014; 𝐃𝐄𝐃𝐈𝐂𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍
PERFECT CHANGE — Jaden Walton.
014; ¡DEDICATORIA!
SALÍ DE CASA a las siete y media como era de costumbre. El frío del otoño por las mañana cada vez era más presente, y por ello debía vestir más abrigada. Aquel día porté un chaquetón blanco y unos vaqueros negros, con unas botas del mismo color que estos últimos.
—Sht.— un sonido me llamó la atención frenándome de andar.
Me giré y vi a un moreno apoyado en su coche mirándome de brazos cruzados.
—Buenos días.— saludé yo con una suave sonrisa metiendo mis manos en mis bolsillos, para así calentarlas.
Él levantó su mentón. —Buenos días. ¿Quieres que te lleve, nueva? Hace frío.
Me estaba ofreciendo llevarme en coche al instituto, o al menos así entendía yo.
—No, te preocupes. Me gusta ir andando. Buford es precioso.— halagué.
—Sí, ¿pero piensas andar con el frío que hace?— me preguntó. —Vamos, yo te llevo.
—¿Desde cuándo sabes conducir?— cuestioné ahora yo algo extrañada. —Nunca te escuché hablar sobre sacarte el carnet.
—No, me lo saqué hace unas semanas. Lo que pasa es que pensaba llevarlo hoy y darles una sorpresa a mis amigos, ya sabes.— me explicó.
Yo asentí entendiéndolo.
—Javon suspendió dos veces el carnet y dentro de unos días vuelve a hacer el examen. Yo lo saqué a la primera, pero no deberían haberme dado el carnet, no voy a mentir.— comentó divertido el joven.
Yo reí ante lo que había dicho. —Ahora sí que no me subo.
—Ay, vamos, que era broma.— replico haciéndome cambiar de opinión.
Caminé hasta su auto, era bastante grande. Se notaba bastante que tenían dinero, aunque eso fuese algo obvio.
—Pedazo de carro.— elogié examinándolo. —Y encima un Chevrolet, un buen modelo, no lo voy a negar.
Él sonrió de lado. —Hombre, un Chevrolet... ¿te gustan los coches?
Me preguntó mientras nos montábamos en el suyo, yo de copiloto. Debo decir que me sentí muy especial al hacer aquello.
—Bueno, no me apasionan; pero sí me gustan.
—Oh, no tenía ni idea.— respondió él poniendo en marcha el auto. —Ahora ya sé algo más sobre ti.
Sonreí como una tonta al escucharlo. Maddie, deberías relajarte un poquito, ¿no crees? ¡No! ¡Me iba a llevar al instituto, es normal que esté así!
Pasaron varios segundos y el moreno prendió la radio. —¿Te gusta Tupac?
—Sí, no me desagrada.— respondí ladeando mi cabeza algo dudosa.
Jaden levantó una ceja confundido. —¿No te desagrada? Tupac es lo mejor que hay, nueva.
Giró hacia la derecha suavemente, verlo concentrado en la carretera era algo que yo pagaría por ver todos los días.
—Claro que no. Siento decirlo, pero hay muchos mejores que Tupac.— comenté tranquila.
—¿Estás de broma, no?— al ver que negué el volvió a hablar. —A ver, entonces, ¿quién es mejor que Tupac según tú?
—Aunque no sean el mismo género de música, hay bastantes. Harry Styles, Ariana Grande, Lana del Rey, y por supuesto mi Dios The Weeknd, ¿quieres que siga?— le pregunté arrogante con una sonrisa en mi rostro.
El joven me miró con cara de asco. —No, no sigas. Me da igual lo que digas, Tupac siempre será el mejor de todos.
—No, no y no.— canté divertida tratando de que se enfadara.
—Sí, sí, sí.— imitó él cantando también. —Tupac es lo mejor que hay, y si no piensas lo mismo no me hables.
Reí divertida pero pronto adapté una seria postura. —Está bien, pues entonces no te hablo.
Llegamos al instituto. Bien sabía que el comentario último de Jaden había sido una completa broma, pero pensé en devolvérsela haciendo como que me la había tomado en serio.
—¿Qué clase tienes ahora?— me preguntó mientras nos bajábamos del coche.
Había un grupo de chicas que estaban apoyadas en una pared cerca de nosotros; estas no tardaron en empezar a hablar entre ellas mientras nos señalaban descaradamente. La curiosidad por saber qué decían me invadía.
—Madeleine.— me llamó Jaden sacándome de mis pensamientos. —¿Qué clase tienes ahora?
Guarde silencio mientras agarraba mi mochila y me alejaba de él andando.
—¡Eh!— me gritó posicionándose a mi lado. —Contéstame.
Hice una mueca de confusión, por lo que él siguió hablándome.
—Te he preguntado dos veces que qué clase tienes ahora.— me repitió cuando se dio cuenta de algo. —No me estás hablando, ¿no será por lo de Tupac y The Weeknd no?
Encogí mis hombros dándole a entender realmente de que sí era sobre eso.
—Por Dios, eres peor que una niña.— rió haciéndome poner una cara que emanaba molestia. —¿Qué tengo que hacer para que me vuelvas a hablar?
Estuve pensativa unos segundos y se me ocurrió una fantástica idea para aumentar mi ego y orgullo. Me señalé varias veces con el dedo y luego hice el gesto como si estuviera escuchando música, poniéndome mis auriculares. Seguramente no había entendido lo que había querido decir.
—¿Quieres que diga que The Weeknd es mejor que Tupac?— preguntó con una sonrisa ladeada dejándome sorprendida.
Asentí emocionada sacándole una carcajada.
—Vaya... y así, ¿volverás a hablarme?— volví a asentir con la cabeza. —Está bien. No se lo digas a mis amigos, pero The Weeknd es mejor que Tupac.
Cuando terminó la frase aplaudí contenta mientras me reía fuertemente.
—¡Toma! ¡Lo dijiste, lo conseguí!— exclamé aplaudiéndome a mí misma.
Él hizo una mueca de confusión adrede. —¿Qué fue lo que dije? Ya no me acuerdo.
¿Sabíais que las matemáticas de EEUU eran mucho más fáciles que las de España? Quiero decir, no eran diferentes, únicamente que aquí daban un temario que en España lo había dado hace un par de años, por lo que ya entendía todo.
—¿Lo habéis entendido?— preguntó el maestro por milésima vez en el día.
Todos asintieron con sus cabezas cansados de aquella clase.
—Bien, en ese caso para finalizar la clase les entregaré los exámenes que hicieron la semana pasada.— anunció para robarles la atención a todos los presentes, esto sí nos interesaba. —Solo diré que estoy muy decepcionado, únicamente aprobaron seis personas de 32. Esto no puede seguir así, ya que...
El profesor siguió hablando, pero lo ignoré completamente. Esa típica charla de que los que habían suspendido iban por mal camino podía ahorrármela, yo sabía que en el examen la había clavado.
Comenzó a repartirlos. Las puntuaciones eran 3, 0'5, 2, 1... hasta que se situó delante de Jaden y de mí, repartiéndonos a la misma vez nuestros exámenes.
—Enhorabuena, señores.— nos felicitó el profesor con una sonrisa. —Sigan así.
Siuuuu!!!
Narra Jaden
—Espero que lo que estés diciendo sea una broma.— me dijo Caleb mirándome mientras nos vestíamos para el partido, el cual era muy importante. —¿Es en serio lo que me estás diciendo?
—Sí.— respondí serio evitando hacer contacto visual con el rubio.
—¿Estás celoso porque ella también sacó un 10 en el examen?— me preguntó para asegurarse.
—¡No es así! El mejor en matemáticas siempre he sido yo, y todos los saben. Ahora somos ella y yo.— le expliqué algo angustiado.
Caleb hizo una mueca de confusión. —¿Y qué ocurre?
—¡Se le da bien todo! ¡Es literalmente perfecta!— exclamé sin darme cuenta de mis palabras. —Baila, aunque no la haya visto; se le da bien los idiomas, el deporte, las matemáticas, es simpática y encima es muy guapa. ¡Lo tiene todo!
—No sé si tomarme eso como una especie de declaración o una queja.— rió mi mejor amigo. —¿Hoy viene a verte?
Yo asentí algo emocionado acordándome. —Sí. Está en las gradas con mis padres y mis hermanos.
—¿Con tus padres?— sonrió el rubio algo sorprendido. —¿Esto se ha vuelto oficial y yo no me he enterado?
—Oh, vamos, Caleb, cállate.— aparte mi vista negando divertido. —No sé qué puedo hacer para llamar su atención...
—Tío, literalmente viene a verte jugar. Su atención ya está en ti.
Negué con la cabeza hasta que se me ocurrió algo. —¡Ya sé lo que haré!
Narra Maddie
—Mads, cariño, ¿te apetece algo de beber? DJ va a ir a comprar.— me preguntó la señora Walton mientras nos sentábamos en la gradas.
Yo negué con la cabeza con una suave sonrisa. —No, muchas gracias.
—Está bien.
El partido no tardó comenzar, y el equipo contrario comenzaba bateando.
Hicieron varias carreras desgraciadamente, haciendo que el entrenador de Jaden se enfureciera algo. La tensión en el ambiente era bastante notoria, y debo decir que hasta yo me encontraba demasiado nerviosa.
Los aplausos y gritos de la gente me asustaron, alguien había atrapado la pelota sin que esta cayese o botase primero. Eso quería decir que se intercambiaban los equipos, y ahora el de Jaden, Caleb y los demás pasaban a batear. Había sido el moreno.
—¡Bien, Jaden!— grité junto con su familia aplaudiéndole animadamente.
El equipo se puso en orden para batear, empezaba Jackson, luego un chico pelinegro que no conocía, luego otro, después Caleb, Jaden y ya por último John y Mike.
Jackson bateó la pelota algo regular después de haber tenido dos out, y le dio tiempo a llegar hasta la segunda base. El desconocido bateó algo mejor y Jackson pudo terminar una carrera anotándola, mientras que el otro se quedó en tercera. Así fue hasta que Caleb bateó y ahora le tocaba a Jaden.
Guardé silencio y mantuve mi vista fija en el moreno. Los segundos que el lanzador se preparaba para tirarle la bola hacían que más gotas de sudor se resbalasen por mi frente. ¡Vamos, Jaden!
¡HABÍA HECHO UN HOME RUN!
—¡Ole!— no pude evitar gritar eufórica en español por la emoción.
Un home run se trataba cuando el bateador bateaba la pelota fuertemente sin haber hecho ningún out, y le daba tiempo pasar por todas las bases. Esto quería decir que había anotado otra carrera.
—¡Bien, Jdub!— gritaron Jessica y DJ a la vez asustándome un poco.
—¡Vamos, bro!— exclamó Javon aplaudiendo y sonriendo.
Me dio mucha felicidad ver como en aquella familia se apoyaban tanto unos a los otros, era precioso fijarse. Se tenían un amor y un cariño que eran dignos de ver y tratar.
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando el moreno en medio de los gritos y ánimos se acercó a la red de seguridad y con sus manos formó la letra "M", para luego señalarme. Oh, Dios mío, me desmayo.
Todos se giraron a verme mientras yo permanecía estática. Me acababa de dedicar una
maldita carrera. ¿Acaso estoy soñando? Porque si es así no quiero que me despierten jamás.
Los fuertes golpes que mi corazón proporcionaban me hacían sentirme aún más viva. Joder, ahora sí que estaba viviendo un gran sueño.
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