14 | "𝗛𝗼𝘀𝗽𝗲𝗱𝗮𝗷𝗲"
𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐜𝐚𝐭𝐨𝐫𝐜𝐞.
“𝐇𝐨𝐬𝐩𝐞𝐝𝐚𝐣𝐞”
Luego de abandonar la granja por el incidente, caminamos por meses buscando algún refugio.
El grupo perdía la esperanza, pero yo no.
Estábamos exhaustos, buscando comida en cada casa que se cruzaba en nuestro camino.
Luchando contra nuestros enemigos muertos, los caminantes.
Emprendimos viaje hacía un lugar seguro.
Más tarde, bajamos de los coches. Yo estaba con Glenn, Maggie y Hershel.
—No nos queda lugar por ir.— habló el líder.
—Cuando este grupo se encuentre con este otro no podremos pasar.— avisó Maggie mientras señalaba el mapa. —No llegaremos al sur.—
—¿Cuántos serán? ¿Unos ciento cincuenta?— pregunté.
—Eso fue la semana pasada. Podrían ser el doble.— respondió el coreano.
—Este río pudo haberlos demorado, si nos movemos rápido quizás podamos pasar por ahí.— explicó el mayor de los Greene.
—Sí, pero si este grupo se junta con ese, podrían diseminarse hacia allá.
—Estamos bloqueados.— recalcó la mujer de ojos verdes.
—Lo único que podemos hacer es volver al 27 y avanzar hacía Greenville.— sugirió Rick.
Los adultos seguían hablando sobre sus planes para encontrar algún refugio.
—Tenemos que encontrar algún lugar para quedarnos un par de semanas.—
Algunos se dividieron para buscar agua, otros para buscar provisiones.
Yo, me quedé junto a Lori, ya que tenía casi nueve meses de embarazo y tenía que cuidarla por cualquier cosa.
Luego de que hayan vuelto con varias cosas, Rick y Daryl volvieron con buenas noticias.
—Encontramos un refugio. ¡Vengan todos!— Exclamó el líder feliz.
Y así fue. Nos dirigimos hacia allí. Estábamos todos contentos.
El problema es que estaba repleto de caminantes, lo cuál se nos iba a dificultar un poco matarlos.
—Vigilen sus espaldas.— avisó Hershel.
Yo estaba detrás de Lori todo el tiempo. No quería qué le pasara algo a ella y mucho menos al bebé.
Empezamos a trotar para llegar más rápido. Los caminantes se abalanzaban sobre las rejas, haciendo que me diera un pequeño susto.
Rick empezó a dividirnos para tomar la prisión. Fui hacia una torre con Carl y Hershel.
Junto a los chicos, empezamos a disparar a los caminantes que se le acercaban a Rick.
—Buena puntería.— halagó Carl. Le correspondí una sonrisa victoriosa.
En un abrir y cerrar de ojos, todos los caminantes habían caído.
Todos estábamos felices. Nunca habíamos estado así desde que dejamos la granja.
Ya había anochecido. Armamos una fogata para no tener tanto frío.
—Es un buen lugar para tener al bebé. Es seguro.— murmuró Carl.
Asentí. —Sí. Es verdad. ¿Ya has pensado en algunos nombres?— pregunté.
—Todavía no, no estoy seguro aún.—
—Bethy, ¿puedes cantar “Paddy Reilly”? Creo que no escucho esa canción desde que tu madre murió.— preguntó Hershel.
—Papá esa no, por favor.— suplicó Maggie.
—Entonces, ¿qué te parece si cantas “The parting glass”?—
—Nadie quiere escucharme.— asintió con obviedad la rubia.
¿Por qué no?— pregunté. —Yo si la quiero oír.— formé una sonrisa de apoyo.
—Of all the money, that e'er I had, I've spent it in good company… and all the harm that e'er I've done.— cantaba Beth.
Luego se unió Maggie. Sus voces me relajaron tanto que me dormí en el hombro de Carl. Sintiendo la melodía aún.
Una luz blanca interrumpió mi sueño. Me desperté y estaba en la prisión, pero sin nadie a mi alrededor.
De pronto, el mismo chico Thomas de la otra vez estaba a través de las rejas.
—Estoy más cerca de lo que crees. Solo búscame.— dijo.
—¡Made!— el grito me entró a la realidad, cómo siempre. —Es hora de trabajar, vamos.— avisó.
Con un poco de dolor de cabeza, me levanté algo débil, pero fui a ayudar a mi grupo.
—¡Por aquí!— los caminantes empezaron a venir hacia mi dirección.
Asesiné a un par de caminantes, era un poco peligroso ya que me estaba arriesgando mucho. Además teníamos que estar todos juntos. A veces me separaba y me regañaban por eso.
—Chispas, son demasiados.— me atemoricé.
—¡Maggie atrás!— un caminante se abalanzó hacia Maggie, pero esta, lo mató.
—¿Viste eso?— exclamó contenta.
Un caminante con traje de policía y máscara vino hacia mí.
—Estúpido. Caminante. No. Te. Me. ¡Acerques!.— decía mientras clavaba mi daga repetidas veces en su cabeza. —Agh, qué repugnante.— dije asqueada.
—Tenemos que entrar. Made, detrás mío.— protegió Glenn.
Abrieron la puerta la cuál nos adentraba hacia dentro de la prisión.
—Vaya, este lugar sí que da miedo. Y, carajo, si que hay olor putrefacto.— bromeé.
—Y claro mujer, siempre hay olor putrefacto con muertos.— recalcó y bromeó el coreano.
—No me digas…— negué con la cabeza.
—Ch. Silencio ustedes dos.— regañó T-Dog.
Mayormente, había caminantes encerrados en la celda, pero por obviedad los matamos a todos.
—¿Qué les parece?— dijo Rick mientras bajaba las escaleras.
—Hogar dulce hogar.— me relajé.
—¿Es seguro?— preguntó la embarazada mientras miraba de arriba a abajo la prisión.
—Este bloque de celda, sí.— aclaró su esposo.
—¿Y qué hay del resto de la prisión?— musitó Hershel.
—¿Dormiremos en las celdas?— pregunté con entusiasmo.
—No voy a dormir en una jaula. Dormiré colgado si es necesario.— Reí por la respuesta de Daryl.
Luego de terminar la conversación, nos acomodamos en las celdas.
Carl y yo fuimos a la misma celda, donde nos hospederíamos juntos.
—Qué desagradable.— bromeé irónicamente.
—¡Sí! Es una cárcel.— contestó Carl.
—Es bastante cómoda. Deberías probarla.— refiriéndome a la a cama.
Entró Glenn. —¿Encontraste tu celda?— frunció el ceño.
—Agh, Glenn y tus celos de hermano mayor.— bufé.
—Solo… Quería ver si Made estaba cómoda en su nueva celda.—
Di un resoplido con mi nariz y me acomodé en la cama tan cómoda. Irónicamente, obvio.
En un tan solo cierre de ojos, empecé a recordar a Dale. A él le hubiera agradado haber estado aquí, en familia.
Seguía sin saber algo de Andrea. Siento que… No sobrevivió. Pero aún así me propuse buscarla.
Un ruido me despertó, los adultos iban a revisar la cafetería y enfermería.
Me encontraba jugando con un casco que había encontrado en el piso, decidiendo que con eso iba a ir a acompañarlos
—Necesito que te quedes.— susurró Glenn.
—¿Bromeas?—
—No sabemos que hay ahí dentro.— soltó con razón.
—Bueno. Está bien.— Lo abracé y me despedí. Junto a Carl cerramos la reja.
Pasó un rato largo. De mientras hablaba con Carl y Beth.
—Desde que era pequeña me gustaba Taylor Swift. Me sigue gustando, por supuesto.— aclaré mi fanatismo por ella.—
—A mí me gustaba Britney, Britney Spears.— acotó Beth.
—¿Y a tí Carl? ¿Quién te gus…— Un ruido de puerta me interrumpió.—
Eran los chicos que habían regresado. Pero con Hershel medio muerto.
—¡Lo mordieron!— dijo Rick, respondiendo a que le había pasado.
—Uno, dos, ¡tres!— los adultos dirigieron a Hershel a la cama de la jaula.
—¡Necesita vendas! ¡Traigan cualquier cosa!— hablé con desesperación indicándole a los demás que tenían que traer.
Todos empezamos a atender a Hershel. Por suerte la pierna había sido cortada a tiempo, pero por la hemorragia podríamos perderlo.
Estuvimos varios minutos intentando parar el sangrado.
Mis manos estaban llenas de sangre. Pero por suerte ya había parado un poco.
Bajé de la celda para irme con Carl.
—¿Está mejor?— preguntó refiriéndose al mayor.
Afirmé con la cabeza. —Junto a Carol detuvimos la hemorragia.— aclaré.
—Pareces una doctora. Deberíamos dedicarte a eso de mayor.— sonrió.
—¿Verdad? Mi tía me enseñó.— agaché la cabeza recordándola.
—Se te daría muy bien. Además, podrías ayudar a mi mamá con el embarazo.— dijo.
—Uhm… Eso no lo creo. Tampoco es que sea muy profesional.— reí.
La conversación terminó cuando observamos a T-Dog junto a Rick traer grandes cajas con comida. Ellos se habían ido en busca de comida.
—La comida llegó.—
—¿Qué conseguiste?— preguntó el pecoso.
—Latas de carne, latas de maíz, latas de latas.— bromeó T-Dog —Hay muchas más de dónde encontré estas.—
Me senté en mi nueva cama y bufé. Al frente estaba Glenn.
—Hola Glenncito.— Hice un ademán con mis manos e intenté sonreír.
—Sé qué estás estresada por la situación de ahora, pero… Tranquila, él estará bien.— aseguró.
—Tengo miedo que algo le pase. Beth y Maggie no estarían bien sin él.— bajé la cabeza mientras sollozaba.
—Sí, lo sé. Pero, no tienes porqué preocuparte. Él seguirá con nosotros.— Nos dimos un abrazo. Lo necesitaba.
Me quedé junto a Hershel, Maggie, Carol y Beth. Glenn estaba apoyado en la puerta.
—¿No organizabas la comida?— Glenn le habló a Carl, quién se acercaba a nosotros.
—Mucho mejor.— Entró a la celda. —Miren esto.— habló el niño dejando caer un maletín con medicinas.
Carol se sorprendió. —¿dónde conseguiste esto?— preguntó mientras sacaba las medicinas.
—En la enfermería. No había mucho, pero traje todo.—
—¿Fuiste tú solo?— preguntó su madre, preocupada.
Carl asintió.
—¿Estás loco?— la mujer frunció las cejas, regañando a su hijo.
—Fue fácil. Maté a dos caminantes.— explicó el mini sheriff.
—¿Ves esto? Él estaba con todo el grupo.— Dijo Lori señalando al herido.
—¡Nos hacía falta y lo conseguí!— exclamó su hijo.
—¡Lo aprecio mucho pero…— Lori quiso hablar pero su hijo la interrumpió.
—¡Entonces déjame en paz!— exclamó el pequeño.
Una voz tierna viniendo de una rubia regañó a Carl. —¡Carl! Es tu madre. No puedes hablarle así.— dijo Beth defendiendo a la embarazada.
Carl salió corriendo de la celda triste.
—Mejor iré con él.— dije para aliviar la situación. Me levanté del suelo y me fui.
Carl estaba en nuestra celda, me di cuenta al escuchar pequeños sollozos silenciosos.
—Oye, Carl.— Puse mi mano arriba de la suya para tranquilizarlo.
—Vete, Made.— me echó el niño.
—Hey… No digas eso. Estoy aquí para estar contigo, no para que me eches.— acaricié su mano.
—¿Por qué no podemos hacer algo por nuestra cuenta? Nosotros nos podemos cuidar solos.— hablaba el niño.
—No lo sé, pero… tu madre tiene razón, Carl.— expliqué dándole la razón a Lori. —Solo… Imagínate que en el camino te hubiera pasado algo. Yo… no podría estar sin tí.— confesé y agaché la cabeza.
Carl se levantó de la cama, mirándome a mí. —Y nunca lo harás, Made.— dedicó una sonrisa de lado mientras nuestros dedos se entrelazaban.
Nos mirábamos fijo, él tenía sus bellos ojos azules iluminados. Tanto él y yo, nos acercamos para dar un paso más, pero algo nos interrumpió.
—¡Oigan! ¿Qué carajo hacen?!— un coreano con cara de disgusto y enfado estaba en la puerta viendo lo cursis que éramos.
—No quiero oír eso nunca más en mi vida.— daba pausa en cada palabra.
—Agh, sí, cómo si tú y Maggie no habrían llegado a más.— bromeé.
—¿A qué te refieres muchacha?— Glenn frunció las cejas.
—Emm… Bueno cambiemos de tema, ¿quieren?— dije algo incómoda.
De la nada, empezamos a oír los gritos de ayuda de Beth.
Hershel había dejado de respirar. Lori corrió para darle oxígeno boca a boca y RCP.
Sollozos de sus hijas se hicieron presentes al ver como su padre hizo algunos jadeos y luego se acostó de nuevo.
Luego de unas horas, el mayor de los Greene despertó. Dando señales de vida.
—Papá…— dijeron al unísono Beth y Maggie.
Hershel me miró y tomó mi mano. Correspondí una bonita sonrisa y dejé a sus hijas que estén con él.
Busqué a Rick ya que quería contarle algo.
—Hola, Rick.— hice un ademán.
—Oh, hola Made. ¿Pasó algo?— preguntó.
—Amm… No, no. Quería preguntarte si… podía ir a buscar a Andrea. Sé que me dirás qué ella está muerta, pero la necesito, y de verdad sé que ella está allí fuera.— Miré fijo a sus ojos.
—Made… Querría decirte que sí, pero lo sabes. Es peligroso salir a las afueras tú sola. Y… lamento arruinarte tus ilusiones pero, habían muchos caminantes en la granja, no creo que haya salido con vida.— explicó.
Asentí y di una sonrisa triste. Pero, sabía que seguía con vida. La iré a buscar cueste lo que cueste. Sola.
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