Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

★彡𝐄𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥

❴tsukαsα❵

Hyuuga Natsuhiko; joven de 23 años, había desperdiciado la mayor parte de su vida en el ocio y la vagancia, gastando el dinero de sus estudios en tanto alcohol y prostitutas pudiese, hasta que quedó sin ningún centavo en sus bolsillos. No le importaba mucho su estilo de vida, en si, no le importaba su vida, y por eso estaba ahí
Tirado entre la basura de algún callejón luego de su pelea con algún otro borracho al que le debía dinero, su respiración era irregular y su cuerpo no le respondía para nada, sabía que este día llegaría y realmente lo había estado esperando año tras año, pero, y de haber sabido que su fin llegaría ese día, hubiese buscado un lugar más bonito para morir

«¿Estás perdido, verdad?»

Escucho aquella susurrante pregunta hacer eco entre las paredes de ese callejón, era una voz algo juguetona, pero tranquila y aguda a la vez, parecía ser la de un niño pequeño, cosa que le confundió pues nadie andaría por las frías calles a esas horas de la noche casi llegando a la madrugada

«Ohhh... tan solo mírate. Me das asco»

Si, ya lo sabía, no necesitaba que un ser irreal con voz de algún infante viniese a decirle lo que él desde el día en que nació sabía, que su sola existencia era un asco. Sus párpados se cerraban involuntariamente rogando por alguna clase de descanso, ese que no había tenido en varios días

«Vaya... debiste haberlo tenido difícil todo este tiempo, pero no te preocupes... yo me ocuparé de ti ahora...»

Natsuhiko poco a poco perdía la conciencia, no se arrepentía de nada, no le debía nada a la vida al final de cuentas. Ella ya se había llevado todo de él luego de la muerte de sus padres, pero... también habían pocas de las que podía darle gracias a la vida; como su primer bello amor con una hermosa señorita que, aunque no duró mucho debido al nulo interés que ella sentía hacia su putrefacto ser
No se arrepentía de nada

«Se acabó... es hora de irnos»

— E-Espera...

Susurro, una simple y monótona palabra que fue arrastrada por el aire, pero que a su vez fue escuchada con claridad. Acepto las palabras de ese pobre diablo, pero no sin antes preguntar

«¿No quieres irte aún, verdad?»

— N-No... no deseo... irme...

«Ustedes son estúpidos. Viven deseando morir y cuando lo harán desean vivir... son simplemente estúpidos»

Él rió sin ganas, era gracioso escuchar eso de parte de quien se supone no le debe importar la vida de nada ni nadie. Aunque mejor dicho, todo eso era gracioso la verdad

— Tienes razón... los humanos... somos unos estúpidos...

«Lo son»

— Pero... estúpidos o no... tu nos necesitas...

«¿Qué quieres decir?»

— Sin nosotros... tu trabajo seria muy aburrido... ¿No?

No contesto, por supuesto que le divertía ver a esos imbéciles morir, verlos arrepentirse y rogarle a Dios que tuviese piedad de ellos, de nuevo, que estúpidos, no saben que Dios no puede entrometerse entre la propia orden que dio

«¿Quieres vivir, cierto?»

— Si... quiero vivir...

«Entonces-...»

— Pero no esta vida...

«...¿Perdón?»

— Exactamente lo que piensas... quiero... otra vida... de la cual... no me arrepienta de haber nacido...

De nuevo hubo silencio, uno mucho más largo que el anterior. Quería reírse de nueva cuenta
¿Enserio? ¿Hasta la muerte le había abandonado?

«Puedo cumplir eso... pero ¿Me darás algo a cambio, no?»

— Recordarte... recordar tu nombre...

«¿Enserio crees que tengo un nombre?»

Ahora él fue quien prefirió callar, tenía un punto

— Entonces... te daré uno...

«¿Darme... uno...? ¿Un nombre?»

— Si... de ese modo... sabré a quien agradecerle luego... dime... ¿Qué opinas del nombre “Tsukasa”?

«¿Tsukasa? Que nombre más feo»

— ¿Eh...? ¿No te... gusto...?

«Nunca dije eso... hummm... de acuerdo. Acepto tu paga»

Suspiro hondamente, al fin conseguiría la paz que tanto había deseado, ya no sería un miserable del cual jamás hablaran a menos que sean mentiras y denigraciones. Sonrió, un pequeña curvatura formaron sus morados labios dejándose ganar por el cansancio finalmente, pero no se pensaba ir sin despedirse, no señor

— Muchas gracias... Tsukasa...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro