|23| Problemas
"Hope no ha despertado aun, no sabemos lo que puede estar pasando en su mente"
⚜
Tan pronto como la presencia de Nathan Shademorning invadio el Salon de la Corona, todos los Bloodmane se tensaron de inmediato. Pero sintieron realmente el escalofrio en sus columnas cuando el joven menciono que una profecia ya estaba aqui, entre ellos.
Evie observo en silencio y desde la lejania, a Jace Herondale e Isabelle Lightwood llevarse a su esposo directo a la vieja casa de los Lightwood, donde podran asistirlo medicamente y luego llevarlo a la Clave para que este en observacion.
Alec no habia dicho nada de su relacion con Evie y sus hijos, pero solamente era cuestion de tiempo para que todos se enterasen.
-Explicate, Nathan -la voz de Antonio Bloodmane se retumbo por las cuatro paredes de la Sala de Reuniones, donde habia una gran mesa larga para veinte personas, las cuales ya estaban sentados. Antonio entro junto a sus dos esposas a la Sala, dando sus palabras.
Ya sentados estaban los cinco hijos de Antonio, junto a Evie y Caspian, los hijos de Astrid y Alaistar tambien. Ya que era una reunion de emergencia.
Todos miraron a Nathan que estaba de pie en una punta, cuando fue nombrado.
-El Aureum lo capto por camaras, el Club de los Muertos... las Ninfas... todo... -dice suspirando y con sus manos, levanta un mapa 4D sobre la gran mesa, mostrando todas las grabaciones que el decia- Todo... tiene que ver con esto...
Nathan le hizo zoom a una grabacion en especial, donde estaba esa gran mujer de un metro ochenta con unas hojas sobre su cabeza y unas sedas blancas, como de la antigua grecia.
-Resulta que las ninfas la obedecen... es su lider... la que desato que el velo caiga, ella fue -y le hizo mas zoom, para que vean sus propiedades seelies y las pequeñas venas verdes, caracteristicas de un hada- Ella causo todo.
Los Bloodmane fruncieron sus cejas.
-Una... ¿Menade? -pregunto Lorcan con sus cejas fruncidas, no estaba entendiendo que estaba viendo con exactitud- No puede ser...
-Se supone que las Menades se extinguieron hace mil años -interrumpio Solar Bloodmane, la hija de Astrid. La ojiazul miro a Nathan de forme incomprendida- En la Guerra del Olimpo.
-Si... eso pensaba yo, hasta que encontre esto -dicho eso, Nathan apago el mapa 4D y arrojo una gran daga en el medio de la mesa, dejando que caiga frente a los ojos de todos.
El que les gano a todos de ante mano agarrando aquella daga fue Leonor Bloodmane, que comenzo a investigarla con cuidado mientras todos la observaban.
-Daga Masonica... las crei extintas hace mil años en un ultimo ritual -menciono el rubio para luego levantar la mirada a Nathan con los ojos bien abiertos- ¿Como la conseguiste?
-Intentaron matar a Hope y Antonio aquella noche en el Ilussion, la daga la traia Antonio consigo -confeso casi titubeando con los labios y todos sintieron los pelos de punta en aquel momento, mas Evie, quien no estaba enterada de aquel hecho.
-¿Dejaste que tus hijos pisen el Ilussion? -pregunto Antonio Bloodmane a su nieta con enojo, a lo que Evie no sabia que hacer.
-Eso ya no importa -lo callo Nathan Shademorning, a la defensiva de la pelirroja y por eso todos voltearon a verlo- Una menade sigue viva y no sabemos como, ella esta drenando a los Reales y si hay mas dagas que esa... -y señalo la que Leonor cargaba.
-Se puede traer la muerte a la vida -recalco Caspian con la mirada perdida y un tono pensativo.
-No sabemos cuanto tiempo tenemos, tenemos que hacer algo ahora -finalizo Shademorning mirando a cada uno de los Bloodmane, metido en sus respectivos pensamientos y sin mirarse a las caras- Ellas trajeron al Club de los Muertos... pero hay alguien mucho mas arriba, que es el que controla todo. Debemos encontrarlo.
-Antonio... -nombro Annelisse en casi un susurro, tocando el brazo de su esposo- ¿Que hacemos...? -pregunto, ya que el Leon Dorado era el lider del ejercito Bloodmane, el decia que habia que hacer.
Sus descendencias miraron tambien a Antonio, esperando la orden de su general.
[...]
Los adultos deliberaban en la residencia Bloodmane, mientras que los jovenes dentro del Aureum.
Rhaegal y Antonio se encontraban al pie de la cama, observando a su hermana menor descansar con sus signos vitales anivelados; a veces podian ser muy bajos, como muy altos a su vez.
Desde que Hope ingreso en estado de emergencia al Aureum, ninguno de los dos se separaron de ella, ya que querian saber que le habia pasado a su hermana para que grite de esa forma, lastimando todos los oidos de los shadowhunters y subterraneos alrededor de ella.
-Hey... ¿como sigue? -la puerta se abrio, para dejar que Candice entre en escena. La muchacha era la encargada de traerle cosas a los muchachos casi todos los dias que podia, para que no mueran de hambre.
-Igual, como hace tres dias, Candace -le respondio friamente Rhaegal con el verdadero nombre de la chica, antes de suspirar y comenzar a caminar por el resto de la habitacion- Por el angel... -musito para el solo, insultando.
-Hay veces que sus signos suben, pero la magia de Phobos la tranquiliza, es como que hay algo dentro de ella. -le respondio esta vez Antonio, con un tono comprensivo y tambien preocupado- Algo quiere salir...
-¿Y que podemos hacer?
-Madre no quiere que hagamos nada, no quiere que alteremos su estado critico -Rhaegal se adelanto a su hermano menor, girando su cabeza para mirarlos sobre su hombro izquierdo, tambien con unos frios ojos azules- Y eso haremos -giro su cabeza hacia el frente.
-No podemos no quedarnos sin hacer nada, mira como esta nuestra hermana -le contradijo Antonio y señalo a Hope- Hope no ha despertado aun, no sabemos lo que puede estar pasando en su mente.
Rhaegal se giro lentamente, con una expresion de enojo.
-Aparte... no te conozco, ni se porque tu no eres hijo de mi padre -continuo el menor confundido, frunciendo sus cejas- Solo se que eres un Bloodmane... pero, ¿por que?
-Mi padre era el angel Ithuriel, aquel que Lilith mato... mi padre dejo su descendencia en nuestra madre cuando la vio, sabiendo que era el recipiente perfecto -comenzo mientras caminaba hacia su hermano menor, dando fuertes pisadas- Lilith me mato esa noche que madre salvo a Clarissa Fairchild... y si no sabes, deberias leer el Angelus Fetus, Hope lo leyo.
Ahora, los dos leones quedaron enfrentados fijamente, y Rhaegal era mas alto que Antonio por unos pocos centimetros, pero casi estaban a la altura del otro.
Candice iba a separarlos, pero el ruido de la puerta abrirse los interrumpio a los tres juntos.
-¡Por dios, Hope! -Ilazebeth exclamo con terror al entrar en escena, corriendo hacia su prima y parabatai, con Lucas detras suyo.
-¿Quienes son?
-Lucas, Betty... -nombro Antonio interrumpiendo a Rhaegal y junto a Candice, se dirigieron al duo que acaba de llegar.
-Vinimos cuanto antes, el tio Alec esta grave... -menciono Lucas con la voz agitada, viendo a su prima quien asintio rapido y miraron a Antonio.
-¿Que? ¿Que paso? -exclamo el hijo del nombrado, mas confundido que antes.
-Fue torturado por los... bueno, Bloodmane -contesto Ilazebeth algo apenada, mirando hacia otro lado- Tu madre lo encontro, y le dijo a nuestros padres. El tio Alec esta en observacion, apenas tenia latidos.
Antonio sintio una punzada a su corazon, no podia entender como su padre habia sido torturado. No le encontraba sentido.
-¿Donde esta?
-Idris -respondio Betty a la respuesta de Candice- La Clave lo tiene en observacion.
-¿Quien eres?
Todos miraron a Lucas, quien se habia percatado de la presencia de Rhaegal, que los miraba con cierto odio y hasta desconfianza, ya que no los habia visto jamas en su vida.
-El es... Rhaegal Bloodmane -respondio Antonio, mirandolo tambien- Mi hermano mayor.
Ahora, los dos primos abrieron sus ojos como dos platos grandes y miraron a Antonio, sorprendidos.
-¿Tu que? -nombraron al unisono, creyendo que escucharon mal.
-Eso no importa, debemos ver que hacer con Hope -Candice interrumpio aquella escena dramatica para tener la atencion de todos. La rubia miraba a Antonio en especial, esperando que de la señal- ¿Que podemos hacer?
Antonio tambien la miro fijamente, pero cuando miro detras de la rubia, miro la expresion de negacion de su hermano mayor, con los brazos cruzados en desacuerdo.
Sin embargo, su impulsividad no dejaria las cosas asi.
-Debemos volver al Ilussion...
[...]
-Luna, por favor...
-No, Magnus. No tenemos nada que hablar -le insistio por decima vez Luna Liaru, huyendo de los brazos de Magnus Bane para evitar la charla.
Magnus llevaba persiguiendo a Luna desde hace dos dias, ya que sabia que ambos debian hablar seriamente de Nale y lo que estaba pasando en su relacion.
-Luna, estamos hablando de Nale -le insistio Magnus, cerrandole las puertas en la cara a Luna con su magia para que no escape. A lo que Luna tomo rumbo a la derecha, subiendo las escaleras- ¿No vas a decirme nada?
-¿Y que quieres que diga? -finalmente ella se detuvo a la mitad de los escalones y gira a ver a Magnus, bastante irritada- Estas casado, tienes una hija. Punto. -le recalco, friamente- No hay nada mas que hablar.
-Entonces, ¿que, tiraras trescientos años de relacion a la basura por eso? -le insinuo Bane, subiendo dos escalones para estar mas cerca de ella- Tu no eras asi, Luna...
Y eso fue el detonante.
Luna agarro a Magnus con su magia y lo llevo contra una de las paredes del primer piso, sosteniendolo ahi mismo para que no pueda moverse. A lo que la ojiazul subio los escalones lentamente con una expresion psicopata.
-Tu mejor que nadie sabes lo distinto que es el tiempo detras del velo... -le recalco, con un tono sombrio- Vuelvo a la vida, veintitres años despues... enterandome de muchas cosas; Evie con familia, la Realeza convive con los No-Reales, MI MARIDO casado y con hija. -enumero las cosas con cierto dolor, recalcando en grande las palabras "mi marido", casi gritandolas- Asi que si... la muerte te cambia. La muerte me cambio.
Magnus se removio incomodo, intentando safarse.
-¿Y por eso me privas de conocer a mi hijo? -le pregunto con cierta dificultad y mas inquieto que antes.
Luna se petrifico por completo, dejando de influir magia en Bane. A lo que Magnus se safo rapidamente y volvio al suelo, frente a ella.
-No puedes negarme que ese no es nuestro hijo, Luna -le pidio el, moviendo su cabeza hacia un lado- Sus ojos son los mios. Y Nale... Nale era el nombre que elegimos para el.
Cuanto menos esperaba, los labios de Luna habian comenzando a temblar de los nervios. Magnus lentamente comenzo a acercarse a ella, levantando sus manos para que vea que iba en paz. No queria pelear, no con ella.
-No fuiste la unica que sufrio, aquella noche de la Masacre de la Corona... entre al Salon de la Corona en panico, cuando Jaime sufrio por su runa parabatai... -comenzo a relatar, subiendo sus cejas levemente- No te encontraba por ningun lado... pero cuando lo hice... -e hizo una pausa de dolor, moviendo su cabeza de lado a lado con lentitud- No tienes ni idea del dolor que senti, Luna... no lo sabes.
Ahora los dos estaban frente a frente, con los ojos mojados y los labios temblando, mirandose fijamente.
-Mi esposa y mi hijo, murieron porque no pude protegerlos... perdi todo aquella noche -continuo Bane, con un nudo en la garganta- Y lo peor de todo, el Consejo Real me nego que vaya a la despedida de ellos... porque nos hicieron firmar ese voto de silencio, y nos echaron de la Realeza Shadowhunter.
Luna trago saliva con dificultad, al escuchar eso ultimo.
-El dolor que yo senti esa noche, no se compara con ningun otro dolor -aseguro el, y bajo su vista a su mano derecha donde estaba su anillo de casado- Conocer a Christian fue algo que me levanto de vuelta, pues vivir siempre de fiesta y alcohol no me llenaba del todo -añadio y solto una pequeña risa ante eso ultimo- Nos casamos, adoptamos a Madzie... pero jamas, jamas... -levanto su mirada para verla de vuelta- Deje de pensar en nuestro hijo, y en mi esposa. Que me fueron arrebatados brutalmente.
-Magnus...
-Luna, nunca hubo una sola noche... en que no soñase con ustedes dos, imaginandome como era mi hijo -la detuvo el, siendo comprensivo- Y ahora que lo tengo frente a mi, quiero conocerlo realmente. Si me dejas hacerlo.
Ahora si, Magnus termino de hablar. Dejando que reine el silencio entre los dos individuos, esperando la respuesta por parte de ella.
-Se me hace dificil verte en una nueva familia, Magnus -comenzo ella algo nerviosa- Aquella vez que tu esposo entro, no sabia como sentirme... ¿traicionada? ¿enojada? ¿triste? -y se pregunto a ella sola- Pero luego recorde, que en veintitres años pasan muchas cosas, las cuales yo pensaba que fueron meses.
Magnus bajo la vista, algo apenado.
-No hubo un dia que Nale no pregunte por su padre, o quien era... -comento ella, mirando a otro lado- Y yo solia decirle que su padre, era el Gran Brujo de Brooklyn, y le contaba todas las hazañas que vivimos en siglos pasados. Su padre, es un gran hombre. -y solto una risa que fue acompañada por la de Magnus- Es... -y tomo las manos de Magnus- Un gran hombre.
Sus ojos se conectaron, mirandose fijamente.
-Pero mi hijo... todavia no esta listo, para saber la verdad..
La esperanza que Magnus estaba teniendo, se apago al instante que escucho la respuesta por parte de su ex esposa, dejandolo mas confundido. Pero la expresion de Luna era muy segura de sus propias palabras.
Cuando iba a responderle, gritos por parte de la planta baja los interrumpieron a ambos.
-¡Reunion de emergencia! -se escuchaba los gritos de Caspian Bloodmane, llamando a cada subterraneo de la familia y Bloodmane para que vayan a la Sala de Reuniones.
[...]
Los gritos de emergencia llegaron a todos los oidos de los Bloodmane y sus subterraneos, convocando a toda la familia Real a la Residencia Bloodmane, cuanto antes.
Tanto Rhaegal como Antonio se vieron obligados a volver a su hogar cuando su runa de la familia comenzo a arderles en la piel, ya que era un llamado por parte de su familia y que pedia su presencia cuanto antes.
Ahora, todos los Bloodmane estaban en la Sala de Reuniones, los que yacian sentados desde hace horas con la primera reunion, mientras que las descendencia de cada hijo se encontraba detras de su creador.
Evie miro a sus dos hijos llegar y suspiro en silencio, cuanto estaba deseando que Hope tambien aparezca entre ellos. Los muchachos se colocaron a espaldas de su madre, para mirar a Antonio Bloodmane.
-Hemos entrado en estado de emergencia, el Club de los Muertos ha vuelto... y no solo eso, ninfas, mujeres que drenaron Reales desde hace meses, tambien -comenzo Antonio Bloodmane, siendo escuchado por todos- El Aureum, Idris, y el mundo mundano ha entrado en lucha contra los muertos. Y debemos hacer algo, como siempre hicimos.
Los cinco hijos de Antonio levantaron un poco su menton, mostrandose seguros con las palabras de su creador.
-Ahora, tenemos una menade suelta por el mundo, que es la que controla a las ninfas. Si logramos capturarla, conseguiremos quien esta detras de esto -continuo el hombre mayor, haciendo leves pausas pero muy profundas- Las menades se extiguieron hace mil años, en la Antigua Grecia durante un ultimo ritual. O eso creiamos.
-¿Por que drenan a nephilims y subterraneos? -pregunto Caspian junto a su hermana menor, frunciendo sus cejas con fuerza.
-Segun nuestros archivos, con doce dagas masonicas y suficiente sangre Real, ellas pueden traer a alguien de la muerte, alguien muy poderoso -le respondio su abuelo con una expresion cinica, al igual que su tono- Puede ser hasta un principe del infierno.
Algunos de los miembros tragaron saliva con dificultad ante ese ultimo, con cierto temor.
-Los principes del infierno estan encerrados en su dimension, dormidos por aquel hechizo -le recordo Astrid a la izquierda de su padre, junto a su madre Mirella y su hermana menor Seraphina- No puede ser posible.
-Jonathan Morgensten abrio Edom para destruir el mundo, creeme, tia... es muy posible -Evie le respondio a su tia antes que se abuelo, con la mirada perdida sobre la mesa de madera. Todos miraron e Evie sin decirle nada, ya que no todos habian leidos los archivos que ella misma escribio hace años, cuando todo habia acabado- ¿Que debemos hacer?-y miro a su abuelo.
Su abuelo asintio lentamente, ya que le habia gustado esa ambicion de poder.
-Ustedes cinco, se dividiran y buscaran a la menade -señalo a sus cinco hijos, quienes se empezaron a mirar con competencia, como cuando eran niños- El o La primera que la traiga conmigo, podra torturarla.
Y esas palabras fueron como campanas para sus oidos. Dicho eso, los cinco pares de ojos brillaron y no dudaron en levantarse del golpe para salir corriendo de ahi, dispuestos a comenzar la caceria.
-Feliz caceria -susurro Antonio Bloodmane cuando sus hijos desaparecieron por la puerta, sabiendo lo competitivos que siempre fueron entre ellos desde niños por tener la aprobacion de su padre y tambien, sus respetos.
Ahora quedaban sus nietos y bisnietos, esperando sus ordenes: Antonio Bloodmane le ordeno a los hijos de Astrid y los de Alaistar que busquen y maten a las ninfas, pidiendole la cabeza de todas las que encuentren.
-Mi querido nieto -y miro a Caspian, quien levanto su menton- A ti te asignare otro trabajo especial.
-El que sea, abuelo -Caspian se levanto de su lugar para ir hacia su abuelo y su abuela, que lo miraban con aprobacion.
-Me he enterado que sabes el paradero de Will Winston -recordo el anciono y su nieto asintio sin pensarlo dos veces, seguro- Buscalo... y traerlo.
Una pequeña sonrisa se formo en los labios de su nieto, acompañado del brillo en sus ojos. Habia esperado esto por años.
-Y tu, mi pequeña caperucita roja... -Antonio miro a su ultima nieta, que tambien se levanto con seguridad y camino hacia el, esperando una orden- Busca a Dionisio, y luego... busca una leyenda de hace miles de años, junto a ellos -y señalo a sus dos hijos.
-¿Que leyenda? -pregunto Antonio caminado hacia su madre, con su hermano mayor a su lado.
El Antonio mayor miro a sus dos esposas, para luego mirar al que hizo la pregunta, para decirle:
-Lo que paso en la Antigua Grecia, con los principes del infierno.
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