το βράδυ | 𝘋𝘦 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘵𝘢 𝘦𝘯 𝘚𝘦𝘶́𝘭。
TOBE
Asentimos en unísono cuando Abyo pregunta si tenemos todas las cosas listas para ir al aeropuerto. Nos reímos por el asentimiento colectivo, él niega entre risas.
Después de que las cosas se alinearan en mi vida (una vez que el jucio acabó por completo) y el divorcio haya sido a mi fallo, fui hasta la casa dónde solía vivir y tomé todas las cosas que me pertenecían. Vendí todo en último momento, antes de sacar los pasajes para volver a Seúl, así que tengo dinero de sobra. Le dejé la copia de mis llaves a Clara, y aunque me las haya tirado por la cabeza cuando salí, no las recogí y se las llevé de nuevo.
He cambiado mi número de celular, e incluso de modelo... sólo para estar más seguro. Minho y parte de mis ex estudiantes son las únicas personas en Tokio que lo tienen.
Mis niños... mis ángeles, mis pequeños saltamontes... los entrené con historias de piratas y hombres con espadas que salvaban princesas. De esa forma, siempre esperé que, cuando la vida les diera un golpe tan duro y doloroso cómo me lo ha dado a mí; ellos pudieran defenderse y no perder la esperanza.
Para que sepan que siempre habrá luz.
Para que sepan que siempre habrá alguien que pueda ayudarles.
Para que sepan que siempre van a valer algo en esta vida, aunque todos les digan que no.
Escribo pequeñas historias sobre piratas y espadachines mientras espero a que el avión despegue. Con más piratas, más espadas, más princesas, más torres, más amigos. Cuentos de antaño que solía contarle mi abuelo a mi padre, y que él me los ha contado a mí en las noches dónde no podía dormir.
Cuando llegue a Seúl, le enviaré las historias a Kevin, y él se encargará de repartirlas. Estaba muy feliz cuando le pedí ese favor y aceptó sin condiciones.
Oh, hay otra buena noticia. ¡Abyo y Ching se van a casar! Cuando las niñas nazcan, y Ching baje de peso (no me miren así, ella dijo eso cómo única condición para casarse), van a tener una gran fiesta.
Estoy muy feliz por ellos, ¡y más feliz por el hecho de que me han escogido cómo padrino de bodas! Pucca es la madrina, e incluso madrina de las bebés.
Mi vida está mejorando, y siento que también lo hacen las vidas de los demás a mi alrededor. Tal y cómo Tiana, de aquella película de Disney, guardaba el dinero en pequeñas latas para pagar su restaurante; yo guardé el dinero que saqué del banco y lo puse en una pequeña caja fuerte en mi oficina.
La mitad de la fiesta de Abyo y Ching, cómo regalo de bodas, se la hemos pagado Pucca y yo. No estaban de acuerdo al principio, incluso Abyo lloró muchísimo cuando se lo dijimos, pero al final aceptaron el dinero.
Otra gran parte del dinero recaudado de mi divorcio fue a los tíos de Pucca, para comprar las cosas nuevas que necesitaban para la cocina del Go Rong y algunas reparaciones en dicho lugar. Ellos tampoco estuvieron de acuerdo al principio, pero lo aceptaron después de las buenas insistencias de Pucca.
Ssoso, quién también me ha ayudado muchísimo desde que llegué a Corea, también ha recibido parte del dinero. Ese dinero va a usarlo para abrir su nuevo lugar de trabajo: un templo para budistas al final de la calle.
Por último... el dinero sobrante está destinado exclusivamente a Pucca. Y ya tengo en mente qué haré (exactamente) con él.
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