𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 19
El 14 de abril de 1912, 11.40 p.m, el Titanic impacta contra el Iceberg.
Celeste casi maldice su vejiga en ese momento. Había tenido la inminente necesidad de ir al baño, así que lo había hecho, entonces, ahí adentro, sintió una leve turbulencia. El barco se había movido, como si hubiera chocado contra algo. La pelirrosa, preocupada, salió de su habitación en busca de alguna respuesta; pero solo encontró el pánico y terror en las personas. Intentó cuestionarle a varias pero todas se apartaron bruscamente para seguir corriendo y gritando. Era oficial, estaban a punto de naufragar.
El personal pedía encarecidamente que mantuvieran la calma, mas no puedes decirle a alguien que está a punto de morir que haga tal cosa, obviamente solo empeorarías las cosas, así es el ser humano. Las luces comenzaban a parpadear, indicando que la electricidad pronto sería víctima del problema.
Celeste tuvo que acercarse a uno de los meseros, uno de esos pobres trabajadores que, aún estando temerosos, debían mostrarse fuertes para transmitir tranquilidad. Cuando la protagonista estuvo frente a frente con uno sintió absoluta admiración y lástima.
—¿Disculpe? —tocó su hombro, esperando a que se girara —. ¿Qué está ocurriendo?.
—Estamos teniendo un protocolo de emergencia, señorita —le contestó amable, con voz suave —. El Titanic se hunde.
Tras escuchar aquello, la noticia se hizo una agria realidad y con ello llegó el terror a la muchacha. Era inevitable. Inclusive algo tan majestuoso como esa embarcación podía encontrar su fin. Lo peor no era que el Titanic tocaría el fondo del mar y sería olvidado para siempre, no, lo peor era que en ese segundo, Celeste recordó aquella conversación con Zenitsu y, si el varón tenía razón, que parecía tenerla, no todos podrían salvarse.
Corrió. Se adentró en su habitación nuevamente, buscando su más preciado tesoro, podía perder todo menos aquel violín. Cuando lo tuvo en sus manos, decidió ir en busca de su amigo, tenía que preguntarle la veracidad de aquella plática y cuántas vidas podrían perderse.
Se sintió culpable porque él se lo había dicho casi que llorando. Ella lo ignoró y le dijo que estaba equivocado, tomándolo como un exagerado y presipitado.
.
.
.
En la cubierta del barco la situación era similar, aunque multiplicada por dos millones. Si dentro del Titanic las cosas estaban revueltas y turbias, fuera era un completo infierno y lucha por la supervivencia. Todas las personas intentaban decesperadamente llegar a los botes salvavidas con la única esperanza de que, en medio de aquel tumulto, pudieran abordar a alguno. Era evidente que, aunque los empleados trataran de mantener al margen a los hombres para salvar a las mujeres, ancianos y niños, la fuerza bruta ayudó a más de uno a lograr escapar.
Celeste ignoró aquello y trotó buscando con la mirada una cara familiar. Necesitaba encontar a alguien, no importaba si era Alexia, Erika, Zenitsu o Kyojuro, solo añoraba un rostro conocido.
Chocó, en más de una ocasión con el hombro de varias personas, pero solo impactó contra el piso, cuando un despreocupado y tosco hombre la empujó porque según él, estorbaba.
Ella maldijo por lo bajo y agarró su violín para volver a ponerse en pie. Cuando alzó la vista, encontró una mano que se extendía ante ella. Tanjiro, muy amablemente —para marcar la diferencia— le sonreía acuclillado, dispuesto a ayudarla. Sofia se encontraba detrás de él, sonriendo de igual modo, apoyando ambas manos en los hombros del muchacho.
—Gracias —le dijo, segundos antes de aceptar su ayuda para ponerse en pie.
—Tenga cuidado —advirtió amable el chico.
Celeste había encontrado la cara familiar que quería, no era lo que esperaba pero lo había hecho. En ese segundo, al observar al Kamado de ese modo llegó a una conclusión: Rengoku era como el sol de apasionado y vivaz, pero Tanjiro sonría como la mismísima luz de aquella lejana estrella. Más adelante, si sobrevivía, podría decirle a su descendencia con orgullo, que ella había conocido tres soles en la trágica travesía del Titanic.
—Vámonos —pidió Sofia, tomando su mano.
Las cosas encajaron a la perfección en la cabeza de la pelirrosa. El por qué aquella castaña parecía triste al ver a Kyojuro, el por qué a veces pasaba tiempo con la clase baja, el por qué se alegró cundo rompieron su compromiso. Todo tuvo sentido cuando observó como aquellas dos manos tomadas se apretaban con fuerza y desenfreno, eran tal para cual.
Prefirió no comentar nada y ver como aquella pareja se alejaba, pero lo comprendió, supo que esos dos tenían un romance.
—¡Cele! —alguien la llamó.
Cuando la mencionada se giró pudo verlos, no solo Zenitsu se aproximaba a ella, toda la banda sonora del Titanic estaba a pasos de su persona. Ella se alegró de verlos, sus fieles compañeros, con los que había tocado todos esos días, a quienes le había tomado aprecio, porque compartir algo tan íntimo como la música siempre unía.
—Zenitsu, lo siento —fue lo primero que se le ocurrió, estaba apenada y sus ojos casi se cristalizan. Había tardado bastante, todo era decesperanza a su alrededor y muchos morirían ese día. Su corazón estaba oprimido y abrazó con fuerza el violín en su pecho, tratando de contener sus descontroladas emociones.
—No es tu culpa que hayamos chocado contra ese Iceberg —la tranquilizó, tratando de contener su respiración.
Ella sabía que él era alguien miedoso, pero ahí estaba, tratando de dicipar las dudas y arrepentimientos en su cabeza. Zenitsu era alguien demasiado amable y dulce, como un pequeño hermanito.
—¿Ahora qué hacemos? —inquirió uno de los demás miembros de la banda.
—Les daremos un poco de esperanza —respondió la fémina.
—¿Y cómo haremos eso? —cuestionó el último, frunciendo el ceño.
—Tocando —aclaró Zenitsu, recostando el violín en su clavícula.
Los demás siguieron su acción, se colocaron en forma de círculo, inhalaron y exhalaron, morirían haciendo lo que amaban. Al manos su música traería paz en medio de aquella tormenta. Se convertirían en héroes sin saberlo.
La melodía comenzó a envolver al ambiente y ahora, más que gritos y llantos de agonía, se escuchaba la famosa pieza Capricho 24 de Paganni.
.
.
.
Palabras del autor:
Próximo capítulo: último.
Comenta cómo crees que terminará la historia a tu parecer.
Tanjiro es un solesito, tan amable y dulce, tan lindo.
Si te está gustando la historia vota y comenta para que llegue a más personas ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~
Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿
~Sora.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro