y YunHo, mientras que JungKook le había pedido a JiMin cambiar de puesto para molestar un poco a TaeHyung.
—Entonces... ¿Aceptas ser mi cita esta noche? —le susurró JungKook al castaño. TaeHyung hizo una mueca y miró por la ventana. —¿En serio te estás haciendo el difícil conmigo?
—No quiero nada contigo. —respondió TaeHyung.
—Pero... Si solo te pedí ser mi cita hoy, no he pedido más nada. —hizo puchero. —Bueno, no todavía. —sonrió haciendo que TaeHyung rodara los ojos. —Anda, no seas malo. Sé mi cita, ¿Si?
—¿Quieres hablar de negocios, Jeon? —dijo TaeHyung mirándolo ahora.
—Me interesa el rumbo que tomara esta conversación. —dijo JungKook desabrochándose el saco. —Habla, corazón.
—Primero, no me llames así. —el pelirrojo rio. —Segundo, si acepto ser tu cita esta noche debes cumplir con lo que te diré.
—Sí, sí. Habla rápido que me estoy emocionando.
—Me llevarás a casa una vez que termine esta fiesta. —JungKook puso una expresión triste al escucharlo.
—¿Tan rápido te quieres separar de mí? Recién estamos comenzando...
—¡¿Comenzando qué?! —levantó un poco la voz.
—A encariñarnos. Todo iba bien y ya tú me quieres dejar. —volvió a hacer una cara triste haciendo que el castaño lo mirara raro.
—¿Estás bien de la cabeza? Oh, verdad que todo aquí son unos dementes. —rio irónicamente. —¿Lo harás? —se puso serio asustando a JungKook.
—Pero... no me mires así...
—JungKook.
—Pero... ¿Unos días más?
—¿Qué mierda contigo? Nunca me hablaste en la universidad, siempre pasabas por mi lado. Era invisible para ti y siempre me tropezabas, nunca te disculpaste. Y ahora quieres que finja ser tu cita, coqueteas conmigo, te haces el amable. ¿Qué te pasa?
—Admito que disfrutaba tropezarte. Tu expresión siempre fue satisfactoria. —sonrió JungKook. —No te hablaba por el hecho de que vivo con gente extraña, incluyéndome. Quería evitar hacer cosas como las amistades y que terminarán asesinadas solo porque soy a un maldito a quien buscan por culpa de su padre. —sus ojos se encontraron. —Pero eso nunca me quitó las ganas de intercambiar palabras contigo... —se mordió el labio. —Y hasta tal vez... —se acercó un poco al rostro del castaño sintiendo la tensión apoderarse de los dos. TaeHyung se quedó estático sintiendo su corazón latir a una fuerte velocidad sintiendo la cercanía de JungKook cada vez más precisa.
Entonces una mano se colocó encima de los labios del pelirrojo evitando que se lograra un beso. El pelirrojo sorprendido al ver que la mano se trata de TaeHyung, se alejó un poco.
—Ni pienses que con lo que dices me dejaré besar de ti. —le dijo.
—Y... casi. —se frotó la sien. —De acuerdo, te llevaré a tu casa.
—Júralo. —dijo TaeHyung haciendo que JungKook rodara los ojos y suspirara.
—Sí, sí. Lo juro.
El castaño sonrió un poco y miró por la ventana. Apoyó la frente en la ventana mirando hacia la carretera, pero la piel se le erizó cuando sintió algo cálido y húmedo en su cuello.
—Si no son tus labios... —susurró JungKook subiendo a la oreja del castaño haciéndolo respirar con dificultad. —Tendrá que ser tu cuerpo... —la respiración del pelirrojo se hizo más fuerte y se pegó más al cuerpo del castaño poniéndolo nervioso. —Eres mi cita esta noche, ese era el negocio. Recuérdalo.
Pido perdón, mientras escribía escuchaba música jot.
Se viene lo bueno.
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