Sabía que no era el momento, pero también sabía que si no lo hacía ahora, se arrepentiría y regresaría a donde había vivido todos esos años que había estado sin él.

Se acerco ligeramente a la enorme y vistosa casa, donde parecía que se llevaría a cabo una boda, por un momento pensó... no, el no podría casarse con alguien más, no quería creerlo, deseaba todo menos eso.

Se imagino cómo sería el momento, cómo entraría, lo vería y el la aceptaría sin más, sabía que estaba viéndolo de una manera muy positiva, por qué lo más seguro era que el la rechazaría.

Los invitados empezaron a llegar, todos vestidos de una elegante forma, pero notó entre ellos muchos adolescentes y familia que nunca había visto. No era la boda de Carlisle, le habían dicho mal.

En la defensa de su chismoso amigo Aro, el solo le dijo que iba a haber una boda Cullen, más nunca le dijo de quién sería.

Miró su vestido rojo y se sintió incómoda por un segundo, el vestido era para dar un mensaje, pero si no era su ex quien estaba casándose era de mala educación. Maldijo en su interior y evitó acercarse, aunque ya estaba segura que al menos una persona ya se había dado cuenta de su presencia.

Se escondió detrás del enorme árbol y suspiró frustrada.

[...]

Espero que se terminara la fiesta, y mientras veía el auto alejarse con los novios, decidió que era hora de irse, pero no pudo.

La persona que más quería ver, y al mismo tiempo la que menos quería ver estaba ahí frente a él.

—Mierda.–Soltó sin poder contenerse.

—¿Sabes que es de mala educación colarse a una fiesta?–Bajo su mirada al atuendo de ella.–Y vestirse de rojo.

—Ya me iba.

—¿En serio? Eso me resulta familiar.–Se cruzó de brazos. Ella sintió su corazón latir con fuerza y sus mejillas encenderse, no solo por lo bien que se veía el, sino también por la vergüenza que estaba sintiendo en el momento.

—Linda boda.–Trató de cambiar el tema.

—...Gracias.–Tuvo que aceptar el cambio, al menos en ese momento.–Fue la boda de mi hijo y su novia.–Ella lo miró sin entender.

—¿Hijo?

—Adoptivo.–Aclaró al ver su mirada, tratando de no sonreír. Ella era tan hermosa como la recordaba, incluso más. Recordaba su castaño cabello que caía en ondas hasta resbalarse en la parte baja de su espalda. Ahora ese cabello era de un color dorado como el sol, y llegaba hasta sus hombros. Sin importar lo que se hiciera, sería siempre la mujer más linda de la historia.

—¿Solo lo tienes a él?

—No. Son cinco.–Ella lo miró con sorpresa.

—Vaya... sabía que el clan Cullen tenía varios miembros, pero no tanto.

—No somos tantos. Somos siete.

—Recuerda que cuando yo estaba en el clan con Aro éramos solo nosotros dos.

—Hasta que transformaste a cientos de personas.

—Fui obligada.–Trató de defenderse, a pesar de que realmente no lo quería. Sabía que no había forma, ella había transformado a un montón de personas, había sido culpa suya, sin importar que dijera.

—Eso no cambia nada, ¿o si?

—No. no lo hace.–Ambos se quedaron mirándose. Sus miradas decían mucho, pero decían cosas diferentes. La mirada de Rosanna su arrepentimiento, el amor que había sentido una vez estaba aún presente. Mientras que la mirada de Carlisle había enojo, furia casi completamente falsa. Casi porque en verdad le había dolido lo que había pasado, pero la extrañaba más que nada, recordaba todo lo que habían pasado juntos y el cómo ella había sido su primer, y aunque ella no lo supiera, su único amor.–Me iré si me lo pides.–Murmuró.

—No te lo pedí.

—Lo harás. O peor aún. Tú te irás y me dejarás una carta como yo lo hice contigo.

—No soy así de vengativo.

—Deberías. Me lo merezco. Fue mi culpa todo lo que te paso.

—Así es. Por tu culpa estudie medicina, por tu culpa he conocido experiencias que en mi vida habría soñado, por tu culpa conocí a las mejores personas del mundo. No te adjudiques tanta culpa, en este momento solo te culpo por haberme dejado, nada más.

—Me arrepiento todo los días.

—Deberías.–Ella suspiró.

—¿Por qué venir a Forks?

—Te preguntaría lo mismo.

—Tu primero.

—Forks es tranquilo. Es un pueblo cerrado, pero lleno de magia. Además aquí me aceptan fácilmente como doctor sin revisar mucho, y a los chicos los dejan entrar a la preparatoria. También está el hecho de que aquí casi no hay sol y siempre está nublado. Es perfecto para los vampiros.

—¿Lo es? Siempre pensé que el brillo era lo único atractivo en nosotros.

—No creo que sea eso en lo más mínimo.

—¿Entonces que es?–Ambos se miraron de la misma manera que antes. Pero el no contestó su pregunta, sino que le hizo otra.

—¿Qué haces aquí? Dime la verdad. Sabes que yo sabré si me mientes.

—Lo sé. Yo...–Trató de encontrar las palabras, se sentía tan segura de si misma solo unos minutos antes, pero todo se había ido a la basura. Ella no era así, claro que no, pero la culpa era mucha, y estar bajo su mirada lo hacía peor.–Te extrañaba.

Eso fue un punto se quiebre. Carlisle no sabía que responder a eso. No tenía la más mínima idea.

No se esperaba que fuera eso, en realidad no esperaba nada de ella en ese momento, no sabía que quería que le respondiera, pero en definitiva no era esto.

—¿Qué es lo que quieres de mi?

—¡No lo sé! La verdad... la verdad no lo sé.–Admitió ella.–Solo pensé que te casarías hoy y el pensamiento me mataba, pensé que era tu boda y que te habías olvidado de mi y no podía pensarlo, no pude soportarlo. Dime por favor que no estás casado, que nada paso y que sigues tan enamorado de mi como antes, se que no lo merezco, pero necesito escucharlo.

—...No puedo decir eso.–Dijo el. Ella asintió, entendiendo. Habían pasado demasiados años, no le sorprendía que el hubiera estado con alguien más, o que ya no estuviera enamorado de ella. Pero Carlisle pensaba que no quería revelarle aún esta información, ella había tenido razón al decirlo; no se lo merecía.

Escucharon un movimiento de ramas y ambos voltearon. Era una mujer pelinegra, su cabello llegaba hasta sus hombros, su vestido era una combinación entre gris y morado y llevaba un par de pulseras en su muñeca. Pero no un anillo, fue lo único que se le quedó a Rosanna. No había anillo. Conocía muy bien a Carlisle, sin importar que, si ella fuera su pareja, le hubiera dado un anillo.

—Carlisle, estabas tardando mucho, ¿está todo bien?–Carlisle miró al suelo frente a la chica y Esme la notó.–Oh, hola... no te había visto, mi nombre es Esme.–Extendió su mano para que ella la estrechara, se lo pensó un momento, pero al final lo hizo.

Ella era completamente distinta a Rosanna, eso era obvio. No sabía si eso debía preocuparle o agradarle, al menos no aún.

—Rosanna Beaumont.–Esme la miró sorprendida.

—¿Ella es...?

—Si.–Afirmó Carlisle.

—Parece que mi reputación me precede aquí.

—Lo hace.–Carlisle la miró de nuevo y ambos se quedaron así, en su propio mundo, olvidando que Esme seguía ahí. Ella notó la mirada entre ambos ex amantes y supo de inmediato lo que pasaba, sonrió para si misma.

—Si quieres puedes pasar, se está haciendo tarde y no quisiera que tuvieras que regresar a casa a esta hora.–Le ofreció Esme. Rosanna alzó una ceja, no muy segura de que responder. Carlisle parpadeó lentamente, dándole su consentimiento.

—Gracias por la invitación, me encantaría pasar.

✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶

Gif by: ivaryswpd