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Extra 5

—Casémonos.

Fue tan repentino, que Shen Jiu proceso la palabra segundos después de ser pronunciada.

—...¿Qué dijiste?

—Casémonos— repitió.

Sus emociones entraron en un conflicto interno. ¿Liu Qingge se le estaba proponiendo?

Su corazón palpitó veloz. Un sonrojo se formó rápido en sus mejillas.

Ocultó su reacción con la hoja del abanico.

—Tú... Te he dicho que no digas tonterías...

—No es una tontería. Lo digo en serio.

—Algo tan súbito, ¿cómo puede ser en serio?

Sí era una broma, de verdad era de mal gusto. No obstante, Shen Jiu sabía que Liu Qingge no entendía de bromas.

Es sólo...nunca había contemplado el matrimonio. Debía admitir que le aterraba un poco.

Ante situaciones que lo alteraban, Shen Jiu sólo conocía la ruta del escape.

Dió la vuelta, buscando alejarse, huir de Liu Qingge y su propuesta.

Liu Qingge lo sujeto del brazo, forzándolo a verle cara a cara.

—Nunca he sido más serio en mi vida. Cásate conmigo.

Para alivio de Shen Jiu, la salvación llegó en la forma de su discípula más joven.

—¡Liu Shifu, no es así! ¡Se supone que debes preguntarle, no exigirle!

Bueno, tal vez no tanto...

Ambos volvieron su atención al campo de entrenamiento olvidado.

Ming Fan y Yang Yixuan, los más cercanos a Ning Yingying en el momento en que hablo, ahora tenían sellados sus labios con sus manos.

Esta vez el sonrojo se profundizo. Liu Qingge, ¿no pudiste preguntar en privado?

Fue una reacción en cadena...

—¡Sí! ¡Shifu, no acepta porque no te propones adecuadamente!

—¡Debes buscar la alianza matrimonial!

—¡Y llevar las ofrendas!

—¡Shizun, debes arrodillarte también!

—¡Shen Laoshi, Shizun no bromea, él no tiene sentido del humor!

—¡Shen Laoshi, Shizun lo ama profundamente, nunca bromearía con eso!

—¡Shen Laoshi, por favor acepte! ¡Nos sentiremos honrados de llamarlo Shimu!¹

—¡Shizun/ Shen Laoshi, tienen el apoyo de estos discípulos!

Shen Jiu temblaba con cada nuevo comentario, sí era causa del enojo o la vergüenza, no estaba seguro.

—Escuchar la conversación privada de su mayores, tienen agallas.

Ante la reprimenda, los discípulos desviaron su mirada de inmediato. Se delataron solos...

—Veinte vueltas al rededor de la montaña.

Asustados, todos se apresuraron a irse, desapareciendo entre los árboles de bambú.

Shen Jiu dió una respiración profunda, intentando calmar las sacudidas de su cuerpo.

En serio, que discípulos tan maleducados. Eso no lo aprendieron de él.

El sonido detrás atrajo su atención de nuevo.

¡Liu Qingge yacía de rodillas en el suelo!

Su corazón latía con locura. El rojo decoró incluso sus orejas.

—¿Qué haces? Levántate.

—Lo haré sí aceptas casarte conmigo.

—¡Tú...!— de repente, la circulación del aire en sus pulmones de volvió muy pesada— ¿Por qué?...— preguntó.

Su relación estaba bien, no necesitaban cambiarla. ¿Por qué el tema salió de repente? ¿Qué motivaba a Liu Qingge a tomar esta decisión tan importante?

—¿Necesito una razón? Te amo, quiero que te cases conmigo. Quiero que todos te escuchen llamarme marido. Quiero jurarte mi lealtad ante los cielos. Quiero que compartamos el título de matrimonio. Ser tu esposo y tú mi marido. Ser cónyuges ante el mundo entero. Shen Jiu, ¿te casarías conmigo?

Una vez, estuvo comprometido. Un compromiso unilateral. Una unión que terminó en desastre.

Tal vez de ahí venía su miedo, el pensamiento irracional de que la tragedia podría repetirse sí aceptaba el casamiento.

Y, aún con todos sus temores, que maravillosas se escuchaban las palabras.

Matrimonio.

Marido.

Esposo.

Sí. Él quiere casarse. Quiere comprometerse. Él quiere...

Quiere ser desposado por Liu Qingge.

Con la persistencia del silencio, Liu Qingge comenzó a inquietarse. Cuando la idea llegó, no pensó que Shen Jiu se negaría, por eso la soltó de golpe, ni siquiera consideraba necesario preguntar.

Pero ahora, al ver la renuencia, no estaba seguro de qué esperar. No quiere ser rechazado, por increíble que pudiera parecerle a cualquiera, él en realidad desea casarse con Shen Jiu. Presumirlo como su esposo.  Contraer nupcias con su pareja.

Estaba nervioso, le alegraba estar de rodillas, porque, de encontrarse de pie, no estaba seguro de poder mantenerse firme.

No quiere forzar nada. No debe obligarlo a nada. Sí se niega, dejará de insistir; pero..en su corazón, esperaba ser aceptado.

—Si...

Liu Qingge levantó el rostro que no recordaba inclinar, simulando la imagen de un caballero que ha sido llamado por su majestad.

Él...escuchó bien, ¿verdad?

Shen Jiu dijo...

—Si. Liu Qingge, sí. Me casaré con tu familia.  Me inclinaré ante los dioses, rendiré culto a tus antepasados y progenitores. Yo... acepto tu propuesta. Sí, me casaré contigo, Liu Qingge.

Ni bien terminó de hablar, los fuertes brazos de su pareja ya lo habían levantado del suelo. Liu Qingge reía y lo besaba en todo su rostro, dando vueltas y más vueltas, y Shen Jiu no le pidió detenerse, porque él también podía sentir la felicidad recorrer toda fibra de su ser.

Voces y gritos entusiasmados también se escuchaban a la distancia. En algún lugar de su mente extasiada, el recordatorio de castigar a sus discípulos por desobedecer órdenes fue archivado.

Pero eso sería más tarde, ahora sólo deseaba disfrutar su reciente compromiso.

La taza de té que sostenía cayó al suelo. El líquido caliente manchó su túnica, pero Yue Qingyuan no pareció sentirlo.

—¿Podrías repetir lo que has dicho, Liu Shidi?

—Buscamos una alianza matrimonial. Cómo su familia más cercana, vine a pedir la mano de Shen Jiu en matrimonio. Zhangmen Shixiong, ¿nos darías tu bendición para casarnos?

Los labios de Yue Qingyuan se abrían y cerraban, creando un escenario bastante cómico.

—Ustedes...¿no creen que se están apresurando demasiado? ¿Ya lo han considerado?

—Lo suficiente, si.

—El matrimonio no es un asunto que debe ser tomado a la ligera.

—Estamos conscientes de eso.

—Sus discípulos...

—Ya lo saben.

—¿Ellos...?

—Nos desean un matrimonio fructífero.

—¿Y tú, Xiao Jiu? ¿Cuál es tu opinión respecto a esto?

Shen Jiu, quién se había mantenido al margen de la conversación desde su comienzo, sólo dijo una oración.

—Quiero casarme.

Yue Qingyuan se sintió dividido. Por un lado, que ambos decidieran dar a conocer su relación a los dioses le parecía estupendo. Le gustaba ver a su Xiao Jiu feliz con Liu Qingge, pero saber que ambos estarían juntos como una pareja establecida ante los cielos lo llenaba de un orgullo mayor.

En el otro extremo, sin embargo, estaba otra emoción. No quería que alejaran a Xiao Jiu de él. Era demasiado pronto, no estaba preparado para verlo unirse con alguien, esperaba tenerlo un poco más a su lado. ¿Así se sentía un padre al ver a su hija despedirse de la casa que la vio crecer para irse sujetada de su esposo?

La pareja de prometidos se sostuvo de las manos, tal vez para demostrarle a Yue Qingyuan cuan serios eran con la solicitud.

—Zhangmen Shixiong, lo haré feliz.— prometió Liu Qingge— Estos Shidis piden tu bendición para casarse, ¿cuál es tu respuesta?

Personalmente, a Liu Qingge no le interesaban mucho estás cosas. Sí por él fuera, tomaría a Shen Jiu y se fugaria con él para casarse en secreto. Considera que un matrimonio es un asunto de las dos partes involucradas, aún sí Yue Qingyuan no les daba su aprobación, se casarían de todas formas.

Pero sabía cuán importante era para Shen Jiu la aceptación de Yue Qingyuan. Probablemente era la única opinión que le importaba. Además, sus discípulos tenían razón. Shen Jiu merecía una propuesta adecuada, una boda con todos sus elementos; y eso requería pedir la mano de Shen Jiu a su familia, Yue Qingyuan era el único que podía cumplir esa función.

Aunque había algo...

Liu Qingge estaba seguro de que olvidaba algo...

No podían culparlo por completo, jamás contempló el matrimonio en el pasado, por lo que nunca prestó verdadera atención a los rituales que debían seguirse.

—Diez... No, cien. Debes traerme la cabeza de cien rinocerontes Pitón Lunar Negro.

...¿Eh?

—¡Qi Ge!

—Es el deber de Liu Shidi presentar dones por tu mano, Xiao Jiu. No tendrán mi bendición a menos que él pueda cumplir con esa tarea.

Ah... Era eso...

—¡Estás pidiendo lo ilógico!

—Al contrario, pido lo razonable. Liu Shidi es el Señor del Pico Bai Zhan, esto es lo que se espera que él presente con su fuerza. Xiao Jiu, él debe mostrarte su valía. Debe demostrar que te merece.

—Tonterías. Sí él va a cometer tal acto suicida, ¿qué ofreceré yo a su hermana? Debe ser algo equivalente.

—Es diferente. Eres un Señor de Qing Jing, la segunda Cumbre con mayor jerarquía. La ofrenda por tu mano debe ser mayor. Sin mencionar que Liu Shidi me pide a mi, Líder de Secta, aprobación; mientras que tu debes presentarte a una discípula. Estoy seguro de que la doncella Liu encontrará suficiente tu compañía como homenaje. No hay muchas personas que tengan el privilegio de entablar una conversación íntima y amistosa con un Señor de Pico.

—¡Aún así! ¡Un solo rinoceronte Pitón Lunar Negro es difícil de manejar! ¿Quieres matar a mi prometido antes de la boda?

—Lo haré.

Shen Jiu se giró bruscamente, a punto de reprender a su prometido por su decisión estúpida.

Sus labios fueron capturados en cuanto fueron abiertos. Las palabras fueron desechadas con tan sólo un movimiento.

Yue Qingyuan desvió su rostro, buscando mantener la intimidad de la pareja.

Con el toque de sus frentes, con sus mejillas sostenidas, Liu Qingge sólo pidió una cosa. 

—Espérame.

Quería gritarle, convencerlo de abandonar la tontería que estaba por cometer, no necesitaba ir y demostrar nada, no necesitaba darle nada. Sólo quiere casarse, aún sí debían fugarse para eso.

Pero Liu Qingge no pensaba igual, quería hacerlo bien, incluso pidió la aprobación de Yue Qingyuan cuando no era necesario.

Sí Liu Qingge quiere esto, Shen Jiu sólo tenía una palabra que decir.

—Siempre.

No resultó buena idea castigar a sus discípulos con 50 vueltas al rededor de la montaña.

Esa misma noche ya toda la Secta estaba enterada de su compromiso con lujo de detalles.

Recibió muchas visitas.

Shen Jiu, habiendo decidido cambiar y olvidar sus inseguridades y celos, a diferencia de en su antiguo mundo, esta vez con su reubicación no procuro alejarse de sus shidis y shimei.

Decidió que no estaría mal establecer al menos una verdadera relación de hermanos discípulos. Al menos, quería intentarlo.

Y resultó bien, para su sorpresa. Tal vez, de nuevo, por la influencia del verdadero Shen Qingqiu de ese mundo; pero eso no le impidió socializar con ellos.

Eran buenas personas. No lo trataban con un respeto o actitud diferente por no ser su Shen Qingqiu, tampoco lo trataban como un reemplazo. Lo miraban como una entidad separada, una persona en toda la expresión de la palabra. Su único mal hábito era despedirse ordenandole a Liu Qingge no perderlo de vista, como sí pudiera esfumarse con el viento.

Se preguntaba en su interior sí así pudo ser su relación con sus verdaderos shidis de no haberse recluido en su propia persona, pero no tenía ningún caso cuestionarse eso ahora.

El pasado es el pasado, esta vida era su presente, y de nada servía pensar en acontecimientos que nunca podrían modificarse. 

En cuanto la noticia llegó a sus oídos, todos abandonaron sus deberes para felicitarlos y brindarles buenos deseos.

Mu Qingfang fue breve y conciso, sólo dió un simple "venía a ofrecer mis felicitaciones a Shixiong por su compromiso".

Qi Qingqi fue más atrevida. "¡¿Qué es eso de que te casas antes que yo?!"

Wei Wingwei sólo dijo "debemos festejarlo" antes de sacar jarras de vino que consiguió del Maestro del Pico Zui Xian como felicitaciones de su parte.

Las reacciones fueron variadas con cada Señor de Cumbre, aunque la más dramática, definitivamente y por mucho, fue la de Shang Qinghua.

Entró siendo un desastre de lágrimas, tomó sus manos y repitió varias veces "¡felicidades, te lo mereces, estoy orgulloso de ti, de que encuentres la felicidad por fin!".

De no ser por su confusión y sorpresa, Shen Jiu habría expulsado a Shang Qinghua en cuanto ambas manos se tocaron; cuando recuperó su compostura, descubrió que no quería alejarlo. Había algo en sus palabras que removieron su consciencia.

Casi le pareció que Shang Qinghua conocía la verdad de su procedencia. Era imposible, lo sabía, pero sus palabras, aún sí eran ignorantes de muchas cosas, le dieron la impresión de que él...se merecía esto...

Él tenía razón, ¿no había sufrido ya más de lo que cualquiera había sufrido? ¿No merecía él está dicha?

En ese momento, Shang Qinghua se sorprendió cuando Shen Jiu le regresó el apretón de sus dedos.

—Gracias— había dicho.

Esas eran las palabras que necesitaba escuchar.

Se sintió...agradable. Shen Jiu se sorprendió a sí mismo disfrutando de la aprobación de sus shidis y shimei. Se repetía que sus comentarios no eran relevantes, pero escucharlos hablar tan entusiasmados de su boda era...era lindo.

El sentimiento de importarle a muchas personas...Shen Jiu sintió calidez en su corazón.

Hubiese sido mejor sí Liu Qingge hubiese estado con él...

Más de uno de sus hermanos discípulos quedó desconcertado de encontrarlo solo, la indignación fue mayor al enterarse de las condiciones del matrimonio

Tuvo que detener a Qi Qingqi y Shang Qinghua de ir a reclamar a Yue Qingyuan casi interponiéndose entre ellos y la puerta.

—Él ya se ha ido. No tiene caso decir nada ahora.

Era verdad. Liu Qingge había salido inmediatamente después de pedirle paciencia. No estaba dispuesto a retrasar la boda, conseguiría las cien cabezas cuanto antes y reclamaría su mano en matrimonio a Yue Qingyuan.

Era un acto conmovedor. Shang Qinghua incluso derramó más lágrimas de sentimentalismo. Qi Qingqi sólo bufo, los comentarios acerca de la estupidez masculina y su tendencia a los actos suicidas no cesaron por varios minutos.

Shen Jiu estaba de acuerdo con ella. Él mismo dió comentarios y puntos de vista a todo lo que ella decía. Complemento y dió fundamentos a las muchas razones por las que los hombres eran idiotas de instintos y no de cerebro.

¿Quién pudo suponerlo? Él y su Shimei congeniaban muy bien. Tenían un carácter que se complementaba y filosofías parecidas. En realidad, incluso sus enseñanzas eran parecidas, tenían muchas cosas en común. Sólo que ella enseñaba exclusivamente a mujeres.

Hablaron de muchas cosas, incluso discutieron aspectos de la boda juntos. Shen Jiu quería una ceremonia sencilla y Qi Qingqi se enfureció por eso.

¡Eres un honorable Señor de Cang Qiong! ¡Segundo Maestro de Qing Jing! ¡¿Y quieres una boda simple?! ¡¿A dónde se ha ido la finura que te caracteriza?! ¡Olvídalo! Una mujer sabe más de estas cosas, yo organizaré todo. Tú sólo concéntrate en mantenerte hermoso para el novio.

Fue tanto extraño como acogedor escucharla decir eso... Pero sí, creía que podían volverse bastante cercanos sí se lo proponían.

Consiguió la aprobación de ir la mañana siguiente a visitar a su futura cuñada al Pico Xian Zhu también. Lo cual hizo.

Sólo entró todo se sintió... incómodo.

Las discípulas no dejaban de observarlo. Las miradas discretas no reflejaban emociones ni pensamientos negativos, era algo que Shen Jiu no consiguió identificar lo que le causó escalofríos...

Encontró a Liu Mingyan sentada junto a una de las muchas mesas exteriores para tomar té en Xian Zhu. Un asiento vacío y otra taza humeante junto a ella.

En su vida anterior, los sentimientos conflictivos hacía está esposa nunca desaparecieron.

De todo el harén de Luo Binghe, siempre considero que ella era la única mujer decente en todo el sentido de la palabra mujer.

De belleza sin igual, con modales y valores inquebrantables y talento arrasador. Era una pena que terminara compartiendo esposo con más de 600 mujeres más. Cualquiera habría dejado al resto sólo con tenerla a ella, pero Luo Binghe era un estúpido lujurioso sin fondo.

Shen Jiu podía respetarla, como mujer y guerrera.

Era como su hermano, fiel y devota, fuerte y hermosa. Su diferencia más grande, algo que podía volverla aterradora, era su mente fría.

Ella evaluaba antes de actuar, decidía con razonamiento y no con instintos.

Sólo una vez Shen Jiu tuvo que enfrentarse a ella en su mundo, ser víctima de una mirada que parecía poder averigüar todo secreto oculto.

Fue en su juicio por el asesinato de Liu Qingge.

En medio del juicio, donde pruebas de su culpabilidad eran arrojadas una tras otra, ante los ojos atónitos de todos los que presenciaban y desobedeciendo la orden de regresar a su asiento que su esposo con sangre demoniaca le daba; Liu Mingyan fue directo a él, se enfrentaron cara a cara y preguntó.

—¿Asesinaste a mi hermano?

Y la primer palabra fue la clave, porque sí ella hubiese dicho "mataste", pudo responder que si. Pero utilizo "asesinaste" en su lugar, un acto premeditado de muerte. Y Shen Jiu nunca planeó el asesinato de Liu Qingge.

Al final, él no podía mentirle, pero tampoco fue capaz de decir la verdad.

Y ella, ella lo vio.

Con el silencio como respuesta, asintió y, antes de alejarse, le dirigió una última palabra.

—Entiendo...

Aún cuando fue declarado culpable, incluso estando bajo la posesión de Luo Binghe y en un estado de debilidad; Liu Mingyan nunca fue a encontrarlo de nuevo.

Muchas esposas iban a torturarlo, en nombre de hacerlo pagar sus crímenes, por todas las víctimas de sus manos, buscaban cualquier excusa para visitarlo y ganarse el favor de su marido.

Pero ella nunca fue a cobrar venganza por su hermano muerto.

Incluso Yue Qingyuan llegó a dudar de su inocencia, pero ella...tal vez fue la única que creyó en en él, la única que vió su culpa y pesar por la muerte de Liu Qingge.

En verdad...una mujer aterradora.

Y esa mujer ahora esperaba paciente a que se acercara, a tomar el té que le esperaba.

Shen Jiu no quería hacer esperar por demasiado tiempo a una joven tan digna de su respeto.

—Shen Laoshi.— saludo Liu Mingyan cuando Shen Jiu por fin se sentó junto a ella— ¿O debería llamarlo Saozi² desde ahora?

Una corriente de vergüenza atravesó a Shen Jiu.

—Aún no estamos casados.

—Lo estarán pronto.

—El tiempo es incierto.

—Y la impaciencia veloz.

Shen Jiu le dedicó una sonrisa aprobatoria. Detrás del velo, Liu Mingyan pareció devolver el gesto.

—Agradezco a Shen Laoshi por cuidar a mi intrépido hermano mayor. Esta discípula se sentirá honrada de compartir lazos con Shen Laoshi.


—A este maestro se la ha dado la oportunidad de casarse con la familia Liu, soy yo quien debe sentirse honrado.

—Shen Laoshi es demasiado modesto. Después de la muerte de sus líderes, la familia Liu perdió todo honor. La gloria no es más que una reliquia pasada, no hay méritos en casarse con esta familia.

Shen Jiu lo escucho en su mundo. Aproximadamente cinco años después de su llegada a Cang Qiong, llegó el rumor de la muerte del los familiares del discípulo principal de Bai Zhan.

Al principio, Shen Jiu pensó que era sólo una broma de mal gusto que algún envidioso le estaba jugando a Liu Qingge; no obstante, el comportamiento tranquilo y apagado de Liu Qingge las semanas posteriores confirmaron la noticia.

Ellos no tenían una buena relación, por lo que nunca se enteró de los detalles. Lo que sí llegó a saber fue la inclusión a la Secta de su hermana pequeña.

Preguntar ahora no tenía ningún sentido. Ambos hermanos habían superado la perdida hace mucho tiempo, no quería que recordarán el dolor.

—Tonterias. Emparentarse con una hermosa, inteligente y hábil dama no es un logro que muchos consiguen.

—Mi hermano estaría celoso sí escuchará las palabras de Shen Laoshi.

—La verdad debe ser reconocida, ¿no crees eso?

—Lo hago.

Y a Shen Jiu le constaba.

—En cuanto a mi visita...

—No es necesario que Shen Laoshi se explique. Esta discípula tiene una idea de lo que ha traído aquí a Shen Laoshi.

—¿Es así? Omitiré palabras innecesarias e iré al asunto apremiante en ese caso: ¿hay algo que la joven señorita Liu quiera?

—Shen Laoshi está siendo muy formal con esta discípula. Conociendo a mi hermano, muy pronto seremos familia. Sólo Mingyan es suficiente.

—Muy bien. ¿Hay algo que Mingyan anhele tener? Lo que sea que deseé, este maestro se lo dará.

Aunque dudaba que algo pudiese equivaler a las cien cabezas de Rinoceronte Pitón Lunar Negro...

—La vida ha sido generosa con Mingyan. No hay nada que está discípula crea necesitar. Pero, sí se me permite ser egoísta, la compañía de Shen Laoshi es más que suficiente para que Mingyan de sienta satisfecha.

La solicitud tomó a Shen Jiu desprevenido, Yue Qingyuan resultó tener razón...

—Hablar y conocer al hombre con quién mi hermano a decidido compartir su vida, haría de esta hermana menor una joven feliz.

Shen Jiu lo considero.

—¿Cuánto tiempo?

—¿Le parece bien a Shen Laoshi que está discípula lo acompañe hasta el regreso de su hermano del Reino Demoniaco?

En realidad le parecía justo. No había nada que fuese capaz de compararse al coraje y fuerza de Liu Qingge, pero sí Liu Mingyan se quedaba con él, podría darle conocimientos y aprendizaje; la enseñanza directa y favorecida de un Maestro de Pico era un privilegio que casi nadie poseía.

Además, que esto expirará en el momento del regreso de Liu Qingge era razonable.

—Me parece adecuado.

No había nada mal con este trato.

Resultó que había muchas cosas mal con este trato.

Cuando Liu Mingyan dijo "hablar y conocer", resultó que hablaba muy en serio.

Ella no quería entrenamiento (aunque tampoco se quejaba de las lecciones que Shen Jiu le daba), ella lo que quería era enterarse de muchos detalles de su relación con Liu Qingge.

Cómo surgió su relación, la forma en que se enteraron de sus sentimientos, dónde se reunían, cada cuánto tiempo, cómo fueron sus citas, sí su hermano era del tipo amoroso y detallista o rudo y controlador, sus pensamientos sobre Liu Qingge, sus mejores experiencias, etcétera.

Preguntó sobre muchas cosas, y preguntaba más en el proceso de una respuesta. Buscaba conocer hasta el más leve dato de su vida amorosa.

Incluso llegó a preguntar sobre su vida íntima.

—...¿Disculpa? ¿Podrías repetir la pregunta?

—¿Cómo es mi hermano en la cama? ¿Shen Laoshi no se siente decepcionado de su habilidad? ¿Lo complace adecuadamente?

—...A tu hermano no le agradará saber que tienes información como esa...

—Está bien. Mi hermano no tiene que enterarse.

¡¿Quién pudo imaginar que este joven y respetada mujer sería tan descarada?!

Pedir información como esa y esperar paciente la respuesta, mirándolo sin dudas cuando su rostro se tornaba rojo de tanto revelar y despedirse prometiendo una visita al día siguiente para continuar con el relato.

¡Una mujer muy, muy, aterradora!

¡Liu Qingge, llega pronto, por favor!

Shen Jiu suspiró. Era el séptimo día sin tener noticias de Liu Qingge.

Se preguntaba cómo estaría. Conociéndolo, lucharía si tener en consideración el estado de su cuerpo. Hasta que no consiguiera su objetivo, no descansaría.

En serio que era tonto...

Podría tomarselo con calma, a Shen Jiu no le molestaba esperar. Pero Liu Mingyan lo había descrito con la palabra correcta: su novio era un impaciente.

Sí tuviera la certeza de que Liu Qingge se cuidaría no tendría que estar tan preocupado, pero era tan descuidado e irresponsable que era imposible permanecer tranquilo.

Ls confianza en su habilidades era lo único que podía mantenerlo sereno.

—¡Shifu!

A Shen Jiu lo sobresaltó el repentino grito fuera de su cabaña. El cielo ya estaba por ocultarse, ¿qué era tan importante como para buscarlo en la profundidad del bosque de bambú?

De repente, una posible razón llegó a su mente. Abandonando los papeles que revisaba, se apresuró a llegar a la puerta y la abrió. Ming Fan, sudoroso y cansado, se encontraba esperando del otro lado. Se notaba el gran esfuerzo que debió hacer para llegar lo más rápido posible.

Con respiraciones grandes y entrecortadas, dió el mensaje que le tenía.

—¡Shifu! ¡Liu Shishu! ¡Él...! ¡Él está en Qiong Ding!

Shen Jiu no escucho nada más.

Sus pies se movieron apresurados, lamentó tanto no tener una espada en ese momento específico.

Su resistencia y habilidad era mejor que la de Ming Fan, así que, aún después de bajar del Pico Qing Jing y cruzar el Puente del Arcoíris hasta el Pico Qiong Ding en un tiempo récord, su apariencia no lucía tan desagradable como la de su discípulo.

Al llegar se dió cuenta de que no era el único ahí. No sólo se encontraban los discípulos de Qiong Ding en el lugar, estudiantes de todos los Picos parecían haber descartado toda actividad que estuviesen realizando para dirigirse al mismo sitio. Parecían querer observar un gran espectáculo.

Cuando Shen Jiu se acercaba, todos le cedían el paso, una reverencia era hecha en señal de respeto.

A él no podía importarle menos. Sólo quería llegar a la cima, al centro de toda la conmoción.

El olor característico de la sangre llegó a sus fosas nasales mientras más cerca estaba del punto de congregación.

Sus pasos de volvieron más erráticos, sus movimientos menos corteses. Llego un momento donde sólo pedía permiso y empujaba a los jóvenes que impedían su paso.

Por fin, llegó a la primera fila. La cabeza de una bestia negra yacía justo bajo sus pies.

Un gran cuerno con forma de luna menguante sobresalía de ella, la lengua similar a una pitón caía de su boca.

Shen Jiu lo recordaba, por supuesto que lo recordaba. Este era el monstruo que despertó la sangre demoniaca de Luo Binghe en su mundo.

¡Rinoceronte Pitón Lunar Negro!

Su mirada vago entre las filas y filas de cabezas de la misma especie demoníaca ubicadas en el suelo de Qiong Ding, manchando la hierba de sangre e impregnando el hedor de la muerte en el aire.

Demonios que representaban el Abismo Sin Fin con su llamado, que aterraban a todo ser vivo con sus gritos, hijos de la noche y el Inframundo.

Bestias de tal magnificencia, caídas como sí no fueran nada.

Por él. Para él.

Una leve sentimiento de presunción se apoderó de su persona antes de ser reemplazado por el pánico.

Liu Qingge, ¿dónde estaba Liu Qingge?

Tantos de ellos, en tan poco tiempo, ¿en qué estado se encontraba?

Su mirada viajo frenéticamente de un lado a otro buscando una figura blanca. No estaba. Al menos, no así.

Sus ojos se detuvieron en en centro de la fila más lejana, donde Yue Qingyuan y otro hombre se enfrentaban cara a cara.

El hombre, de ropas carmesí y un cabello libre de ataduras, emitía un aura escalofriante de poder y amenaza.

No, no era que sus ropas fueran rojas, el tono era bastante discordante en unas partes con otras. ¡Es que estaba cubierto de sangre! Manchas más oscuras que otras, reflejando que el tiempo que llevaban ahí era mayor.

¡Ese hombre era Liu Qingge!

No sé dió cuenta cuando empezó a caminar, cuando su caminar elegante se transformó en pasos rápidos. Apenas se percató de rodear las filas de cabezas y a los discípulos presentes.

Él sólo se percató de todo al gritar el nombre de Liu Qingge.

Él volteo, sus pupilas se dilataron al ver a Shen Jiu dirigirse a su encuentro.

Su bello rostro aún tenía manchas de sangre de su pelea más reciente. Su cabello bien cuidado también poseía sangre seca que lo mantenía unido, provocando una vista lamentable pero que inspiraba respeto, admiración y temor.

Como un Dios de la Guerra tras arrasar con un ejército entero en un campo de batalla en solitario.

Este era el Señor del Pico Bai Zhan, cuya reputación había sido puesta en duda desde sus múltiples derrotas con Luo Binghe.

Este era el Maestro de la Cumbre Guerrera, el humano más fuerte en el último siglo.

Él era Liu Qingge, su prometido, su futuro esposo.

No le importaron los ojos curiosos, o su hermano sobreprotector, ni siquiera la suciedad que lo acosaba; Shen Jiu se lanzó a los brazos de Liu Qingge y atrapó sus labios en un beso ansiado.

Escuchó los chillidos de las discípulas, los gritos ahogados de los discípulos, la tos inconfundible y exagerada de Yue Qingyuan; pero Shen Jiu sólo consiguió concentrarse en el sabor metálico de la sangre en los labios de Liu Qingge.

Podía sentir a Liu Qingge sujetarlo de su cintura, atrayendo ambos cuerpos a una unión más cercana.

Tuvieron que separarse, sí continuaban no podían asegurar que sus siguientes acciones fueran aptas para todos los que observaban. Para nadie, en realidad.

—Zhangmen Shixiong,— la voz de Liu Qingge sonaba tan ronca, tal vez por falta de agua, tal vez por falta de algo más, pero era demasiado sexy a los oídos de Shen Jiu. ¿Así de mal estaba?— he cumplido con mi palabra. Cien cabezas de cien Rinocerontes Pitón Lunar Negro. Ahora, sí nos disculpas, mi prometido y yo tenemos asuntos de nuestra boda que discutir.

Aún cuando las palabras eran dirigidas a Yue Qingyuan, la pareja no rompió el contacto visual  en ningún momento, la separación tampoco fue una opción en primer lugar.

Liu Qingge y Shen Jiu se alejaron bajo la atenta mirada de todos con sus manos unidas. Nadie detuvo su andar, todos les abrieron el camino.

Rostros sonrojados y admiración en su mirada era lo que reflejaba la expresión de aquellos que los veían.

En todo el camino de vuelta a Qing Jing y a su cabaña, sus manos permanecieron unidas.

—Es suficiente.— dijo Shen Jiu una vez la puerta que separaba su vida profesional de la privada estuvo cerrada— No necesitas seguir haciéndote el fuerte. No conmigo.

Fue como sí las palabras hubiesen robado toda la energía de Liu Qingge.

El cuerpo que había caminado como sí nada en el mundo pudiera detenerlo hace diez segundos colapso sobre el cuerpo de Shen Jiu.

Shen Jiu lo sujeto, sus manos ya estaban listas para esa reacción.

—Fue un gran esfuerzo de tu parte.

Liu Qingge no respondió, su rostro enterrado en el hombro de su prometido.

Una serie de palmadas y círculos en la espalda lo reconfortaron.

—Cien de ellos, en sólo siete días... ¿No valoras ni un poco tu vida? Sigues siendo humano, tienes un límite en cuanto lo que puedes soportar. En este momento ni siquiera puedes usar tu espada para volar.

Sin respuesta.

—Tanto así... ¿Tanto así quieres casarte conmigo?

—Si.

Esta vez el tono fue débil, muy diferente al utilizado hace minutos, donde todos podían escucharlo.

Los mimos cesaron y fueron sustituidos por un abrazo fuerte, pero no lo suficiente para lastimar cualquier herida que la tela pudiera esconder.

—Te estás ensuciando.

—¿Recién te das cuenta de eso?

Sus túnicas ya estaban arruinadas, sangre cubriendo la verde textura.

Liu Qingge no respondió. Eso estaba bien.

—Ven. Te ayudaré a lavarte la sangre y a curar tus heridas.

Guío al semiconsciente Liu Qingge al baño, retiró con cuidado las ropas arruinadas y lo metió en una tina llena con agua fría, buena para que sus heridas no se abrieran con el calor.

Deslizó sus dedos sobre las hebras cubiertas de sangre, y, llenando la cuchara de madera, el agua escurrió lista para limpiar las impurezas.

—Debió ser difícil pelear con tu cabello en este estado.

—Nh.

Al pasar los dedos y con la sangre cayendo, Shen Jiu se dió cuenta de un detalle. Un par de trenzas se encontraban unidas con una rama de algún tipo. Un acto desesperado por mantenerlas en su lugar. Otro gesto que lo lleno de ternura.

La desechó y deshizo la corona. Eventualmente el cabello volvió a su estado natural.

Tomó la caja de jabón y la toalla, deslizando el paño sobre la piel expuesta.

Rostro, hombros, espalda, pecho, mientras más suciedad desaparecía, nuevos cortes y moretones eran revelados. Algunos sólo eran rasguños, otros heridas más profundas.

Olvidó su tarea en algún momento; colocó su mano sobre las lesiones que parecían más graves.

Hace poco tiempo se enorgulleció de la batalla  librada por su mano, pero, viendo el daño provocado en el cuerpo que amaba, no podía sentirse más afligido. Debió insistir más para evitar el resultado actual.

Otra mano fue superpuesta sobre la suya. Diez dedos se entrelazaron naturalmente.

—Tú también estás sucio.

Shen Jiu se burló en sus adentros del significado oculto. Con el agua manchada de rojo, ¿había una diferencia verdadera entre sí permanecía adentro o afuera?

Aún consciente de lo tonto que era, Shen Jiu también se deshizo de sus túnicas y entró a la tina. La frialdad lo siguió rápido.

Su primera vez compartiendo una tina fue una experiencia poco grata, pero el tamaño esta vez era suficiente para dos cuerpos y, lo más importante, no era un accidente.

Shen Jiu se acercó al cuerpo de Liu Qingge, casi a horcajadas sobre él. El recuerdo de una experiencia similar lo atravesó, pero, a diferencia de esa ocasión, esta vez no tenía pensamientos indecentes.

Apoyó su oído sobre el pecho de Liu Qingge, conforme con escuchar los sonidos de un corazón latiente.

Liu Qingge colocó una mano en la espalda, la otra en la nuca. Su frente descansando en la cabellera ajena.

Permanecieron de esa forma por un tiempo que no se molestaron en medir.

Después de lo que pareció un instante y una eternidad, Shen Jiu por fin habló, una pregunta que moría por ser expresada.

—Entonces...¿cuándo nos casamos?

—Mañana.

Los temblores en el cuerpo que sostenía le dijeron que Shen Jiu rio con su respuesta.

—Una boda no está lista tan pronto.

—Hmp. Pasado mañana, entonces.

Tan impaciente.

Shen Jiu levantó su rostro y se acercó al lunar que adornaba la piel de Liu Qingge.

Tan hermosa marca de belleza, Shen Jiu depósito un beso rápido y cálido sobre ella.

—Será pronto, lo más pronto posible. Te doy mi palabra, Liu Qingge.

Shen Jiu lo tomo de sus mejillas y encontró sus labios en un beso simple pero largo. Al separarse, Liu Qingge los junto de nuevo.

Por otro tiempo indefinido, ambos continuaron intercambiando besos dentro del agua.

El color rojizo que los cubría fue ignorado, tomado como otra prueba de su romance.

Fue una noticia sonada, no sólo dentro de Cang Qiong, sino en toda Secta de Cultivo y la sociedad mundana.

Dos grandes Señores de Cang Qiong iban a contraer nupcias, era imposible mantener la información en secreto.

Ya sea por compromiso, en busca de beneficios y buenas relaciones o por un deseos sinceros de felicidad para la pareja, presentes comenzaron a ser enviados, así como cartas de apoyo y felicitaciones.

Ya fuese Shen Jiu o Liu Qingge, ninguno mostró algo de interés en todo eso, permitiendo al Pico An Ding hacerse cargo de toda la correspondencia.

En cuanto a los aspectos de la boda, Qi Qingqi mantuvo su palabra. Aún cuando ocasionalmente preguntaba a la pareja su opinión, en realidad la mayoría de las cuestiones fueron decididas y manejadas por las doncellas de Xian Zhu en colaboración con el resto de los Picos.

De nuevo, a ninguno le molesto; al contrario, estaban un poco agradecidos porque todos los problemas de planeación y organización fueron evitados para ellos.

Y así, mientras una gran cantidad de personas externas e internas de Cang Qiong se movilizaban para el tan esperado día del casamiento, el par de comprometidos no tenía ninguna preocupación.

Ellos sólo querían una fecha y una ceremonia, otros detalles no los aquejaban. De igual forma, fue decisión de sus shidis y shimei hacer algo más grande, ellos no tenían nada que ver.

Pasaron sus días como lo venían haciendo desde mucho tiempo atrás, con su rutina habitual, sus entrenamientos rutinarios, sus coqueteos indiscretos, su vida de enamorados.

Al verlos, muchos se preguntaban sí el compromiso en verdad tuvo algún efecto en ellos. Lo único diferente era, posiblemente, que ahora eran más descarados con su relación, más abiertos.

Antes no les importaba la presencia de terceros,  pero solían ser más sutiles; ahora los intercambios amorosos eran atrevidos sin importar quién estuviera presente. Al menos aún tenían algo de decoro, pero, sí la situación era así estando comprometidos, ¿cómo sería una vez casados?

Los pobres discípulos bajo su tutela no tenían idea de cuánto temer con esos pensamientos.

Un detalle un poco más íntimo del que no tenía que enterarse nadie, fue el cambio de su interacción en la cama. Mientras más cerca de encontraba el día esperado, Liu Qingge dejó de tocar a Shen Jiu por las noches, abandonando todo acto sexual.

Al principio no fue evidente, pero, tras varios intentos fallidos de provocación, Shen Jiu no tuvo ninguna duda sobre el rechazo de Liu Qingge.

La ansiedad tras el descubrimiento fue lo primero que se apoderó de él, miedos y dudas fueron inevitables. Quería preguntar, conocer razones.

Ignoró sus inseguridades.

Liu Qingge sólo le había demostrado amor, sería estúpido dudar de sus sentimientos. Calló y espero, aceptando los besos y los abrazos por las noches. Se controló y no cuestionó cuando Liu Qingge desaparecía por las tardes. Él le explicaría cuando lo considerara apropiado, debía confiar en los sentimientos de ambos.

La fecha fijada llegó con esos acontecimientos.

—No— repitió, severo y decidido.

—Lo harás— insistió Qi Qingqi.

—No.

—Shen Laoshi, por favor— pidió Liu Mingyan.

—No.

—Shifu, no le cuesta nada— razonó Ning Yingying.

—No es no. Dejen de insistir. En primer lugar, ¿qué hacen ustedes dos en mi casa?— preguntó señalando a Qi Qingqi y Liu Mingyan— ¿No deberían de estar ayudando en otras cosas? Sólo necesito la ayuda de mi discípula. Y tú, Ning Yingying, ¿por qué apoyas las decisiones de otros y no de tu Shifu?

—Eres un malagradecido. ¡Vinimos a dejarte presentable para tu futuro esposo!— regaño Qi Qingqi.

—Estoy presentable.

—Shen Laoshi, sé que mi hermano lo encuentra hermoso, ¿pero no quiere sorprenderlo este día?

—No.

—Shifu, por favor... Es sólo un poco de maquillaje...

—Maquillaje, un velo y un palaquín. ¿Soy una mujer, acaso?

—¡Shen Jiu, sólo acepta las buenas voluntades!

—¡Me rehusó! ¡Soy un hombre, no necesito de todas esas cosas! ¡Todas son tradiciones femeninas!

—Pero Shifu adquirirá el papel de la esposa, no veo qué tiene de malo...

Ning Yingying inteligentemente no agregó nada más cuando Shen Jiu le dirigió la mirada.

—No intimides a tu discípula, en especial sí sólo dice la verdad.

—Qi Shimei, agradezco tus intenciones, pero todo esto es innecesario.

Un par de golpes en la puerta interrumpieron la discusión.

—¿Xiao Jiu? ¿Por qué hay discípulos de Bai Zhan y un palaquín aquí afuera? No sabía que querías esto, pude conseguir uno más grande.

Como sí viera su salvación, Shen Jiu se apresuró a abrirle a Yue Qingyuan.

—Qi Ge, es al contrario. No quiero esto, por favor, haz que se vayan.

Yue Qingyuan lo observó en silencio por varios segundos.

Su mirada viajo después entre él, las tres doncellas en el interior, los objetos en sus manos, los jóvenes sonrojados que los observaban en el exterior de la cabaña y el palaquín inmóvil.

—Si... Xiao Jiu debe terminar de arreglarse para Liu Shidi...

La esperanza que despertó el comentario se esfumó con las palabras posteriores.

—Lamento molestar a Qi Shimei y a Xiao Jiu en su sesión de embellecimiento. Por favor, continuen. Y no te preocupes, Xiao Jiu. Conseguiré un palaquín más grande y hermoso. No tardaré demasiado, estará listo a tiempo.

—...

Antes de refutar, Qi Qingqi ya lo había arrastrado al interior y ordenado a Liu Mingyan y Ning Yingying sujetarlo. Shen Jiu también podía escuchar a Yue Qingyuan dar órdenes a los jóvenes de Bai Zhan...

Dios de este mundo, ¿disfrutas esto?

El sólo quería una boda sencilla...

Shen Yuan se encontraba fascinado. Debía admitir que sus shidis y shimei habían hecho un gran trabajo con la planeación de este día.

Cuando Liu Qingge llegó al Reino Demoniaco, específicamente al castillo de Luo Binghe, exigiendo saber dónde encontrar Rinocerontes Pitón Lunar Negro, pensó que su cordura por fin había cedido.

Aún cuando intento disuadirlo sobre su tarea suicida, su convicción terminó por ablandar su corazón y le dio la información.

Pensó que debía ser urgente para que Liu Qingge incluso fuese a buscarlo a los dominios de Luo Binghe para pedirle ayuda. ¿Quién habría sabido que eran para casarse con Shen Jiu?

Shen Yuan casi escupe su té cuando Luo Binghe le dio la noticia del casamiento de su Shidi.

¡Fue un tema muy escuchado incluso en el Reino Demoniaco!

Las historias sobre la valentía y coraje de Liu Qingge para conseguir la mano de Shen Jiu eran abundantes. Shen Yuan escuchaba una versión diferente y similar a dónde sea que viajaba con Luo Binghe.

Era bueno que su discípulo y él se casarán en secreto, no quería imaginar el escándalo en las calles sí todos se enteraban.

¡Incluso Avión Disparando Hacía el Cielo estaba extasiado con la boda de estos dos personajes irrelevantes en la trama original!

Al parecer el mismo gestionó toda la organización, y, para un Señor que llevaba años pasando más tiempo en las tierras heladas del Reino Demoniaco que en su propio Pico, eso era sorprendente.

Por supuesto, ¡Shen Yuan tampoco se perdería esto! ¡Sería un acontecimiento único, él debía estar en primera fila!

—Shizun no deja de observar todo y a todos,— la voz de su esposo lo despertó. Él en realidad no dejaba de ver de un lado a otro, ¿pero quién podía culparlo? ¡Ni siquiera era el único haciendo eso!— ¿A Shizun le hubiese gustado que nuestra boda fuese de esta magnitud?

Los ojos tristes le regresaron la racionalidad. Protagonista, ¿puedes confiar un poco más en ti mismo?

—Este maestro encuentra fascinante el trabajo y dedicación que se le dio a este día.— admitió— Pero este maestro no se siente infeliz por no tener una experiencia similar para él. Binghe, una boda es un momento de felicidad para la pareja. Todos preferimos que reine la intimidad. Este maestro no es diferente, por eso agradece a Binghe por su consideración al elegir un acto sencillo.

Los ojos llorosos de Luo Binghe sólo empeoraron. Atrapó a Shen Yuan en un abrazo, quién se dedicó a darle palmadas en la espalda.

Pero, en serio, ¿Shen Jiu y Liu Qingge podrían soportar todo esto? No estaba tan seguro...

No muy lejos, el sonido del tambor llegó a su oídos.

Llamarlo nerviosismo era una subestimación horrible.

Liu Qingge estaba expectante, inquieto, ansioso.

Su corazón latía al ritmo del tambor. Sus dedos se contraían con cada nota musical.

El palaquín que transportaba a su prometido acortaba la distancia cada segundo. Los orgullosos discípulos de Bai Zhan transportaban con seguridad y emoción a la persona del interior.

Detrás de ellos, en una procesión, los discípulos de Qing Jing acompañaban a su maestro. Los sonidos potentes del tambor, en sintonía del guqin y la flauta, creaban una canción alegre y armoniosa.

La silueta del hombre que amaba era más visible mientras más cerca estaban del Salón Ceremonial de Bai Zhan, sólo utilizado cuando el nuevo Señor de Pico era elegido y presentado.

Un lugar que antes resultaba irrelevante, se convertiría en el suelo donde pronto prometerá amor eterno.

Finalmente, el palaquín llegó a dónde Liu Qingge.

La música se detuvo en el momento que la gloriosa estructura roja con dragones y detalles dorados tocó el suelo.

Señores de Pico y discípulos se congregaron al rededor del palaquín, todos esperando la aparición del (la) novio (novia).

Secando el sudor formado en su palma antes, Liu Qingge se acercó al ostentoso transporte. Atravesando las cortinas rojas, la mano ingresó al interior del palaquín.

Una cálida mano fue superpuesta sobre la suya, tan firme y segura que Liu Qingge se avergonzó de los temblores en su cuerpo.

Tras una respiración profunda, no queriendo recibir a su amado con una actitud lamentable, Liu Qingge tiró suavemente de la mano ofrecida, invitando al personaje del interior a abandonar su escondite, pidiendo a Shen Jiu mostrarse ante él.

Con movimientos lentos, elegantes y tranquilos, Shen Jiu salió del palaquín. Sus ropas carmesí a juego con las de Liu Qingge, los símbolos de fecundidad adornaban las vestimentas con tejidos cual oro.

A diferencia de sus ropajes diarios comúnmente flojos, está vez las prendas de ajustaban a su cuerpo. Su figura grácil, delgada y hermosa fue apreciada por todos los presentes. El único inconveniente era el pañuelo de seda rojo que ocultaba las facciones divinas.

Con sus manos unidas, Liu Qingge guío a Shen Jiu dentro del Salón Ceremonial. Sus pasos fueron lentos, no queriendo que Shen Jiu tropezara por su visibilidad oculta con el velo (aunque sus nervios también jugaron un papel en eso).

Una vez la pareja dentro, los –auto— invitados siguieron su ejemplo.

Señores Máximos ocuparon los asientos más cercanos siguiendo la jerarquía de sus Picos, discípulos de Bai Zhan y Qing Jing los posteriores, con los discípulos de otras Cumbres adueñándose de las últimas filas.

Incluso Luo Binghe fue obediente por esa ocasión, aceptando alejarse de su amado Shizun para sentarse junto a los discípulos de Qing Jing.

No quería arruinarle un día tan importante a la pareja.

No le agradaba Liu Qingge, siempre conseguía despertar sus celos por la amistad que sostenía con su Shizun, por los sentimientos que ocultaba a su Shizun, tal vez incluso a sí mismo. 

Cuando se enteró de su relación con la persona tan parecida a su maestro, se burló en su mente. Encontraba divertido y estúpido que Liu Qingge tomara a un compañero similar como reemplazo de su pérdida.

Liu Qingge dejó de causarle algún respeto hace años. Demasiado débil a pesar de ser increíblemente terco. Sin la capacidad para conseguir lo que desea siempre.

Su Shifu le parecía un hombre lamentable.

Pero, cuando vio al hombre entrar —de nuevo— a sus dominios por la fuerza, exigiendo con desesperación información para una misión suicida, para después enterarse de las razones detrás de ese hecho, Luo Binghe recuperó un poco su respeto por el hombre.

Después, al ver a Liu Qingge tan nervioso y entusiasmado como él estaba cuando su Shizun acepto unirse en matrimonio, Luo Binghe  consideró que, tal vez, no era tan lamentable como suponía.

Y ahora, al observar la intensa mirada que Liu Qingge le dirigía a su futuro esposo, Luo Binghe sintió que ya no necesitaba sentirse reacio a la presencia del hombre junto a su Shizun.

Luo Binghe era capaz de identificar el amor y la devoción de alguien, porque él también era un tonto hombre enamorado.

En el interior, tres figuras ya esperaban a la pareja.

Liu Qingge se postró frente a Liu Mingyan, Shen Jiu ante Yue  Qingyuan. En medio de ambos, un peldaño más arriba, Shang Qinghua se erigia como Maestro Ceremonial (nadie sabe por qué, pero fue bastante insistente con eso, argumentando ser el encargado oficial de la logística y ser merecedor de ese derecho).

Ahora dentro del recinto, Liu Qingge procedió a levantar el velo que estorbaba; su respiración se detuvo al revelarse el rostro que le encantaba, ahora con unas pocas decoraciones. La piel de las mejillas había sido espolvoreada con un poco de rubor, no demasiado, sólo lo suficiente para darle color a la cutis blanquecina; los labios habían sido recubiertos con alguna clase de labial brillante, dándoles un resplandor ligero;  y los ojos...no había nada, libres de cualquier adorno superficial, pero Liu Qingge se sintió inevitablemente atraído hacía ellos. Ese par de pupilas que reflejaban su rostro, que lo veían con anhelo, deseo, amor, y lo hacían verlo cómo el ser más precioso de los tres reinos.

Ambos se observaron, ignorando las presencias que los rodeaban, olvidando dónde estaban y qué hacían. Sólo ellos dos, en ese instante, en un vasto mar de sentimientos y palabras que fluían sin ser expresadas en voz alta.

—Te ves hermoso.

—Es el maquillaje.

—El rojo te queda.

—No tanto como a ti.

—Quiero besarte.

—Pronto.

—Te amo.

—Lo sé.

La voz de Shang Qinghua fue captada, una petición que les hizo cuestionarse cuánto tiempo se habían observado realmente.

—Primera reverencia, ante el Cielo y la Tierra.

Ambos, hombro con hombro, se inclinaron  frente al altar de los ancestros.

Gracias, por bendecir está unión.

—Segunda reverencia, ante los padres.

Ambos eran huérfanos, los huesos de sus progenitores perdidos hace mucho tiempo. No pensaban en ellos a menudo, el martirio de la ausencia ya superado; pero era gracias a ellos, en primer lugar, que pudieron conocerse y estar juntos, por otorgarles vida.

Gracias, por la oportunidad.

Un arco fue dedicado así a espíritus ausentes, sus dos personas más cercanas como los representantes de su amor y bendiciones.

Liu Qingge y Shen Jiu sirvieron el té a Liu Mingyan y Yue Qingyuan, respectivamente. Una forma de agasajar y honrar a sus parientes sin vida.

—Tercera reverencia, entre los mismos novios.

El salón ya silencioso se llenó de una expectación tensa, entusiasta. Ahí estaba, el momento esperado por todos: el sello de la alianza matrimonial.

Liu Qingge y Shen Jiu se posicionaron frente a frente, sin apartar su mirada, sin ver a nadie más que a ellos mismos, con sus pensamientos en sintonía, ambos se postraron ante su, ahora, marido.

Esta es mi promesa de amor eterno, esposo.

Ante los tres reinos, su unión ha sido presenciada. Ambos se pertenecen como una pareja recién casada.

Con el matrimonio consumado, la música alegre se reanudó al salir los novios del Gran Salón.

Discípulos aplauden y exclaman sus deseos por la doble felicidad de su pareja, esperando el amor y prosperidad en su relación.

Los Señores Supremos no actuaban diferente. Shang Qinghua incluso lloraba, Shen Yuan lo consuela con palabras que nadie escucha y a nadie le importan, todos concentrados en la pareja de la noche.

Siguiendo la tradición, debían de entrar en el habitación nupcial y recibir algunas bromas e insinuaciones de sus hermanos marciales; cruzar copas y, posteriormente, daría inició el banquete.

—Esposo...

El llamado captó la atención inmediata de Liu Qingge. Su corazón regocijandose ante el nuevo título.

—Quiero irme.

Liu Qingge nunca le negaría a su esposo sus deseos.

La audiencia quedó en silencio al ver a Liu Qingge estirar su mano, el característico sonido del viento al cortarse capturo la atención después.

Una espada se reveló casi al instante, siguiendo la orden de su amo. Cheng Luan se detuvo frente a su dueño.

Ante decenas de ojos atónitos, Liu Qingge sostuvo a un encantado Shen Jiu de su espalda y muslos, quién a su vez se sujetó rodeando el cuello de su esposo con un brazo, acunando la mejilla de su conyugue con su mano libre.

Liu Qingge montó a Cheng Luan cargando a Shen Jiu en sus brazos, la espada voló lejos ni un segundo después, el rojo de sus ropas perdiéndose en la distancia.

Tardaron algunos segundos en procesarlo, pero, una vez la escena digerida, el ambiente animado se convirtió en un alboroto.

¡Los novios se fugaron!

Algunas discípulas no contuvieron sus gritos. Los miembros de Bai Zhan y Qing Jing cubrieron sus rostros tras perder la cara por las acciones descaradas y atrevidas de sus maestros.

Shen Yuan no estaba mejor, ¡él lo sabía, maldita sea! ¡Era imposible que soportarán todo aquel embrollo! ¡Autor, ¿qué dices en la defensa de tus creaciones?!

—Crecen tan rápido...— sollozó Shang Qinghua.

#$*&@+#!%£{€\=√#&π@!!!

—¡¿En serio?! ¡Al menos pudieron recibir los sobres rojos de regalo!— se quejó Qi Qingqi.

—No es como sí necesiten el dinero...— razonó Mu Qingfang.

—Ah... Maldición... Y yo que tenía varios comentarios para avergonzarlos un poco... Creo que debimos suponer que esto sucedería— contribuyó Wei Qingwei.

—¡Ni siquiera probaron el banquete! ¡Todos buscamos organizarles la mejor boda para que ellos se vayan si más! ¡Par de desagradecidos! — continuo protestando Qi Qingqi— ¡Deja de llorar, ¿no eres un hombre? ¿Por qué lloras?!— dijo a Shang Qinghua, quién sólo continuó murmurando cosas para sí mismo— ¡Zhangmen Shixiong, ¿no tienes nada que decir sobre este comportamiento impropio?!

—Xiao Jiu se veía tan feliz.

Fue más un pensamiento en voz alta que una respuesta, Shang Qinghua no era en único en su mundo.

—¡Liu Mingyan!— ¡Qi Qingqi necesitaba una aliada!

Descartada, ella ya estaba teorizando con sus Shimeis Dios sabrá qué.

Qi Qingqi necesitaba a alguien para descargar su enojo...

—Shizun, ¿también podemos irnos?

Shen Yuan sintió un sudor frío acumularse en su espalda al toparse con la mirada de su Shimei.

'¡Sistema, activa ruta de escape! ¡Toma todos los puntos B que sean necesarios!'

[Este sistema está experimentando fallas técnicas, agradecemos su comprensión.]

—Vaya, pero sí aquí aún tenemos una pareja.

SISTEMAAAAAAAAAA!'

[~(˘▾˘~) ~(˘▾˘)~ (~˘▾˘)~]

No se dio cuenta al principio.

No le importaba a dónde lo llevará Liu Qingge, sólo quería estar a solas con él, disfrutar a su marido en toda plenitud. Permaneció inmóvil en sus brazos, disfrutando del calor de su cuerpo, el aroma a sauce de su cabello. ¿Un nuevo jabón? A Shen Jiu le gustaba.

Se dedicó a robarle besos, en sus labios, en su rostro, en su cuello; y Liu Qingge sólo podía recibirlos, incapaz de regresar el gesto y caer por un descuido.

Y lo notó. El paisaje, los pueblos; bajo la deslumbrante luz de luna, todo resultaba muy familiar. Aún con todo el tiempo transcurrido, ¿cómo podría alguna vez olvidar el camino a ese lugar tan especial?

Shen Jiu pensó que, sí había un sitio apropiado para consumar su matrimonio, definitivamente sería aquel, y elogió en su interior a su marido por su sabiduría.

La espada descendió dentro de un bosque, un espacio abierto frente a ellos; pero Shen Jiu sabía, no se encontraba vacío.

Liu Qingge rompió el sello de la ilusión, una cabaña se reveló ante los dos.

Un sentimiento nostálgico se apoderó de Shen Jiu al tocar el suelo de ese bosque de nuevo. Había pasado mucho tiempo.

La hierba había crecido a un nivel significativo, polvo en ventanas y puerta; con el interior oscuro y el viento cantante, era la imagen de un lugar desolado.

Dentro no debía ser mejor. Sin nadie viviendo ahí, el polvo seguro consumió todo espacio y objeto. Sus decoraciones repletas de capas de suciedad. Muebles y paredes cubiertos de fina tela de araña. Su ropa aún debía estar pulcramente acomodada, horquillas y abanicos olvidados. Su amada cocina, fría del abandono.

—Entremos— Liu Qingge incitó, una mano en ofrecimiento, para guiarlo de la misma forma en que lo llevó al altar.

Shen Jiu observó la mano y sonrió. ¿Y qué sí el tiempo había cambiado su antigua casa? Aún sí era destruída, podían volver a alzarla. Mientras Liu Qingge estuviera a su lado, la calidez de su hogar podía ser recuperada.

Tomó la mano y entró a la estructura. La oscuridad los recibió, tendrían que encender algunas velas ante que cualquier cosa.

Eso pensó.

Amuletos de luz habían sido colocados en el lugar, el destello repentino lo forzó a parpadear. El rojo inundó su visión cuando consiguió enfocarse.

Nada estaba como debía. No había polvo, suciedad ni telarañas; en cambio, todo estaba limpio y ordenado, de la misma forma que lo dejaron esa última mañana.

No. No igual. Papel y tela roja caían de las paredes, cubrían muebles y decoraban la estancia. Era como entrar a una habitación nupcial.

Shen Jiu rio, suave y poco, optando mejor por sujetar a su marido y besarlo.

—Planeaste secuestrarme todo este tiempo— acusó al separarse sus labios.

Liu Qingge no negó ni aceptó la acusación, sólo tomó a Shen Jiu en sus brazos de nuevo y camino a dónde la alcoba, sus labios aún deleitándose con los contrarios.

Al igual que en la habitación exterior, el dormitorio había sido adornado con piezas rojizas. La cama sencilla reemplaza con un lecho elegante de dosel carmesí. Sabanas blancas contrastaban con el color ardiente.

—¿Aquí venías al desaparecer todas esas tardes? ¿Querías darme esta sorpresa?

Shen Jiu seguía sin rendirse. Era terco, lo que Liu Qingge pensaba cuándo compró todo aquello, cuando limpiaba el desorden del tiempo, al embeller su lugar tan apreciado, quería escucharlo.

—Quería tomarte aquí— confesó, colocando a Shen Jiu sobre la cama. Las túnicas escarlata contrastaban con la manta blanquecina, el rostro de Shen Jiu relucía con el color granate que lo rodeaba.

La palabra no pasó desapercibida. Tomarlo, poseerlo, Liu Qingge estaba dispuesto a tocar a Shen Jiu de nuevo.

Una teoría, tonta más probable, se formó.

—¿Por eso me rechazaste? No soy virgen, mi castidad fue pérdida contigo. ¿Buscabas simular pureza al no tocarme hasta ahora?

Era fácil darse cuenta, ¿por qué la manta blanca sí no?

Liu Qingge no respondió, sabiendo que hacerlo era innecesario.

En esa habitación tuvieron su primer encuentro, las mismas paredes que escucharon y vieron todo esa noche. Era un lugar especial e importante para ambos.

Su primera vez, deseaba recrearla. Su noche de bodas sólo podía ser ahí, en ningún otro lado.

Pero no era como en esa ocasión, donde el pudor aún se impregnaba en sus acciones; donde todo fue nuevo y desconocido. Esta vez, tenían la experiencia de sus encuentros pasados; el conocimiento del que carecían en ese momento sobre el acto y cuerpo de su compañero.

Liu Qingge beso el cuello expuesto, Shen Jiu daba acceso sin oposición, sus propias manos recorrían el cuerpo de su esposo, acariciando su espalda y brazos.

Las prendas eran retiradas de a poco, lento y sin prisa, la noche era eterna.

Los besos continuaron sobre la piel. Del cuello a los hombros, de los hombros al torso, del torso a lugares más bajos. Manos exploraban otras partes del cuerpo. A Shen Jiu le gustaba sentir sus piernas ser tocadas.

Mientras Liu Qingge complacía su cuerpo, Shen Jiu se dedicó a jugar con el cabello de su marido. Ahora tenía un poco de celos, más habían visto su cabellera perfecta ese día.

Suspiró, Liu Qingge se veía tan apuesto. No necesitaba alguna clase de cosmético para adquirir el efecto de perfección. Vestido con sus ropas bermellón, un contraste demasiado grande con su uniforme níveo, relucía más su atractivo. Su aura poderosa fue imponente. Su cabello suelto, sólo unido por un par de trenzas y su coronilla de Bai Zhan, contemplado por todos.

Ahora nada de esa vestimenta quedaba en su cuerpo.

—Ah...

El primer gemido salió con sus pezones ser rozados. En particular, a Shen Jiu aún le resultaba vergonzoso ser acariciado en ese lugar, como una mujer; pero Liu Qingge también sabía lo mucho que le gustaba, a ambos, en realidad.

La primer lamida fue superficial, las siguientes no.

—Mm...

El cuerpo de Shen Jiu era muy honesto, sus tetillas pronto se hincharon por las atenciones, adquiriendo los mismos colores que la fortuna.

A Shen Jiu le gustaba cuando Liu Qingge se tomaba su tiempo para degustarlo. En especial porque sabía muy bien que después no tendría descanso alguno.

Pero no está vez.

Liu Qingge lo había privado demasiado las últimas noches. Lo extrañaba. Esa parte de su cuerpo ansiaba ser poseída como antes.

—Esposo...

Liu Qingge abandonó sus acciones para atender a su llamado. «Esposo», que palabra tan maravillosa.

—Esposa.

Shen Jiu se sonrojo. Tal burla audaz... Shen Jiu quería desaparecer esa sonrisa arrogante. Sí así quería jugar, que así sea.

—Esposo, ¿cuánto tiempo tendrás esperando a esta esposa?

Liu Qingge fue hechizado por la voz de su amante. Ahí estaba esa seducción sutil pero descarada. Shen Jiu sabía muy bien lo débil que Liu Qingge era ante sus peticiones, y lo mezclaba bien para conseguir noches pasionales.

Un tono dulzón, pasivo pero demandante. Una orden implícita en la pregunta inocente. Palabras tiernas que inducian al pecado.

Liu Qingge nunca obtendría la inmunidad.

Shen Jiu atrajo a Liu Qingge, sus rostros enfrentándose.

—Cumple con las obligaciones maritales para con tu esposa.


Capturo los labios desprevenidos. La ternura en los actos transformada en deseo. Los besos puros del inicio desaparecieron sin rastro para dar lugar a un contacto más profundo.

En un acto de complicidad, Shen Jiu dio acceso a su cavidad bucal, permitiendo a la lengua inquieta invadir su interior.

Una danza se llevó a cabo, la técnica dominada hace tiempo. Lenguas bailaron a un ritmo erótico y sensual, sus movimientos en sintonía. Ambos renuentes a alejarse, provocaron que un poco de saliva escurriera de sus bocas. Esta era la señal esperada.

Se separaron, no muy satisfechos.

—Dámelos— ordenó Shen Jiu.

Tres dedos fueron expuestos frente a él.

Shen Jiu los succionó, humedeciendolos lo más posible. Lamiendo uno por uno, su mirada fija en su marido.

Algo, eso, creció; podía sentirlo rozar su cuerpo, prueba de su excitación.

Cuando estuvieron lo suficientemente lubricados, Liu Qingge retiro los dedos de su cavidad. Al mismo tiempo, su miembro fue sujetado por la mano contraria.

Shen Jiu jadeó. Su virilidad se encontró siendo masajeada, aquella mano subía y bajaba, otorgándole sensaciones placenteras.

El primer dedo entró en él, la molestia como compañera. Desplazamientos circulares comenzaron en su interior. Aún era soportable.

Dos dedos se abrieron paso, abriéndose como tijeras. Su respiración era irregular, no identifico sí por él placer o algo más.

Tres dedos fueron absorbidos, empujando más profundo. En este punto, las piernas de Shen Jiu temblaban.

—Dentro...— suplicó. No era suficiente, el alcance de los dedos no llegaba a donde su cuerpo exigía— Esposo, te necesito dentro...

Los dedos fueron retirados, el vacío no era bien recibido.

Shen Jiu percibió la prominencia en su entrada. Los deslizamientos en su propia excitación eran buenos distractores, pero no lo suficiente para hacerlo ignorar por completo el dolor de la penetración. Ese lugar no había sido atendido por un tiempo, sus paredes se habían cerrado, era normal que el dolor regresará. En verdad era similar a su primera vez.

Suponiendo esto, Liu Qingge aumento la velocidad de la mano que lo atendía y reanudó los besos y caricias en su cuerpo. Las lágrimas que se asomaban, las capturo antes de su escape.

El gimoteo de su cuerpo era incontrolable, así como sus temblores.  Con el dolor y deleite mezclados, su cuerpo no estaba seguro de cómo reaccionar. Pero debía soportar la combinación peculiar, se repetía que era temporal, que no tardaría en olvidar los dolores.

Liu Qingge no estaba mejor. No contempló el suplicio que causaría en su pareja al privarlos de sus placeres carnales. Tal vez... Tal vez se equivocó. No debió...

—No te arrepientas...

El murmullo lo sobresalto.

—Te lo dije antes, este cuerpo te pertenece. Ahora más que en ese momento. Sí querías esto, está bien. Aún sí duele, no me importa. Quiero complacerte como tú lo haces siempre. Liu Qingge, todo lo que tengas para mí, lo quiero. Todo lo que pidas de mí, te lo daré. Esposo, ¿cuándo me has decepcionado? Confío en ti. ¿Cuánto crees que gritaré está noche por la decisión que tomaste? ¿Tienes idea de la gran cantidad de días que llevo deseándote dentro mío? Esposo, recuérdale a esta esposa lo que es la entrega. Muéstrame el camino a la locura. Esposo, esposo, ámame esta noche como lo hiciste esa ocasión en esta misma cabaña. Esposo, muévete, tómame y márcame de nuevo; rememora en este cuerpo las sensaciones que sólo tú causas.

Entre el monólogo, Liu Qingge ya había entrado por completo. Hablando y escuchando, Shen Jiu se acopló a su miembro en ese tiempo. Ahora le pedía continuar, y Liu Qingge obedeció, como siempre ante las demandas de su conyugue.

Se retiró, apuntando ahora en la dirección donde sabía la próstata de su marido se ubicaba. El empujón no fue exacto, pero tampoco tan errado, golpeando en las paredes circundantes.

—Ah...

El gemido tenía rastros de agonía y gozo; era un logro, considerando la primera vez, donde el dolor era predominante. En esa ocasión, Liu Qingge se detuvo. Ahora no lo haría; determinado a causar satisfacción en su amado.

El ritmo fue lento al principio, para abrir las paredes sin lastimarlas demasiado. Shen Jiu recibió atenciones para relajarlo. Besos y mordidas, chupetones posesivos.

—iEsposo, más rápido!— suplicó, el dolor se fue, ahora sólo deseaba el frenesí de su marido— ¡Esta esposa te lo ruega, por favor, ve más rápido!— era un tormento no ser golpeado con fuerza.

Los movimientos adquirieron ímpetu. Se sujetaron de las manos, el cuerpo de Shen Jiu moviéndose al ritmo de las estocadas, empujado con cada impacto.

Las piernas rodearon los glúteos, abriéndose más para la comodidad de su esposo, para un alcance mayor.

La gentileza desapareció. Liu Qingge atacaba su interior con rudeza. El ángulo esta vez perfecto para el choque contra su punto más sensible.

Era tan maravilloso, Shen Jiu sentía la glande de su esposo golpearlo sin tregua. Potente y rudo, extrañaba ese trato.

Sollozos resonaron, Liu Qingge no detuvo las lágrimas esta vez. Ver a Shen Jiu llorar por lo mucho que disfrutaba era uno de sus placeres culposos. Sólo esas lágrimas podían permitirse en tan bello rostro.

—Esposo...ahh...más lento... Ve más lento...— rogó. No importaba cuántas veces Liu Qingge lo tomará, aún sí con el tiempo su resistencia aumento, lo que era incapaz de soportarse era incapaz de soportarse.

La voz ronca de Liu Qingge le respondió, jadeos no reprimidos mezclados.

—No pediste eso antes.

Una serie de estocadas profundas afirmaron su postura. Empujando y abriéndose paso a través del músculo interior, con la intención de llegar más lejos que en el pasado, abarcar más carne que en todas sus experiencias anteriores.

Shen Jiu era orgulloso, más orgulloso que nadie, excepto a la hora del sexo. Ya sea para pedir más o menos, a Shen Jiu no le molestaba expresar sus deseos.

—Ah...Esta...Mh...Esta esposa...¡Ah! Ahí...no... ¡Me equivoqué! ¡Ah, ahh...! Esta esposa pide a su marido compasión...Nng...Liu...Liu Qingge...

Las prisión de sus manos fue liberada, Shen Jiu se sujetó a los hombros de su esposo. Era demasiado, no podía... Él en serio no podía soportar...

—Este esposo es egoísta...

Las manos de Liu Qingge se trasladaron a su cintura, atrayendo sus cuerpos a una cercanía más ansiada.

Con sus torsos juntos, el propio miembro de Shen Jiu quedó atrapado entre ambos. Una fricción con cada empuje, mandando chispas a su estómago.

—Le pide a su esposa que lo complazca con su voz toda la noche.

Su entrada fue sometida a empujes violentos, cada nueva penetración más enérgica e impetuosa que la anterior.

Con Liu Qingge siendo aún más terco que de costumbre, ni un poco conmovido por el lloriqueo de su consorte, a Shen Jiu sólo le quedó soportar los impulsos del miembro de su esposo desgarrando sin piedad sus paredes y sumergiendolo en un delirio de placer y lujuria.

Al igual que su primera noche juntos, las paredes de esa cabaña fueron los testigos de súplicas, gritos y gemidos seductores.

Fuera de la cabaña, el viento cantaba y los árboles bailaban, la luna como luz de la fiesta.

El bosque dio la bienvenida a los amantes eternos, deseándoles un próspero matrimonio.

Shen Jiu despertó, está vez con su esposo a su lado, muy diferente a su primer mañana. Cada uno cubierto con una túnica blanca, Shen Jiu tenía el recuerdo borroso de haber sido lavado y cambiado antes de caer rendido.

Un brazo lo rodeaba, su cintura capturada, pegándolo al pecho de su marido. Con su ropa ligeramente abierta, Shen Jiu tenía una visión de sus abdominales bien formados.

Todavía le dio un poco de envidia...

En su juventud, lo odiaba, sentía un profundo resentimiento, unos celos incontrolables por Liu Qingge. Lo tenía absolutamente todo: era el señorito de una familia acomodada, una familia amorosa, su físico de gran belleza y su habilidad y fuerza mejoraban con constancia.

Para él, que odiaba no poder ser rival de la personas con talento; para él, que odiaba a las personas que lo miraran hacía abajo, como si fuese insignificante, Liu Qingge era, por supuesto, un imbécil. Un gran y terrible imbécil.

Y aquí estaba, compartiendo la cama con ese tipo. El mundo es curioso y extraño, ya ni siquiera cuestionaba los sucesos. Mientras estuviera junto a Liu Qingge, su esposo, el mundo bien podría volverse loco y a Shen Jiu no le importaría.

Levantó su barbilla, dos pares de ojos encontrándose tan cerca. Un recuerdo apareció, una acción fue imitada.

Shen Jiu junto sus labios en un beso tierno.

—Buenos días, esposo.

Las mejillas adquirieron un tono colorado. En serio, Liu Qingge podía hacerle un millón de cosas indecentes y aún sonrojarse cuando Shen Jiu le mostraba un poco de ternura.

—Esposo...— murmuró.

Parecía perdido, pensativo. Shen Jiu estaba por preguntar qué estaba mal cuando Liu Qingge se levantó apresurado. Sus manos cubriendo su rostro.

Shen Jiu fue sorprendido por el acto brusco y espontáneo. ¿Qué ocurría?

—No cruzamos copas...

Sonaba afligido, Shen Jiu no captó de inmediato. Cuando lo hizo se dio cuenta que tenía razón, un paso de la ceremonia fue omitido.

—¿Importa?— preguntó. A sus ojos, Liu Qingge ya era su esposo.

—Importa— después de todo, él quería hacerlo todo bien.

Shen Jiu suspiró. Él en verdad había conseguido un buen hombre para acompañarse en su vida.

Recordó algo más.

—La cocina...¿todo sigue en su lugar?

Liu Qingge lo miro, con dudas, asintió.

—Bien.

Una botella de vino aún debería estar ahí, en ese caso. Mientras Liu Qingge fue a conseguirla (porque Shen Jiu dudaba poder moverse correctamente aún con su tratamiento por unos minutos), una sonrisa llegó tanto a los labios como a los ojos de Shen Jiu por la historia del frasco.

Liu Qingge no bebía, lo sabía. La primera y única vez que le pidió hacerlo fue rechazado sin consideración; pero ahora estaba  dispuesto a beber con él una copa por su matrimonio.

El mejor hombre, no tenía ninguna duda.

Una vez de vuelta, Shen Jiu y Liu Qingge se enfrentaron cara a cara. Ambas copas fueron servidas.

Sus brazos se entrelazaron, aún sin sus ropas nupciales, el rojo que decoraba toda la casa aún  conseguía brindar la esencia de una boda. Sus vestimentas blancas, en realidad, casi podían interpretarse como sus sentimientos puros.

Bebieron sin derramar una gota, sin apartar su mirar.

—Ahora puedes besarme— invito Shen Jiu.

Y Liu Qingge lo hizo. Sus labios se tocaron, carne sobre carne en adoración.

Este sólo era el prólogo de su historia.

¹Shimu: esposa del maestro.
²Saozi: espos@ del hermano, en español, cuñado.

_______________

Fanarts que Guadix22 hizo de la propuesta de matrimonio 🥺💙💚



¡Me importa un caraaaaaaajo que esto sea OoC!
Lo ame con toda mi alma podrida 😭💖

En serio, super hermosos 😭
Los amo, super mega ultra que los amo juntos 😭💖💖💖

Me costo mucho trabajo terminar este extra...
Fue el más difícil, pero también el más largo.

En serio, sí les gusta, por favor, díganmelo 😍
Los comentarios siempre son muy valorados por mi. Entre la lectura o al final de ella, ¡todos me gustan!

Coméntame qué te pareció este cuento matrimonial 😍😍😍
Qué fue lo mejor del capítulo, qué te pareció la propuesta y la condición, la ceremonia, la narración, el lemon, los detalles más significativos que notaste, no sé, lo más divertido o tierno o sentimental, hasta lo que no te gusto.
Todo lo que pensaste del capítulo, ¡quiero escucharlo!
¡Me ayuda para y motiva a seguir escribiendo! 💖💖💖

Duda: ¿Cuánto tiempo creen que llevan de relación? Sé que yo debería de saber eso, pero no tengo idea •_•

Osea, fue 1 año de cortejo, pero de pareja oficial...¿?
Leí que para una boda china pueden ser años de preparación + el tiempo que llevaban juntos antes.
Al mismo tiempo sí sé que debieron de apresurar todo, porque no iban a esperar años 😂
Pero entonces, ¿cuánto tiempo creen que le haya tomado a Liu Qingge pedirle matrimonio? ¿Y cuánto tardaron Qi Qingqi y Shang Qinghua en armar la boda? 🤔
¿Es importante? Tal vez 😂🤔

¿Saben? Dato curioso:
La declaración del capítulo 1 (principal) fue planeada en la ducha, cuando caen 😂😏🔥
Después lo descarte porque me pareció muy apresurada y poco romántica, y yo quería algo más tierno y que más cosas fuesen dichas 😂💖
Me quedé con una escena en la tina sin utilizar y... Aquí está 😂❤️❤️❤️

Por cierto, respecto al Hard...
¿Percibieron algo..?
No sé sí pude darlo a entender, pero mi finalidad con mostrar tanto Hard en este fic pues era más que morbo 😂

En el capítulo principal fue primerizo, ya ven, eran dos vírgenes 😂
En el extra 2 fue del tipo experimental, como una pareja que recién se va conociendo (lo que eran, pues sólo tenían algo más de un mes de relación, apenas).
Pero aquí trate de mostrar experiencia, porque ellos ya han estado juntos mucho tiempo y saben qué y cómo les gusta.

No sé, sólo otro dato curioso(?

Un detalle que note mientras escribía fue lo de Qi Qingqi 😍
Fue como "vaya, tienen muchas cosas en común. Serían buenos amigos" 😂
#QiQingqiBestFriendDeShenJiu
Porque todos necesitan un amigo además de su novio 😂 Así como Shen Yuan tiene a Avión 😂❤️

Investigue mucho para la ceremonia 😥
Es difícil encontrar información detallada de una boda de otro país, y más de tiempos antiguos 😥
Lo que escribí podría o no ser correcto, como recomendación, no lo usen de ejemplo sí quieren explicar una boda china, chance y me equivoco 😂

Rinoceronte. Pitón. Lunar. Negro 😱

Ignorenme, quería decirlo 😂
Estimando que Luo capturo 200 en una semana aprox., a mí me parece razonable que Liu mate 100 en la misma cantidad de tiempo, ¿a ustedes? 🤔

Cuando escribía sentía que tenía mucho que decir, ahora ya se me olvido casi todo 😂
Espero que todo lo que pensaba y sentía haya quedado bien plasmado y entendido por ustedes con el relato ❤️❤️❤️

El siguiente es el último extra, nos vemos~~

les gustó los invito a dejar una estrella, ¡son más que  bienvenidos! ❤️
También a añadir esta historia a sus listas de lectura y a recomendarla con sus amigos si así gustan *Q*
Si gustan leer más proyectos míos igual pueden seguirme 😍 (especialmente sí te gusta esta pareja, porque uff, que tengo mucho que escribir sobre ellos)
Gracias por leer~ °^°

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