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Capítulo 52.


—J-Jungkook...—gimió el omega. —Ahí... ahí alfa...

Jeon volvió a embestir a Jimin, mirando su reacción. Se detuvo y pasó sus musculosos brazos por debajo de los del pelirubio. Comenzó a dar pequeñas y lentas embestidas mientras que el omega se deshacía en gemidos, las sensaciones que le daba el alfa le encantaban. Los labios del alfa se encargaban de marcar el cuello de su omega.

—¿Cuántas veces lo hemos hecho desde que estamos juntos? —dijo Jungkook divertido mirando como Jimin trataba de regular su respiración cuando se detuvo.

—Perdí la cuenta. —dijo tímido. —¿Por qué?

—Solo... curiosidad...—contestó. —Te amo Jimin.

—Yo más Jungkook. —dijo bajito buscando los labios del alfa antes de unirlos con los suyos. —Me haces muy feliz.

El alfa subió las piernas del omega a sus hombros antes de volver a retomar el movimiento. Sus cuerpos se sentían perfectos, el pene del pelinegro era bien recibido en el interior del omega. La calidez de Jimin era perfecta, al menos para Jeon, tanto que no quería salir del ojimiel. Abrazaba a su omega como si no quisiera soltarlo nunca, el menor gemía en el oído del alfa, bajito para que nadie se enterara de lo que estaban haciendo y excitando al mayor, que se empeñaba en embestirlo con mayor intensidad. Dio una profunda estocada tocando el punto dulce del omega y sonrió cuando Jimin dejó salir un largo gemido.

Rodaron otro buen rato por la cama antes de que el alfa por fin se liberara en el interior de Jimin. El omega apretó los labios sintiendo las tiras de semen cálido llenarlo y como su alfa se preparaba para el nudo. Atrajo a Jungkook para besarlo y abrió más las piernas. En ese tiempo el alfa aprovechó para masturbarlo, amaba ver al menor retorciéndose de placer, amaba ver como lo recibía. 

Diez minutos después el pecho del alfa estaba lleno de su semilla, expulsando el de su alfa por su entrada mientras que Jungkook estaba recuperando la respiración a su lado, sonriente y emanando feromonas de felicidad. Hizo que Jimin pasara una pierna por encima de las suyas, de modo que sus cuerpos quedaran entrelazados y él pudiera abrazar al pelirubio.

—Te amo Jimin. —volvió a repetir. —Mucho amor.

El omega asintió y se acomodó mejor en el cuerpo de su alfa, dejando que su trasero reposara en la pelvis del alfa y su espalda pegara en el pecho de Jungkook. Tomó las manos de éste y entrelazó sus dedos, dejándolas reposar en su pecho. Sonrió a sentir besos en su espalda. Jimin alzó la mano del alfa que tenía entrelazada para llevarla a sus labios y darle un beso en el dorso. Jungkook lo abrazó más fuerte.

Unos minutos después, ya estaban dormidos; refugiados en el cuerpo del otro y sintiendo lo bien que sus pieles juntas se sentían.




♦♦♦




—Sí. —dijo Ho Seok hablando por teléfono. —No pudimos ir porque Tae Hyung comenzó a sentirse mal. Tuve que llevarlo al médico.

Fijó su vista en el cuerpo de su omega. Kim estaba acostado en la cama durmiendo. A un costado de la cama estaba un balde, el pobre chico no había dejado de vomitar. Ho Seok se le encogió el corazón cuando lo vio removerse y abriendo su boca en busca de aire, como si le faltara la respiración.

—Oh, ¿y qué es lo que tiene? —habló su tío.

—Vomito. —dijo el alfa. —Si se siente mejor en la noche iremos, tenemos que hablar con ustedes. —suspiró.

—Espero que así sea, nosotros nos vamos a América mañana.

—Bien. Luego te llamo por si acaso. —dijo antes de despedirse de Chung Hee y colgar.

Se acercó al cuerpo del pequeño. Acostándose a su lado, suspiró y posó una de sus enormes manos en la pancita de Tae Hyung para poder atraerlo a su cuerpo y acariciarlo. El menor poco a poco fue despertando. El omega estaba con solo una pantaloneta cubriéndolo, tanto sus pies como su torso estaban desnudos. Se volteó para ver a su alfa y le dio una débil sonrisa. Ho Seok se aceró y acarició su nariz con la suya propia, el platinado lo abrazó.

—Lamento darte problemas...—dijo apenado. —Quizás sean los efectos.

—Jamás me vas a dar un problema Tae. —sonrió el rizado. —Los amo, y haría por ustedes lo que fuera. —besó los labios del menor. Se puso de pie para poder tomar las pastillas que el omega estaba tomando para mejorar su salud y un vaso de agua.

Tae Hyung se enderezó y tomó lo que su alfa le estaba dando. Hizo un puchero al ver las pastillas, pues esas cosas sabían asquerosas. Puso una primero y bebió agua haciendo una mueca al sentir como viajaba por su garganta. Ho Seok rió cuando el omega casi se vomita al tomar la segunda. Se acercó a Tae Hyung y le acarició el cabello.

—Ya amor. Ya no tienes que tomar nada, eres mi chico valiente, te amo. —dijo acariciando su cabello por detrás de sus orejas.

—Ho Seok...—murmuró el platinado. —¿A quién crees que se parezcan? —preguntó viendo su estómago.

—No lo sé. —sonrió el alfa. —Pero si sale igual a ti no me enojo.

Tae Hyung se sonrojó.

—¿Y si salen igual a ti? —preguntó con una sonrisa al imaginarse a su hijo con el cabello de Ho Seok.

—Entonces les enseñaría como conquistar omegas. —dijo divertido, haciendo que Tae Hyung dejara salir una risita.

—¿Y si son dos omegas?

—Entonces tú le enseñarás como conquistar alfas. —besó la mejilla del omega. —Así como me conquistaste.

—Yo no hice nada...—sonrió apenado.

—¿Ah no? —dijo Ho Seok. Se quitó sus zapatos y sus medias y se metió a la cama al lado de Tae Hyung. —Sonreír, sonrojarte y acosarme en la universidad no contaba. —sonrió haciendo el tono de su voz irónico.

—T-Tú me provocabas. —se excusó Tae Hyung. —Siempre me guiñabas un ojo y te acercabas demasiado.

—Porque me traías loco. —dijo el alfa. —Y a pesar de los años, lo sigues haciendo.

—Te amo Ho Seok...

—Y yo a ti, a los tres, los amo con todo mi corazón. —el alfa le dio un beso en los labios, lento, saboreándolos, esos que tanto amaba. Tae Hyung le acariciaba la mejilla. —Tenemos que darle la noticia a la familia, si te sientes bien a las cinco, vamos, si no, no te preocupes.

Tae Hyung asintió.

—¿Te imaginas la reacción de Jungkook y Jimin? —dijo sonriendo. —Yo no sé qué esperar.

Los dos rieron y decidieron seguir dándose amor.





♦♦♦





—Min Ho, lava esos platos rápido. —ordenó su jefe. —Necesito servir el platillo en ese. —señaló uno en especial.

El omega asintió y corrió a lavarlo. Se abrió paso en medio de los otros chefs y llegó a la pila, abrió el grifo y comenzó a lavar el plato junto a unas copas que necesitaban y le tiraron en el camino. Se apresuró a llegar, justo en ese momento el chef, al que le ayudaba, sacó la comida del horno. El omega colocó el plato en el espacio libre y se apresuró a traer la salsa barbacoa para ese filete especial.

—Ahora lava estas ollas para poner a cocinar las verduras. ¡Rápido!

Min Ho se dio la vuelta para hacer lo pedido. Joder, ahí dentro era como estar en medio del tránsito, solo que con personas. A veces chocaba con los alfas y betas, o tenía que empujar a los trabajadores mientras que se disculpaba para poder pasar. Llegó donde estaban las ollas, comenzó a lavarlas. Habían dos cosas que odiaba de su trabajo: el poco espacio de la cocina y el montón de personas en ésta.

Se apresuró a secar los artefactos una vez que estuvieron limpios. Cuando terminó los tomó todos, acomodándolos unos sobre otros. 

Pero justo cuando iba a comenzar a caminar, no vio como uno de los chefs iba caminando apresurado con una olla llena de aceite caliente, así que no pudo retener el grito que se escapó de sus labios cuando la olla caliente chocó contra su brazo y el aceite se balanceó, saliéndose del contenedor y cayendo en la piel del omega. 

Todos fijaron su atención en él cuando el sonido del metal de las ollas estrellándose contra el suelo se escuchó. Min Ho lloraba mientas sentía su piel arder, la marca roja donde la olla y el aceite caliente habían caído se marcaba en su piel. 

Nadie se acercaba a ayudarlo, para algunos era más importante el trabajo, para otros no le hablaban al omega o no le agradaban, así que no lo ayudaban. El chico apretó los labios, dolía mucho. Miró como casi todos los ojos estaban en él, lloró más fuerte. No quería ser despedido, aunque no haya sido su culpa, podrían hacerlo por causar una escena en pleno trabajo.

Un alfa se acercó a él y lo tomó de la cintura para sacarlo de la cocina hacia otro cuarto.

El omega se sostenía el brazo sin dejar de llorar. Una quemadura quizás estaba en las cosas que más dolía en el mundo. Se dejó guiar por el alfa y vio como entraron a un pequeño cuarto. Adentro había una silla, el espacio era maso menos pequeño, en las repisas había todo tipo de medicamentos y utensilios de hospital. 

El desconocido sentó a Min Ho en la silla, pegando su espalda a la pared. Se arrodilló frente al omega e inspeccionó la herida.

El de pelo negro lo veía sin dejar de derramar lágrimas. Miró al alfa y lloró más cuando el hombre le acarició alrededor de la zona dañada. El sujeto se puso de pie buscando lo necesario para tratar la herida del omega. Tomó el agua oxigenada junto a una crema y unas vendas. Se sentó frente al menor y tomó su mano, el chico no se perdía ninguno de sus movimientos. Gimió cuando el agua oxigenada hizo contacto con su piel, vio como una espuma blanca se formaba en la quemada, desinfectando la herida.

Así continuó el procedimiento, hasta que su mano quedó totalmente vendada. Miró al responsable y el alfa hizo lo mismo.

Lo analizó desde arriba hacia abajo, era alto, de ojos verdes. Sus facciones eran hermosas y suaves, tenía una mirada neutra mientras que analizaba su trabajo en el omega. Luego sus ojos se encontraron y le sonrió con dulzura. Min Ho se sonrojó y desvió la mirada.

—Creo que es un nivel uno. No tienes que ir al hospital. —y mierda, esa voz le hizo temblar de miedo, profunda, demandante, no iba con su aspecto de alfa paciente.

—G-Gracias...—murmuró viendo el suelo.

—Oh sí, el suelo te curó el brazo. —espetó irónico. —Mírame a los ojos, no te voy a hacer daño.

Min Ho lo hizo, lentamente subió sus ojos por el cuerpo que estaba frente suyo y lo miró, un escalofrío recorriendo su espalda.

—Ve a la gerencia y reporta el accidente, luego ve a tu casa y no regreses hasta que te cures. Dile a tu alfa que te atienda y...

—N-No tengo alfa...—dijo sorbiendo su nariz. El otro hombre frunció el ceño.

—¿Qué?

—Q-Que n-no tengo alfa...—volvió a repetir.

El alfa rió. Miró a Min Ho y se acercó a él, el omega retrocedió instintivamente. Pronto sintió la nariz del alfa explorando en su cuello, se estremeció cuando el sujeto dio una profunda respiración.

—Tienes el nudo de un alfa, hules a uno. —dijo contra el oído del omega. —Y... felicidades...—el alfa se había alejado para poder verlo a los ojos. —Tienes un pequeño creciendo en tu interior.

Y el omega sintió sus mejillas prenderse cuando el hombre le regaló una sonrisa conmovedora. 

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