U N O
¡Aún no reproducir!
...Él sigue ahí. Te está observando, Jimin.... Te está viendo llorar y se ríe de tu dolor. Jimin, él está ahí de pie en el marco de la puerta.... Yoongi, sonríe ante tu dolor. Él necesita de ti... Respira, Jimin... Respira....
¡RESPIRA!
Jimin, abrió los ojos de golpe empapado de sudor. Lo primero que captaron sus ojos fue su habitación de hotel oscura y el ruido de la lluvia golpear su ventana. Escuchó una maquina la cual administraba su suero y latidos. Extrañamente, Jimin no podía estar en el hospital. Tenía algo de miedo, pero la idea de dormir en un hospital estaba tan cerca de la muerte más de lo que él se imaginaba.
Estaba paranoico. Estaba bajo cuidados especiales ya que cualquier cosa afectaba su salud mental. Estaba al borde de perder la cordura.
Se frotó el rostro con las dos manos y se quitó el parche del brazo izquierdo. Se quitó lo que traía en el pecho para sentir sus latidos y se sentó en la cama a oscuras. Soltó un suspiro y miró por encima del hombro hacia la ventana la cual estaba mojada por la fuerte lluvia. Se escuchaban truenos y como los relámpagos alumbraban la noche. Hacía frío, por lo tanto, su pijama larga de color azul, no lo protegía mucho. Jimin, se levantó de la cama y caminó hacia el cuarto de baño. Encendió la luz y se miró al espejo.
El tinte rosado ya se estaba oscureciendo y necesitaba un corte de cabello. Hace 11 meses que no lo hacía, estaba pegado en a esa máquina que medía su salud. No salía tanto, solo se encerraba en aquella habitación a ver televisión. Recibía visitas de Rosé una vez a la semana con su hijo. Bastante pequeño para tocarlo, pero siempre se llenaba de sentimiento al verlo. Pero, Rosé no lo dejaba tanto tiempo.
Abrió la llave del grifo y tomó agua en las palmas de sus manos, y se lavó el rostro. Cerró la llave del grifo y buscó una toalla -con los ojos cerrados-toqueteando por la pared, hasta que sintió la tela en sus manos. La llevó a su rostro y se secó. Fue ahí, en el momento en que se estaba frotando la toalla en su rostro, cuando su piel se erizó. Sintió como sus latidos aumentaron y como su cuerpo tembló ante tal sentimiento; temor, fue lo que causó sus alucinaciones.
Se giró lentamente, sentía como unos ojos lo quemaban por la espalda. Él se giró y se encontró con la oscuridad de nuevo. Pasó saliva y lentamente apartó la toalla de su rostro. Sintió verlo. Su cuerpo le decía que él estaba en esa habitación y que, si salía, podría morir. Pero, su corazón quizá quería verlo. Entonces, salió del baño a paso lento. Apagó la luz y pasó saliva. Extrañamente, la maquina estaba apagada. ¿Había alguien ahí con él?
Jimin, tembló. Estaba asustado. Caminó hacia la cama en la que estuvo hace unos minutos y se quedó se pie ante ella, mirándola. No se sentía solo. Había alguien más ahí con él. Jimin, lo sabía. La lluvia se hizo un poco más fuerte, la habitación su alumbrada por el rayo que sonó segundos después. Escuchó las pisadas detrás de él y como la respiración de una persona chocaba con su nuca. Apretó los puños con fuerza y se mordió el labio inferior temblante. ¿Él en realidad estaba ahí? ¿Yoongi estaba detrás de él?
Sus oídos chillaron y un fuerte dolor de cabeza lo mareó. Asustado y con los fuertes latidos que provocaban su dolor en el pecho. Faltaba la gota que colmara el vaso. Y esa fue, cuando Jimin se dio vuelta con la mano en el pecho y se quedó perplejo al ver a las sombras a un hombre de su misma estatura observándolo. Sentía que este le sonreía o incluso, sabía lo que podía estar pensando. Jimin, sintió sus piernas pesadas y cayó de rodillas ante la oscuridad y la tenue lluvia. Una pequeña sonrisa se formó en sus temblorosos labios y pasó saliva. Sintió de nuevo todo su cuerpo temblar. Sus parpados empezaron a pesar y su respiración de dificultó. Empezó a ver borroso, lo vio caminar hacia él y su cuerpo cayó al suelo, sin respirar.
Así, prácticamente. Como si le hubiesen cortado la cabeza a Jimin, el desmayo le hizo escuchar entre la suave lluvia el susurro de su gruesa voz llamándolo:
-Pequeño... -sus ojos se cerraron al ver los zapatos negros frente a él.
1 año más tarde, Kansas.
10:20AM
Hospital Psiquiátrico de Kansas.
Él puso un pie dentro del gran hospital con el cuerpo tembloroso. Soltó un suspiro y se pasó una mano por el cabello rubio ceniza. Se dirigió a la recepción del Hospital y se encontró con una mujer morena de gafas cuadradas.
-Hola, bienvenido. ¿En qué le puedo ayudar? -dijo ella.
-Eh, hola... Sí. Yo soy abogado... -dijo Jimin, ajustándose el traje negro que traía puesto.
La mujer levantó una ceja y lo miró de arriba abajo.
-Se ve muy joven para ser abogado. -dijo ella.
Jimin, negó y sacó de su billetera su identificación. Se la enseñó y ella abrió los ojos de repente.
-Se-señor, Park. -dijo ella. -Discúlpeme. -dijo ella. -Lo llevaré de inmediato abajo. -dijo y salió de la recepción corriendo.
El rubio arrugó el ceño y asintió, tomando su identificación de nuevo y guardandola. Su teléfono vibró en su bolsillo y cuando lo sacó, vio en pantalla el mensaje de Namjoon.
"Recuerda: Aquel que quiere llevar la corona, debe soportar su peso. No las arruines, Park. Él es la víctima, no tú. "
Pasó saliva una vez más y retiró la vista de su teléfono. Lo guardó y esperó a la mujer que salió corriendo hace un minuto.
-¿Abogado Park? -escuchó la voz de un hombre a sus espaldas.
Jimin, se giró y se encontró mirando a un hombre viejo con bata blanca.
-Soy el doctor Rogel Smith, estoy a cargo del área restringida. -dijo con una sonrisa. -Por favor, sígame. -pidió.
El rubio asintió y siguió al hombre, el cuál entraba hacia un pasillo.
-Cuénteme, señor Park. ¿Hace cuánto conoce de su vida? -preguntó él.
-Bastante de hecho... -respondió Jimin, algo tímido. -Lo conozco desde hace muchísimos años.
-¿Cuántos exactamente? -preguntó el hombre, mientras se acercaban a unas rejas blancas vigiladas por dos guardias. -Abran por favor. -pidió el doctor a los guardias y ellos, pusieron el código para abrir las rejas blancas.
-Desde que tenía 19, creo... -dijo Jimin, acordándose de las primeras miradas que cruzaron en aquel callejón. -Éramos amigos...
-Oh, muy joven. -dijo el doctor, dándole paso a Jimin hacia el pasillo que seguía después de las rejas blancas.
El rubio caminó junto al doctor lejos de las rejas blancas. Extrañamente el aire acondicionado del lado de las rejas era más frío. La piel se le erizó y se abrazó el pecho, mientras caminaba al lado del doctor.
-¿Por qué decidió ser su abogado? -quiso saber él.
-Porque estoy loco igual que él. Porque necesito verlo y olvidarlo. Tengo que decirle que deje de acosarme a donde vaya... -pensó. -Porque siempre he estado a cargo de su caso.
-¿Usted lleva un año siendo abogado? ¿Cierto? ¿Qué le pasó el año pasado? Escuché que estuvo inactivo. -el año pasado fue una mierda para todos, sí.
-Estuve de viaje familiar. Mi hermano menor murió y todo fue un caos. -dijo Jimin. No mentía del todo, pero eso sonaba más razonable.
Cuanto más caminaban, él aire estaba más frío y las luces del pasillo bajaban su intensidad. Fue ahí, cuando Jimin empezó a escuchar gritos de dolor y raras carcajadas que le provocaban temor. Ahora, pasaban por frente de las puertas de algunos pacientes.
-Señor Park, supongo que dejarlo a solas con él. ¿Estaría bien? -preguntó el doctor, llevándose las manos detrás de la espalda. -Él, estará amarrado. No podrá hacerte nada. -dijo el hombre.
Jimin, asintió y el hombre avanzó hacia una puerta de hierro gris. Colocó el código y esta se abrió dejando a la vista un ascensor. El hombre entró primero y les hizo a señas a Jimin para que entrara, él lo hizo. Dentro, el doctor presionó un botón verde y la puerta se cerró, haciendo bajar el ascensor. Un silencio incomodo se impregnó en el ascensor.
-Señor Park. -lo llamó el doctor.
-¿Si?
-¿Puedo hacerle una pregunta?
-Sí, claro.
-¿Conoce usted a la persona a la cual él llama "pequeño"? -dijo el hombre, haciendo que Jimin se congelara al instante. -Hemos llegado. -anunció cuando el ascensor abrió la puerta. -Luego me contesta la pregunta. Salga.
El rubio, salió primero del ascensor y vio que el doctor no salió.
-Escúcheme bien. Tengo que subir para verlos desde la cámara. Siga el camino derecho y espere en la última puerta. Le abriré desde arriba. Una vez dentro, se encontrará con su cliente. La contraseña de salida es 8923. Lo estaremos vigilando. Siéntase en libertad de hablar, no lo estaré escuchando. Buena suerte. -le dijo y el hombre presionó el botón para cerrar la puerta dejando a Jimin solo.
Jimin, pasó saliva y se giró para empezar a caminar. Se encontraba en el área restringida. Quizá era el área donde las personas con peores problemas psicológicos se encontraban. Apretó los puños y avanzó con rapidez por el largo pasillo. Vio como muchos cuartos se encontraban vacíos y como otros tenían la luz encendida y había personas sentadas en la cama sedadas o incluso sonriendo a la nada. Era espeluznante, pero Jimin llegó a la puerta final donde le había dicho el hombre.
Pasó saliva y trató de calmar su nerviosísimo. No era la primera vez que lo veía, pero tenía que decirle que dejara de verlo dormir y meterse en su habitación. Si solo Jimin supiera que Yoongi no sale de ahí y que tiene alucinaciones constantes por el miedo que siente, por la imaginación que se trae de morir en manos de Yoongi. Por fin lo había conseguido, Yoongi. Consiguió hacerle tanto daño psicológico a Jimin que ahora el pobre lo veía donde quiera que fuera. Prácticamente lo estaba matando estando vivo. Sumergido en sus largos pensamientos de lo que le iba a decir, el ruido de la gran puerta que se encontraba frente a él lo espantó. Esta se abrió poco a poco, dejando a la vista a un hombre de espaldas sentado con un traje blanco puesto.
A Jimin se le hizo un nudo en la garganta y trató de disimular su temor hacia él. Apretó los puños y se concentró en las voces que le hablaban. Se lamió los labios y entró al gran lugar. La puerta se cerró detrás de él. Mantuvo la mirada fija en la espalda de que estaba sentado a unos metros de él. Decidió acercarse por detrás. Caminó con seguridad hacia él, con la cabeza en alto. Se sentía fuerte.
¡REPRODUZCAN AHORA!
-¿Pequeño? ¿Eres tú? -al escuchar eso, dejó de caminar. -No puedo verte... ¿Estás aquí?
Algo en Jimin se encogió. Aquellos recuerdos asquerosos se plasmaron en su memoria, haciéndolo temblar.
-¿Pequeño? -volvió a llamar. -¿Puedes ponerte en frente? Quiero verte.
Jimin pasó saliva y apretó los puños. Se mordió el labio inferior y caminó un poco más.
-Te extraño... -dijo él.
-No, Jimin. No le creas. Es mentira, como todo lo último. ¡Está jugando contigo! -le gritó su mente.
El rubio avanzó y rodeó la silla para estar frente a Yoongi. Su corazón dio un vuelco cuando lo vio con una venda que cubría sus ojos. Vio que tenía un traje blanco que mantenía sus brazos y manos pegada a su cuerpo.
-¿Pequeño? Puedo escuchar tu respiración. Podría decir que estás asustado de verme. -Jimin, lo vio sonreír.
Yoongi, era otro. Se veía destrozado físicamente y agotado. No era el Yoongi que había conocido años atrás.
-¿Puedes quitarme la venda? Quiero verte. -pidió él.
Jimin, tembló una vez más y soltó un suspiro. Caminó hacia él y le quitó la venda de los ojos. Sus ojos se encontraron y el corazón de Jimin volvió a darle un vuelco. Yoongi, le sonrió.
-Por fin eres tú... -dijo aliviado. -Mi pequeño está aquí... -Jimin, volvió a sentir el nudo en la garganta al escuchar eso.
¿Lo había estado esperando? ¿Por qué sus ojos brillaban ahora sí? Nunca había visto tal brillo en esos ojos cafés. ¡¿Por qué ahora Yoongi obtiene ese brillo milagroso?!
-¿Has venido a sacarme? -preguntó Yoongi.
No dejaban de mirarse. Se sentía como se consumían tanto. Extrañamente, Jimin se sintió el malo. ¿Cómo era que esas palabras aún le movían el corazón? Y ahora, esos ojos con aquel brillo hacían latir rápidamente su corazón. Nunca podrán olvidarse.
-Yo... -no sabía ni que decir. -Yo... Um... -no podía dejar de mirarlo a los ojos.
Yoongi, le sonrió. Una sonrisa ¿Sincera? Una sonrisa ¿Cálida? Yoongi estaba todo golpeado, se veía en una muerte lenta. ¿Por qué le dolía a Jimin tal cosa?
-Estoy bien, mi pequeño... -dijo Yoongi. -¿Puedes responder a mi pregunta?
-Um, yo.... -Jimin, cerró los ojos con fuerza y se alejó de él nervioso. Se colocó a uno centímetros lejos de él y soltó un suspiro. Se metió las manos en los bolsillos y lo miró.
Extrañamente, Yoongi se veía tranquilo. Quizá estaba sedado. Pero, eso no les respondía a las preguntas que Jimin se hacía. ¿Por qué el brillo? ¿Había cambiado algo en Yoongi? ¿Fue una mirada sincera?
-Esperé por ti muchas noches, pequeño. -le dijo. -Conté los días que estuve aquí y llevamos un año. Hoy es octubre 2, casi es tu cumpleaños. -sonrió. -¿Traerás pudín?
¿Por qué le dolía verlo así?
-¿Por qué no hablas, pequeño? -preguntó Yoongi, curioso.
-Yo, he venido aquí a decirte que... -hizo una pausa. -No puedes vivir en mi mente, Yoongi. Por favor sal.
-Pero, pequeño... -Yoongi, lo miró con dolor. ¿Por qué fingir le salía tan bien? Si estaba fingiendo, ¿Cierto? -Yo quiero vivir ahí.
-¡No! No puedes. Yo, no puedo dejar de verte. Por favor, no salgas de aquí. Quédate aquí, deja de acosarme.
Yoongi, arrugó el ceño.
-Pequeño..., pero, yo nunca he salido de aquí... -le dijo Yoongi a Jimin, haciendo que el ultimo mencionado se asustara. -Es tu imaginación. Recrea versiones de mí. Suele pasarme contigo cuando te extraño mucho. Te veo en todas partes de este feo lugar. -sonrió otra vez. Debería dejar de hacerlo. -Suelo verte, pero cuando quiero tocarte, te esfumas. Es doloroso.
Jimin, se quedó mudo y solo pasó saliva.
-Eres rubio ahora... -dijo. -Te vez muy bien, pequeño.
-¿Puedes dejar de llamarme así? ¿Por favor? Tú y yo, no tendremos más esa relación. -Yoongi, bajó la mirada.
-Sé que merezco la muerte por todo lo que hice, pero no va al caso que me castiguen de la manera en que no pueda verte. Necesito de ti, aunque no me creas, Jimin. -comentó Yoongi. -Sabes que detesto que me tengan lastima. Por eso soy bueno fingiendo en lo que quieren ver las personas. Pero, a ti. Te mentí millones de veces. Pero, entre esas mentiras blancas para herirte a ti. Había una a la que me aferré y no me creíste. Te dije que me dieras tiempo, no me lo diste. Huiste...
-¡Cállate! -levantó la voz Jimin, haciendo que Yoongi levantara la mirada con rapidez.
-Pequeño...
-¡NO ME LLAMES ASÍ! -gritó y se agarró la cabeza. -No quiero verte más nunca. Sal de mi mente. Muérete, huye. Aléjate de mi vida. Necesito algo sin ti. Yoongi, por favor. Déjame vivir un poco. Me he ahogado en tus malditas mentiras millones de veces. Déjame ir. No quiero ser parte de la vida que atraviesas. Quémate solo.
-Soy egoísta solo contigo, Jimin. Sabes que te necesito... -Jimin lo miró. -Necesito tanto de ti que ya llega un momento en que quiero matar a todos en este mundo para solo estar contigo.
-¡Me mentiste! -gritó Jimin. -No es la primera, Yoongi. Ya no quiero creerte más nunca. No quiero verte más nunca. Solo vine hoy aquí a despedirme. -pasó saliva. -Terminaré todo contigo hoy.
Yoongi, se mordió el labio inferior.
-¿En serio no puedes apoyar a este loco más?
-No, no puedo. Estoy cansado de vivir en tu maldito mundo. Estoy cansado de sufrir y de siempre batallar a tu lado. Quiero mi propia vida.... Pero, sin ti.
Yoongi, pasó saliva y bajó la mirada. El rubio suspiró y rodeó la silla para así caminar hacia la puerta e irse sin despedirse.
-Te amo, Jimin... -lo escuchó decir y dejó de caminar.
Llegó a la puerta y se lamió los labios.
-Jimin, no lo hagas. Jimin, no por favor concéntrate. Te está mintiendo. ¡Está jugando contigo! -su mente le gritaba una y otra vez. -¡Ni lo pienses, Jimin!
-También te amo, Yoongi... -pasó saliva. -Pero, todo debe terminar...
-¡Jimin, no lo hagas! -se metió la mano dentro del pantalón.
-Todo debe terminar junto a ti, todo lo relacionado con tu existencia...
-¡JIMIN, NO! -tocó el borde del arma fría.
-Debes morir para mí, no necesito más de tu existencia... -pasó saliva.
-¡No lo hagas! ¡NO LO HAGAS! -sacó el arma y se giró hacia la espalda de Yoongi apuntando hacia la cabeza.
-Te amo, Jimin... -la voz de Yoongi se quebró en llanto.
Jimin, dejó salir las lágrimas y cargó el arma. Apretó la mandíbula, listo para jalar del gatillo.
-Te amo, Min Yoongi... -sollozó, mientras se acercaba a paso lento detrás de Yoongi.
-Jimin, no... -dijo su mente.
-Lo siento, Yoongi... -sollozó.
-¡JIMIN! -gritó Yoongi, entre un fuerte llanto.
Y la bala salió del arma, haciendo que pedazos de vidrios cayeran al suelo. Le había disparado al arma. Jimin, corrió hacia Yoongi y lo levantó de la silla. Le desabrochó la correa que mantenía sus brazos dentro. Lo miró a los ojos y le sonrió. Una vez libre, Yoongi corrió junto a Jimin hacia la puerta. Jimin, colocó el código y sacó otra arma de su pantalón, se la entregó a Yoongi, mientras la puerta se abría. Cuando esta lo hizo, escucharon las alarmas de emergencias encendidas. El rubio pasó saliva y miró a Yoongi.
-Tengo miedo, Yoongi... -murmuró él.
-Y yo. -sonrió Yoongi. -Pero, estamos juntos, pequeño. -le dijo.
La puerta se abrió y se encontraron con dos guardias apuntándoles. Yoongi, soltó un suspiro y una sonrisa victoriosa se formó en sus labios. Jimin, lo miró y sonrió. Ese era Yoongi.
-Terminemos con esto. -los dos dispararon hacia los guardias, mientras corrían por el pasillo.
Con una bala en la cabeza y la otra en el pecho, consiguieron huir de ahí. Corrieron por el pasillo por el cual Jimin había venido y vieron una puerta con unas escaleras. Yoongi, lo cogió del brazo y lo arrastró ahí. Pero, se tomó un tiempo para cogerlo de la nuca y pegarlo. Juntaron sus frentes y cerraron sus ojos suspirando.
-Eres el mejor mintiendo... -le dijo Yoongi, riendo.
-Y tú te has convertido en un buen actor... -rio Jimin.
Sus ojos se encontraron una vez más y un beso los unió.
-¡Quietos ahí! -gritó alguien a sus espaldas.
Yoongi dejó de besar a Jimin y miró al guardia. Se giró con lentitud con las manos en alto y sonrió.
-¡Cuidado con tu pierna! -dijo Yoongi e inmediatamente, disparó a ella, mientras que Jimin le disparaba hacia el pecho.
Jimin, abrió la puerta que daba hacia las escaleras y entró con Yoongi ahí. Subieron con rapidez y al llegar arriba, el rubio volvió a colocar el código que había captado del doctor al ponerlo para abrir el ascensor.
-¿Cómo? -preguntó Yoongi.
-¿Nuestro secreto? -sonrió Jimin y abrió la puerta, haciendo escuchar el caos de afuera.
-Nuestro secreto, pequeño. -dijo Yoongi, saliendo por la puerta.
Busquen la canción subtitulada al español y tiene mucho que ver con la historia. Es increíble.
Espero y les haya gustado. ¡Nos vemos en la siguiente actualización!
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