
𝟏𝟔. Just Us, You Find Out
Aro soltó la mano de Alice con temor. Todos los miraron expectantes sin saber que le había mostrado, ni si habría una guerra.
—Ahora lo sabes, ese es tu futuro. A menos de que decidas alterar su curso.–Le aseguró Alice.
—No podemos hacer eso, la niña sigue siendo una gran amenza.–Le advirtió Caius.
—¿Y si aseguran que se mantendrá oculta de los humanos?–Cuestiono Edward.–¿Podemos irnos en paz?
—Por supuesto, ¿pero como piensan hacerlo?
—Ya te lo dirán.–Alice miró a Edward. De donde habían llegado Alice y Jasper, de ahí salieron dos personas, un hombre y una mujer.
Ambos se acercaron a donde estaban los Vulturi.
—Estuve buscando mis propios testigos en las tribus Ticunas de Brasil.–Informó Alice.
—Hay suficientes testigos.–Aro callo a Caius.
—Déjala hablar.
—Yo soy mitad humano, mitad vampiro.–Aseguró el chico.–Como la niña. Un vampiro sedujo a mi madre, quien murió a darme a luz. Mi tía abuela fue la que me crió. Yo la hice inmortal.
—¿Qué edad tienes?–Salio a preguntar Bella. Todos ellos la miraron.
—Ciento cincuenta años.
—¿A que edad llegaste a tu madurez?–Cuestiono Aro.
—Yo me hice adulto siete años después de nacer, desde entonces soy así.
—¿Y tú dieta?
—Sangre, comida humana, puedo vivir de ambas.
—Estos niños... son parecidos a nosotros.–Dijo Marcus impresionado.
—Aún así los Cullen se han vuelto amigos de los lobos. Son nuestros enemigos.–Aseguró Caius.
—Debes de ser idiota. Ellos no son hombres lobo.–Empezó a explicar Rosanna.–Son cambia formas, es diferente y son nuestros aliados.
Aro la miró y después posó su mano sobre el hombro de Caius para detenerlo. Aro miró a su séquito.
—Queridos míos. Aquí no hay peligro alguno. No habrá pelea hoy.–Todos se empezaron a alejar.
Aro miró por última vez hacia el clan, e hizo un pequeño gesto de despedida hacia Rosanna, quien estuvo a punto de ir hacia el, pero Carlisle tomó su mano.
—Déjalo ir. Se acabo.–Ella lo miró y asintió. El tenía razón.
—Están en retirada, es momento de atacar.–le dijo Vladimir a Carlisle cuando se acercó junto con Stefan.
—No será hoy.–El miró a Rosanna y ambos se abrazaron.
—¡Son unos tontos!–Proclamo Stefan.–Habrán desperdiciado esta oportunidad, pero ellos no perdonarán lo que paso aquí.
Rosanna le dio un beso a Carlisle, ambos estaban aliviados de que todo hubiera salido bien, de que su familia y amigos estuvieran a salvo por fin y que esta locura con Aro hubiera terminado.
[...]
Cuando la nieve empezó a derretirse, todos empezaron a irse.
Se tuvieron que despedir, incluso si era solo por un rato.
Carlisle se acercó a Rosanna, quien estaba mirando las despedidas por la ventana, ella ya se había despedido, y no quería volverse a despedir, pues años que se pondría triste.
—¿Todo bien?
—Todo está bien.–Aseguró ella. Pero al mirar los ojos del hombre recordó lo que Alice le había dicho. Alice le había contado todo sobre cómo era su visión, el cómo Aro podría haberlo matado, como ella terminaría matando a Aro, hasta que ella terminaría siendo la única viva entre ellos. El cómo ella se convertiría en líder de los vampiros.
La parecía la peor pesadilla. ¿Qué importaba ser una líder si no podía estar con el?
Estaba más que enamorada, de eso no había duda.
—Te ves algo... diferente.
—Te prometo que estoy bien, solo estoy... algo distraída.
—Bueno, espero que no estés demasiado distraída.
—¿Por qué lo dices?
—Viajaremos esta noche.
—¿Si? ¿A donde?
[...]
Todos se encontraban en Roma, incluso Jacob. Todos estaban vestidos de etiqueta para la ocasión.
Rosanna se miró al espejo, arreglando su labial por última vez, porque por más que lo intentara, no parecía estar correcto.
—Rosanna, es tu turno.–Dijo Alice apenas abrió la puerta. Llevaba un vestido rojo, su color favorito, Carlisle si que había planeado todo. Ella se levantó y después se volvió a sentar. Alice miró hacia afuera. Esme, Rosalie y Bella entraron.–¿todo esta bien?
—Yo solo... vaya, no creí que podría estar nerviosa, pero en serio lo estoy... maldición, me siento tan...
—¿Con ganas de vomitar?–Preguntó Bella.
—Algo así. Pero yo no vomito...
—Estas nerviosa, eso es normal.–Trato de tranquilizarla Alice.
—¿Esto es normal? Lo odio, lo odio en serio.
—Es normal estar nerviosa el día de tu boda.–Esme se acercó y peinó su cabello detrás de su oreja.–Pero aquí estamos nosotros, somos tu familia, así que, sin importar que, no te dejaremos caer por nada en el mundo.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo. Ahora ven, que Carlisle te espera afuera.
—¿Qué tan lindo se ve?
—Súper lindo.–Ambas se sonrieron y se abrazaron de lado.
—¿Ya sabes quien quieres que te entregue?–Preguntó Rosalie. Ella lo pensó, mirándolas a todas.
—Creo que todas.–Ellas se miraron y asintieron.
Las chicas salieron de la casa de la hacienda donde se encontraban hacia el patio, un enorme patio rodeado de naturaleza. Renesmee era la encargada de las flores, llevaba un vestido igualmente rojo y dejaba caer pétalos de rosas por el piso.
Carlisle miró a Rosanna. Su vestido blanco era elegante, de satin, era largo y liso, el cuello del vestido era como una banda sujeta al cuello de ella, cubriendo todo su pecho, pero la espalda estaba descubierta, se veía como un sueño, como un ángel caído del cielo que venía a rescatarlo solo a él. Por fin sería suya, completamente suya.
Rosanna miró a Carlisle, llevaba un traje negro, más su corbata era roja. Todos los detalles en la boda mostraban lo mucho que el en verdad la escuchaba, en cómo se había preocupado por cada cosa para que fuera de su agrado.
De fondo se empezó a escuchar el piano, Rosanna miró hacia un lado, donde Edward estaba tocando aquella canción con la que habían bailado Carlisle y ella por primera vez.
Era perfecto, una fantasía hecha realidad. Ella tomó del brazo a Rosalie, y con el otro a Esme, quienes tomaban a Alice y a Bella respectivamente. Empezaron a caminar por el altar, y cuando llegaron, la dejaron para que ella se pudiera situar frente al amor de su vida, quien se inclinó para susurrar.
—Eres la mujer más hermosa que he visto.
—Y tú el hombre más inteligente por notarlo.–El rió con suavidad y la miró con amor. Esme se posicionó detrás de ellos y empezó a oficiar la ceremonia, ninguno de los dos oyeron mucho de lo que decía, solo tenían ojos el uno para el otro, y su mente solo podía concentrarse en lo mucho que se amaban.
—Ahora puede besar a la novia.–Declaró Esme. Ninguno de los dos esperaron y se dieron un beso único para demostrar su amor. Todos aplaudieron a su alrededor y Emmett se acercó para felicitar a Carlisle, quien le devolvió el abrazo, a pesar de que había terminado con el momento que estaba teniendo con su esposa. Rosanna se acercó con los demás, y lo supo, no importaba cuantas veces los interrumpieran, con tal de que estuvieran juntos para siempre.
[...]
Carlisle abrió la puerta con descuido mientras sentía como su esposa iba quitándole la chaqueta del traje sin cuidado. Con su velocidad logró quitársela y tirarla en microsegundos, después fue directo por su corbata y ambos sonrieron en el beso.
—Me encanta esta corbata.–Admitió ella.
—La usare todas las noches entonces...
—Por favor dime que los chicos no se quedarán aquí, no quiero que nos oigan... o interrumpan.
—Tranquila, no lo harán.–Ella estuvo a punto de besarlo de nuevo hasta que se escuchó el timbre. Ambos gruñeron con desprecio y se miraron.
—Quien sea, lo matare.–Aseguró. El sonrio y tomó la mano de Rosanna antes de salir y bajar las escaleras hacia la puerta principal.
Ella abrió y la puerta y notó solo una caja, sin nadie al rededor.
La tomó con precaución y ambos entraron de vuelta a la casa. Dejaron el paquete en la mesa.
—¿Lo abrirás?–Le preguntó Carlisle.
—Claro que lo haré.–Ella logró partir la cinta con su uña y abrió el paquete. Había una nota.
"Felicidades por la boda. Espero que sean tan felices como se supone que deberían.
Con amor, Aro."
Carlisle quitó la nota y se encontraron con dos coronas, una para el y una para ella, de joyas reales. Ella tomó la que era para el y la examinó.
—Esto debe ser una broma.
—Es algo así.–Aseguró.–Pero no es una broma. Es una burla, como soy la madre de los vampiros, tú eres el padre y... mierda, ya se porque es.
—¿Qué?
—La visión de Alice.
—¿Qué? ¿Te dijo que vio? ¿Está todo bien?
—En la visión de Alice... la que logró que Carlisle no nos matara... en esa visión... si se hubiera logrado la batalla... te hubieran matado a ti, y yo terminaría siendo la líder de los vampiros... el lo vio también.
—¿Hubiera muerto?–Ella asintió con tristeza, sintiendo un hueco en el pecho, a pesar de que no había ocurrido.–¿Y es por eso que nos mandaron coronas?
—Podría ser... o tal vez es como el ajedrez. Ganamos este juego. Somos las piezas principales... peor hasta la reina y el rey puede caer en una partida.–Ella levantó la mirada, Carlisle intentaba descifrarla, como siempre lo había hecho. Ella sonrió y le puso la corona a él.–Mi rey... no dejaré nunca, que alguien gane una partida contra nosotros, y mucho menos que te derrumbes.–El le sonrió de vuelta y tomó la corona de ella antes de colocarla sobre su cabeza.
—Y yo nunca dejaré que vayas tan allá en el tablero que regreses a un lugar que no es el tuyo y donde solo buscarán comerte viva.
—Carlisle... te amo.
—Yo también te amo, más que nada en este mundo.
Ella tomó el rostro de él entre sus manos y se acercó para poder besarlo.
Carlisle era su todo, y a pesar de que solo parecía una promesa, era verdad, ella no dejaría que nadie le hiciera daño. Y el nunca la dejaría sola.
Estarían juntos por toda la eternidad.
✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶
Ahhhhhh
Por fin, esta historia llega a su fin.
Como los que me conocen saben, esta historia no será la última que tendré en mi perfil sobre este increíble universo, de hecho, tengo una que es con Jacob Black terminada, y se viene una con Benjamín y otra con Leah.
Pero bueno, Carlisle es un personaje que aprendí a amar muchísimo, y por el cual tengo un montón de respeto (y le tengo un montón de ganas, así que podría haber otra historia con el, incluso una precuela de esta historia en algún momento)
Espero que hayan disfrutado de esta lectura, y que se hayan enamorado un poquito más de este increíble, hermoso y sexy doctor por el cual yo fingiría estar enferma todos los días.
Sin más que decir, me despido.
Con mucho amor, Montse
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