PUCCA

       ㅡ¿Cómo te sientes? ㅡpregunté, sentándome a su lado.

       ㅡNecesito un descanso. Uno real ㅡmurmuró.

       No quiero echarle la culpa a Clara. En mi mente, ella se merece que lo haga, que piense en todas las cosas malas posibles y que desee que le sucedan a ella. Pero yo no soy ese tipo de persona.

       Estoy muy enojada, sí. Pero desearle el mal a alguien, por el momento, no es mi prioridad.

       Mi prioridad es Tobe y lo que está sufriendo ahora mismo.

       ㅡ¿Quieres que busque tu pijama? ㅡle pregunté, dándole un vistazo rápido a la camisa de vestir y los pantalones ajustados que estaba usando desde más temprano.

       ㅡSí, por favor ㅡquitó la mano de su cara y señaló una esquina de la habitaciónㅡ. Dejé las maletas ahí.

       Mientras que él se cambiaba las prendas de ropa, yo fui a la cocina y me preparé una pequeña taza de café. Para Tobe, hice una taza de té de manzanilla con un poco de jengibre. Espero que pueda ayudarlo a descansar.

       Después de más tiempo hablando despacio y guardando silencio para beber nuestras bebidas calientes, Tobe me pidió recostarme en la cama con él.

       Habíamos pedido un cuarto de hotel con dos habitaciones, al pirncipio, Ching y yo dormiríamos juntas; pero los planes cambiaron cuando me despertaba todo el tiempo que ella se levantaba para ir al baño. Ya había dormido en la misma cama que Tobe antes, así que no me molestaba hacerlo por el tiempo que nos quedáramos en Tokio.

       Se abrazó a mi cintura, escondiendo su frente en mi cuello.

       ㅡ¿Te sientes mejor?

       ㅡUn poco. Si estoy contigo, puedo sentirme mejor muy rápido.

       Me moví un poco, aferrando mis manos a las suyas, después de cubrirnos con las mantas. Nos quedamos en silencio de nuevo, y luego oí unas risillas.

       ㅡ¿Qué sucede?

       ㅡOh, nada... es sólo... recordé cuando lanzante una canasta de plástico fuera de la habitación y me golpeó en la cara por accidente ㅡrió, haciendo que yo me riera también.

       ㅡYa me disculpé por eso ㅡgolpeé un poco sus manos, y luego acaricié sus brazosㅡ. Te sientes pesado.

       ㅡEs que ya me estoy durmiendo ㅡsusurró.

       ㅡEso significa que el sedante funcionó ㅡreí bajito, y él se aferró a mí aún más.

       ㅡOh, todo esto fue un plan tuyo para asesinarme, ¿cierto?

       ㅡClaro que sí. Te inyectaré veneno cuando te duermas.

       ㅡ¿Para qué lo necesitas? Cada vez que sonríes, me dejas el cerebro tonto.

       ㅡCreo que ya es hora de que te duermas, Tobe ㅡmurmuré, con unas risitas en el medio.

       Lo sentí acurrucarse más cerca, y no me moví ni un poco. No me quejaba, Tobe es más alto que yo, y cuando dormimos juntos, él me da mucho calor con su cuerpo.

       Es cómo tener una estufa en la cama.

       ㅡLo que digo es verdad ㅡbesó mi hombroㅡ. Tan cierto cómo que el océano es tan grande, que jamás lograremos conocerlo por completo.

       ㅡMe intriga esa mente tuya, Tobe.

       ㅡ¿No... te molestan mis pensamientos sobre el universo?

       ㅡNo, me fascinan muchísimo.

       Vinimos a Tokio en una mala temporada, por lo que hace mucho frío en las noches. Me levanté cuando oí la puerta abrirse, y aproveché para cubrir a Tobe con otra manta.

       Les conté a Abyo y a Ching que él estaba más calmado ahora, pero que seguía sintiéndose mal y culpable por haberle gritado a Abyo. Él dijo que no era su culpa, y nos despedimos para ir a dormir.

       ㅡTal vez la manera no fue la perfecta ㅡme dijo Abyo, cuando salió del baño y me vió caminando a mi cuarto.

       ㅡPero funcionó ㅡme encogí de hombrosㅡ. Todo está bien ahora, así que no te preocupes.

       Volvió a disculparse, y se rió cuando le dije que dejase de hacerlo o lo golpearía. Cuando volví a mi habitación, me recosté a un lado de Tobe y acaricié su mejilla con cuidado.

       Ojalá pudiera hacerme pequeña y dejar que él me guarde en su bolsillo... tal vez así podría recordarle que la gente que está aquí con él realmente lo quiere, y que no está solo en todo esto.