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—Tal vez todo sea una señal del mundo para alejarme de Luka —dijo la pianista con tono frustrado—. Para irme de París, cambiar mi nombre, quizá dejarme pelona o teñirme el cabello de color rojo emo.

El sonido de las teclas del teclado resonó suavemente en el dormitorio mientras ____ retomaba la melodía de Moonlight Sonata. Podía tocar ya el primer minuto sin fallas, aunque lo hacía de forma lenta. Aún no se adaptaba a la velocidad que requerría.
Tocaba de manera mecánica, sus pensamientos divagando lejos de la música. ¿Realmente debería alejarse de Luka? Esa pregunta seguía rondando en su mente como un eco constante.

Nathaniel, que había estado garabateando un boceto sin mucho esfuerzo, levantó la mirada hacia ella. Sus ojos se fijaron en los movimientos lentos y precisos de sus dedos sobre el teclado.
La italiana lo había invitado para hacer una tarea en binas, pero terminaron más rápido de lo que esperaban y el pelirrojo decidió quedarse para charlar un rato. Estaba sobre su cama.

—¿Sabes? A veces me pregunto si piensas demasiado en todo —comentó con una sonrisa divertida, cerrando su cuaderno.

____ frunció el ceño, pero su sonrisa tímida traicionó el gesto.

—No puedo evitarlo. Quiero mucho a Marinette y también a Luka. No quiero arruinar nada con ellos.

Nathaniel rodó los ojos, exagerando el gesto para hacerla reír.

—Ni Marinette ni Luka parecen ser del tipo que dejarían que algo así arruine una amistad. Marinette, especialmente. Ella es la persona más comprensiva que conozco.

La castaña dejó de tocar y miró al pelirrojo con cierta desesperación.

—¿Y si lo sabe, Nath? ¿Y si ella sabe que me gusta Luka y está tratando de no herirme al mantenerse alejada? O peor. ¡Tal vez no me habla porque cree que le voy a robar a Luka y por eso me odia!

Nathaniel se apoyó en el respaldo de la cama, cruzando los brazos mientras la observaba con una expresión de mezcla entre ternura y diversión.

—Dudo mucho que Marinette piense así. Pero, si lo hiciera, sería porque le importas. No porque quiera alejarse de ti.

La morena suspiró, volviendo a posar las manos sobre el teclado, pero sin tocar. Sus dedos temblaban levemente.

—No sé si podría soportar perderla como amiga.

Nathaniel se levantó y caminó hacia ella, poniéndose a su lado.

—Entonces no dejes que eso pase. Habla con ella. Pregúntale cómo está. Hazle saber que te importa.

La castaña lo miró de reojo, algo dubitativa.

—¿Crees que debería?

—Definitivamente —respondió él, asintiendo con convicción—. Y también deberías hablar con Luka. Si pasas tiempo con él como amigos, puede que veas las cosas desde otra perspectiva. A veces, lo que sentimos cambia cuando dejamos de verlo como un romance imposible y lo vemos como una amistad especial.

____ se quedó en silencio, considerando sus palabras. La idea de hablar con Marinette y Luka le parecía aterradora, pero también sabía que tenía razón. No podía seguir evitando el problema y dejando que sus pensamientos la consumieran.

—Supongo que tienes razón —admitió finalmente, dejando escapar una pequeña sonrisa—. Aunque no prometo que vaya a ser fácil.

—Nada que valga la pena lo es.

La oji-dorada asintió y volvió a centrarse en el teclado. Esta vez, sus dedos tocaron una melodía distinta, más ligera. Era como si su conversación con Nathaniel hubiera aliviado un poco el peso en su pecho.

Nathaniel volvió a su lugar en la cama, retomando su cuaderno. Después de unos minutos de silencio, levantó la mirada y añadió:
—Por cierto, si Marinette no quiere ser tu amiga —hizo una pausa dramática—, lo cual es imposible, siempre puedes unirte al club de pelirrojos incomprendidos. Si es que en vez de dejarte pelona decides el color rojo emo.

____ rió, sacudiendo la cabeza.

—No sé si sobreviviría a eso.

—Es una membresía exclusiva —respondió Nathaniel, encogiéndose de hombros con falsa seriedad—. Pero podríamos hacer una excepción para ti.

Ambos rieron, dejando que la conversación terminara en un tono más ligero. Aunque ____ seguía sintiendo una mezcla de ansiedad y duda, también se sentía un poco más preparada para enfrentar lo que viniera. Hablaría con Marinette. Hablaría con Luka. Y, de alguna manera, encontraría la manera de lidiar con sus sentimientos.

Nathaniel, por su parte, sonrió para sí mismo mientras dibujaba en silencio. Aunque sabía que ____ estaba atravesando un momento complicado, estaba seguro de que saldría adelante. Después de todo, tenía un corazón enorme, y que siempre encontraba la manera de brillar, incluso en medio del caos.

El timbre agudo del celular resonó en la habitación, interrumpiendo la tranquilidad que había quedado tras la conversación con Nathaniel. ____ tomó el teléfono con cierta torpeza, y su corazón dio un vuelco al ver el nombre de Luka iluminando la pantalla. Su nerviosismo era tan evidente que casi dejó caer el dispositivo.

—¡Contesta! —exclamó Nathaniel desde la cama, observándola con una sonrisa divertida mientras cerraba su cuaderno.

—¡Ya, ya voy! —respondió ella, tomando una profunda bocanada de aire antes de deslizar el dedo por la pantalla.

—Hola, ____ —La voz de Luka sonaba igual de serena y melodiosa como siempre, una calma que contrastaba con la tormenta de emociones que la italiana sentía por dentro.

—¡Oh! Hola, Luka. ¿Cómo estás? —Intentó sonar despreocupada, pero su tono la delató.

—Bien, gracias. Aunque hace tiempo que no te veo. Quería saber si estarías libre para venir al ensayo este fin de semana. Será algo especial. Planeamos hacer una pijamada después para aprovechar.

____ abrió los ojos de par en par. Una pijamada en casa de Luka era lo último que esperaba. Su mente se llenó de imágenes del desorden perpetuo en el barco donde vivían los Couffaine, y el pensamiento le hizo fruncir el ceño.

—No sé, Luka. Ya sabes cómo soy... y tu casa... bueno... —Dudó en cómo expresar su incomodidad sin sonar grosera.

Luka soltó una risa ligera al otro lado de la línea.

—Lo sé. Pero no te preocupes, estamos limpiando un poco para hacer espacio. Además, no será nada complicado. Solo música, amigos y algo de comida.

La menor suspiró, mirando de reojo a Nathaniel, quien ahora la observaba con curiosidad.
No podía negar que una parte de ella quería aceptar. Sería una buena oportunidad para hablar con Luka y Marinette, y tal vez aclarar algunos de los pensamientos que tanto la atormentaban.

—Está bien. Iré. Pero... ¿te importaría si llevo a alguien más? —preguntó, su voz temblando ligeramente.

—Claro que no. Cuantos más, mejor —La voz de Luka era cálida y comprensiva, lo que hizo que ___ se sintiera un poco más tranquila. Y también hizo que aquella reconocida calidez volviera a invadirla, al igual que el rubor en sus mejillas.

—Gracias, Luka. Nos vemos entonces.

—Nos vemos —Y con eso, la llamada terminó.

____ dejó escapar un largo suspiro y dejó el teléfono a un lado. Nathaniel arqueó una ceja.

—¿Quién es el afortunado o afortunada al que vas a invitar?

—Zyan —respondió sin dudar, aunque su tono era más resignado que emocionado.

Nathaniel se rió entre dientes.

—¿El violinista serio? ¿Estás segura de que eso es buena idea?

La pianista desvió la mirada. Pensándolo mejor, sería raro llevar al chico con el que empezaba a salir al lugar donde vivía su "ex" crush.
Y también notó la mirada de Nathaniel que parecía entre divertida y un poco juzgona.

—No me mires así. Es que... bueno, quiero que conozca más personas. Además, siento que será menos incómodo si él está conmigo —Se encogió de hombros mientras miraba su celular, decidiendo llamarlo.

Nathaniel solo sacudió la cabeza, divertido, y volvió a su cuaderno.

Con el celular en la mano, ____ miró la pantalla con nerviosismo. Ya había decidido invitar a Zyan al ensayo, pero no sabía cómo abordarlo.
¿Y si decía que no? ¿Y si se sentía fuera de lugar entre sus amigos? Su mente estaba llena de dudas, pero al final, con un suspiro decidido, marcó su número.

El tono sonó una vez, luego dos. Cuando finalmente escuchó la voz de Zyan, tan seria como siempre, sintió que el corazón le daba un pequeño vuelco. 

—¿____? —preguntó él, en un tono que rozaba la neutralidad.

—¡Zyan! Hola. Eh... ¿cómo estás? —respondió ella, intentando sonar casual, aunque su nerviosismo la delataba.

—Estoy bien. ¿Y tú? —preguntó, con esa misma calma que siempre parecía tener, aunque había un ligero tinte de curiosidad en su voz.

—Yo también. Bueno, quería preguntarte algo —Se mordió el labio inferior, buscando las palabras correctas.

—¿Qué ocurre? —Zyan parecía un poco más atento ahora, como si se estuviera preparando para una noticia importante.

—Quiero invitarte a algo... este fin de semana —Hizo una pausa, insegura.

—¿Ah, sí? ¿Qué clase de "algo"?

____ respiró hondo antes de continuar.
—Es un ensayo de unos amigos y su banda de rock. Creí que podría sentirme más cómoda si llevaba un alguien conmigo.

Hubo un silencio breve al otro lado de la línea.

—¿Un ensayo de rock? —preguntó Zyan finalmente, con un dejo de incredulidad en su voz.

—Sí. Bueno, ya sé que el rock no es lo tuyo, pero creo que podría ser divertido. Además, me gustaría que conozcas a mis amigos —Intentó sonar entusiasta, aunque estaba preparada para su negativa.

Zyan soltó un leve suspiro.

—Sabes que prefiero algo más... clásico. La idea de un ensayo de rock no es precisamente mi definición de diversión.

—¡Lo sé! Pero... no se trata solo del ensayo. También sería una oportunidad para que nos llevemos mejor. ¿No te gustaría eso? —Su tono era un poco más suave ahora, casi suplicante.

Zyan guardó silencio nuevamente. ____ podía imaginarlo frunciendo el ceño mientras consideraba su propuesta.

—____... —empezó, en un tono que sugería que estaba a punto de rechazarla.

—Por favor, Zyan —Lo interrumpió rápidamente. Su voz era casi un susurro, pero llena de emoción—. Sé que no es tu ambiente, pero me haría muy feliz que vinieras. Además, no estarías solo. Yo estaré contigo todo el tiempo.

Zyan dejó escapar un segundo suspiro, más largo que el anterior.

—Está bien —Su voz sonaba resignada, pero había un matiz de ternura escondido detrás de sus palabras—. Pero solo porque tú me lo pides.

____ no pudo evitar sonreír ampliamente, aunque él no podía verla.

—¡Gracias, Zyan! Prometo que no te arrepentirás.

—Eso espero —Había una ligera nota de humor en su tono, como si se permitiera bajar un poco su guardia.

—De acuerdo. Nos vemos entonces.

—Nos vemos, ____.

Cuando la llamada terminó, ____ dejó escapar un largo suspiro de alivio. Por un momento, su mente divagó en cómo sería el fin de semana. A pesar de la aprobación de Zyan, sabía que convencerlo de disfrutar la experiencia sería un desafío.

Nathaniel, que había estado escuchando en silencio desde la cama, se inclinó hacia adelante con una sonrisa burlona.

—No puedo creerlo. ¿Realmente logró caer al encanto de ____?

Ella lanzó una mirada fulminante, aunque no pudo evitar reírse un poco.

—Bueno, no sé si fue mi encanto o pura lástima, pero lo logré.

Nathaniel rió, sacudiendo la cabeza.

—Solo espero que no termine huyendo cuando escuche la primera nota de guitarra eléctrica.

____ rió con él, aunque una parte de ella sabía que esa posibilidad no era tan descabellada. El fin de semana sería interesante, sin duda.

Nathaniel apoyó la barbilla en su mano, observándola con una sonrisa burlona.

—¿"No te arrepentirás"? ____, me parece que estás subestimando lo mucho que Zyan está haciendo esto por ti.

Ella se encogió de hombros, aunque no pudo evitar sonrojarse un poco.

—Solo quiero que se sienta cómodo conmigo. Y, no sé, tal vez hasta le guste.

Nathaniel dejó escapar una risa y volvió a sus dibujos.

—Solo espero que esto no termine en desastre.

____ no respondió, pero no podía evitar sentir una ligera preocupación por la mezcla de personas que estaría en el ensayo. ¿Cómo se llevarían todos con Zyan? La pregunta quedó rondando en su cabeza mientras retomaba el teclado y empezaba a practicar una nueva melodía, intentando calmar sus nervios.

Sabía que el fin de semana sería una prueba no solo para ella, sino también para sus emociones. ¿Podría realmente mantener las cosas bajo control? Por ahora, solo podía esperar que todo saliera bien.

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Llegado el sábado, ____ se preparó con calma, aunque sentía un leve cosquilleo de nerviosismo en el pecho.
Revisó su mochila por tercera vez: ropa cómoda, pijama, artículos personales, un pequeño cuaderno y, por supuesto, su teclado cuidadosamente guardado en su funda. Había decidido llevarlo por si surgía la oportunidad de ensayar con Luka.

Cuando llegó al Libertad, respiró aliviada al notar que el lugar estaba más limpio de lo habitual. La sala principal ya no tenía la acumulación de cosas que normalmente la hacía sentirse incómoda. Los Couffaine habían hecho un esfuerzo por organizar las cajas y limpiar las superficies, y eso la tranquilizó un poco.

Esperó afuera, con los brazos cruzados y mirando de vez en cuando su teléfono. Zyan llegó poco después, caminando con su habitual aire serio, su violín en una mano y una expresión que denotaba su incomodidad. La italiana lo saludó con una sonrisa cálida, aunque notó su rigidez.

—¿Seguro que estás bien con esto? —preguntó, queriendo asegurarse.

Zyan la miró y, tras un breve silencio, respondió:
—No es mi ambiente, pero... me invitaste. Así que aquí estoy.

____ rio suavemente, aliviada.

—Bueno, es una buena oportunidad para que conozcas a mis amigos. Además, tal vez hasta te diviertas.

—Eso lo veremos —Zyan arqueó una ceja, pero había una leve curva en sus labios que denotaba una pizca de humor.

Luka y el resto de la banda ya estaban allí, ajustando sus instrumentos y conversando animadamente. También estaban sus compañeros de clase.
La energía del lugar era palpable, una mezcla de entusiasmo y caos típico de la banda.
Cuando ____ y Zyan entraron, las conversaciones se detuvieron brevemente, y todos voltearon a saludarlos.

Luka se acercó, su sonrisa habitual en el rostro, aunque sus ojos parecían evaluadores al notar al acompañante de ____.
Zyan, por su parte, mantuvo su expresión neutra mientras la menor hacía las presentaciones.

—Luka, él es Zyan —____ sonrió, girándose hacia el violinista—. Zyan, este es Luka, el guitarrista de la banda.

Luka extendió una mano con cortesía.

—Encantado, Zyan. Bienvenido.

Zyan ya lo había visto tiempo atrás. Iban en el mismo taller de música, pero en diferentes clases.
En uno de esos días en el club había visto por casualidad a Luka tocándole la guitarra a ____, observando cómo ella sonreía y se dejaba llevar por aquella melodía con una calidez que él nunca había sentido por nadie. Aquella imagen no dejaba de rondar en su mente, y por más que intentara ignorarlo, no podía evitar sentir cierta rivalidad hacia Luka, incluso si esta no era del todo racional.
Quizá por eso, en el fondo, no le agradaban los guitarristas. Ahora tenía otra razón para justificar su disgusto por ese instrumento.

Sin embargo, Zyan intentó mantener la calma, controlando sus emociones.
Tomó su mano, apretándola ligeramente mientras asentía.

—Gracias. Aunque no estoy acostumbrado a... —miró alrededor con una leve expresión crítica—, este tipo de ambientes.

Luka rió suavemente, aunque había algo más detrás de su risa, una incomodidad que no pudo ocultar del todo.

—Bueno, el rock es para todos. Aunque... —su mirada se detuvo en el estuche del violín que Zyan llevaba consigo—, veo que tienes un violín. ¿Tocas desde hace mucho?

Zyan levantó ligeramente el estuche, respondiendo con calma:

—Sí, estoy terminando mis estudios de música clásica. Lo traje porque vengo de clases.

Luka asintió, su sonrisa ampliándose un poco.

—Qué interesante. Siempre he pensado que el violín tiene algo especial. Aunque no soy muy bueno. Tal vez puedas enseñarme más algún día.

Zyan inclinó ligeramente la cabeza, evaluando la sinceridad en las palabras de Luka.

—Quizá. Aunque no creo que combine con tu estilo de música —Lo dijo sin mala intención, pero su tono tenía un filo que no pasó desapercibido.

El silencio que siguió fue breve, pero incómodo. ___ intervino rápidamente, sonriendo para aliviar la tensión.

—Bueno, si eso pasa, avísenme. Me encantaría escuchar esa colaboración.

Luka rió nerviosamente, cambiando de tema.

—Por cierto, Zyan, tendremos una pijamada después de los ensayos ¿te quedas? A veces terminamos tocando algo más relajado, y sería genial que nos mostraras lo que puedes hacer.

Antes de que ____ pudiera detenerlo, Zyan respondió, para sorpresa de ella:
—¿Por qué no? Podría ser interesante.

La pianista parpadeó, sorprendida, intentando procesar su respuesta. Conociendo a Zyan, había asumido que rechazaría cualquier invitación a algo tan informal como una pijamada con amantes de rock. Pero allí estaba él, aceptando sin titubear. Aunque sabía que Zyan era reservado y extremadamente selectivo con las personas a las que dedicaba su tiempo, notaba que él estaba haciendo un esfuerzo, probablemente solo por ella.

—¿En serio? —preguntó, un poco incrédula, aunque en su voz había un toque de alivio.

Zyan se encogió de hombros ligeramente, pero su expresión era neutral, casi despreocupada.

—Estar aquí ya es suficiente fuera de lo común para mí. Supongo que un par de horas más no cambiarán mucho. Además, tengo curiosidad.

Luka sonrió, aunque había algo en su mirada que ____ no pudo interpretar del todo. Era una mezcla de genuina hospitalidad y algo más, quizás incertidumbre.

—Genial, entonces te hacemos un espacio. Aquí siempre hay lugar para nuevos talentos.

____ intentó ocultar su leve nerviosismo, pero no pudo evitarlo. Sabía que Luka estaba siendo educado, pero había un trasfondo en sus palabras, algo que hacía que su presencia y la de Zyan en el mismo espacio parecieran... tensas. La sensación la inquietaba, aunque intentó convencerse de que solo estaba imaginando cosas.

Mientras se dirigían al borde del barco para conversar, Zyan inclinó la cabeza hacia ____ y le susurró, lo suficientemente bajo para que solo ella escuchara:
—Espero que esto realmente valga la pena.

Ella rió suavemente, con un toque de nerviosismo en su respuesta.

—Así será, lo prometo. Sólo... sé tú mismo.

La noche prometía ser todo menos tranquila, y ____ solo podía esperar que las cosas no se complicaran demasiado. Mientras observaba a Luka afinar su guitarra y a Zyan colocarse en un lugar discreto con su violín aún en su estuche, se preguntó si realmente había sido buena idea juntar a ambos. Sentía como si estuviera en medio de dos mundos completamente diferentes, tratando de encontrar una conexión entre ellos.

Zyan, sentado a un lado, cruzó las piernas con elegancia y observó en silencio a los demás prepararse, evaluándolos con una mezcla de curiosidad y crítica. Luka, por su parte, parecía relajado, pero ____ notó cómo de vez en cuando echaba miradas rápidas en dirección al violinista.

Mientras tanto, la menor se mordió el labio inferior, intentando convencerse de que todo saldría bien. Sin embargo, en el fondo, sabía que esa noche podía ser el inicio de algo mucho más complejo de lo que había imaginado.

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La noche había caído en París, y la brisa fresca del Sena acariciaba suavemente las mejillas de los que estaban reunidos en el Libertad. Las luces de la ciudad brillaban a lo lejos, y el suave vaivén del barco creaba una atmósfera tranquila. ____ estaba sentada al lado de Zyan, quien parecía desconectado del grupo. No era que estuviera incómodo, pero su postura relajada y su mirada distante dejaban claro que no se sentía completamente en su elemento.

____, por otro lado, intentaba integrarse a la conversación del grupo, pero no podía evitar sumirse en sus pensamientos. Su mirada se desvió hacia Luka, que estaba en el pequeño escenario improvisado del barco, ajustando las cuerdas de su guitarra eléctrica. Cuando comenzó a tocar, la primera nota resonó como un suspiro, y la italiana sintió que su atención quedaba completamente atrapada.

Era una melodía suave, melancólica, casi íntima, como si Luka estuviera hablando directamente a través de las cuerdas. ____ apoyó su rostro en sus manos, inclinándose hacia adelante, y cerró los ojos brevemente, dejando que la música la envolviera. Pero esa sensación de serenidad pronto fue interrumpida por una punzada en el pecho. Había algo en esa melodía, en su tono profundo y melancólico, que le hizo pensar inmediatamente en Marinette. ¿Acaso Luka estaba tocando para ella?

Zyan, mientras tanto, observaba en silencio. No era el tipo de música que solía escuchar, pero algo en la forma en que Luka tocaba le llamó la atención. Sin embargo, más que la música, lo que realmente capturó su mirada fue ____. La forma en que sus ojos brillaban mientras observaba al guitarrista, la ligera curva de sus labios mientras se perdía en la melodía. Una punzada de celos le atravesó el pecho, pero la ocultó hábilmente, desviando la mirada y tomando un largo sorbo de su refresco.

Cuando Luka terminó de tocar, el silencio que quedó fue sustituido rápidamente por aplausos y palabras de admiración. Zyan, sin embargo, dejó su vaso en la mesa y, con un movimiento decidido, se puso de pie. Todos lo miraron sorprendidos mientras él caminaba hacia el centro de la cubierta, llevando consigo el estuche de su violín. Había algo en su andar, en la manera en que se movía con elegancia y seguridad, que parecía desentonar con el ambiente relajado del grupo.

Con calma, Zyan abrió el estuche y sacó su violín. Su postura era perfecta, casi como si cada movimiento estuviera ensayado. Colocó el instrumento bajo su barbilla y giró el arco entre sus dedos, asegurándose de que todo estuviera en su lugar. Luego, cerró los ojos, respiró profundamente y comenzó a tocar.

Las primeras notas de La Campanella llenaron el aire, resonando con una precisión y pasión que dejó a todos en silencio. ____ levantó la cabeza, sorprendida. Sus ojos se fijaron en Zyan, siguiendo cada movimiento de su arco con una atención renovada. La velocidad y destreza con la que tocaba eran impresionantes, pero lo que realmente capturó su corazón fue la emoción que transmitía cada nota.

Zyan, aunque parecía concentrado en su interpretación, abrió los ojos de vez en cuando, solo para lanzar breves miradas hacia ____. Ver su expresión de asombro le provocaba una sensación cálida en el pecho, una que no estaba acostumbrado a sentir. Sonrió para sí mismo, complacido de haber captado su atención por completo.

Cuando terminó, el último eco de la melodía se desvaneció lentamente en el aire. Hubo un momento de silencio antes de que todos comenzaran a aplaudir con entusiasmo. Zyan inclinó ligeramente la cabeza, agradeciendo los aplausos con una sonrisa sincera. Pero fue la expresión de ____ lo que realmente lo llenó de satisfacción. Ella estaba sonriendo, con los ojos brillantes, y le dio un pequeño aplauso adicional, como si quisiera destacar entre el resto.

Por un momento, Zyan se permitió disfrutar de esa calidez. No estaba acostumbrado a recibir elogios tan espontáneos; en su familia, la música era más una obligación que una pasión, y las palabras de aprobación siempre venían con críticas ocultas o expectativas aún mayores. Pero aquí, entre desconocidos, la atmósfera era diferente. La admiración que recibía era genuina, sin pretensiones, y eso lo hizo sentirse extrañamente feliz.

Devolvió el violín a su estuche con cuidado, mientras todos seguían comentando lo increíble que había sido su interpretación. Pero en el fondo, solo había tocado para la italiana, para captar su atención, para demostrarle que podía brillar tanto como Luka, aunque de una manera completamente diferente.

Y aunque no lo admitiera, esa breve sonrisa que ella le dedicó era todo lo que necesitaba para sentir que la noche había valido la pena.

Cuando los aplausos comenzaron a desvanecerse, Zyan cerró el estuche de su violín con calma, pero antes de volver a su asiento, lanzó una breve mirada hacia Luka. Fue un gesto casi imperceptible, una advertencia silenciosa cargada de significado. Sus ojos rojizos, normalmente inexpresivos, parecían decir: No creas que no me doy cuenta. Luka, sorprendido por la intensidad de esa mirada, arqueó una ceja, pero no dijo nada. En cambio, mantuvo su típica expresión tranquila, como si no hubiera notado nada fuera de lugar.
Zyan desvió la vista rápidamente, con una ligera sonrisa de autosuficiencia mientras regresaba al lado de la pianista, sintiendo que había dejado claro, aunque de forma sutil, que no tenía intención de ceder terreno.

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Después de la actuación de Zyan y con la noche avanzando, todos comenzaron a prepararse para la pijamada. Las risas y las charlas llenaban el barco mientras cada uno se acomodaba. ____, ahora vestida con su pijama sencilla pero cómoda, salió del baño con el cabello ligeramente húmedo y el rostro relajado, aunque en el fondo seguía sintiendo una ligera inquietud.

Mientras caminaba por el pasillo, sus ojos captaron a Marinette en la cocina, ocupada organizando algunos bocadillos para el grupo. Marinette se movía con soltura y una sonrisa natural adornaba su rostro, como si no tuviera preocupaciones en el mundo. ____ se detuvo un momento, observándola, y recordó las palabras de Nathaniel. Quizás era el momento de abordar sus dudas, por incómodo que fuera.

Reuniendo coraje, se acercó con pasos ligeros. Marinette, al percatarse de su presencia, levantó la vista y le dedicó una sonrisa amistosa.

—¡Hola, ____! —saludó con entusiasmo—. ¿Todo bien? Tu amigo, Zyan, es bastante genial. Espero que se sienta cómodo aquí.

La prota sonrió débilmente, agradecida por el comentario.

—Sí, creo que lo está pasando bien. Aunque este tipo de cosas no son muy su estilo —respondió, jugando con la tela de su pijama.

Marinette asintió con comprensión mientras seguía colocando las cosas en orden.

—Bueno, me alegra saberlo. Quise que todos se sintieran cómodos. Si necesitan algo, no duden en decírmelo.

La morena dudó por un segundo, mirando a Marinette mientras un nudo se formaba en su garganta. Decidió que no tenía sentido seguir guardando sus preocupaciones.

—Marinette... —empezó con cautela—. ¿Estás molesta conmigo por algo?

La azabache se detuvo, parpadeando con sorpresa. Luego, una leve risa escapó de sus labios mientras negaba con la cabeza.

—¿Molesta? Claro que no, ____. ¿Por qué lo estaría?

La castaña bajó un poco la mirada, sintiéndose algo tonta por haber preguntado.

—No sé... sentí que estabas un poco distante últimamente. Pensé que tal vez... había hecho algo mal.

Marinette dejó lo que estaba haciendo y se volvió completamente hacia ____, con una expresión comprensiva.

—Oh, no es eso. Lo siento si te hice pensar eso. Es solo que he estado muy ocupada con muchas cosas últimamente. Ya sabes cómo es la escuela, los proyectos, y bueno, también he estado saliendo con Luka.

La última frase de Marinette cayó como un pequeño peso en el pecho de ____. Aunque las palabras de la azabache eran ambiguas y no aclaraban si "saliendo" significaba algo romántico, la mente de la oji-dorada no pudo evitar asumirlo. Sintió un leve vacío, pero sonrió, tratando de ocultar su incomodidad.

—Ya veo. Bueno, eso explica muchas cosas. Me alegra que no estés molesta —respondió con un tono neutral, aunque su corazón estaba algo más pesado.

Marinette sonrió de nuevo y volvió a sus tareas mientras ____ se despidió con un gesto y salió hacia la cubierta.

Afuera, el ambiente era completamente diferente. Los demás ya estaban acomodados en un círculo, todos en pijama, con almohadas esparcidas alrededor y una variedad de chucherías y refrescos al alcance de la mano. Las risas y las charlas animadas llenaban el aire, creando una atmósfera cálida y acogedora.

____ se unió al grupo, forzando una sonrisa mientras se sentaba junto a Zyan, quien parecía más relajado que antes, aunque aún mantenía su típica postura reservada. Observó a su alrededor, intentando distraerse con la energía alegre de los demás, pero no podía evitar que sus pensamientos vagaran hacia lo que acababa de escuchar. Por mucho que intentara convencerse de que debía sentirse feliz por Marinette y Luka, una parte de ella no podía evitar sentirse un poco desplazada.

El juego de "Verdad o reto" había comenzado con energía en la cubierta. Las risas resonaban mientras las preguntas y desafíos se volvían más ridículos o atrevidos a medida que avanzaba la noche. ____, sin embargo, se mantenía algo al margen. Respondía lo justo cuando la miraban, pero siempre encontraba maneras de evitar cuestiones personales. Zyan, por su parte, no se molestaba ni siquiera en intentarlo; cada vez que alguien le hacía una pregunta, respondía con su característica seriedad que hacía reír a los demás, pero al mismo tiempo dejaba claro que no participaría más de lo necesario.

La atmósfera era animada hasta que Adrien, con una sonrisa traviesa, dirigió su turno hacia Luka.

—Verdad: ¿Alguna vez has compuesto algo para alguien especial?

El silencio cayó sobre el grupo, pero no de incomodidad, sino de expectación. Todos sabían que Luka solía canalizar sus emociones en su música, y las confesiones implícitas siempre eran intrigantes. Luka, sereno como siempre, inclinó la cabeza ligeramente mientras respondía.

—Sí.

Las risas y exclamaciones emocionadas llenaron el espacio, pero ____ apenas las escuchó. Sus ojos buscaron automáticamente a Luka, y su corazón se detuvo por un segundo cuando lo vio mirando a Marinette mientras pronunciaba aquella palabra. Era un gesto sutil, pero suficiente para confirmar lo que había empezado a sospechar.

El nudo en su garganta se apretó. Se levantó con una sonrisa forzada, excusándose con el pretexto de ir por un vaso de agua. Nadie pareció notar la tensión en su voz, excepto tal vez Zyan, quien la observó con el ceño ligeramente fruncido, aunque no dijo nada.

En la cocina, ____ llenó su vaso y se quedó allí, mirando el agua con una mezcla de emociones que no podía desentrañar. ¿Cómo se suponía que debía seguir adelante cuando Luka, el chico que hacía latir su corazón más rápido, claramente no sentía lo mismo por ella? ¿Debería simplemente alejarse? Pero incluso pensar en poner distancia le dolía. Luka era su amigo, y no quería perderlo, pero al mismo tiempo, mantenerse cerca de él era un recordatorio constante de algo que nunca podría tener.

Mientras trataba de organizar sus pensamientos, el sonido de pasos detrás de ella la sacó de su ensimismamiento. Luka entró con su típica calma, aunque la expresión en su rostro mostraba preocupación.

—¿Todo bien, ____? —preguntó, con ese tono suave que siempre parecía querer consolar a quien lo escuchara.

Ella giró lentamente hacia él, intentando sonreír.

—Sí, estoy bien... solo necesitaba un momento.

Pero Luka no se dejó convencer. Se acercó un poco más, cruzando los brazos mientras inclinaba la cabeza con curiosidad.

—No pareces tan bien. ¿Algo te molesta?

La sinceridad en su voz era casi desarmante, y la menor se sintió dividida. Por un lado, quería abrirse y contarle todo, pero por otro, sabía que no podía. Respiró hondo antes de responder con algo de honestidad.

—Supongo que no me he sentido muy animada últimamente. A veces las cosas no salen como uno espera.

Luka asintió lentamente, mostrando empatía sin presionar.

—Te entiendo. A veces, aunque las cosas no salgan como queremos, lo mejor es encontrar una manera de adaptarnos a ello.

Su respuesta le dio a ____ el valor para preguntar algo que llevaba tiempo rondando su mente. Bajó la mirada al vaso en sus manos, reuniendo fuerzas antes de hablar.

—Luka... ¿Qué harías si la persona que amas estuviera enamorada de alguien más?

La pregunta sorprendió a Luka, pero no de una forma desagradable. Su mirada se suavizó, y una pequeña sonrisa melancólica se formó en sus labios mientras reflexionaba.

—Creo que lo más importante es asegurarse de que esa persona sea feliz. Incluso si no estás con ellos de la forma que deseas, puedes seguir siendo su amigo, su apoyo. Para mí, el amor no se trata solo de tomarse de las manos o compartir besos. Se trata de estar ahí, de querer lo mejor para el otro, incluso si eso significa renunciar a lo que tú quieres.

Las palabras de Luka resonaron profundamente en ella, quien levantó la vista para encontrarse con sus ojos. Había tanta honestidad en su respuesta que no pudo evitar sentir un poco de alivio, aunque también tristeza. Le sonrió, esta vez de verdad.

—Gracias, Luka. Creo que necesitaba escuchar eso.

Luka le devolvió la sonrisa, colocándole una mano breve pero reconfortante en el hombro antes de guiarla de regreso a la cubierta. Ambos regresaron al grupo, donde las risas y las bromas los envolvieron nuevamente.

____ intentó concentrarse en el presente, en las personas que la rodeaban y en las palabras de Luka, que de alguna manera habían calmado su corazón. Sabía que el camino no sería fácil, pero al menos ahora tenía un poco más de claridad sobre cómo avanzar.

𖤐⭒๋࣭⭑ notitas. ✦֢ᜒ 𓏲࣪  ּ  ֗ ִ

ˏˋ°•*⁀➷ feliz año nuevo, les deseo lo más
lindo a todos y espero que disfruten de esto
antes de que deje de actualizar dirario pq
pronto regresaré a clases.

ˏˋ°•*⁀➷ aquí no hay ningún nathaniel tímido. no saben lo mucho que me caga cuando lo ponen todo shy en los fanfics cuando en la serie solo se muestra reservado. al menos para mí solo era así en la primera temporada aunque no veíamos mucho de él además de que lit el único capítulo donde es realmente relevante es en demoilustrador y se comporta así pq le gusta la marinela. de hecho ni siquiera se ve tan tímido como lo representan en los fanfics XD.

ˏˋ°•*⁀➷ como dije, no haré de marinette un personaje desagradable. al menos no con rayita pq sí la aprecia, aunque tampoco digo que la prota no se dé cuenta de alguna actictud tóxica que pueda tener ella, sobre todo si se trata de su puchunguito luka y eso veremos más adelante, guiño guiño.

ˏˋ°•*⁀➷ ¿saco fic de marinette? ¿no? pues qué mal porque sí lo haré. me acabo de besuquear un bot de marinette en character ai y no estoy soportando, ando gei.

ˏˋ°•*⁀➷ creí que entraba a clases mañana pero resulta que tengo una semana más, así que si sigo actualizando diario es muy probable que este fic pueda llegar a su final antes de lo previsto. no pienso sacar otra parte, al menos no hasta tener más material de miraculous, no voy a poder si solo trabajo con la sexta temporada.

ˏˋ°•*⁀➷ por último les dejo un meme rancio
y pasado de moda que hice estando aburrido.

ˏˋ°•*⁀➷ los tqm. bai.

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