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Capítulo 30

Taehyung se sentía absurdamente ridículo con el uniforme que le obligaban a usar.

Peor aún, gastaba mucho más en agua y jabón de lo normal; todas las tardes tenía que llegar a su casa, sacarse la camisa, los pantalones y el bobo delantal para echarlo a su lavadora, pues no le gustaba usarlo dos días seguidos.

Lo único que no le disgustaba tanto, era la gorra que debía portar, omitiendo el color chillante con el logotipo de la empresa a la que ahora servía.

Trabajar en una concesión, dónde el producto principal era un helado de yoghurt con diferentes toppings, no era precisamente el empleo más codiciado en la ciudad, pero la paga era buena, los horarios flexibles y hasta lo habían enviado a la isla comercial en medio de la plaza, donde no tenía que convivir con el resto de sus compañeros.

Solo era él, la caja registradora y los montones de potenciadores de sabor, que ayudaban a crear gustos peculiares en los helados.

No le parecía la gran cosa.

Pero la demás gente si los amaba, pagaban y pagaban por una variedad de ingredientes extra que Taehyung se encargaba de servir en vasitos de cartoncillo. Gracias a su experiencia basta con clientes, no se le complicó para nada la capacitación y su encargado hasta le felicitó; la rapidez con la que el castaño surtía los pedidos, dejó con la boca abierta a todo el equipo de trabajo de esa zona.

Por ello, concordaron en que su mejor posición sería en medio del centro comercial, la gente solía hacer fila ahí para comprar su postre y él se encargaba de no hacer larga y tediosa la espera.

Había ratos en los que su venta bajaba y podía sentarse a revisar su celular, descansando de las voces que le aturdían y veía pasar a las parejas, familias o grupos de amigos por los pasillos, entrando a las diversas tiendas de ropa y accesorios.

Por el momento, sus dedos jugueteaban con el distintivo que Jimin le dio cuando empezó a trabajar con él; SeokJin, NamJoon y Jungkook también tenían el suyo, era un broche pequeño pero significativo. No se lo había devuelto y tampoco estaba en sus planes hacerlo, se lo quedaría como un bonito recuerdo de lo que fue su paso por el bar.

Ya llevaba tres semanas con su trabajo actual y le gustaba, no iba a mentir. Pero nada era mejor que hacer bebidas a contra reloj, realizar malabares con botellas, reír con sus amigos y convivir con cientos de personas diferentes noche a noche.

Y esas mismas tres semanas, las llevaba sin haber visto ni en pintura a Jungkook.

A NamJoon y a SeokJin los había frecuentado en su primer día de descanso, charlaron, se tomaron unas cervezas y cuando la hora de irse a trabajar llegó, Taehyung se marchó a su casa, deseándoles mucho éxito.

Las redes sociales hablaban mucho del club últimamente, se enteró por ahí que los viernes habían trascendido a las temáticas únicamente y que los sábados se dedicaban a las subastas, dónde según lo que leyó en los comentarios, el dinero estaba siendo asquerosamente derrochado.

Un chico le recomendó a otro por medio de un post, que si quería tener la oportunidad de mejorar las ofertas por los Bengala, debía llevar arriba de mil quinientos dólares libres y mucha, pero mucha fe. Los tres bartenders estaban en el estándar de lo inalcanzable y la mayoría, realmente se moría por salir con alguno.

Era claro que nadie se acordaba de él, no hacía falta ahí, por eso la vez que visitó a Jimin y le dio la oportunidad nuevamente, no la quiso. Su amor por el puesto continuaba y siempre existiría, pero ya no se sentía parte, menos ahora que necesitaba alejarse de Jungkook.

Tomó la decisión por su propio bien, y en sí, eso de los helados no estaba mal.

Mientras sus yemas acariciaban el brochecito de metal, una escandalosa risa le hizo voltear a un extremo cercano de su sitio. El cabello rubio de cierto australiano que distinguió gracias a Ashton, entró en su periferia y tuvo el indicio de sonreír, hasta que vio quién le estaba haciendo compañía.

Los rizos chocolate de un chico que bien conocía, se cruzaron en su visión y contempló de inmediato la pañoleta amarrada alrededor de su cabeza. Estrechó los ojos, percatándose de que Jungkook reía con ganas por alguna idiotez que Luke había dicho, iban caminando uno al costado del otro por el pasillo.

Tendría que haber corrido la mirada, hacer como si estuviera demasiado ocupado...

—¡Mira! ¡Es Taehyung!

Jesucristo.

La mano de Luke se sacudió con ímpetu de lado a lado, saludándolo con alegría y él, torció una sonrisa que esperaba no se haya visto tan falsa. Acomodó su gorra para despistar, cubriendo el borde de su rostro al levantar los brazos y observó con la orilla del ojo al par que se quedó inmóvil, conversando.

Jungkook le dio un golpecito en la espalda al otro y luego de eso, se internó en el andador, avanzando lentamente hacia a su destino. Enseguida, su acompañante cambió de rumbo, en torno a la isla de helados que el castaño atendía, y él, por supuesto que lo vio venir.

—¡Tae! —canturreó, estando cerca del enorme mobiliario.

—¡Luke! —imitó su entonación, sonriendo natural esta vez.

—No sabía que trabajabas aquí, es genial —Le dijo, colocando su puño a una altura considerable.

—El viento me trajo y me gusta, es divertido —Le respondió, chocando sus nudillos a los contrarios—. ¿Cómo estás?

—Bastante bien, ¿qué tal tú?

—De maravilla, creo —Honesto a medias, se sentó en el banco que tenía para descansar—. ¿Helado?

—No, gracias, no soy fanático —Hizo una mueca descontenta.

—Eso es porque no lo había preparado yo —Con orgullo, infló divertidamente el pecho.

—Mhn... —Sin sentirse muy convencido, miró a través del cristal los distintos complementos que podía combinar—, está bien, uno sencillo.

—Excelente —Claro que sabía convencer a cualquiera, por eso lo habían puesto ahí—, por lo pronto, cuéntame, ¿qué viniste a comprar?

—¿Yo? No, yo no vine a comprar nada —exclamó Luke, reposando los brazos en el mostrador—, solo vine para acompañar a Kook.

Ya con los guantes puestos, comenzó accionando la máquina de helados y suspiró hondo cuando el nombre del ojiverde fue mencionado.

—¿Ah sí? ¿Y eso?

Con desinterés, Taehyung, con desinterés.

—Quiere una laptop nueva, la suya se averió la semana pasada y necesita reponerla —murmuró, fijando su vista en las bandejas de toppings—. ¿Eso es granola?

—Ajá —musitó, esperando la elección de sabores que el chico haría—. ¿Dices que su laptop se descompuso?

—Sí, sufrió un accidente, hasta yo me espanté, hubieras visto la cara que puso —Al recordar, Luke se rio modestamente, negando una serie de ocasiones—, fue un caos, pero aún así-...

—¿Tú estabas con él?

Joder, y es que con la declaración inoportuna, Taehyung no pudo contener fruncir el ceño en desacuerdo e inclinar la cabeza hacia la derecha. Por mera suerte, el muchacho estaba enfrascado en leer los pequeños letreros que descubrió con los nombres de los ingredientes.

—Sí, lo he visitado más seguido, de hecho... aguarda, quiero durazno, fresa y granola —Con el índice, señaló en orden lo dicho—, por favor.

Los párpados de Taehyung cayeron velozmente varias veces, azorado por el cambio de tema. Vertió lo seleccionado en raciones considerables, mientras se regañaba en su mente por querer saber más de las reuniones supuestamente frecuentes entre Luke y Jungkook.

—Por cierto, aprovechando que te veo y que Kook no quiso acercarse acá, me gustaría hablar contigo de algo... —Luke llevó la mano a su propia nuca y se rascó suavemente en la zona.

—De lo que sea —Dio la pauta y le entregó el helado ya preparado.

—¡Gracias! —alardeó con alegría, apoderándose de una cuchara desechable—. ¿Cuánto es?

—Cortesía, déjalo así —Le restó importancia, y con un ademán, le pidió que continuara hablando—. ¿Qué me querías decir?

—Ah, sí... —Removió el contenido congelado del envase de cartón—. ¿Recuerdas el día que nos juntamos con los chicos en la discoteca?

—Sí, obvio —El mayor luchaba por no expresarse con el rostro, pero le estaba costando mucho trabajo—, ¿qué tiene?

—Mhn, ese día tú y Jungkook... venían de la mano, ya sabes —espetó, comiendo un poco del cremoso producto que le obsequiaron.

Taehyung no iba a dar explicaciones detalladas.

—Solo fue para no perdernos entre la gente —susurró, pellizcando su labio superior—, algo común, normal.

—¿Sí? ¿Solo eso? —Levantó la cara, haciendo contacto visual con el mayor y con su lengua, se movió el piercing.

—Sí —reafirmó y su entrecejo se arrugó más—. ¿Por qué?

—Oh, por nada, yo creí que tú y él... —Movió con picardía las cejas, enseñando la dentadura en una sonrisita burlona—, bueno, como ya me dijiste que no tenían nada, creo que no habrá problemas.

—¿Problemas? —El castaño ablandó el gesto en confusión—. ¿De qué hablas?

—Voy a invitarlo a salir, ¿Crees que acepte?

¿Qué?

A Taehyung se le detuvo el corazón milésimas de segundo, la sangre corriendo en sus venas se enfrió en cuestión de un abrir y cerrar de ojos, sintiendo un peso extra en su espalda cuando Luke mencionó aquella idea tan incoherente.

—¿Invitarlo a salir? —Añoró haber escuchado erróneamente.

—Ajá, estos últimos días lo he visto decaído, me agrada bastante y no sé, quizá... —Los hombros del rubio se relajaron, lamiendo su cuchara con los restos de helado—. De algo servirá, ¿no crees?

—Mhn, no sé si sea la mejor opción.

—¿Por qué?

Taehyung se frotó la mitad del rostro con una mano; él no tendría que meterse en asuntos que no eran de su incumbencia, lo que hiciera Jungkook con su vida, era cosa suya y nada más.

Si el rizado aceptaba salir con Luke, estaba bien, era libre de hacerlo, tenía todo el derecho de crear lazos amistosos o en su caso amorosos con quien se le diera la gana, no había quien impidiera esa...

Cita.

Y sí, tal y como era de esperarse, esa palabra de cuatro letras causó estragos en su cabeza, dio un respingo que hizo que Luke lo mirara con rareza.

Un pretexto, solo necesitaba un pretexto para sabotear el próximo encuentro, del cual analizó los pros y contras en un santiamén: para variar, obviamente encontró más contradicciones hacia ambas partes. No era viable y no sabía porqué, presentía que Luke y Jungkook no iban a tener la mejor de las conexiones en ese aspecto.

Era algo tonto, pero su inconsciente lo traicionó e hizo que abriera la boca para decir la cosa más estúpida que se le ocurrió:

—Porque Jungkook está interesado en una chica.

Esperó que el muchacho al frente del mostrador se riera en su cara por no creerle, esperó que le señalara como a un mentiroso y le dijera que eso era un vil engaño, una treta mal estructurada...

—¿De verdad?

Sin embargo, aquello no sucedió, ya que Luke plasmó en su rostro lo desorientado que se sintió. Taehyung parpadeó, tosiendo disimulado y afirmó con la cabeza cuando vio la confusión legítima en el chico.

—Sí —contestó con mayor seguridad—, algo así supe... que estaba interesado en una bonita chica, es su vecina.

Hasta él, se asombró de su actuación.

—Diablos, eso no lo vi venir —siseó con pereza, tronando la boca.

—Nadie, en realidad.

—Yo pensé que le gustaban solo los hombres...

—Yo pensé lo mismo —El mayor dictaminó, aflojando el torso.

—Bueno, creo que entonces me olvidaré de invitarlo —Limpió su boca cuidadosamente con la servilleta que robó del pequeño comercio.

—Deberías —Espetó e inmediatamente modificó—: Quiero decir, lo más probable es que él esté enfocado en ella, sería incómodo que te rechace y todo se ponga raro después.

Taehyung tragó saliva al terminar de hablar, lúcido de no estar actuando conforme a lo correcto. Mal o bien, ya estaba hecho, comportándose como un cabrón pelafustán.

—Bien, da igual, solo eran una propuesta para animarlo, pero no me quiero meter —Finalmente, acabó de comer el contenido del botecito, relamiéndose las comisuras—. ¿Tienes basura?

—Claro —El castaño recibió el deshecho y abrió con el pie, el bote que se destapaba por el mecanismo de un pedal—. Entonces... ¿frecuentas mucho a Jungkook?

—Algo así, no solo yo, Calum y Mike también.

—¿Se reúnen todos? —Sí podía obtener un poco más de información, que más daba indagar sutilmente.

Luke sintió su celular vibrar y el sonido de una llamada entrante interrumpió la conversación incierta entre el ojiazul y él. Lo sacó de sus jeans rasgados negros, brillando de la pantalla y con el nombre de Jungkook resaltando como contacto.

Taehyung alcanzó a ver la agrupación de letras y optó por rodar los ojos en desaprobación.

—Aguarda —El otro le pidió, deslizando su dedo para contestar—. ¿Bueno? —Una pausa corta—. Si, sigo aquí... Vale, te espero, con cuidado.

Y colgó. Taehyung curvó las comisuras hacia abajo, ladeando la cabeza en pesar. Que plática tan seca y breve.

—Bueno Tae, me tengo que ir, gracias por el helado, vendré por otro después y ese si lo pagaré —exclamó en júbilo, salvaguardando su móvil y le miró, sonriente—. Por cierto, este viernes me reuniré con los chicos para tocar, tenemos un plan por ahí y nos gustaría saber que opinan de nosotros. ¿Vienes?

El involucrado lo analizó.

El viernes.

No podía, su trabajo era de tiempo completo y no le darían permiso de faltar, el asunto se veía complicado.

—¿Quiénes irán y dónde?

—En casa de Mike, estaremos nosotros cinco, unos cuantos amigos más y si quieres puedes invitar a los tuyos, mientras más gente nos escuche, mejor.

¿Cinco? ¿Quiénes cinco?

Calculó: Ashton, Michael, Calum y Luke... ¿El quinto era Jungkook? ¿Ya estaba implícito en el grupo?

Raudo, supo que lo mejor sería cambiar su día de descanso.

—Bien, ahí estaré, mándame la dirección por mensaje por favor, tienes mi número —Le comunicó, y formó una sonrisita de labios apretados.

—¡Excelente! —dijo, y después volteó al punto dónde se encontraría con el ojiverde.

Lo vislumbró acercándose y cargando una bolsa grande de papel, con el logo impreso de una marca de renombre experta en aparatos electrónicos.

El rizado les vio a los dos, situándose en el extremo indicado por teléfono y se quedó parado en el sitio, mordiendo su labio inferior con insistencia mientras esperaba que Luke se dignara a ir con él.

Taehyung se tomó el tiempo de recorrer con sus zafiros al menor de abajo hacia arriba; éste vestía una sudadera color verde olivo junto a una bandana azul y vaqueros negros. Jungkook le negó el contacto visual, se dedicó a observar la techumbre del centro comercial, la estructura y el material con la que estaba hecha.

—Maldita sea —musitó para sí mismo, odiando las reacciones inevitables de su cuerpo.

—¡Nos vemos el viernes!

Cuando el rubio se despidió con otro choque de puños, el mayor recordó advertirle un mínimo detalle.

—Nos vemos. Y Luke, un favor —Suavizó la voz e inspiró, ensanchando sus fosas nasales—, no le digas a Jeon que te mencioné lo de su vecina... por favor.

—No te preocupes por eso —El aludido le mostró el pulgar arriba—, hasta el viernes.

—Hasta el viernes.

Tras la partida apresurada del joven, Taehyung bufó alargado, tallándose el párpado con un dedo. Su siguiente tarea, era platicar con su encargado y pedirle el viernes libre, tendría que intercambiar el día con alguien de sus compañeros y con suerte, uno de ellos aceptaría.

Su temor de ser delatado cesó, al principio se quiso azotar la frente en la máquina de helados por haber inventado que Jungkook gustaba de una mujer imaginaria. Pero al ver que Luke le había creído ciegamente, hasta se atrevía a decir que se sintió culpable.

Lo bueno en el enredo, era que Luke no iba a decir nada, no le convenía y eso le regresó la paz interior para empezar a surtir los pedidos de un grupo de adolescentes gritones e indecisos.

A seguir con su labor.

[...]

—¿¡Qué Taehyung te dijo qué cosa!?

Jungkook estaba atónito, sus ojos verdes iban a botarse de sus cuencas por la forma en que los desorbitó. Milagrosamente, alcanzó a pasar su bebida por la garganta, porque de no haber sido así, quién hubiera sufrido las consecuencias de ser rociado por vodka con jugo de arándano, habría sido Calum.

—Eso, que te gustaba tu vecina —Luke encogió los hombros con desdén—, y lo peor fue que le creí.

—¿¡Cómo le vas a creer!?

—Sonó convincente para mí... yo no sé nada de ustedes.

—Wow, esta vez si se proyectó —mencionó Ashton, conteniendo la risa sardónica que por poco deja resonar en la sala—, mira que inventar que eres heterosexual...

—Mejor aún —Aportó Calum, exhalando eufórico—, asumir que no le iba a contar, ¡es su amigo!

—Creo que no pensó en eso —farfulló el rubio—, yo solo le dije que quería invitarte a salir y... ¡boom! Ahora comprendo que explotó una bomba de celos ahí.

Jungkook se acomodó el cabello y miró detenidamente la lámpara china que Michael tenía suspendida el techo.

—¿Tú le dijiste que me ibas a invitar a salir? —murmuró, despacio.

—Sí, planeaba hacerlo, solo para que lo sepas —confesó Luke y despreocupado, aleteó con su mano reduciendo la posibilidad—, pero yo estoy fuera, no quiero estar en un triángulo amoroso, que horror.

—¿Me lo dices cómo si nada? —El menor se sobó el puente de la nariz—. ¿Eso qué significa?

—Ya, relájate, no va a ocurrir porque no quiero que me corten las pelotas —puntualizó y causó la carcajada de su trío de amigos principal—, no estoy enamorado de ti, no te asustes.

La respiración de Jungkook regresó a ser pausada y el brazo de Mike le rodeó la espalda, haciendo que recargara su cabeza en el pecho ajeno. Casi ronronea, cerrando los ojos cuando su amigo de cabello extravagante le acarició la espalda con la yema de los dedos.

—No se cansa de joderme la vida, ya ni siquiera nos vemos —añadió, inhalando el aroma del suavizante de tela que la ropa de Michael desprendía.— Es un estúpido, un imbécil, un inmaduro, un egoísta, un fastidioso...

—Y te gusta, a pesar de todo —Ashton no pudo evitar agregar, masticando una palomita de maíz—, sabes el desastre que es y aún así, sigues atormentado por él.

Y la podrida verdad, era esa. Porque sus días y noches estaban siendo de lo más aburridas posteriormente de haber liquidado la deuda que ambos tenían, de aquella tarde dónde le aseguró que no volverían a follar, fue el cortón de una realidad física, un "hasta aquí."

Esa noche rompió sin querer dos botellas de cerveza que resbalaron de su mano, también se tropezó, impactando su trasero en el piso de los vestidores y por si fuera poco, perdió treinta dólares que juraba haber metido en su pantalón. Desconcentrado, desequilibrado y ausente, no aceptó ser la subasta de esa noche porque no tenía ánimos; SeokJin tomó su lugar, se llevó casi mil trescientos billetes y una cena en un establecimiento especializado en boneless con papas fritas.

Cuando volvió a su casa, se preparó una taza de té mientras reflexionaba sobre su desviada existencia. Se recostó en su cama, tapado hasta el cuello con sus sábanas y no le contó a sus amigos que lloró por media hora hasta que el sueño se apoderó de él.

Era una idiotez. Una protesta de su corazón oprimido, un llamado de auxilio a ser salvado y rescatado antes de que se intensificara la mezcla necia de afección y atracción sin sentido. Un alto a su desbarajuste, una señal que se convirtió en advertencia.

Un "te lo dije", de parte de su lado ecuánime, a su lado pasional.

—¿Por qué me pasa esto a mí? —Se cuestionó el rizado, acurrucándose aún más en su amigo.

—Ignóralo, le jode pensar que vas a encontrar a alguien que te dé lo que él no se atrevió a darte —El de hebras coloridas aseveró.

—¿Y qué se supone que haga yo?

—Nada, Kook, no hagas nada —recalcó Ashton entre sus lanzamientos de palomitas, atinando a la boca de Calum—, ya lo hablamos, deja que sea él quién se mortifique.

Jungkook hizo una mueca, abrumado por la contribución sobrada de Taehyung. Tenía tres semanas de no coincidir, ni un mensaje, ni una llamada, ni siquiera se había parado en la cafetería con SeokJin y NamJoon solo por evitarlo.

El baterista se dio cuenta de que su humor estaba en el infierno y gracias a ello, empezó a invitarle a salir con los chicos; estos lo aceptaron sin renegar y se adaptó al círculo social más rápido de lo que se planeó. Ellos cuatro le cobijaron en su pena, la abrieron las puertas para que encontrara un lugar seguro y no acabara naufragando en su infortunio.

Se acopló genial con Luke, era una mina de oro en cuanto a los chistes malos que hacían reír de lo terribles que eran.

El día que su laptop sufrió el accidente, fue porque estaban todos en su recámara, él sentado en la orilla de su escritorio. Tras una de sus bromas simplonas, su carcajada le hizo golpear la madera y derramó un vaso de agua sobre el aparato que ya no prendió cuando trató de encenderlo.

Luke se ofreció a pagar la reparación pero él no lo autorizó, era una buena excusa para adquirir otra y tenerla lista cuando entrara a la universidad, solo que esa si la cuidaría muy bien. Ya no estaba económicamente mal pero tampoco iba a gastar sin límites, todo lo que podía, lo juntaba para estudiar lo más pronto posible.

Y no, solo para aclarar, imaginar salir en otro alcance con el australiano era extraño; no le gustaba como algo más que su amigo, tenían variedad en temas de conversación, coincidían en algunas preferencias... pero no.

La devoción de Jungkook estaba atada a otra cosa, sus esmeraldas solo centellaban por una persona.

A todas luces, tendría que dejar de ser así en algún punto, pero no usaría a otro individuo para lograr arrancar de sus huesos al fantasma de un mancebo incongruente como era Taehyung.

Sin importar cuánto tiempo le llevara.

—Ah, oigan... —Sin estar seguro de que tan mal o bien lo tomarían, el rubio de ojos azules rebotó su mirar en todos los presentes—. Invité a Taehyung a lo del viernes.

Jungkook sufriría un colapso, pero antes de eso, iba a matar a su amigo con sus propias manos e iría a prisión por muchos años. Joder, ¿por qué todo tenía que terminar en una desgracia?

—¿Qué? —Se incorporó como impulsado por un resorte, alejándose del abrazo en el que estaba—. ¿Por qué?

—Porque soy demasiado amable como para no hacerlo, discúlpame —dijo, ocultando su cara en el tarro de cerveza que bebía.

—¡Tú amabilidad me estresa!

—Perdón, es que suelo no pensar lo que digo, me ganó la cordialidad.

—Bien, como quiera no puedo ir, ese día tengo cosas que hacer y...

—Kook, ¿hablas en serio? —inquirió Ashton, quién yacía acostado en el sofá y con la nuca reposando en los muslos de Calum—. No tienes porqué no asistir, queremos que nos escuches, en todo caso... mejor le quitamos la invitación a Taehyung.

—¿Y cómo piensas hacer eso sin verte descortés? —Radicalmente, se involucró Michael—. No puedes ser tan grosero.

—Podemos decirle que se cambió el día —Le contestó con franqueza.

—O que algún instrumento no funciona y que la reunión se aplazará.

—Puedo decirle que vamos a suspenderla por motivos de clima.

—¿De clima, Luke? ¿De verdad? —El baterista sorteó.

—Ajá, que va a llover o algo así, diré que lo vi por la mañana en el noticiero.

Excelente.

La risa conjunta aligeró el meollo, incluida la de Jungkook; el calor de la fraternidad le llenó un rinconcito de su corazón fracturado, sus sentimientos desahuciados recobraban algo de optimismo cuando sus nuevos amigos le hacían reír con cada tontería pronunciada.

Sabían divertirse, aunque él no podía juntarse diariamente por aquello de sus responsabilidades, los días que los veía eran sanativos para su espíritu deambulante.

—Da igual, déjenlo venir —El ojiverde informó apacible—, como quiera, estaré con ustedes solamente.

—¿Estás seguro? —Desde su posición tendida en el sillón, Ashton hizo el esfuerzo por verle, levantando su torso y sostuvo su peso con los codos—. Primero está tu bienestar, no queremos que te sientas raro por culpa del subnormal de Luke.

—¡Hey! —El aludido refunfuñó—. Ya pedí perdón y ya encontramos la solución, acabo de checar el clima en mi celular y si hay una pequeña probabilidad del cinco por ciento de lluvia.

Jungkook entornó los ojos, esbozando una sonrisa plácida.

—Ya no importa, estaré bien —constató, tomando un puñado de las palomitas con sabor a mantequilla—. Supongo traerá a Jin y Nam, será menos complicado si vienen ellos.

—Sí, le dije que podía venir acompañado, seguramente lo hará para no sentirse fuera de lugar —objetó el rubio, levantándose de su asiento y se desplazó fuera de la sala.

—¿A dónde vas? —El dueño del apartamento, le siguió con la mirada.

—A robarme tu licuadora, Mike —parloteó irónico, cruzando el paso que servía de acceso a la cocina.

—¡Me costó un tercio de mi sueldo!

—¡Solo quiero una cerveza!

Jungkook no se carcajeó porque temió que una fritura se le atorara en la garganta, ese cuarteto era un desastre perfecto. Si al inicio consideró no asistir al ensayo que tendrían, ahora solo se encargaría de evadir el encontrarse con Taehyung a toda costa, hasta que su vulnerabilidad se aminorara.

Pero no se privaría de verlos tocar, quizá estando con ellos, nada podría salir mal. 

[...]

We miren este fanart 😍

©humanlouvre

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