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𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐎


Cuartel Cachorro, BA (CA).
Agosto 13, 2025

01:04 PM

En el patio trasero del cuartel, casi cercano al borde del abismo, yace un gigantesco manzano. Y, justo en su base, se encuentran dos canes sentados.

—......y esa es toda la historia —dijo Chase tras terminar con su relato.

A su lado, yacía una pequeña dálmata (de 7 meses de edad. Con un pequeño cerquillo cubriéndole el ojo derecho). Abrió los ojos como platos. Se volvió hacia el can y preguntó:

—¿En serio te enfrentaste a tal peligro, Tío Chase?

A eso y más.....—dijo una tercera voz. Se trataba de Everest, llegando al lugar. Junto a ella, estaba Marshall—. Tu tío detuvo a esa súper villana él solo.

Tras oír aquello, Marshall tosió, captando así la atención de su amada. 

—Y claro.....—agregó la husky, mientras le miraba con ternura—, no lo habría logrado de no haber sido por tu padre, quien estuvo allí para ayudarle —tras decir esto, la feliz pareja compartió un cálido beso.

La pequeña dálmata, por su parte, se volvió hacia el pastor alemán. 

—Tío Chase.

El aludido se agachó y le miró. 

—¿Qué sucede, pequeña?

Tardó un momento en responder. En su rostro moteado, podía notarse cierto grado de consternación.

Bueno.......—comenzó a decir, en un tono titubeante—. ¿Q-Qué pasó con esa enfermedad rara? ¿Existe la posibilidad de que vuelve a infectarnos? Porque si es así, no quiero morir. ¡No quiero!

El can se le quedó mirando, con una expresión comprensiva.

No tienes por qué preocuparte por eso —le dijo, mientras le frotaba la cabeza con delicadeza, regalándole una sonrisa—. Ten por seguro que estaremos a salvo.

—¿Y cómo estás tan seguro? —le preguntó rápidamente. 

Porque creamos una vacuna contra la bacteria, ¿lo recuerdas? Así que, en caso de que haya algún resurgimiento de la enfermedad, lo único que tendremos que hacer será producir un par de vacunas para mantenernos a salvo —hubo una breve pausa. Y la pequeña dálmata soltó un suspiro de alivio—. Aunque para serte honesto, no creo que lleguemos a eso.

La dálmata volvió a clavarle la vista, mostrándose curiosa.

—¿Y por qué no, Tío Chase?

Porque las últimas muestras de la bacteria fueron llevadas a ser almacenadas en una instalación súper secreta —comenzó a explicar—. Así que, mientras sigan ahí, no habrá posibilidad de futuros contagios.

—¿Y en dónde queda ese lugar súper secreto?

.............

La Base Fort Detrick es una de las mayores instalaciones militares en todo EE.UU, en el que se lleva a cabo la experimentación, estudio y almacenamiento de todo tipo de patógenos.

Sus instalaciones (que consisten en un total de 9 edificios) yacen ubicadas al norte de la ciudad de Fredericksburg, Maryland. Y además de poseer una gran cantidad de personal laboral: tanto civil como militar. Cuenta además con un increíble sistema de seguridad avanzado. No había esquina alguna que no estuviera siendo monitoreada.

Por debajo del edificio central, a unos 27 metros bajo tierra, había un amplio salón gris. Y en sus cuatro paredes (cuyos anchos medían casi 2 kilómetros de largo), había una gran cantidad de compartimientos, todos de 4 x 4. Dichos compartimientos, sin excepción, estaban cerrados con un código de bloqueo de 13 dígitos.

Sobre uno de los compartimientos (de la pared Este, por cierto), yacía pegado una pequeña etiqueta. En ella, se podía leer los siguiente datos:


Bacillus Necrophorum Anaerobius 20 (BCA-20)

N° Case: JH–181124


Pasado un par de segundos, se oyó un pitido. Y dicho compartimiento se abrió con lentitud. 

Dos canes, que vestían una especie de trajes especiales, chequearon dentro, e iluminaron el fondo con un par de linternas. Se calmaron al ver que el contenedor (de forma tubular. Y de color plata) seguía dentro.

Mientras que la puerta del compartimiento volvía a cerrarse, la pastor alemán se volvió hacia el Labmatian. Y tras captar la atención de éste último, dijo:

—Ni siquiera sé por qué seguimos haciendo estos chequeos. Deberíamos destruir esa cosa a cómo de lugar. 

El Labmatian se volvió. Su mirada mostraba comprensión. 

Entiendo tu preocupación, Avery. Y créeme, a mí tampoco me gusta esto —respondió—. Nunca me agradó. Pero las reglas son las reglas. Y no podemos desobedecerlas.

La fémina soltó un resoplido. Luego, volvió la vista hacia el compartimiento.

Me sentiría mejor si aumentáramos la seguridad —agregó—. No podemos permitir que esa bacteria salga de aquí. Si llegasen a robársela, las consecuencias serían demasiado graves.

Me reuniré con mi supervisor esta misma noche y le explicaré la situación. Trataré de mejorar todas la medidas de seguridad. Me aseguraré de que esa bacteria no salga de aquí. Te lo aseguro —A continuación, ambos canes giraron en redondo y procedieron a dirigirse hacía la salida—. Y por cierto......—añadió sorpresivamente, cambiando su tono serio por uno casual—. ¿Qué tal van las cosas con Jhonny?

Tras oír la incógnita, la agente federal le arqueó una ceja.

¿Eso es relevante?

Solo es curiosidad —respondió casi al instante, esbozando una leve sonrisa—. ¿Cómo se comporta contigo? ¿Es bueno o malo? 

Tardó un momento en responder. 

Me trata como a su reina —contestó la fémina, sonriendo de oreja a oreja—. En serio, no te imaginas lo que hace por mí. Se nota que me quiere, y mucho.

Eso espero —agregó. Poco después, frunció el entrecejo—. Porque si no te trata como se debe, yo le.....

—¡Oye! Silencio —reclamó ella, dándole un leve codazo al can militar—. Con solo decir eso, ya te pareces a mi hermano.

Es que no puedo evitarlo. Sólo porque ya no seamos una pareja, no significa que ya no me importes, Avery. Eres mi mejor amiga, y quiero que sepas que siempre podrás contar con mi apoyo.

La agente federal se conmovió tras oír aquello. Al poco tiempo, le regaló una cálida sonrisa al Labmatian. 

Es muy lindo oír eso de tu parte, Unai. Y te digo lo mismo.....—sumó ella—; siempre podrás contar conmigo, en las buenas y en las malas. Y ya que estamos hablando del tema, ¿qué tal van las cosas con Rachel, eh?

Ahora fue el Labmatian quien arqueó una ceja.

—¿Eso es relevante?

—Solo es curiosidad —le respondió casi al instante. Luego, ambos canes soltaron al unísono una risilla.

Llegaron finalmente a la salida (la única, además). Sin embargo, tras cruzar el umbral, no llegaron a cerrar la puerta. ¿Y cómo podrían? Después de todo, ésta última pesaba casi dos toneladas y media.

A un lado del marco de metal, había un pequeño monitor. A su izquierda, había una pequeña ranura. El Labmatian metió una pata en su bolsillo y sacó una tarjeta. Pasó la misma por en medio de la ranura. Segundos después, el monitor se encendió, mostrando ahora un tablero numérico.

Para cuando el can terminó de escribir el código secreto, se emitió un pitido. Seguidamente, la prominente puerta de acero comenzó a cerrarse. Para cuando se oyó el estrépito, una voz, del tipo mecánico, se encendió y dijo:


 "Puerta Cerrada. Acceso Bloqueado".


.............

El lugar es altamente seguro —repuso Chase, sin cambiar su postura—. Y eso es lo único que tienes que saber.

Entiendo —dijo la pequeña dálmata, asintiendo. En ese instante, otra idea pasó por su mente—. Por cierto, tío Chase. ¿Qué pasó con ese chico.....Alex Porter? —en cuanto oyeron ese nombre, los padres de la dálmata intercambiaron una mirada de perplejidad—. ¿Le enviaron a prisión por lo que hizo? ¿Y que pasó con July, en verdad murió?

Antes de que la fémina pudiera seguir con su ola de incógnitas, Marshall intervino. Se le acercó y dijo:

Beverly, ¿te gustaría ir por un helado?

En cuanto oyó eso, los pensamientos de Beverly se desvanecieron casi al instante. Poco después, comenzó a dar saltitos de felicidad.

¡Helado! ¡Helado! ¡Papá es el mejor!

Se volvió hacia su padre y le abrazó con fuerza. Este último correspondió el acto.

Pero no lo olvides......—dijo ella mientras se separaba del abrazo, frunciendo el entrecejo—. Solo dime "Bev", ¿vale? No me gusta eso de Beverly. ¡No me gusta nada!.

Jeje. Entendido —rió el can por el pequeño berrinche—. Ahora "Bev". Ve al Cuartel y alístate para salir.

Sin decir nada más, la pequeña dálmata se dio media vuelta y comenzó a correr, dirigiéndose hacia la enorme infraestructura. 

—¡No olvides despedirte de tu tío!

¡Adiós, Tío Chase! —gritó ella, sin dejar de correr y sin mirar atrás.

Por su parte, los tres amigos se acercaron y se miraron entre sí.

—Sé lo que van a decir —comenzó a decir Chase. Al mismo tiempo, sintió que recibiría algún reclamo por parte de Marshall y Everest—. Y tienen razón. No debí haberle contado a Beverly la historia de July. Pero ella encontró un par de viejos recortes de diarios en el sótano del Cuartel. Me preguntó al respecto y........ 

—No te preocupes por eso, Chase.....—le apremió Marshall. Con base en su rostro, no estaba para nada molesto—. Fue mi culpa por no haber limpiado el sótano yo mismo. Además, ya conoces a mi hija. Es súper curiosa. Y si no te preguntaba a ti, se lo hubiera preguntado a alguien más. 

La husky asintió, mostrándose compresiva. Chase, por su parte, sintió alivio. Luego, volvió la vista hacia su sobrina, quien no dejaba de correr. 

—Sin embargo.....—dijo ahora Everest—, espero que no le hayas mencionado a Beverly sobre....

—Descuida —le interrumpió, adivinando lo que le quería decir—. Ese "detalle" lo omití a como de lugar. 

—Perfecto. 

Posteriormente, y de manera sorpresiva, se oyó una nueva voz en el lugar.


¿Chase? ¿estás ahí? 


Era Skye, hablando por la placa del pastor alemán. Éste último sonrió. 

Aquí estoy, mi amor —dijo él tras contestar—. Dime, ¿qué sucede? —tras oír la respuesta de su esposa, la sonrisa del can pareció aumentar—. Ahora mismo voy para allá —agregó antes de colgar. Y tras despedirse de sus amigos, procedió a abandonar el lugar, dirigiéndose hacia su vehículo patrulla.

.............

La Residencia Schülze (que es básicamente una casa de dos pisos. Diseñado con un estilo colonial, por cierto) yace ubicada en medio de Strawmberry Street, un suburbio tranquilo situado al noreste de Bahía Aventura.

Dentro del lugar, en la sala de estar, yacía una Cockapoo adulta. Con base en su expresión, estaba más que feliz.

<<Este es el mejor día de mi vida>>

Luego, y de manera sorpresiva, una fuerte sirena (proveniente de afuera) comenzó a hacerse audible, cada vez más y más fuerte.

<<Eso fue rápido>> —pensó ella, mientras lanzaba una rápida mirada hacia su reloj mural.

Poco después, el ruido cesó. Y antes de que la fémina pudiera dirigirse hacia la puerta, ésta última se abrió con fuerza. En el umbral, se quedó congelado el pastor alemán.

—¿Es verdad? —preguntó directamente. Su esposa asintió, sin dejar de sonreír.

Luego, la rescatadora área se volvió hacia su derecha, hacia la pequeña mesa de café, sobre la que descansaba un pequeño expediente. Este último tenía grabado el sello del Hospital General Marshall Memoriam.

Sin perder tiempo, lo cogió. Y rápidamente, se lo entregó al pastor alemán. Mientras esté último comenzaba a leer el contenido del expediente, su esposa se le acercó y dijo:

Estoy embarazada, Chase.

Tras oír aquello, el can levantó la vista del archivo. Hubo un breve momento de silencio.

Pasado un par segundos, volvió a sonreír. Dejó el archivo a un lado. Y siendo guiado por la oleada de felicidad, corrió hacia su esposa y le abrazó. Y subsecuentemente, compartieron un cálido beso.


FIN.

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