Los días pasaron rápidamente y ya estábamos arreglándonos para ir a la Velada

—¿Estás segura que así me veo bien?.— cuestionó mirándome

Me estaba mostrando su atuendo, se veía increíblemente guapo, tan solo tenerlo tan cerca de mí en este momento me hacía sonreír

—Te ves chueco.— me burlé, no solía decirle cosas lindas cuando me preguntaba como se veía

—Tú y el pendejo del Valdomero me tienen harto con esa mamada.— dijo caminando hacia un espejo para arreglar su camisa —Ya suéltenme.—

Reí, desde que llegamos a España habíamos estado muy cerca de Osvaldo y su novia, era divertido tener algo así como "citas dobles", además aprovechaba para tener con quien tirarle hate a mi novio

—Realmente nos preocupamos por ti, después del golpe de Ronny se te hinchó un poco la cara.— dije y él negó —De hecho aún te ves raro.—

—No se preocuparon, solo aprovecharon para burlarse más.— añadió, quizás tenía un poco de razón

—Te ves lindo cuando me llevas la contraria.— sonreí acercándome a él, cambiar de tema siempre era fácil

—Tú te ves linda pensando que no me sé tus intenciones.— siguió sonriendo un poco —¿Ya estás lista para irnos?.—

—Yo nací lista.— respondí

Mi atuendo no era muy extravagante o algo que llamara la atención, realmente me sentía muy simple, después de todo hoy toda la atención estaría puesta en mi novio

—Creo que te ves hermosa.— sonrió tomando mi mano, su sonrisa se veía tan genuina —Pero yo aún tengo dudas de mi vestuario, ¿no piensas que debería ponerme algún otro accesorio?.—

Sonreí un poco y lo solté para simplemente señalárme, él me miró confundido

—Yo soy el accesorio que te falta.— dije riendo un poco —Pensé que las pulseras que ambos llevamos serían suficiente, pero ahora que te veo así creo que yo soy lo que necesitas. Estaré a tu lado hoy y siempre, pero hoy necesitas soporte para sentir que todo esta bien, sé que estas nervioso así que llévame contigo como si fuera un llaverito o como si fuera algo que te consuela, así cuando me mires sabrás que no hay que temer, tu combate saldrá muy bien.—

No era muy buena con las palabras, pero por él me esforzaba en sacar buenos monólogos, quería que supiera que mientras estuviéramos juntos no tendría que sentir que algo podría salir mal

—¿Serás mi llavero?.— cuestionó con una sonrisa burlona, yo asentí sin dudarlo, escuché su risa —¿Puedo guardarte en mi bolsillo y llevarte a donde quiera?.—

—Tampoco funciona así.— dije obvia y me abrazó

Sentía que estaba tenso. Los últimos días había aprovechado para entrenar muy duro, tanto que solía llegar tarde a la habitación, claramente yo lo acompañaba, pero incluso regresaba antes a dormir y él esperaba a que el gimnasio cerrara

—¿Y si pierdo?.— cuestionó sin soltarme

—No pasará eso.— lo animé —Tu combate será muy complicado, no solo pelearás contra uno, sé que te irá bien, pero si dudas un segundo solo recuerda que estarás dando el 200% más que cualquier otro.—

Se alejó un poco del abrazo y simplemente me miró

—Tenemos que irnos.— dijo sonriendo —Te amo mi hermosa Roma, gracias por todo tu apoyo.—

Tomé su mano de nuevo y lo miré conservando una sonrisa

—Te prometo que toda mi vida te apoyaré.— aseguré —No importa si llueve o truena, estaré cuando me necesites.—

No dijo nada más, pero percibí que su ánimo cambió totalmente, era como si ahora estuviera más confiado

Salimos de la habitación y durante el trayecto al vestíbulo del hotel nos encontramos a bastantes de sus amigos

—¿Nos vamos juntos?.— cuestionó Juan, él venía con Ari, Rivers, Producción, Ama y Filis —Rentamos una camioneta para que nos lleve, solo falta esperar a que baje el Mariana.—

—¿Y si cabemos todos en una camioneta?.— cuestioné —Seríamos 10 personas.—

—La camioneta es grande.— aseguró Ama con una sonrisa —Te preocupas demasiado morra.—

Decidí tener fé y simplemente asentí quedándome tranquila, al menos ya teníamos asegurado el transporte

Después de unos minutos bajó Osvaldo con su novia, esa fue la señal para salir del hotel, la camioneta ya nos estaba esperando

Cuando empezaron a acomodarse notaron que yo tenía razón, nos faltaba espacio para que todos entrábamos bien en el vehículo

—Cabemos solo 9.— calculó Rivers

—Chin chan pu, así vemos quien se va caminando.— propuso Ari

—O de una vez, que se vaya caminando Osvaldo, tiene las piernas más largas, llega más rápido.— propuso mi novio

—Mejor tú wey.— se defendió el Mariana —Vete sentado en las piernas del Filis, ¿no que se quieren mucho?.—

La discusión duró bastantes minutos hasta que al final yo iba sentada en las piernas de mi novio y Ari en las de su esposo para ahorrar más espacio

—¿Saben algo del Roier?.— cuestionó Rivers y fue imposible no girar mi atención hacia ella

—Dijo que llegaría directo al estadio.— respondió Osvaldo

Miré de reojo a mi novio, él mantenía la mirada en otro lado, como si no le importara saber sobre su amigo... y eso me hacía sentir culpable