
𝐪𝐮𝐢𝐧𝐜𝐞
Lo que somos.
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No había una palabra que pudiera emitir hacia él, tan solo su presencia parecía abrumarme, o aliviarme, pero no era capaz de descifrarlo. Sus ojos y los míos no se despegaban, su mirada estaba apagada, e ida. Sus ojos me reflejaban la tristeza que lo estaba consumiendo ante los sacrificios que sobrellevaban estos acontecimientos, él estaba cansado, al igual que yo. Nuestros ojos parecían conectar no tan solo en una mirada, si no, traspasar las emociones que nos estaban carcomiendo. A ese nivel tan alto él y yo nos conocíamos, al punto de que podíamos destaparnos las pieles y ver en nuestro interior, como nuestras almas sufrían por cada etapa que debíamos atravesar. No dije nada, y tan solo vi como arrastraron a Aster hacia mi. Su mirada y la mía no se cruzaron, solo sé que estaba a mi lado, y sentí como Eren con un leve toque, me empujó. Un gran silencio se armó cuando nos adentramos a esa habitación, la tensión se hizo sumamente grande y modesta. Las miradas yacían, y las preguntas también. Mi horizonte estaba expandido, y podía ver todo lo que se transmitía en esta pequeña habitación. Eren había alzado su mano ensangrentada, lo cual dio la amenaza de que no se debía hacer ningún movimiento brusco, o en cualquier momento se convertiría en titán. Pude ver como nos sentimos acorralados, como Armin deseó encaminar hacia la chica pelirroja que yacía arrodillada en el suelo, toda golpeada.
No comprendía el porque estaba aquí, y más de esa manera. Mis ojos y los suyos se miraron, Aster escondía muchos secretos, al igual que yo, y quizás por eso la conexión amistosa que teníamos, era bastante grata entre ambas. Su cabello pelirrojo estaba despeinado, y su respiración estaba agitada, pero intentaba de mantener la calma ante eso. No hice preguntas respecto a su semblante, se veía molesta, y como también tenía el deseo de estar cerca de Armin, ella era fuerte, pero se tenía claro que ese chico se había vuelto una debilidad. Aún parada, podía ver lo tensa que estaba Mikasa y como las palabras no podían salir de su boca, mucho menos de la niña, quien estaba aterrada y su cuerpo temblaba. Tome asiento, justo como Eren indicó de una manera neutral. No supe cómo caminé y me senté frente a él, entre medio de Armin y Mikasa, mi cuerpo estaba helado ante su presencia, y desconocía la razón, sólo se que así me sentía. Se veía intimidante, y era la primera vez que lograba crear ese semblante hacia nosotros. Su expresión abatida lo hacía ver mucho más con poder, y que lamentablemente no podíamos arremeter en contra de él, ya era claramente tarde. Aún había silencio, y la mesa se llenaba de su sangre, pero Eren tan solo tenía su mirada puesta en nosotros. El silencio continuaba, hasta que nos sobresaltamos por leves toques en la puerta cerrada.
-Nos vamos adelantar.-aquella voz reconocida nos creo más dudas, pero respondió algunas, como por saber quién era uno de los que estaba detrás de la nueva orden; los Jeageristas.
-¿Esa era la voz de Floch?-Armin fue el primero en reaccionar y dirigirse a Eren, había roto el hielo, después de tanto; los cuatro no nos reuníamos hace mucho.-¿Has venido con Floch?-Armin se dirigió a él nuevamente en aquella pregunta, de manera nerviosa, pero con un toque de seriedad; podía ver cómo de momentos, miraba a Aster, socorría por ella de manera mental, lo conocía, y estaba preocupado.
-Si... -respondió Eren, serio e indiferente.-Quería hablar con ustedes, en calma.-indicó vagamente, cómo si su energía ya no estuviese en él.-Podemos resolver los problemas de Eldia sin ningún conflicto.-nos decía, con una voz sumamente pasiva, como si nada sucediera, cuando era así.-Hange y los demás estarán bien, solo los estamos llevando lejos de aquí.-explicó, mientras que yo le miraba aturdida, y más su mano ensangrentada, a la que aquella niña miraba aterrada.
-Nosotros somos quienes querían hablar contigo.-volvió a hablar Armin, tomando el mando de la situación.-Solo queremos saber en qué estás pensando, Eren. ¿Qué te ha hecho decidir el atacar Marley tú solo?-pregunto primeramente.-¿Realmente hicieron Zeke y Yelena que te unieras a su lado?-se formó un silencio por un momento, Eren se inclinó hacía atrás con la silla, sosteniendo la mesa para no caer, mientras que Armin esperaba una respuesta.
-Soy libre.-mi mirada cambio ante su vaga respuesta, me sentía desconcertada, le desconocí, más de lo usual.-Lo que sea que haga, o elija. Lo hago por propia voluntad.-mi mirada yació cabizbaja, estaba desilusionada de lo que él decía, pero yo no estaba sorprendida, siempre supe lo que pasaría.
-Te reuniste con Yelena la noche de la inauguración del tren, ¿cierto?-preguntó Armin un poco decepcionado, deseando escuchar algo más positivo que eso, pero deseaba poder que asumiera que estábamos en una situación, totalmente ajena a la que creía estar, Eren ya no era nuestro aliado.-¿Todo lo que hiciste ese día realmente ha sido tú voluntad desde entonces?-le preguntaba, y esto me quemaba, Armin deseaba una luz de esperanza en esa fría mirada de Eren, pero no sería así, y lamentaba eso.
-Así es.-respondió aquel chico, a quien desconocíamos cómo Eren, su mirada era fría y neutral, no tenía importancia de lo que sentíamos.
-No. Has sido controlado.-la voz denegada de Mikasa, sobresalió en la habitación, pero más frío fue la mirada indiferente que Eren le había proporcionado.-No eres el tipo de persona que involucra civiles y niños, incluso si son de una nación enemiga. Te preocupas por nosotros más que en nadie. ¿No es así?-le preguntó ella, con la esperanza de restaurar el cariño que les unía, pero él continuaba mirándole de esa manera tan indiferente.-Me salvaste de haber sido raptada, Eren.-llevó una de sus manos a la bufanda roja que tenía al rededor de su cuello, como símbolo de su hermandad.-Y me has dado esta bufanda... Por tu bondad. ¿Cierto?-mi corazón se estaba estremeciendo, me estaba doliendo como ellos se abrían a corazón abierto a él, con una esperanza, pero Aster y yo, sabíamos que este había muerto hace mucho, él no se iba a detener.
-Dije, mantén tus manos sobre la mesa.-demandó fríamente había Mikasa, ignorándome, mientras que ella tristemente obedeció la orden de Eren.-Me escondí en Liberio y hablé con Zeke. De hermano a hermano. Aprendí mucho entonces, Zeke sabe más que Marley.-contaba, para llevar su mirada a Armin, de una manera fija.-Armin, aún sigues yendo a ver a Annie, ¿no es así?-él elevó aquella pregunta, pero deseo crear inseguridad a Aster en el momento en que la observó, pero ella mantuvo una expresión serena, no le daba importancia a Eren; él no podía jugar con sus emociones, y eso le molestaba, porque por alguna razón, quería herirnos.-¿Es por tu propia voluntad?, ¿O la de Bertholdt? -preguntó provocando que Armin se alterará mientras balbuceaba sin saber que decir.-Si las memorias juegan un rol mayor en formar a quien es la persona, significa que parte de tí, se ha vuelto Bertholdt. La parte de un soldado enemigo que siente empatía hacía otro soldado enemigo, está influenciando significativamente tu juicio. Tú. Un consejero de Eldia, poseedor de uno de los nueve titanes. Nunca has sido así de blando antes.-le decía con rudeza frunciendo el ceño, mirándole fríamente, mientras que mis manos temblaban de rabia.- Tu juicio era capaz de llevarnos a la respuesta. Pero ahora, cada que abres la boca es "Vamos a hablar"... Eres totalmente inútil.-esas palabras cayeron como un balde de agua fría, y es que al ver los azulados ojos cristalizados de Armin, sentí un estrujón; ¿Por que no podía hablar? ¿Por qué no podía defenderlos?
-Tsk.-provoque aquel leve gruñido ante el dolor de las punzadas que mi cabeza empezaba a provocar, otra vez su presencia me fraccionaba, hace tanto no sucedía esto.
-Armin, Bertholdt ha tomado tu cerebro, eres quien está siendo controlado por el enemigo.- le decía fríamente, le atacaba de manera mental, sabiendo que Armin era débil en ese aspecto; y yo tan solo llevaba mi mano a mi cabeza.
-Basta.-a diferencia de mi, Aster pudo sobresalir con su voz, deseando defender la postura de Armin, pero Eren le lanzó una mirada sin importancia.
-No me hagas hablar de tí ahora, eso es un asunto que resolveremos después.-dijo él, a lo que creo confusión, y dudas ante dirigirse a Aster de esa manera.
-¿Y crees que esperaré a que hables? Me han estado perturbado desde que llegamos ¿Qué quieres de mí? ¿Que intentas hacer conmigo?- le preguntaba, con impotencia y cansancio en su mirada.-Solo mátame de una vez si lo harás, claro, si puedes.-ese tono, le subestimaba sin temor, no dejaba de ser esa ruda joven, no temía por ella, temía por lo que él podía hacernos.
-Sabes que quiero de tí, y no. Lo solucionaremos después.-él le miraba, y ella tan solo se removía de los hombres que la sostenían fuertemente, pero no podía.
-¡Eren! ¿Que intentas hacer?-Mikasa a mi lado le cuestionaba, le miraba desesperada, pero la dejo sin habla ante esa mirada sombría que le lanzó, nuestros ojos aún ni siquiera se cruzaban, Eren me evadía.
-Solo digo que no hay nada más alejado de la libertad que la ignorancia.-siguió con lo dicho antes e hizo una breve pausa siguiendo con su expresión indiferente hacia nosotros, al menos hacia ella.- Allá aprendí sobre los Ackermans también. La razón de tu fuerza, Mikasa. Resulta que los científicos Marleanos apenas si saben sobre los titanes. Pero lo que si resultó por accidente de la manipulación del imperio Eldiano, en su larga historia, con los sujeto de Ymir fue el clan Ackerman, que mantienen su forma humana, pero en algunos casos, pueden manifestar el poder de los titanes. El clan Ackerman fué designado a proteger al rey de Eldia, como el linaje Kamura.-expresaba.-Como resultado, los sentidos en su sangre se activarán una vez que reconozcan a alguien como portador.-había un gran silencio ante sus palabras, le escuchábamos con atención.-En otras palabras, solo te aferraste a mí por tu instinto de Ackerman, como Levi con Kira.-mis ojos se abrieron como platos ante lo que decía, pareciéndome irracional, pero creíble.-Obedeciste mi orden ese momento cuando enfrentaste la muerte. "Pelea". Aparentemente cuando todas esas condiciones se reúnen, despierta el instinto escondido en la sangre del clan Ackerman. No solo realza tus habilidades físicas al extremo, incluso te da la experiencia en batalla acumulada por cada antepasado Ackerman. Y todo porque, por casualidad, creíste que yo era el portador al que debías proteger.-mi corazón latía fuertemente, me sentía agitada, y solo se creaba más silencio ante lo que Eren había expresado.
-Estás equivocado.-afirmó Mikasa, negándose a lo que él nos había dicho, mientras que yo tenía los grisáceos ojos de Levi Ackerman en mi mente; él no podía estar aferrado a mi por obligación, eso no era cierto.-No fue por casualidad. Fué porque eras tú... Fuí capaz de volverme fuerte por tí, Eren. Todo fué por ti.-ella se dirigía a él, sabiendo que le cuestiono anteriormente por creer que estaba equipado, su voz era frágil; Mikasa se estaba rompiendo, y yo no decía una jodida palabra.
-Aparentemente una vez que un Ackerman despierta, a menudo sufren dolores de cabeza repentinos. Dicen que sucede por su verdadero yo, que se resiste a ser forzado a proteger al portador. ¿Te suena familiar?-la mire, sabiendo que había cierta verdad en esas justificaciones, y Mikasa con los ojos abiertos, parecía aterrada, ella solo negaba.-Lo que digo es que la verdadera Mikasa murió en esa montaña a los nueve años. Y solo quedaste tú, siempre fiel a tus instintos Ackerman.-no sabía que hacer, deseaba hablar, pero en el momento en que Eren entró, me congele.
- No... Y-yo... -ella no podía hablar, estaba aturdida y en negación a las palabras tan frías de Eren hacia ella.
-Un clan de gente que se pierden a sí mismos. Creados solo para seguir órdenes. En otras palabras, esclavos.-decía sin ningúna emoción, ni culpa.-Justo como las Kamura.-su mirada estaba puesta en mi, pero yo la baje, le evadía con temor, y es que, tampoco quería entrar a la realidad de lo que él era.
-¡Ya basta, Eren!-estaba tan abatida, que el grito de Armin me sobresaltó, él estaba molesto, y quien no, Eren nos estaba haciendo trizas.
-¿Saben que más odio en el mundo? A quienes no son libres. Eso, o el ganado.-musitaba Eren, como si no le importara lo que sentíamos, él estaba dándonos unos baldes de agua fría continuos, sin descanso.
-¡¡Eren!!-Armin deseaba silencio de su parte, o al menos respeto, intentaba de callarle, pero eso le hacía desear hablar más.
-El solo verles me enoja. Ahora finalmente entiendo porque. No podía ni mirar a una esclava que sin dudarlo, siempre seguía órdenes. Desde que era niño.-Eren miraba a Mikasa con un profundo rencor, y yo no era capaz de mirar como Mikasa debería estar descomponiéndose frente a él.-Mikasa, siempre te he odiado.-mis ojos se abrieron grandemente, pero no me moví, estaba rota en fracciones por dentro.
-¡Basta! -pedí en el instante en que Armin se montó sobre la mesa, llevando su puño al rostro de Eren sin previo aviso, pero todo quedó tenso cuando Mikasa lo estampó contra la mesa en un rápido movimiento, con la intención de que no lastimara a Eren.
-¿Lo ves? Todo lo que haz hecho es vivir de acuerdo a lo que tú sangre Ackerman te dice que hagas-decía Eren, aún pasivo, creando sollozos de Mikasa que me rompieron el corazón.
La mirada de Aster y la mía se cruzaron, ella descifró mis sentimientos, y como no era capaz de defender a mis amigos, pero volví a centralizarme en como Armin volvió a reincorporarse para dirigir sus nudillos a la mejilla de Eren, con brusquedad. Observé cómo él cayó de la silla, pero aún así se levantó del suelo. La nariz de Eren, derramaba sangre, la cual corría hasta su mentón. Mis manos temblaron, y mi cuerpo continuaba helado, él se acercó a Armin y le golpeó la cabeza, para luego levantarle y darle con su rodilla en el estómago. Abrí mis ojos, sin creer lo que había presenciado, pero yo tan solo me lancé al suelo para socorrer a Armin. No me atrevía a mirar a Eren, porque estaba segura que me descontrolaría, y mis emociones cegarían sin duda alguna mi razón, pero más allá, ella fue quien tuvo la fuerza de voluntad que yo no. Aster había paseado al hombre que la sostenía, el grito y la soltó, ella pareció lastimarle la pierna, pues él cayó al suelo, inmóvil. En un solo movimiento, ella se agachó y pasó sus manos atadas debajo de sus piernas. Se levantó con suma rapidez, arrebatándole el arma al otro hombre, y la volteó para golpearlo fuertemente en la cabeza, con el mango, dejándolo inconsciente. Con esa misma fuerza, podía descifrar la ira en sus ojos, ella defendía nuestras posturas, porque sabía que no éramos capaces de enfrentar a Eren.
Los ojos de Armin estaban cristalizados, y Mikasa, sollozaba en negación. Él nos había hecho pedazos, pero realmente caí en cuenta, que solo les despellejó a ellos, porque no había dirigido su resentimiento hacia mi, y me hizo entender mucho más, lo que pude ver en los caminos a los que Zeke me llevo, realmente Eren y yo estábamos tan entrelazados por los caminos, que él no era capaz de lastimarme, me estaba protegiendo de sí mismo, pero no podía aceptar que no les diera el respeto, o al menos la empatía que ellos merecían. Observé cómo Aster, golpeó la espalda de Eren con aquel mango, y logró derivarlo al suelo. Ella le pateo rápidamente, y me sentía igual que la niña que estaba sentada a nuestro lado, asombrada, estábamos siendo espectadoras. Pero Aster no pudo hacer más cuando los hombres volvieron a retenerle, y me sentí inútil en no permitir que no fuera así. Aunque me levante del sueño, y ahí sentí furia cuando la lanzaron con brusquedad al suelo, escuché como gimió adolorida, y en si, volvieron a ponerla de rodillas. Visualicé como Eren, quien sangraba y se veía rojizo por los golpes que ella le proporcionó, pero él en defensa a eso, la golpeó sin represalias de una manera brusca que me supo a mierda.
-¡Déjala!-pidió Armin, pero no pudo levantarse, aún así, ya había sido tarde, pues yo había empujado a Eren con brusquedad, y lo había retenido con el cristal que había roto de aquella lavavajillas de la que cayó encima cuando Armin le golpeó.
-Se acabó, Eren.-dije entre dientes, mientras que mi mano temblaba y apretaba tanto ese cristal, que había cortado mi mano, sangraba y la sangre caía en el suelo, mientras que mis ojos y los de él, estaban conectados, y mi mano puesta en su cuello, para que no se moviera.
-No pienses que no hay algo que pueda opinar sobre ti.-indago, y mi mano continuó temblando, yo no podría herirle; no tenia el valor.-Aún no había terminado.-expresó.
-No tienes el valor para romperme el corazón.-indague, fríamente y con temor a lo que yo misma estaba diciendo, pues fui la única que logró que el semblante de Eren se relajara, pero en tristeza, mi mano poco a poco iba bajando.
-No quería aceptar la idea de que vivías esclavizada por algo que no viene de ti.-me decía, mirándome fijamente a los ojos, y hace tanto que no durábamos en aquella fija mirada, pero ya no me causaba seguridad, o esperanza, ya no había nada de eso en él.-Pero lo acepte de manera amarga, y una parte de mi, agradece que no me hayas escogido, porque no podría amar a quien vive amarrada a un destino que no desea sobrellevar.-su voz era fría otra vez, deseaba herirme, pero él no tenía el valor, no podía hacerlo, pues al fin y al cabo, él me había roto hace mucho tiempo.-Un linaje maldito, llevando a generaciones por años sin propósitos en esta vida, con un solo destino, concluyendo contigo, porque tú fuiste a quien escogieron para esta mierda, y me es intolerable que sea así.-musitaba, y mi mano había bajado por completo, no era la única que le escuchaba, pero si a la que le empezaba afectar.
-No es así, Eren.-dije.-Yo soy libre de vivir mi propio destino, porque rompí parte de esa maldición que me impedía elegir lo que mi corazón anhelaba, pero lo rompí el día en que decidí amar a Levi, y no a ti.-sus músculos se tensaron, y su mirada estaba nuevamente abatida por lo que decía.-No me arrepiento de no haberte escogido, y de haber puesto mi destino en las manos de él.-le dije, de una manera orgullosa, pero a la vez, triste; le lastimaba, pero estaba segura que no lo suficiente para bajarle su guardia.
-¿Y qué pasa con la otra parte de tu maldición?-pregunto, a lo que le mire, y ahí pude afirmar que él tenía conocimiento de lo que Zeke me había mostrado.-Aún no la has roto. Sigues estando esclavizada.-afirmó, pero logré entenderlo todo, había dejado al descubierto lo que tanto intentó ocultar, cayó en mi trampa.-Sigues sin escoger por tu propio juicio, y si no fuera así, me hubieses clavado ese cristal, o los hubieses defendido, no lo has hecho porque no te lo permites.-me decía, quitándome los suspiros.-¿Es amor, o es la otra parte de ti que te esclaviza, aquella que te enseño ella en los caminos?-hablo de una manera agria, como si quisiera demostrar algún tipo de odio, pero no podía permitir que la debilidad ante él, siguiera consumiéndome.
-Tú no me odias por eso, y lo sabes.-le dije, mirándole desteñida mente.-Te odias a ti, por eso me has protegido todos estos años, Eren.-sus verdosos azulados ojos me miraban, y ambos sincronizábamos, pues él sabía que yo ya sabía lo que realmente sucedía.-Te odias a ti porque es por ti, que no puedo ser libre.-mis palabras eran frías, y estaban vagando por su mente, pues él no tenía expresión, y parecía procesar lo que decía.-Y ahora, después de tantos años, hoy es que entiendo todo. Tú siempre lo supiste Eren, es por eso que agradeces, él que no te haya escogido; tú no querías ser escogido, porque eso conllevaba a ser esclava de tu sombra.-le estaba atacando, le ponía débil, y podía notarlo en su mirada, la era yo sé debilidad.-¿A donde te ha llevado el protegerme? Si después de todo, sigo arrastrada a ti.-le decía, y estaba consiente que quienes nos escuchaban no entendían, pero se que él y yo, al menos si.
-Te voy a llevar a tu libertad.-esbozo, mientras que su rostro empezaba acercarse al mío.-Justo ahora.-lo hizo, él me besó en ese instante.
Todo se detuvo, y se centró en él y yo. Sus carnosos labios cayeron plasmados en los míos, mis músculos se habían aflojado, pero mis ojos estaban abiertos como platos sin entender dicha acción. Los cerré, sabiendo que era erróneo lo que estaba haciendo, pero quizás, era la última vez que Eren volvería a cruzar sus sentimientos con los míos. Deseaba llorar, no podía expresar como me sentía en este momento, pues yo no había caído en su trampa, era algo que él debía hacer, y lo hizo. Mi mano estaba cortada y ensangrentada, al igual que la suya, y abrí mis ojos cuando Eren dirigió su mano a la mía, y la entrelazó con fuerza. Nuevamente sentí esa energía sobrecargar mi cuerpo, y es que, fue la misma que me distanció de él, logrando que cayera de manera brusca en el suelo. Cada imagen, cada proceso de información, se clavó en mi mente cuando hizo aquella activación que faltaba. Mi cuerpo se sintió afligido a él por un momento, por lo que me había dado. No se si él me había condenado, o realmente me había liberado para que fuera lo que realmente era, a lo que realmente había venido hacer a este mundo. Mis ojos y los suyos se miraban, apenados, porque ambos sabíamos amargamente lo que esperábamos, lo que sucedería, pero tenía esperanza de que no fuese así. Mi pecho subía y bajaba, mi respiración estaba agitada, y solo sentí como Armin apretó mis hombros y me aferro a él.
-¿Kira?-Armin me llamaba, mientras que yo estaba aturdida, y tocaba mi cabeza, la cual sostenía aquel conocimiento que me faltaba, Eren me había abierto los ojos con un solo tacto, había abierto el entrelace que faltaba.-¿Qué le has hecho?-le pregunto Armin, agitado, mientras que Eren me miraba con tristeza.
-Lo que siempre.-le respondió cortamente.-Protegerla.-añadió, fríamente, desviando su mirada de mi.-Necesito saber si han despejado la zona en la que Zeke estaba, no quiero a nadie que pueda atrasarnos.-aún en el suelo, y con Armin sosteniéndome para levantarme, escuché sus palabras dirigirse a uno de los hombres que le acompañaba.
-Eren.-le llame cuando me levante, captando su mirada en cuanto el hombre a su lado, abrió la puerta para dirigirse a otros reclutas que yacían esperando afuera.-Si algo le pasa a Levi... -las palabras no me salían, y temía por lo que diría, pero afronte la realidad una jodida vez.-Te voy a matar.-le insinué, pero él pareció no removerse ante lo que dije, y eso me preocupo.
-¿Qué esperas?-me preguntó, creando una sensación extraña en mi interior, me estaba afirmando algo que no sería capaz de soportar.
-¿Qué?-Aster estaba siendo levantada del suelo, pero sus ojos estaban abiertos como platos, mientras que mis manos empezaron a temblar ante lo que Eren pareció insinuar.-¡Hijo de puta!-Aster gritó altamente, pareciendo afligirse a las palabras de Eren, pero mi mente denegaba que Levi haya muerte en manos de Zeke.-¿Qué le has hecho?-preguntó ella, mientras que se removía con brusquedad de los brazos de aquellos soldados, mis ojos se cristalizaban, y dirigí mi mano a una de las hojas de aquellos soldados.-¡Ah!-Aster por primera vez parecía reflejar cierta impotencia, mezclada con tristeza, pero mis manos apretaron aquellas mangas de las espadas y se las arrebate a ese soldado, dirigiéndolas al cuello de Eren, estaba dispuesta, pero unos brazos me detuvieron.
-¡Kira!-Mikasa me grito, y me apretó a su cuerpo, estuve a un pequeño roce de cortarle el cuello a Eren, mientras que mi mano temblorosa seguía en el aire.
-No pudiste... -no podía expresarme, estaba sintiendo algo tan vacío en mi interior, que mis lágrimas no podían salir.
-Lo he dicho al principio, y lo repetiré. ¿Donde está Zeke?-le preguntaba a Armin, quien se encontraba adolorido, y Mikasa tan solo me quitaba la espada con brusquedad; todo estaba tenso.-No tendremos que seguir peleando. Así que solo quédate quieto.-le pidió, pero Armin se quedó en silencio.-Llévenselos, y también a la mocosa que mato a Sasha.-pidió él.
-¿A donde?-preguntó Mikasa, aún abatida en tristeza, mientras que Eren la miraba sin emoción alguna.
-A donde todo empezó, el distrito de ShingaShina.-indicó, y yo solo le miraba detenidamente con frialdad.
-Levi... -susurré, en negación, mordiendo mis labios para no sollozar. Aster me miraba, como si deseara empatizar con mi dolor, pero aún yo no procesaba; Levi era más fuerte que eso.
Eren se dirigía a Aster, intercambiando varias palabras que serían importantes en este diálogo, pero mi visión se había cegado en ira. Mikasa aferraba mi cuerpo al suyo, como si deseara pausar el sentimiento que me acorralaba. No podía moverme, estaba caída en sus brazos, mientras veía como todo sucedía a mi alrededor como alguna vez soñé. No era capaz de retenerme, dejé que aquellos guardias me sostuvieran, y me guiaran de seguro a unas rejas, en donde debería sobre cargar mis emociones, más de lo que ya estaban. Presencie como Armin y Aster, eran separados, pues Eren se la llevaba hacia otro lado que desconocíamos. Ni siquiera pude ayudarle una vez más, solo dejé que se la llevaran, mientras que éramos retenidos, y Eren una vez más, nos miró. Esa mirada yacía muerta, podrida en odio y rencor, pero era evidente que así terminaría esto. Era lo que siempre fue, él no dejaría de luchar y de pelear por lo que creía correcto, siempre había sido así. Continuaría, y defendería lo que amaba, aunque eso costara que ganara nuestro odio, y resentimiento. Abatida, y siendo sostenida por aquellos hombres, mire como sus ojos y los míos se conectaron, llenándose de penas que no podríamos cesar, nuestra historia estaba llegando a nuestro fin, y él nos dio la espalda, una vez más, se iba, se iba lejos de nosotros. Y yo, caí de rodillas al suelo, con sus grisáceos ojos en mi mente.
-"Vuelve a mi con vida".-sus palabras se estaban clavando en mi corazón, y algo me decía que esto no estaba pasando, que él no estaba muerto, mientras que el hombre con una patada, golpeó mi espalda, haciéndome mover para que caminara, pero me caí.
-¡Déjala!-gritaba Armin, pero ya él no podía más, Eren le había proporcionado unos golpes que lo inmovilizaron, aún así veía en su expresión las ganas de defenderme, estaba impotente, se que él deseaba hacer más.-Kira, por favor levántate. Ya no podemos hacer más.-su mirada yacía desilusionada, sin esperanzas, y eso, me fraccionó más por dentro.-Lo lamento... -se relajaba tristeza en él, pero no la que yo sentía.
Me levante del suelo, y nuevamente fui agarrada por uno de esos soldados. Cabizbaja, empece afligirme a ese sentimiento de duelo, uno que desconocía desde la muerte de Sasha, pero este era completamente diferente. No podía gritar, pero sentía mi garganta caliente. Las lágrimas querían salir, pero no podía. Denegaba la imagen de Levi muerto, no había manera de que lo imaginara así, sin vida. Caminaba con lentitud, y mis suspiros no salían de mi, parecían haberse ido con él. Solo se que mi corazón iba rápido, tan rápido que se me quería salir del pecho. Mis pasos eran vagos, mis fuerzas habían sido robadas, no importa la energía tan descriptible que Eren me había activado, algo en mi se pudrió en un instante, y era su rostro tan neutral, y en cómo a través de su fría voz me había dado una lanza en el centro de mi corazón, donde estaba Levi Ackerman guardado con todo el amor que sentí. La furia me invadía, me arrebataron la parte más brillante de mi, y sentí como todo se estaba volviendo negro. Mi cuerpo se giró, y con un solo movimiento, le robe el arma a ese hombre, y le cree un hoyuelo en el cráneo, matándolo. Mis dientes gruñían, y los presentes me miraban aturdidos, las armas me apuntaban, pero no me matarían, porque yo iba a por él, iba por Eren.
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Próximo capítulo: Salvajismo.
Desde la narración de Levi, este se enfrenta a Zeke, quien le revela los acontecimientos que albergan en Kira ante el toque, y luego, una tragedia lo arropa, sin saber; si sería capaz de volver a ver a su hija, y a la mujer que amaba.
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