notita:

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Pasamos todo el viaje platicando sobre nuestros próximos planes, él estaba a punto de sacar su nueva serie "El Dios de todo" donde me pidió aparecer en uno de los capítulos, aun no sabía de que trataría pero aun así acepté.

—¿Ya casi llegamos?.— cuestioné y él asintió, llevábamos más de 30 minutos en el auto

—Te estoy llevando a donde le compré el anillo a Abi.— contó —Es mi joyeria de confianza.—

Bufé aburrido, odiaba los viajes largos en auto y pensé que tardaríamos menos en llegar.

—¿Debo tener un discurso conmovedor para el momento?.— cuestioné

—Preferentemente pero si lo harás en un concierto es mejor que no, ni siquiera te escuchará.— rió, esa podría ser una desventaja

—Falta muy poco y siento que será algo sencillo.— me lamenté por no pensar en algo mejor —¿Y si me dice que no?.—

—No seas negativo, Kiki te ama.— dijo y lo miré, estaba concentrado en el camino —Nadie estaría tanto tiempo con un pendejo si no lo amara.—

—¿Por eso Ari no se ha divorciado?.— me burlé y él rió

—Mi teoría se comprueba con tu relación y la mía.— dijo entre risas —También somos la prueba de que a las chicas lindas si les gusta la gente fea con buen humor.—

Seguimos riendo y cuando menos me lo esperé ya estábamos estacionandonos.

Salimos del auto y caminamos algunos metros, mientras tanto nos pedían fotos, no quería que la gente supiera mi plan para que no lo filtraran así que intentabamos ser discretos

Caminamos hasta la joyería y entramos. Quedé deslumbrado al ver tantos anillos, collares y hasta aretes, ¿en que me debía fijar antes de comprar uno?

—¿Sabes de que tamaño es el dedo de Kiki?.— preguntó y lo miré confundido

—No mames, ¿apoco tenía que saber eso?.— cuestioné y escuché como rió

Empezamos a ver los anillos y él me daba su opinión sobre algunos, yo los veía tan iguales, sin duda ninguno estaba a la altura de Kiki

De repente mi mirada se posó en uno rosa, sin duda era el más bonito

—Ese.— señalé y Juan asintió, también le había gustado

Nos acercamos a quien atendía el lugar y le pedimos los detalles sobre ese; nos dijeron que era un diamante rosa, era el único que tenían de ese tipo

Lo pedí y después de una platica decidí comprar ese. Era mi compra más cara hasta ahora pero lo valía.

—Guardalo tú.— pedí a Juan cuando ya estábamos en el auto, él me miró intrigado —Lo perderé o Kiki lo verá, estoy seguro de que algo saldrá mal.—

Juan simplemente rió pero después puso la cajita con el anillo en la guantera de su auto.

Decidimos ir a comer algo antes de ir de regreso a nuestras respectivas casas, en aquel restaurante nos seguían pidiendo fotos.

—¿Ya le dijiste a tus cuñados que le vas a pedir matrimonio a Kiki?.— cuestionó

—Por algo me poncharon las llantas.— dije aunque sabía que eso había sido por mentir sobre la pelea qué habíamos tenido

—Yo quiero ser padrino de algo.— pidió y sonreí

—¿Quieres ser padrino de la fiesta?.— cuestioné para que pagara la fiesta completa

—Perro abusivo.— murmuró y reí

Seguimos comiendo, no sabía que más debía preguntarle a Juan sobre todo esto. Terminamos de comer y fuímos de regreso al auto.

Subimos y arrancó, me dejaría en casa antes de regresar a la suya

—Recuerda no decirle a nadie.— pedí y asintió —Si lo dices te abriré un hilo.—

—Seré muy discreto, te lo prometo.— dijo y suspiré aliviado

El viaje ahora se me hizo más corto, en menos de 15 minutos llegamos a mi casa.

Me despedí de él y bajé del auto. Avancé un poco hasta que tocó el claxon, me giré a verlo y tenía la ventana abajo

—¡Guardaré el anillo donde nadie más pueda verlo!.— gritó nada discreto

—¡No mames Juan!.— grité y él empezó a reír para después arrancar e irse

Saqué mis llaves para abrir la puerta pero Kiki salió de inmediato, tenía una pequeña sonrisa

—Escuché a Juan.— dijo alegre y los nervios empezaron a recorreme —¿De que anillo estaba hablando?.—

Sin duda Juan era terrible, por una vez quise creer en que no le diría nada a nadie o que sería discreto

—Lo acompañé a comprarle algo a Ari.— mentí pero pareció no creerme, tenía una sonrisita burlona —Por.. su aniversario.—

Usualmente solía mentirle bien pero esta vez no parecía creerme, estaba perdiendo mi don o ella se estaba volviendo más buena en decifrarme.