'☆͡O12
Los sonidos sordos que los nudillos de Lee creaban al impactarse contra la saca de boxeo sonaron por todo el gimnasio, sus jadeos y gruñidos acompañaban ese singular compás. Su estrés parecía desfogarse demasiado lentamente contra la pera, y él necesitaba que todos esos tormentosos sentimientos salieran de su sistema como el sudor que bajaba por su cien.
Desde hace un par de días estaba así y no podía deberse sino a su siguiente gran pelea que se llevaría a cabo la noche siguiente. Minho quería ganar, no sólo porque el premio fuese de diez mil dólares, sino porque su orgullo así se lo exigía. Era un excelente boxeador, y no lo decía sólo él sino aquel sinnúmero de fanáticos que ganó por su destreza en el ring, y no estaba dispuesto a llamarse perdedor. Así que para asegurar su victoria venía entrenando días enteros, hasta que sus nudillos sangraban y ni aún así parecía querer detenerse. Changbin ya lo retó un día cuando Lee estuvo a poco de desmayarse. Lee no era de hierro y parecía llegar a su límite. Eso era preocupante porque no sólo se trataba de la salud del hombre, sino que de seguir así no ganaría la tan ansiada pelea.
- Deberías detenerte -le habló una voz a la espalda, y Minho la hubiese ignorado sino fuese que aquella voz era del pequeño chico que a veces veía bailar en aquel bar tan refinado. Jisung.
Dándose vuelta se enfrentó a la dulce presencia del muchacho, vestido de negro y rosa dándole ese típico aspecto de niño rico mimado. Minho esbozó una sonrisa, pero se dio vuelta nuevamente y continuó golpeando la saca. Escuchó un bufido a su espalda.
- Dime, ¿golpearás ese saco hasta que la mano te sangre?
Con la mirada baja, Minho revisó sus manos y notó la sangre sobre sus nudillos. Gruñó. Pero su terquedad pudo más y continuó.
- ¿Qué haces aquí? Si buscas un espectáculo, lamento decirte que no doy demostraciones privadas.
- No vine por eso. Changbin me llamó y me dijo que estabas desquiciado; quise creer que exageraba, pero veo que no se equivocó, ni un poco.
- ¿Por qué Changbin habría de llamarte?
- Tengo esa misma duda. Aunque, al parecer, cree que yo puedo hacer que dejes de boxear y que descanses.
- ¿Y crees que eres capaz de eso? -se burló Lee, sujetando con sus manos la pera de boxeo para detenerla. Se dio vuelta, agitado y jadeante, empezó a retirarse las vendas de las manos, aquellas que tenían grandes manchas rojas por la sangre.
- No, pero me pareció divertido venir y ver cómo te destruyes -respondió altanero con una sonrisa amplia en su rostro.
- Se llama entrenamiento, niño, y lo hago para una pelea importante.
- ¿Y de verdad piensas que vas a ganar si sigues así, degradando tu salud? Apostaré a que antes de que te subas al ring ya habrás sido noqueado, pero por tu propia negligencia.
Minho se preguntó a qué se debía esa nueva faceta de Jisung. Ser tan confiado, arrogante y sarcástico no era su estilo, mas bien lo era ser más dulce y dócil. Un sumiso como a Minho le gustaba, aunque no podía mentir y decir que esa faceta arisca no le ponía mucho. Cuanto quisiera domar a ese gatito salvaje, ponerlo sobre su vientre, con el culo levantado meneándolo para su amo.
- ¿Tienen un botiquín aquí? -preguntó con franca curiosidad.
Minho largó una carcajada.
- Sí. No somos animales que se lamen las heridas.
- Pues tu sí pareces uno.
Minho siguió al boxeador hasta la zona del bar de donde sacó una botella de licor transparente y el botiquín. El muchacho lo tomó y empezó a sacar lo que necesitaba. Alcohol, algodón y gasas. Tomó la mano de Minho entre la suya, se sentí áspera, sudada y tan grande. Empezó a limpiar con alcohol las heridas mientras Minho tomaba de la botella de licor.
- ¿Qué haces realmente aquí? -quiso saber Minho.
- Ya te lo dije, Changbin me llamó.
- ¿Y por qué vendrías? Eso es lo que me interesa saber.
Minho mantuvo la cabeza baja, ocultando el nerviosismo reflejado en su rostro que parecía carcomerlo. Él se hizo la misma pregunta mientras conducía hasta el bar de Changbin, increpándose la razón de haber accedido tan fácil. La respuesta que obtuvo no le gustó. Estaba preocupado por Minho, y ese turbulento sentimiento venía junto a una marea de otras emociones que no quería dirigir hacia el boxeador, aunque el caudal ya hubo tomado su curso sin importar nada. No quería decir que estaba enamorado, quizás era prematuro, pero sí admitía que estaba interesado por Lee.
- Sentí curiosidad de verte entrenar -musitó la mentira con miedo de ser descubierto en medio de ella.
- Mientes.
¡Carajo!
Minho sintió el helado sudor del miedo recorrerle la espalda. Casi temblaba en una reacción anticipada, pero no podía controlar el miedo que tenía de lo que el boxeador diría o haría.
- Dime, ¿ansiabas verme?
Un suave gemido salió de los labios carnosos de Jisung, temeroso de responder, o incluso incapaz de hacerlo.
- Seguro extrañaste mi polla.
Lo dijo con tal socarronería que Jisung, una vez sintió el alma regresarle al cuerpo, quiso golpearlo por su impertinencia. Aunque no distaba mucho de la realidad, porque, de hecho, sí extrañaba intimar con el alto. Quizás eran sus locas hormonas que se agitaban como porristas dentro de su interior ante la presencia de un hombre como Minho. Pero no era lo único que quería del hombre y por ello mismo se llamaba tonto porque lo quería todo aun cuando no podía tener ni las migajas de lo que pedía.
- Y si has venido hasta aquí para ayudarme, es justo que te diga que con limpiar mis heridas no lo solucionarás, pero puedes intentar bajándote los pantalones. -La sonrisa perversa instalada en los labios del hombre tentó a Jisung.
- No creo que con eso te recuperes.
- Oh, te aseguro que así será. Aunque me gustaría verte vestido de enfermero, ¿tienes un traje de esos?
- Pídeselo a alguien más -masculló avergonzado, apartándose del boxeador, dejando el trabajo a medias.
- ¿Y si quiero que seas tú?
- Seguramente encontrarás a alguien que tome mi lugar, no te será difícil.
Minho esbozó una sonrisa altiva y sin cuidado tomó a Jisung por la cintura, apretando las curvas del muchacho con lascivia impresa.
- Pero no quiero un reemplazo. Además, me he encariñado con tu culo como tú te has encariñado con mi polla.
Jisung quiso refutar esa apreciación tan vulgar, pero su propia intimidad tembló por esas soeces palabras. Su miembro saltó y su entrada se contrajo, anhelando sentir la piel de Minho contra la suya.
- Estás herido -alegó, intentando persuadirlo de dejar de lado esas morbosas ideas.
- Es superficial. Pero sí accedes, te prometo que dejaré de entrenar hasta mañana.
Jisung dudó y eso lo notó Minho que añadió:
- Además, por eso Changbin te pidió que vinieras, para detenerme de seguir entrenando y sólo así lo vas a conseguir.
A ojos de Jisung ese chantaje lucía tan tierno pues puso ojos de cachorro y hasta frunció los labios. ¿Cómo un hombre tan rudo como lo era Minho podía lucir así de adorable?
- Ese es un horrible chantaje -musitó, aunque la sonrisa en su rostro delató su debilidad.-Muy bien. Siguiente intento.
Un beso, ese era su intento para convencerlo y dio los resultados esperados.
Atrayéndolo por la cintura, chocó sus labios contra los de Jisung en un arranque violento, pero sumamente placentero. Jisung pasó sus brazos alrededor del cuello ajeno, disfrutando de su cercanía y del sabor de sus besos.
- Manipulador.
- Y te gusta.
Sí, Jisung estaba rendido ante ese manipulador.
Minho lo tomó por los muslos y lo subió sobre la barra, abrió las piernas del muchacho y se permitió estar en medio de ellas. Jisung tomó el rostro de Minho y lo acercó al suyo, con cariño y ansiedad.
-Me necesitas mucho -gruñó ronco contra los labios del jovencito, y en su mente completó "Tanto como yo te necesito a ti".
[1/2]
Gracias por leer y votar!
Subi una historia angst minsung, por si quieren leer <3
🪴; minnh-aye
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro