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Angeline

—¿Ya sabes que usaras en la fiesta? — Luna caminaba conmigo, mientras dejaba algunos libros en las estanterias de la biblioteca. 

—Aún no, la verdad no tengo mucjos animos de ir, solo iré por que mi hermano me invito. Es su forma de pedir perdón.  

—No sabía que habían peleado. ¿Sucedio algo? — apoyo su mano en mi hombro, mirandome con atención.

—Tranquila, solo peleas de hermanos. — sonreí.

Acomode el último libro en la repisa, acomode la correa de mi bolso sobre mi hombro, para posteriormente salir de la biblioteca, directo al gran comedor para cenar algo. 

—Hemos notado cierta tristeza en ti. Nos preocupas. — trenzaba su largaba cabellera, dando ligeros saltos mientras caminaba. 

—¿Hemos?

—Cho, Neville e incluso Harry y los otros. — se detuvo a mitad de camino, doblando el paso a mi dirección.  Sus ojos me miraban de arriba abajo con demasiada curiosidad. — ¿Estas embarazada?

—¿Qué? —grite entre carcajadas, sintiendo mis mejillas arder ante su pregunta absurda. — ¡Por Merlín! Luna ¿Por qué crees eso? — la tome del brazo, caminando a prisa lejos de las miradas confusas de mis compañeros. 

—Solo preguntaba, es que, solo quieres dormir, te he escuchado vomitar algunas noches. — pude ver preocupación, algo tan notorio  y diferente para alguien como ella. 

—Luna estoy bien, es solo...bueno...

—¡Hey! — Neville se acercó a prisa hacía nosotras. Luna sonrió y yo disimule un poco mi incomodidad. — Angeline, te estuve buscando.

—¿Pasa algo?

—Sí, bueno quería mostrarte algo. — del bolsillo de su túnica saco una fotografía —  ¿Recuerdas que dijiste que tu madre perteneció a la orden del fenix?

Pensé unos instantes ante de responder algo. Ahora el hablar de mi madre me era muy raro, tal vez porque ni si quiera estaba segura de que lo que recordara de ella fuera verdad, es un presentimiento extraño. 

—No lo se ¿sabes? He tenido recuerdos muy vagos de ella, ya no se que es verdad y que no...—Agache la mirada. 

—Demetria ¿no es así? — Escucharlo pronunciar el nombre de mi madre me causo intriga por lo que diría. —  Mi abuela me mostro unas fotos de mis padres este verano. Y pude reconocer a alguien. — me enseño la fotografía, sintiendo un gran vacío en el estomago y una presión fuerte en mi pecho. Era la madre de Neville y mi madre cuando eran estudiantes aquí en el colegio.

—Es hermosa, identica a ti Angeline. — comento Luna.

—Cuando le dije a la abuela que tu eras mi amiga y ella era tu madre. Me dejó conservar la foto, pero yo quiero obsequiartela. — me tendió la fotografía.

—No, no Neville.  Esto es tuyo es de tu familia, no puedo aceptarlo.

—Claro que si, Angeline. Yo tengo a mamá, se que quizás no sepa ni quien soy...pero esta conmigo, y tengo un sin fin de fotografías de mis padres. Y yo quiero que recuerdes a tu madre de esta forma. Por favor, aceptala es un regalo...por ser mi mejor amiga.
Tome la fotografía con tantas dudas. Sintiendome culpable por todos los secretos que he guardado, mire a Neville con su gran sonrisa y luego a Luna, dos personas que han sido los únicos amigos sinceros que he tenido en toda mi vida. El gesto de Neville fue el más tierno que he podido tener, pero se que no lo merezco, eso aumenta la carga de culpa que cuelga en mis hombros.

— Gracias Neville...— Trataba de que la culpa no borrara mi sonrisa.

— ¿Van a cenar? 

— Yo creo que paso, estudiaré un poco en la habitación, tengo que aprobar hechizos. — me excuse, antes de que insistieran en que fuera con ellos. 

— Angeline...¿Estas bien? — Neville buscaba mi mirada, más la mantenía fija en el suelo. 

— Sí, solo...lo siento chicos, nos vemos después.  — me aleje casi corriendo.

Era una lucha por retener mis sentimientos, no podía ponerme a llorar en medio de tantos compañeros.  Sentía que no alcanzaría a llegar a mi habitación, por más que apresuraba mis pasos. Mis emociones ya no se podían esconder, tanto estrés, tanto miedo e incertidumbre crecían a prisa.No pude esperar a llegar, me metí al baño de niñas, y me encerre en el primer cubículo que vi libre, sin importarme en si alguien estuviese escuchando.  Me sente en el retrete y tome la foto con ambas manos, viendo como mis lágrimas se deslizaban por la vieja imagen.

Eran dos emociones fuertes que chocaban y peleaban por salir de mi. La alegría de ver a mamá siendo una estudiante como yo, disfrutando de su año de colegio con quien consideraba su mejor amiga, tan feliz, tan llena de vida...ella no merecía el final que recibió, todo por mi culpa de mi padre.  

¿Qué haría Neville si supiera que soy la hija de quien traiciono a su familia? 

El temor de una reacción de su parte me causo nauseas. Logré sacar todos mis sentimientos como últimamente lo he hecho, sacaba todo el asco que llevaba por dentro, todo el odio que sentía por mi. Un dolor punzante en mi frente me mareo un poco, tiré de la llave, recogí mis cosas guardando la fotografía en mi mochila. 

Enjuague mi boca, limpiando bien mis labios. Mire en mi reflejo todo y nada...miraba todo el odio que sentía por mi, y toda culpa por tener que cumplir con una misión que no deseaba. 

Acomode mi uniforme, mi cabello y baje bien las mangas de mi camisa. Tenía que salir y dar la mejor cara que podía, seguir fingiendo que soy la misma, puede que lo sea, solo que ahora soy una marioneta.

Fue otra semana pesada, solo faltaba ir a la cena de navidad, no quería pero se lo había prometido a Alarick.

Me puse un vestido corto en color blanco con pequeños olanes en las mangas. 

— ¿No quieres que te maquille, Luna? — le pregunte mientras me perfumaba un poco.

— Gracias, pero me siento bien así, aunque quizás...un labial discreto no vendría mal. 

— Claro, puedes escoger el que quieras. — le entregue mi pequeño neceser con maquillaje.  

Por mi parte yo maquille en tonos plateados haciendo que mis ojos resaltaran. Estaba lista, más algo sentía que faltaba, revise detenidamente cada detalle de mi ropa, maquillaje y mi peinado, deje mi cabello suelto más no quería que se viera solo.

— ¿Por qué no usas tu tiara?— agregó Cho, ayudando a Luna a escoger un labial. — eso le daría un toque hermoso.

Camine hasta el baúl de mi cama y busque entre todas mis cosas hasta encontrar aquella hermosa tiara que Draco me había obsequiado hace un año. La aprecie unos segundos, recordando la compañia de Draco, aquella en la que me mostraba a alguien amigable, tierno...humano. La otra cara de Draco. 

Acomode la tiara con cuidado, retocando un poco mis ondas de cabello. Mire a traves del reflejo del espejo a mis compañeras, ambas entretenidas en su busqueda del labial perfecto, me quite entonces la bata de seda que estaba usando para no ensuciar mi vestido de maquillaje, colocandome rápido unos guantes blancos y largos, para que me cubriesen bien. 
— ¿Lista? 

— Se ven hermosas. — nos dijo Cho. — diviertanse. 

No tardamos en encontarnos con los chicos. Al ver a Alarick me quede impresionada del gran parecido con Ares. Traía puesto unos pantalones negros, camisa del mismo tono y un saco verde esmeralda de terciopelo que rompía con esos coleres, su cabellera estaba perfectamente peinada hacía atras, sujeta con un listón verde.

— Wow...Angeline, luces bella. Igual tu Luna. — me sonrió Potter, adelantandose con mi amiga. 

— De verdad te ves hermosa. — mi hermano me extendió su brazo, y yo lo tome entrelazandolo. —  Te ves mucho mejor de lo que me dicen....

— ¿De qué hablas?

— Tus amigos se preocupan demasiado. — entendi entonces que Luna o Neville le habían comentado de lo sucedido apenas, tal vez, incluso Luna le dijo de las veces que me escuchaba mal.

— Solo es presión..

— Bueno, hoy olvidala un poco ¿Si? — me guiño un ojo. 

El salón estaba lleno de estudiantes y algunos profesores, meseros ofreciendo bocadillos y bebidas. La decoración constaba de globos con luz en el techo y telas doradas colgando alrededor.

— ¡Oh Potter! ¡Edevane! Adelante, adelante. — nos invito con mucha alegría Horace- Potter, Lovegood una foto. — El flash cegó a estos y luego se acerco a nosotros — Vaya señorita Edevane por un momento creí estar viendo a la misma Demetria, joven Edevane no había notado lo bien parecido que es, Vamos, una foto también. Yo en medio. — se acerco bastante entusiasta.

El flash nos cego. Mientras que el profesor se iba con más estudiantes. Cuando mi visión volvió a la normalidad de nueva cuenta todas las miradas estaban sobre nosotros, desde alumnos y profesores, sentirme observada me estaba poniendo incomoda y me aferra de inmediato al brazo de mi hermano.

— ¡Edevane! Wow...te vez bien Angeline más que bien diría yo. — se nos acerco Zabini.

— ¡Cierra la boca!. — mascullo Alarick —  ¿con quién viniste?

— Con tu querida novia. 

— ¿LA ARAÑA ESTA AQUI?

— Edevane no tienes una voz muy celestial que digamos  — se burlo Blaise — y si te refieres a Parkinson, si. Si esta aquí, seguramente este buscando a Edevane. — ahogo una risa mientras bebía de su vaso.

— ¿De dónde sacaste eso?

— De la mesa se bebidas ¿De dónde  más Edevane? ¡Duh! — tras su mala broma, Blaise se fue.

— ¿Quieres algo de beber?

— ¡Duh! Pues claro, Edevane.

— Que graciosa, ya vuelvo. Ojalá no este tu ocupadita por ahí.  

— ¿Bocadillo? — Neville se acerco hasta a mi con una charola de bocadillos.

— Neville. ¡Mírate!

— Por favor no te burles. Es mejor esto que estar repartiendo toallas en el baño. Por cierto, te vez muy bien. ¿Te sientes mejor?

— Gracias y si...sobre eso...lamento haberme ido esa vez así, solo que no esperaba algo como eso, muchas gracias por el detalle, Neville. 

— No hay de que, Angeline. De verdad no hay problema y me alegra que te gustara. — me sonrio. — Ah, ahí viene tu hermano. — señalo, mi hermano se acercaba con un vaso en cada mano.

— ¡ALARICK! — Parkinson salió detrás de las cortinas corriendo contra el, lo abrazo tan fuerte y repentinamente que mi hermano por accidente derramo las bebidas sobre su vestido. — ¡PEDAZO DE...IDIOTA! ¡AHHH!

Las risas no se hicieron esperar y una Parkinson furiosa y avergonzada se alejo de aquí. 

— Si que es lo mejor de la noche. —empecé a reír acercandome a mi hermano asustado y confundido. 

— De verdad fue accidente. — le ayude a limpiar su saco de algunas salpicaduras del ponche y otro escandalo nos llamo la atención. 

Era Draco siendo empujando por Flich, se había colado a la fiesta y había sido descubierto, Snape llegó, sin tener idea de donde apareció, se llevo a Draco, haciendo que el profesor Horace hiciera como si nada hubiese pasado. 

Alarick y yo nos miramos, Harry paso justo a nuestro lado y sabíamos que intentaría averiguar que pasaba con Draco, así que fuimos tras de el para intentar distraerlo, Draco y Snape estaban en el pasillo discutiendo y Harry escuchaba escondido detrás de unos pilares, Alarick se acercó a el para distraerlo y que no escuchara algo que no debiese, claro que Harry intento deshacerse de mi hermano, pero Alarick se lo llevo de regresó a la fiesta casi a rastras, iba hacer lo mismo, más  preferí acercarme a Draco.

— Yo jure protegerte. Hice el juramento inquebrantable. — Snape, lo tenía arrinconado contra la pared, sosteniendolo de su saco.

— Disculpen...— me acerque nerviosa, sintiendo las pesadas miradas de ambos. — Lamento ser entrometida pero...

— ¿Lo lamentas Edevane? — Snape solto a Draco. — Su padre era igual de indiscreto, siempre entrometiendose donde no lo llaman.

— Bueno, de no haberme entrometido, puede que Potter los hubiese escuchado.

— ¡Vaya! Nos a salvado de algo tan catastrófico.  — Snape se retiró con su gran arrogancia.

Draco me dio una última mirada rápida de pies a cabeza y se giro para continuar su camino. 

— Draco... — Unas risas me hicieron regresar a ver a mi espalda eran algunos estudiantes que salían de la fiesta de Horace. Tome de la mano a Draco y empecé a caminar a duras penas con el hasta llegar a la torre de astronomía.

El frío se sentía más aquí en este momento hubiera deseado traer un suéter o abrigo. La noche pese a las circunstancias era bonita con tanta nieve que caía y nos regalaba una linda postal nocturna.

— ¿Qué hacemos aquí? — pregunto  fastidiado recargándose en la pared.

— ¿Por qué no entiendes que solo quiero apoyarte? ¿Por qué lo pones tan difícil? ¿El miedo te esta cegando tanto?

— ¿Miedo? Por favor...

— No esta mal tener miedo. Yo también lo tengo, temo por ti, por mi hermano...tenemos mucho que perder.

— No generalices Edevane. Yo tengo que perder ¿pero tu? ¡ja! — se estaba volviendo a comportar como la primera vez que lo conocí. Metió sus manos en el bolsillo de su pantalón y empezó a caminar hasta mi – Yo tengo todo que perder, a mis padres, mi vida...¿y tu? Si tu hermano o tu mueren nadie lo lamentara porque no tienen más nadie. Tu abuela esta haciendo su vida sin si quiera recordarlos, su madre esta muerta y tu padre...apenas y lo recordaste y ahora que sabes quien es lo odias. ¡No tienes nada! ¡No tienes a nadie! ¡Estas completamente sola! Así que no sentimos lo mismo, ni mucho menos. Tenemos que perder.

Cada palabra de Draco fue un puñal que me atravesaba. En parte el tenía razón, no teníamos más a nadie pero la manera en como lo dijo fue lo que me dolió.

— Se que dices esto porque el miedo... — esperaba creerme mis propias palabras.

— El miedo solo es superficial, Angeline.

— Draco...— mi voz se entrecorto — ¿qué tan vacío debes estar para decir eso? ¿Qué tan podrido de amor estas? Tal vez tienes razón — limpie rápido una lagrima de mi mejilla. — tu tienes todo que perder una familia y más pero yo...— puse mi frente en alto. —  Tengo mucho amor que perder...

Draco borro esa mirada arrogante de su rostro y simplemente lo pase de largo para irme de ahí. No soporte más sus palabras ni su arrogancia.

Quería regresar y abrazarlo y demostrarle que no estaba solo en esto pero no, había herido mi interior. Me había herido demasiado por alguna u otra razón.

Antes de bajar las escaleras comence a sentir un fuerte mareo que casi me hace caer. Me sostuve del pilar, pero aún así todo me daba vueltas.

—¿Edevane? — escuché a Draco a mis espaldas, su voz era más suave. — Angeline...te sientes...¡Angeline!

Antes de que mis piernas dejaran de responder y cayera de espaldas, Draco alcanzó a sostenerme, sentandose en la orilla del escalón con mi cuerpo entre sus piernas.

— Angeline, ¿Me oyes? ¿Estas bien?

Quería contestarle, pero la pesades de mis ojos me lo impidió.

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