Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈𝐈

TW// Homofobia; acoso sexual.

Me había levantado con un fuerte dolor de cabeza a causa de los interminables trabajos que nos había dejado el profesor Kim. Este hombre solo se caracterizaba por sus horribles; largas y aburridas clases.

Había pasado toda la noche adelantando las tareas pues tenía una tarde ajetreada en la parroquia de San Miguel Arcángel y amaba ir a la iglesia los miércoles. Ir al grupo de pureza y castidad fue una de las mejores decisiones que había tomado en la vida; y fue alabada por mis padres cuando oyeron que quería ser parte de la congregación. Estos aceptaron sin problemas mi decisión en cambio mi hermana...

Ella siempre había mostrado su descontento con el convento y con el seminario de la iglesia. Decía que con simplemente irse los domingos a la misa, ayudar al prójimo y ser buena gente ya era suficiente para tener un lugar en el reino de los cielos; pero no es tan simple como aparenta. Si bien, es verdad que uno debe ser buena persona y tal, pero no te basta para ingresar.

Dejenme explicarles; la vida es una constante prueba que Dios nos da, él nos crea y desde el momento de la concepción ya ha escrito tu vida por completo, él conoce todo de ti, hasta aquellas cosas que ni siquiera tú sabías que eras. Él tiene un reino hermoso allá en los cielos y solo unos pocos son dignos de entrar allí. Pero su misericordia es mucho más grande de lo que han oído, su amor no tiene fin por lo que nos ha dado medios para lograr nuestra salvación y así librarnos de la condenación eterna. Son medios para esto el; Ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar, confesarse y comulgar, mantener la pureza del alma ante las tentaciones, evitar cometer actos impuros, evitar los malos pensamientos, evitar "amar" a alguien de tu mismo sexo, evitar tener sexo antes del matrimonio, ayudar al prójimo, salvar las dos vidas, obedecer siempre los mandatos de Dios; escuchar y practicar su palabra, estar bautizado por medio de la iglesia católica; la única y verdadera, fundada por Cristo Jesús; servir a Dios en las diferentes áreas impuestas, como por ejemplo los Monaguillos, fieles servidores del altar, aquellos que acompañan a los Sacerdotes en cada misa por más larga que sea; las Hermanas de la congregación, aquellas que están en constante oración para la salvación de los pecadores.

Y si eres joven y buscas un lugar en donde encajar, ver aquellos grupos en donde puedes pasar un buen rato y encontrar gente que vale la pena en esta vida, no como los mundanos que puedes encontrar en cualquier parte.

Yo había decidido mi destino y nadie haría que cambie de parecer... O al menos eso creía...

—Permiso Lee, tengo prisa—Espetó haciéndome a un lado para luego alejarse de mi.

Siempre tengo una pequeña discusión con aquella pecadora. Ella siempre estuvo al servicio de la iglesia siendo conocida como una de las más fieles y problemáticas que la Parroquia de San Miguel Arcángel haya tenido el desagrado de albergar...

Siendo ella una persona con un pensamiento más liberal que el de muchos de los que aquí estamos presentes, siempre discute con los Sacerdotes y las Hermanas que simplemente buscan su salvación, ella siempre logra alejar a Dios de su vida... Incluyéndome...

Siempre he querido ayudar a YeJi a salir del mundo pecaminoso en que se encuentra viviendo, salvarla del sufrimiento eterno al que está condenada, demostrarle que hay un lugar más hermoso y en donde hay una fiesta enorme por un pecador que se arrepiente. Ojalá me escuchara para poder salvarla.

Llegué al convento y entré con una sonrisa en el rostro para saludar a la recepcionista; el convento de San Miguel Arcángel está a su vez asociado con un orfanato que lleva el mismo nombre.

Aquí se hospedan niños y adolescentes en situaciones de pobreza extrema o simplemente que fueron abandonados por personas irresponsables que fueron capaces de pecar y no hacerse cargo de los inocentes niños que no tuvieron culpa de nada.

—¿Como está hoy señorita Minatosaki?—pregunto sonriente a la recepcionista quién me devuelve la sonrisa.

—Estoy bien Chaer, pero puedes llamarme Sana y lo sabes—ríe.

Mantengo mi sonrisa y giro a ver hacia los niños que se encuentran jugando con las hermanas y las jóvenes que aguardan a sus clases—¿Puedo ver a los niños?—pregunto.

—Por supuesto Chaer; de hecho estaban preguntando por ti hace unas horas—respondió riendo.

Abro mis ojos con sorpresa al escuchar las palabras de la japonesa y giro a ver nuevamente a los niños, uno en particular me llama la atención por lo alejado que se encuentra de los demás... Deberé acercarme.

—Con permiso Sana, iré a ver a aquel niño—dije suavemente mientras miraba al niño solitario.

—Oh ¿Ese niño?—preguntó la japonesa—Él siempre está solo o viene a hablar conmigo cuando se siente aburrido—explica—No te preocupes por él, no le molesta la soledad, al contrario, parece gustarle estar solo.

Lo miro atentamente y noto la tristeza en sus acciones, como pasea con desgano arrastrando su mano por la pared, avanzando a paso lento por el pasillo del convento.

—Iré a verlo Sana, un placer verte otra vez—sonreí y me alejé de ella para ir en compañía del niño.

Me acerco despacio hacia él intentando no asustarlo, pero se queda estático de repente.

—¿Usted busca a alguien?—pregunta el niño en un susurro.

Me muerdo el labio y aprieto mi falda secando el sudor de mis manos—¿Te encuentras bien pequeño?—pregunto nerviosa, era la primera vez que un niño comenzaba una conversación de esta manera.

Me recuerda a alguien...

—¿Estás triste por algo?—pregunté nuevamente tomando su rostro con una de mis manos empezando a acariciarle la mejilla al pequeño.

—Si...—susurra sorbiendose la nariz.

—¿Puedes decirme por qué?—pregunté sonriendole amablemente.

El niño apartó la vista y asintió con el semblante triste—Mi hermana se irá al infierno—susurró.

Esto claramente me asustó.

—¿Por qué dices eso pequeño?—pregunto con nerviosismo.

—Porqué a ella le gusta una niña y... y según la hermana JooHyun; las niñas que gustan de otras niñas se irán al infierno, junto con los niños que gustan de otros niños, y las niñas que matan bebés—expresó el niño—No quiero que mi hermana vaya al infierno—dijo entre lágrimas.

Al instante supe de quién hablaba...

Abracé al niño y acaricié su pelo mientras oía sus sollozos, él se escondió en mi cuello mientras yo me mantenía quieta esperando a que terminase de llorar para explicarle que aún hay esperanzas de salvar a su hermana.

—Pequeño, ¿como te llamas?—pregunté separandome para luego secar sus lágrimas.

—Do–DoYoung—respondió entre sollozos—H-Hwang Do-DoYoung...

Me quedé en silencio mientras lo miraba atentamente.

—¿Tú hermana es... Hwang YeJi?—pregunté nerviosa.

El niño asintió lentamente mientras se limpiaba las lágrimas.

—DoYoung...—dije suavemente—YeJi es una persona muy... Especial...—reí—Pero ella puede salvarse del infierno si tú la ayudas—sonreí orgullosa al ver el rostro lleno de interés del niño—Lo que tienes que hacer es...—

—Nada—fuí interrumpida por la fuerte voz de Hwang YeJi—Aléjate de él Lee—espetó empujandome logrando echarme al suelo.

—¡Yae–Yaetteong!—exclamó el niño saltando a abrazar a su hermana soltando lágrimas y sollozando en el hombro de su mayor—¿Es cierto que irás al infierno?—preguntó el niño con preocupación.

—¿¡Qué!?—soltó YeJi entre dientes.

Apartó al niño y me tomó el rostro con una de sus manos acercándome hasta ella—¿Qué mierdas le metiste en la cabeza a mi hermano Lee?—susurró con rabia apretandome las mejillas con más fuerza.

—N–nada—module como pude.

YeJi me soltó al ver el rostro asustado de su hermanito y me levantó jalandome del brazo—Escúchame—espetó en un susurro—No quiero que le implantes tus estupideces a DoYoung, todos en este lugar conocen las condiciones y aplican para todos, tú no serás la excepción—explicó señalandome—Y si no fuiste tú, deberé de hablar con las estúpidas monjas que se encuentran aquí—me soltó—Te lo dejo en claro ahora Lee, deja en paz a mi hermano ¿Entendido?.

Sin más nada que decir, solamente asentí.

Asentí bajando la mirada como siempre me lo habían enseñado; la obediencia era lo principal en este lugar y era uno de los votos que debía cumplir; me quedé estática mirando como los Hwang se alejaban hasta lo más solitario del convento, en donde nadie podría molestarlos.

DoYoung venía siguiendome con la mirada gacha mientras que yo lo guiaba por el convento buscando un lugar más o menos solitario en donde nadie pueda interrumpirnos.

—Habla ¿Qué te dijo Lee?—pregunté con el semblante serio.

El niño se quedó mirando al suelo agarrando sus ropas con miedo.

Lo miré atentamente hasta que oí sus sollozos; fue entonces que me arrodillé quedando a su altura solo para recibir al niño en mis brazos. Él se escondió en mí cuello soltando lágrimas y sollozando fuertemente. Se veía realmente afectado por algo que le habrá dicho ChaeRyeong. 

Acaricié el pelo de mi hermano con delicadeza y correspondí a su abrazo al sentir como apretaba mi camiseta con fuerza.

—¿Estás bien?—pregunté suavemente separandome del niño. Este no respondió y simplemente se escondió aún más en mi—DoYoung... ¿Quién te dijo que yo iría al infierno?.

—La hermana JooHyun—susurró en respuesta.

—Sabes que es mentira ¿cierto?—reí suavemente.

El niño me miró confundido y no pude evitar reír por su gesto.

—Young, escucha—dije secando sus lágrimas con mis pulgares—La hermana JooHyun solo dice bobadas y tú eres un niño inteligente, no debes creer las cosas que dice ¿De acuerdo?.

El niño asintió lentamente—Pero ella dijo que... Las niñas que se gustan de otras no van al cielo.

—Oh pequeño, ¿Le crees a una persona que no conoce lo que es ser querida?—el niño me miró incrédulo.

Reí suavemente y me senté haciendo que él se sentase en mi regazo, este se apegó a mi mientras jugaba con sus dedos—Te lo explicaré bien DoYoung—dije acariciando suavemente su pelo—Las personas que aman a otras personas no irán al infierno solo por eso... Son personas que se aman, como tú y yo.

El niño se concentró en mi y volvió a preguntar—¿Nos amamos?.

—Somos hermanos Young... Yo te amo, ¿Acaso tú no?—dije con un puchero.

El niño rió y me abrazó con fuerza—Si, te amo Yeye.

Correspondí a su abrazo y suspiré.

Sabía que tarde o temprano esas idiotas empezarían a meterle sus estupideces a mi hermano con tal de ponerlo en mi contra.

—Young escúchame—tomé al niño por los hombros y lo miré fijamente—No quiero que vuelvas a creer lo que las monjas dicen ¿De acuerdo?—DoYoung asintió—No iré al infierno, y tú tampoco irás ¿Entiendes?—volvió a asentir—Somos personas que tienen más oportunidades de entrar al cielo que los que están aquí DoYoung... Sigue siendo fuerte porque te prometo sacarte de aquí apenas pueda ¿Si?.

—Si—el niño sonrió y me abrazó fuertemente.

—Vamos, te llevaré a tu habitación. 

Le tendí la mano a lo que aceptó sonriente y nos dimos camino hasta su habitación.

Había estado al pendiente de lo que sucedía en la Parroquia dejando de lado a mi hermano quién claramente me necesita, ahora son estos simples pensamientos de gente estúpida; pero esto podría agravarse si no pongo un alto en este momento.

DoYoung no tenía por qué preocuparse por mi "salvación", yo solo quiero que él viva sin preocupaciones; que esté completamente sano para cuando lo saque de aquí y vayamos a vivir a otro sitio, que él sea feliz en estos momentos para luego llevarlo a donde pueda ser incluso más feliz en compañía mía y de mi madre.

Abrí la puerta y entré junto con él, volví a arrodillarme quedando en frente suyo y revolví su pelo con una sonrisa—Mantente sano Young... Y no creas en las idioteces que dicen.

Él asintió abrazándome nuevamente.

Me despedí de él y fui a buscar a JooHyun.

Caminé por los pasillos con rapidez buscando a la monja, hacía a un lado a los niños y las personas que se metían en mi camino por lo que muchos se quejaron y otros me gritaban que tuviera más cuidado. Hago caso omiso a sus quejas hasta que llego en frente de la oficina de JooHyun.

Golpeó repetidas veces la puerta que me separa de mi tormento; hasta que oigo el "pasa" más suave que he conocido.

Abro la puerta y entro a la oficina viendo a mi alrededor los crucifijos e imágenes de santos en la pared; uno de ellos, San Lorenzo Martir.

—¿Qué carajos le dijo a DoYoung hoy? Hermana JooHyun—espeté dando un portazo.

—¿Hablas de Hwang?—preguntó con sarcasmo.

—Usted conoce las condiciones impuestas; y el otro idiota también las aceptó—expresé.

—En primera ten más respeto al dirigirte hacia un hombre de Dios—respondió con calma—Sólo le dije la verdad al pequeño DoYoung; tú y yo sabemos que tienes el infierno ganado pecadora.

—¿¡Cuantas veces le dije que deje en paz a mi hermano!?—espeté—¿¡Cuantas!?... Estoy en su iglesia trabajando como esclavo, misionando como idiota, limpiando el maldito templo y cuidando el sagrario, cosa que es su deber ¿Por qué coño no respeta las condiciones que puse?.

JooHyun se levantó de su asiento y tomó una biblia; la abrió para luego señalarme un capítulo—Léelo.

—Levítico diez y ocho; versículo veintidós—dije—"No te acostarás con varón como con mujer; es abominación"... ¿Y?.

—¿No lo entiendes verdad? Eres una pecadora—expresó la Hermana—Vienes a esta congregación para echarnos al fuego eterno, para destruir a la familia y para desviar a los niños—espetó arrebatandome la biblia—Ustedes impuros nunca entrarán al Reino de los cielos; solo unos pocos son los llamados a la salvación—rió con cinismo para luego cerrar su biblia con fuerza y así darme una fuerte bofetada con el objeto.

Caigo al suelo sobandome la mejilla y miro con furia a la mujer.

—Ese niño será santo; y yo me encargaré de que lo sea, no dejaré que una maldita pecadora como tú venga a destruir a la congregación de San Miguel Arcángel; por medio de su intercesión, yo misma me encargaré de que desaparezcas—volvió a reír para luego empezar a derramarme agua bendita.

Me levanto como puedo aún recibiendo el agua que me lanza la monja mientras se encuentra maldiciendome por ser homosexual.

—Estás condenada al infierno Hwang YeJi—ríe nuevamente lanzandome una biblia a la cabeza.

—¡Pues la veré ahí!—grité cerrando la puerta con fuerza.

Me sequé como pude llevando mi trasero hasta la recepción en donde vi a Sana conversando con ChaeRyeong, me despido de Sana con la mano y salgo del convento.

Oigo pasos detrás mío por lo que me quedo en mi lugar y giro a ver de quién se trata.

—¿Qué quieres?—espeto.

—¿Puedo acompañarte?—preguntó en un susurro.

—¿Qué?.

—Que si puedo acompañarte—respondió exasperada.

Reí levemente tomando el puente de mi nariz con mis dedos, veo a ChaeRyeong quién mantenía el rostro serio ante mi risa.

—¿Es una broma?—reí.

—¡No!—exclamó—Por favor déjame ir contigo.

—¿Por qué debería? Dame una razón para dejar que me acompañes, y no, no vale decir que somos vecinas—dije acomodandome la ropa.

ChaeRyeong se quedó quieta pensando en su respuesta, bajó la vista al suelo y acarició su brazo en señal de nerviosismo.

—No tengo toda la noche—dije—Que te acompañe tu Dios.

Me alejé de ella a lo que siento como me toma del brazo.

—Por favor...—susurra—Estaré en silencio si eso pides, pero por favor, no me dejes ir sola...

Miro a sus ojos notando la desesperación, ella estaba asustada y creo que yo sabía el porqué, ella era la siguiente, por más enojada que esté en este momento, no puedo dejarla así.

—Tch, vale—espeté jalando mi brazo.

Caminamos en silencio hasta salir del convento, ella mantiene la vista gacha mientras avanzábamos, varios jóvenes que la conocían se acercaban a ella para saludarla, algunos no dudaban en maldecirme en el proceso; ChaeRyeong sin embargo se mantenía en silencio sonriendole a todos los que se acercaban a ella.

En un instante, nos encontrábamos solamente nosotras dos caminando ante la oscura carretera que nos llevaba de vuelta a la ciudad. Oigo a varios vehículos pasar por detrás nuestra, a excepción de uno que se detiene a unos centímetros de ambas oigo sus pasos acercarse por lo que instintivamente tomó la cintura de Lee.

—¿Necesitan que las lleve?—preguntó el desconocido poniendo una de sus manos en el hombro de ChaeRyeong—Tal vez las ayude a pasar un buen rato.

ChaeRyeong se queda quieta mientras dirige su mirada al suelo, el hombre aprovecha su descuido para bajar su mano hasta sus pechos por lo que jalo a ChaeRyeong de su cintura y golpeo al hombre en el rostro echándolo al suelo.

—¿¡Qué te sucede infeliz!?—espeté escondiendo a ChaeRyeong detrás mío.

—Sólo la saludaba; ¿O no princesa?—respondió el hombre mirando a ChaeRyeong.

Esta solo se mantiene quieta detrás mío, me toma el brazo y me pide que la saque de allí.

—¡No quiero que vuelvas a tocar a mi novia ¿Me oíste imbécil?!—espeté levantando al hombre del cuello.

—Tú novia es muy hermosa, déjame sacarle la ropa y nos la follamos juntos—dijo mirando a Lee.

De la rabia que me cargaba le proporciono un rodillazo en los huevos, el hombre suelta un gemido de dolor y yo lo echo al suelo para luego darle una última patada en el rostro.

—Espero que te haya quedado claro asqueroso insecto—espeté nuevamente escupiendo en su rostro.

—Vamonos—dije tomando la mano de ChaeRyeong.

Ella obedece por lo que intenta seguirme el paso; oigo sus sollozos y siento como me agarra con más fuerza la mano.

Me quedo quieta en el lugar y giro a verla; ella choca contra mi cuerpo, levanta la vista pidiéndome disculpas por eso.

—Ya no pienses en ese asqueroso—dije suavemente dudando en si abrazarla o no.

—Perdóname—susurró entre sollozos.

—No es culpa tuya—respondí secando sus lágrimas con mi pulgar—No pienses demasiado.

—YeJi...—susurró apretando con fuerza su falda—Yo... Lo siento... 

Suspiro en respuesta y la abrazo fuertemente, ella se esconde en mi pecho por lo que acaricio su pelo suavemente—Está bien ChaeRyeong... Ya no pienses en eso—respondí suavemente bajando mis manos a su espalda.

—Gracias por defenderme...—susurró.

—Lo haría otra vez si fuera necesario—respondí sin titubeos—Tal vez no nos llevemos bien, pero no dejaría que un degenerado te haga daño.

ChaeRyeong suspiró agarrándome el rostro con ambas manos.

Asombrada hice un esfuerzo por verla a los ojos, me tomó por sorpresa y cualquier movimiento que haga podría ser mi fin.

—¿Podrías perdonarme?—preguntó en un susurro.

Aparté la vista de su rostro y suspiré antes de hablar—Te perdono si eso te deja tranquila—sonreí.

Ella sonríe para luego soltarme, toma mi mano siendo ella quién me guía por el camino en este momento.

Nos mantuvimos en silencio en todo momento, sin insultos de por medio, sin desprecio, solamente nosotras dos bajo la oscuridad de la noche y la tenue luz de la luna que nos guiaba a casa.

Sé que ella volverá a ser lo de siempre mañana, volverá a golpearme por mis comentarios obscenos, volverá a maldecirme por homosexual, volverá a mandarme al infierno por que si, pero hay algo que puedo decir con claridad; esta parte de ChaeRyeong me causa intriga...

Me causa tranquilidad cuando sonríe, me pone nerviosa cuando me toca, me siento como una inútil cuando me mira, claro que lo sé, ella me gusta desde niñas; pero sé también que ella me odia, por lo que esta parte suya me tomó por sorpresa, quizá vuelva a ser lo mismo mañana, pero disfruto de su amabilidad y su compañía ahora mismo...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro