—Antes que nada déjame hacer algo que debería haber hecho hace mucho —le dije para luego darle una fuerte bofetada—eso es por engañarme con mi amiga hijo de puta—él se sobo la mejilla.
                         
Dios de haber sabido que se sentiría tan bien lo hubiera hecho desde un principio, ¿podía disimular y darle otra?
                         
—Sé que me lo merezco—dijo tratando de acercarse pero lo alejé—solo créeme cuando te digo que lo siento y que me arrepiento con todas mis fuerzas —reí con ironía.
                         
—Díselo a alguien que le importe—le escupí con rabia.
                         
—Sé que estás dolida pero al menos acepta que me sigues amando—lo miré indignada, abrí la boca para decir algo pero la volví a cerrar.
                       
Tenía dos opciones, pegarle otro bofetón o largarme de una vez de esta maldita fiesta a la cual no debí haber venido, me decidí por la segunda opción. No tenía caso seguir discutiendo con este imbécil.
                      
Sin decir nada me di la vuelta y me adentre a la casa, en busca de Nayeon, ignorando los gritos de Youngdae el mentiroso.
                         
Se me hacía un poco difícil ver con claridad ya que el lugar solo estaba iluminado por reflectores de colores pero pude al fin divisar a Nayeon cerca de la barra.
                         
Traté de llegar a ella y en el camino tuve que empujar a varios locos que se me lanzaban encima, esto parecía una batalla en vez de una fiesta.
                         
Cuando por fin pude lograr llegar a mi amiga me detuve al verla tomar de su cerveza como si no hubiera un mañana, rodé los ojos.
                         
—¿No es ni media noche y ya estas borracha?—le grité por encima de la música.
                         
—No estoy borracha solo estoy enojada—dijo mientras bebía de su cerveza.
                     
Iba a preguntarle que le pasaba pero Jihyo se me adelantó, llegó y se paró frente a Nayeon, la cual al verlo soltó un bufido.
                         
—Lárgate Jihyo no quiero verte la cara de gilipollas—le gritó exageradamente.
                         
—Podrías dejar de comportarte como una niñata y escucharme  —le dijo ella exasperada, yo observaba todo en silencio— mira siento si te incomodó lo que hice pero yo no me arrepiento de haberte besado—abrí los ojos como platos, ¡¿qué dijo?!
                         
¿Me voy por algunos minutos y mi amiga termina besándose con su amor de la infancia?, no quiero ni pensar lo que hubieran hecho si demoraba más que solo "algunos minutos".
                         
—Pues sí, si me incomodó porque con ese beso solo logras confundirme mucho más—le gritó Nayeon de vuelta.
                         
—¿Confundirte por qué?—dijo mientras se acercaba más a mi amiga.
                     
—Porque tú me...—antes de que dijera algo de lo cual se arrepentiría toda su vida me acerqué a ella y le tapé la boca riendo nerviosa.
                    
—Bueno creo que ambas han bebido demás y empiezan a decir tonterías —Nayeon forcejeaba conmigo para poder hablar—lo mejor será que no vayamos y mañana cuando se les pase la cruda se siguen maldiciendo —tomé a Nayeon del brazo y la saqué a regañadientes del lugar.
                       
La subí al auto y me dirigí a su casa, agradecí enormemente que yo solo hubiera bebido una cerveza porque aquí mi amiga la amorosa estaba más ebria que todos los de la fiesta juntos. 
           
Por el camino se reía sola y decía cosas sin sentidos, la tentación de grabarla y luego enseñárselo era muy fuerte pero desistí de mi malvado plan, será mejor que me concentre solo en manejar.

Al llegar tomé su brazo y lo coloqué alrededor de mi hombro pero ella se apartó un poco aturdida.

—Yo puedo sola—balbuceo— vamos a entrar—dijo dirigiéndose a la puerta yo la seguí con pasos suaves— ¿vienes?—me preguntó al ver cómo me detenía.

—Tu adelántate, iré detrás de ti —ella asintió y siguió caminando hacia la casa.

Soltando un suspiro me senté en el porche mirando la desolada carretera. Saqué mi teléfono al escuchar el sonido de una notificación.

Cerré un poco los ojos por la molestia del brillo de la pantalla pero luego me fui acostumbrando, miré de qué se trataba la notificación y solté un pequeño grito de rabia y frustración.

Era una foto de Youngdae con la zorra de Haneul besándose, la foto era de la fiesta. Solté el teléfono con rabia y pase mis manos por el cabello.

—Eres un capullo, mal nacido, hijo de puta—le grité al teléfono —y luego dice que se arrepiente, ¿de qué? ¿De no haberlo hecho antes?—estaba tan enojada que no había escuchado los pasos de alguien acercándose.

—Oye no sé lo que te pasa pero creo que tu teléfono no tiene la culpa— dijo Tzuyu con las manos en los bolsillos y su capucha negra con la que apenas podía ver su rostro.

—Ya pero no tengo a nadie más a quien gritarle—dije mientras me encogía de hombros, Tzuyu soltó un suspiro y se sentó a mi lado.

—¿Qué haces aquí en el porche?—la miré atenta—no se supone que deberías estar en la maravillosa fiesta —dijo con fingida emoción.

—Si claro búrlate, la fiesta fue un total fracaso—miré mis zapatos—¿y tú qué haces aquí a estas horas? Te hacía dormida— ella fijo su seria y vacía mirada hacia el frente.

—Necesitaba aire fresco, no podía dormir—dijo lo último susurrando.

—¿Quieres hablar de ello?—le dije con temor de que se altere, ella me miró con cierta diversión.

—¿Qué te hace pensar que me quiera abrir contigo?—dijo con burla.

—Bueno pues a veces no importa la persona con la que te desahogues siempre y cuando esté dispuesta a escucharte sin juzgar y todo necesitamos sacar lo que llevamos dentro—Ella se me quedó mirando— pero si no quieres entiendo—me puse de pie—que tengas buenas noches —dije para luego entrar a la casa dejando a Tzuyu  boquiabierta.

Si no quería hablar no iba a insistirle, pero enserio quería escucharla, desde lejos se veía lo necesitada que estaba por hablar con alguien, pero Tzuyu es tan rara que prefiere tragárselo todo y dejar que poco a poco la consuma.

Me coloqué un pijama que había dejado aquí y me acosté al lado de Nayeon que seguramente estaba en el sexto sueño por como roncaba.

Miré al techo y pensé en Tzuyu, es una chica muy misteriosa que quiere aparentar que puede con todo pero en el fondo sigue siendo esa niña pequeña que vio morir a sus padres.

Y pensando en la chica nerd fui quedándome dormida poco a poco.

(.....)

Ya era de día, había bajado a buscar desayuno para Nayeon, la cual no paraba de quejarse de su terrible dolor de cabeza, y estábamos desayunando en la cama.

—¿Oye hice muchas tonterías anoche?—terminé de masticar mi waffle.

—Estuviste a punto de confesarle a Jihyo tu amor hacia ella—ella abrió los ojos como platos y se puso colorada.

—¡¿Qué yo qué?!—gritó alarmada.

—Sip, de no ser por mí ya Jihyo supiera de tus sentimientos— ella soltó una risita nerviosa.

—¿De qué sentimientos hablas Sana?—la miré seria—estaba borracha, cuando uno está en ese estado dice bobadas—asentí.

—Si claro, ¿vamos Nayeon enserio piensas que me engañas a mí?—reí—te conozco desde que jugabas con muñecas, esa chica con solo una sonrisa te moja las bragas—dije bebiendo de mi jugo

—¡Eso no es cierto!—gritó— bueno tal vez un poco—se dejó caer de espaldas al colchón—es que no importa lo que yo sienta, Jihyo es una mujeriega y además ni siquiera me voltea a ver—me acosté a su lado.

—Pues eso no fue lo que yo vi anoche—ella volteó a verme— es decir gritó en plena fiesta que no se arrepentía de haberte besado, yo creo que le gustas— ella se sentó con rapidez.

—¡¿Qué?! ¡¿Yo lo besé?!—gritó para luego hacer un gesto de molestia por su dolor de cabeza, rodé los ojos.

—Dios Nayeon te pones tonta con resaca—me levanté y me dirigí al baño—como yo traje el desayuno te toca lavar los platos —dije a lo que ella me sacó el dedo corazón y yo le saqué la lengua.

Me miré en el espejo, Dios estaba espantosa, tomé un cepillo y comencé a desenredar el nido de pájaros que estaba hecho mi cabello mientras reía al recordar a Nayeon.

Creo que mi amiga no se ha dado cuenta que tiene a Jihyo babeando por ella.