𝐄𝐌𝐏𝐈𝐑𝐄 - 05
Comúnmente los viajes en avión suelen ser tediosos e insufribles para cualquier persona por las interminables y casi infinitas horas que se pasaba sentado en un espacio reducido a más de diez mil metros de altura viajando a una increíble velocidad de más de ochocientos kilómetros por hora.
Pero para Tzuyu las quince horas de vuelo que había entre Beijing y Washington D.C fueron muy pocas.
Durante el vuelo su mente cansada y descontrolada le negó el placer de descansar el tiempo que su cuerpo necesitaba, cada vez que cerraba sus ojos la imágen de cierta mujer de cabello azabache se hacía presente en ellos, cada vez que se distraía su mente le recordaba que estaba subida en un jet de camino a una nación muy lejana para casi, y prácticamente, rogarle a alguien más por ayuda para mantener estable su vida. ¿Qué tan bajo podía caer?
Para cuándo el avión tocó suelo en tierras americanas el piloto le informó a la emperatriz de China que todo había salido correctamente y que habían llegado al Aeropuerto internacional imperial de Miyawaki en la hora estipulada después de su pequeño retraso al salir de China; las 3:35 de la mañana.
La morena no quería bajarse del avión, ella simplemente quería hacerse bolita en su asiento y decirle al piloto que regresará de inmediato a Beijing, que la ayuda de la azabache no era tan necesaria como lo parecía, pero cuando Shuhua le dijo que dejará de lado ese comportamiento inmaduro Tzuyu supo que no tenía otra opción más que aceptar, tragarse a fondo blanco su orgullo e inmadurez y enfrentar al mundo y sus problemas como la adulta que se suponía era. Tras estirar su cuerpo durante unos minutos la morena salió del avión a pasos lentos tras de Shuhua, quién iba hablando por teléfono con alguien quien Tzuyu desconocía por el momento.
Tras salir de la zona de llegadas del aeropuerto por una puerta secreta del ojo público tanto Tzuyu cómo Shuhua salieron al estacionamiento privado reservado para la comodidad de personas que poseían un estatus social alto, quién en este caso sería la persona más importante en todo el oriente asiático. Pronto una camioneta bastante grande y que se notaba demasiado segura llegó hasta el frente de ellas, casi de inmediato un hombre vestido de traje negro y lentes oscuros se bajó del auto y se postro frente a ellas, reverenciando al par de mujeres en el proceso.
—Su alteza Zhou, princesa Yeh, sean bienvenidas a Washington D.C, espero que su vuelo hasta aquí haya sido ameno -este dijo con su voz gruesa, este hizo señas a varios hombres que se bajaron de otro auto para que comenzarán a llevar el equipaje de las dos mujeres- Fui enviado por la emperatriz T/n a su encuentro para escoltarlas y llevarlas al palacio, allí podrán descansar unas horas de su largo vuelo y tomar un baño si así lo desean para estar relajadas. Su majestad T/n las verá en el desayuno, hoy son sus invitadas especiales.
—¿Invitadas especiales? -preguntó Shuhua curiosa, el hombre asintió.
—Aunque su llegada no estaba planeada con anterioridad esto sigue siendo una visita de estado en todo sentido y regla, una monarca extranjera nos visita por primera vez, sea privada o no hay que darle a esta reunión toda la importancia que se merece -respondió este, luego abrió la puerta- Más que todo si se trata de alguien tan importante para la emperatriz T/n cómo lo es su alteza real Zhou.
¿Importante para T/n?
Tzuyu se había quedado en blanco ante las palabras del hombre, ella, ¿Importante...?
¿Acaso ese hombre sabía algo que ella no? ¿Al menos sabía que antes hubo algo?
Fue cuestión de segundos para que Shuhua la empujara suavemente al interior del auto, cerrando la puerta y arrancando poco después.
—No seas tan obvia Tzu, hay personas que no deben de saber del por qué estabas tan renuente a venir hasta ahora -explico la rubia en un susurró, Tzuyu asintió- El sujeto sabe que tú y T/n fueron amigas de infancia, no necesariamente tiene que referirse a eso.
—Fue un reflejo solamente -explico ella nerviosa mirando a través de la ventana hacia las solitarias calles, Tzuyu realmente agradecía que el auto tuviera una separación con la cabina de conducción- Solo me sorprendió un poco, no más...
Shuhua asintió soltando un suspiro, recostando su cuerpo en el espaldar del asiento. —Estoy empezando a creer que esto fue una mala idea -dijo- será una semana muy larga...
—Son tres semanas, de hecho.
—¿¡Qué!?
Tzuyu rió suavemente.
—Tengo tres semanas para convencer a T/n para que me ayude -esta susurró con sus brazos cruzados, aún viendo hacía afuera- Si en ese tiempo no he podido obtener nada... -luego giro su mirada para ver a a la menor- Lo mejor es que vaya buscando las palabras correctas para mí discurso de abdicación...
—No creo que eso suceda... ¿O si?
Tzuyu asintió.
—Ya está sucediendo -respondió- Lleva años ocurriendo. Solo estamos viviendo los momentos finales.
Literalmente era una cuestión de vida o muerte.
—No había nadie esperándonos en el aeropuerto -musitó Tzuyu riendo después de un largo momento en silencio, Shuhua la miró- Es extraño no tener a cientos de personas tras de ti con una cámara y un micrófono atosigandote.
—Soojin dijo que T/n pagó una enorme cantidad de dinero de su propio bolsillo a las cadenas televisivas para tener cuatro días libres de prensa, hasta donde sé todos los periodistas están cubriendo y reportando los ejercicios navales y los eventos preparativos antes del festival de Otoño y que casualmente es el aniversario número cuatrocientos dos de la revolución de independencia. Es una fecha muy importante. Así que no tenemos que preocuparnos por qué alguien nos este siguiendo, nuestra salida de Beijing y nuestra llegada aquí fue hecha bajo pseudónimos y compras de boletos por terceros, además de establecer una hora de llegada en la que el aeropuerto está cerrado en su totalidad y nadie puede dar veracidad de que un jet privado en modo furtivo aterrizó en uno de los aeropuertos más grandes del mundo -explico- Si tú querías hacer esto en secreto ella se encargó de llevarlo hasta el extremo.
—Ella lo pensó en todo...
—Claro que lo hizo, es la persona más poderosa que ha existido en todo el mundo -agregó Shuhua- Pasar de incógnito ya es parte de su rutina.
Finalmente el silencio se instauró en el auto que avanzaba tranquilo y silencioso en las poco concurridas autopistas, todo bajo la atenta y fija luz de la luna, que las seguía constantemente durante todo su viaje.
Aún faltaban algunas decenas de minutos para llegar hasta el palacio, descansar su cuerpo fue la mejor opción que pudo haber tomado en el momento.
—Hemos llegado altezas.
En cuando la voz del conductor y guardaespaldas resonó en la cabina trasera Tzuyu despertó de golpe, Shuhua siguió su ejemplo segundos después. El auto ya se había detenido en su totalidad, y tras haber avanzado unos cuando metros más este estuvo frente a lo que parecía ser un gigante blanco. —Sean bienvenidas al palacio de las américas, hogar de la emperatriz y centro mundial del poder americano -musitó esté.
Tzuyu, quién nunca antes había visto el palacio más allá de fotografías que había en internet se quedó totalmente sorprendida ante este. El edificio ers enorme, con extensos jardines, decenas de fuentes e iluminado por lámparas artificiales hizo que Tzuyu se replanteara en su interior el significado de enorme. Si su palacio en Beijing era grande este dejaba al suyo como una pequeña residencia.
—Es enorme -dijo Shuhua igual de sorprendida que Tzuyu- y muy hermoso...
Mientras ellas admiraban el lugar sus equipajes fueron bajados del otro auto que llegó tras ellas, casi de inmediato cinco hombres salieron de la puerta principal del palacio y tomaron sus pertenencias, desapareciendo de ahí tan rápido como llegaron.
—La construcción del palacio imperial inicio en 1683 bajo las órdenes de la emperatriz Sakura l, quién deseaba trasladar la capital de Nueva Granada a la entonces recién planeada ciudad de Washington D.C, la construcción duro 38 años y finalizó en 1720, la emperatriz Sakura l murió ese mismo año y su hijo Akira oficializó a la ciudad como capital del imperio, desde entonces todos los emperadores han vivido aquí -explico esté, haciendo que las dos mujeres lo siguieran- Siete arquitectos y más de veinte mil constructores edificaron el palacio para que se asemejara a los grandes palacios que se encuentran en gran parte de Europa, cuenta con 292 habitaciones, cinco bibliotecas, cuatro oficinas, siete suites, la habitación imperial y la oficina privada de la emperatriz que se encuentra en la habitación más grande del lugar además del comedor y restaurante.
—¿Por qué tantas habitaciones?
—Era el megalomanismo de los anteriores emperadores lo que influyó en ese sentido, muchas de ellas funcionan como oficinas de la gente del gobierno, otras son habitaciones, salas de juego, salas de visitantes y otras más -explico el hombre, guiandolas por el pasillo hasta el elevador, luego presionó el botón que las llevaba hasta el piso quince, el último del lugar- Sus altezas se hospedaran en una de las siete suits que la emperatriz preparó para ustedes cuando se enteró de su visita, sientasen a gusto de visitar el palacio y sus alrededores con total libertad, después del desayuno se les dará la agenda de la emperatriz y un espacio para que hablen en privado.
—Entiendo -dijo Tzuyu, luego suspiró- Espero no estar interrumpiendo algo importante.
—No lo creo -explico el hombre- La emperatriz suele despejar su agenda cuando un líder de estado viene de visita, en los últimos dos días ha estado realizando sus deberes y compromisos para poder estar totalmente libre durante el tiempo que se vaya a quedar su alteza.
Luego, cuando el elevador se detuvo y las puertas se abrieron los tres caminaron por el pasillo, pisando la suave alfombra con cada lado que daban, finalmente se detuvieron frente a una puerta casi al final del pasillo.
—Esta es su habitación, todas sus pertenencias fueron dejadas en el living, para ingresar utilicen la tarjeta digital que les daré -y efectivamente este les entregó una tarjeta, Shuhua la tomó- mañana con más tiempo y calma se les ingresará su huella dactilar al sistema para mayor comodidad, seguridad y privacidad.
—Es increíble -alardeó Shuhua- Deberíamos implementar esto en casa, es estupendo.
Tzuyu y el hombre rieron.
—Lo tendré en cuenta -dijo Tzuyu, luego miró al hombre- ¿A qué hora nos reuniremos con la emperatriz?
—El desayuno será servido a las nueve de la mañana, que es cuando la emperatriz termina su rutina matutina -respondió él- No se preocupen por esto, en unas horas alguien vendrá por ustedes y las llevará hasya el comedor para que no se pierdan de camino allí.
—Okay... Muchas gracias...
—Es con todo el gusto alteza, es mi deber -dijo esté- Espero que puedan descansar.
Tras una despedida el hombre dió media vuelta y se marchó de allí. Tzuyu paso la tarjeta por el lector y la puerta se abrió. Shuhua rápidamente entro a la habitación maravillandose enormemente por lo que allí había. Mientras está entraba la única puerta que estaba al final del pasillo llamo su atención; de madera oscura y finos acabados, brillante y enorme en comparación a las otras.
Rápidamente el corazón de Tzuyu se agitó, golpeando su pecho con fuerza. La morena exhaló el aire que tenía en sus pulmones para calmar su repentino ataque de nervios, y cerrando la puerta tras de si entro a la habitación.
Cómo siempre, el mejor exponente para demostrar poder es el tamaño de las cosas, y por supuesto, este siempre será mi castillo preferido (que en realidad es un hotel, xd) para referenciar a un palacio.
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