-III-
III-Capítulo Tres: Salida.
Habían pasado varias semanas desde que comencé mi nueva vida, emprendí éste nuevo viaje y tomé un avión para venir a París, a estudiar, a cambiar, a ser una nueva nueva persona, a convertirme en una mejor mujer. A pesar de mis dudas, mis miedos y mis temores, llegué a instalarme perfectamente, e incluso a adaptarme a mi nuevo hogar con tranquilidad, estaba todo en orden: tenía compañeros de clase, compañeros de universidad, un hogar, alimentación balanceada, tiempo para estudiar y todo lo que una chica como yo, por lo menos necesitaba; no llevaba una vida de ensueño, pues no me bajaba el dinero del cielo, sino que gozaba de una beca que me permitía dinero cada semana para vivir una vida, al menos no sobrevivía. Era miércoles, sería un día largo, tenía clases de todas las materias. Seguí mi mañana como siempre, con normalidad, mi primera clase se presentó rápidamente; Annelise, me propuso ir de compras esa tarde, le expuse que si no le importaba que llevara a otra chica, y ella me respondió que no le incomodaría, así que iríamos en la tarde tres chicas al centro comercial.
Al salir a la primera hora libre, Annalise se fue a comprar su desayuno, mientras esperaba en un banco con vista hacia el patio, donde jugaban fútbol los chicos de Medicina II Semestre. En ese momento, Matías se sentó junto a mí.
-¡Hola Génesis!- Exclamó con alegría, me sonrió al final. Su júbilo era contagioso, por lo tanto sonreí con verdadera emoción acumulada en el pecho.
-¡Hola Matías! ¿Qué tal? –Articulé. Lo miré directamente a los ojos, ese par de pupilas dilatadas. La manera que le daba el sol le proporcionaba que le brillaran, no sé si era la emoción o simplemente causa de la naturaleza.
-Todo bien. ¿Tú?- Indicó sin quitar su sonrisa de los labios.
-Chévere. –Respondí a secas. Intentaba no dar respuestas cortas, porque podría parecer que no estaba muy interesada en continuar la conversación.
-¿Quieres salir hoy?- Interrogó. Me pareció que su semblante sonriente cambió drásticamente a uno de seriedad.
-Oye... tenía planeado salir con una amiga. –Manifesté con sinceridad.
-Bueno... piénsatelo y escríbeme a éste número. –Pronunció rápidamente. Daniela llegó de inmediato, diciéndole que se fuera que tenían una reunión de su clase. Me pareció que estaba celosa, sin importarme mucho eso, la invité a ir de compras en la tarde con Annelise, felizmente aceptó.
La mañana se pasó sin mayor contratiempo, más se transitó entre clases, exámenes, explicaciones teóricas. Cuando se terminaron las clases, debí esperar unos minutos a Annelise que debía ir al baño, también a Daniela que salía cinco minutos después de nosotras.
Finalmente aparecieron las chicas, nos fuimos en mi auto, escuchando nuestra banda favorita, One Direction, hablábamos acerca de la moda actual. Me guié por el GPS para llegar a un centro comercial; aparcamos en un puesto libre, y caminamos acercándonos a la entrada, adentro ellas decidieron comprar algunos caprichos. Yo decidí aguardar mi tarjeta, pues era peligroso no tener dinero. Mientras comíamos un helado, decidí mandarle un mensaje a Matías, quería salir con él, había algo que me motivaba a conocerlo.
Guardé el número de teléfono de Matías, seguidamente le envié el primer mensaje:
<< ¡Buenas tardes! Soy Génesis. Hoy si puedo salir. >> Génesis. 15:12 pm.
Escribí el mensaje, mandé el texto, en unos minutos mi celular mencionaba que estaba descargándose, quería enojarme, pero las chicas lo notarían.
Después de haber pasado un buen rato con las chicas, las debía llevar a sus casas. Volví a casa con lentitud, el tráfico por suerte no estaba pesado. Apenas entrar abandoné el bolso, el abrigo, me despojé del vestuario que llevé todo el día, me metí a la ducha para refrescarme.
Duré aproximadamente treinta minutos en la ducha, salí envuelta en varias toallas, me coloqué un poco de loción con aroma a fresas y instalé a cargar el celular, necesitaba recibir una respuesta de Matías.
<< ¡Vale, nena! Nos vemos en Cars Prims, donde nos conocimos. Allí te paso a recoger. >>–Matías. 16:19 pm.
Salté en la cama porque nos veríamos, parecía una niña. Busqué en mi closet un atuendo adecuado, finalmente me decidí por un vestido de Berska hasta las rodillas, en color perla, opté por utilizar un collar con mi nombre, unas pulseras de plata, mis tres anillos de oro con la frase: love is infinity, mi cartera de Berska. Me maquillé un poco y decidí escribirle un mensaje para hacerle saber que estaba lista, saldría de casa, tardaría unos veinte minutos en llegar al lugar pautado.
<< Estoy saliendo. ¡Nos vemos! >> Génesis.
Pedí un taxi, tardó cinco minutos en venir por mí. En el camino a la calle donde nos conocimos, por una extraña razón sentía las manos frías, tenía nervios, no me comprendía. Nos tardamos veinte minutos en llegar a la bendita calle, el taxista me dejó. Esperé cinco minutos, ningún auto aparecía, todos los chicos me miraban y mis mejillas solo se ponían rosadas.
-Hola, señorita ¿A quién espera?- Preguntó una voz conocida. Allí fue cuando lo vi, lucía más guapo de lo normal, me ofreció su brazo, pero lo negué. Abrió la puerta de su auto, y yo entré
-¡Te ves hermosa!- Soltó y yo asentí, puso la radio y sonó: "History" de One Direction. Suspiré con pesar. Por lo menos, una canción para relajarme, pensé.
Llegamos a lo que se suponía era un restaurant, parecía de clase alta. Una vez más, me abrió la puerta. Salí independiente, no le tomé el brazo, ni la mano, cada uno caminó por su lado hacia la entrada del establecimiento, allí nos ubicamos en una mesa para dos, pedimos helado de chocolate para ambos, y empezamos a hablar trivialidades.
-¿Qué te llevó a tomar la decisión de estudiar Medicina?-Interrogó. Depositó toda su atención en mí, me sentí incomoda.
-Sólo quería averiguar, investigar, ayudar. –Expliqué. -¿A ti que te motivó a elegir Contabilidad?- Pregunté.
-Sólo quería siempre liderar, trabajar en equipo, planear y me gustan los números. –Expuso.
-¿Naciste en París?- Investigué. No parecía, pero tenía esa duda.
-No. Mi madre es española, mi padre un irlandés. –Indica. -¿tus padres que nacionalidad son?- Sondeó con curiosidad.
-No conocí a mis padres. Vengo de España, estuve dieciocho años en un orfanato, me dieron la oportunidad de gozar de una beca en la universidad en el ámbito que gustara. –Expliqué detalladamente.
-Un pasado fuerte, amiga. –Se compadeció. -¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?-Inquirió, cambiando de tema.
-Escuchar música clásica, ver películas de acción, misterio. –Respondo su duda. -¿A ti?- Indago.
-Me encanta jugar fútbol, soy amante de los perros y adoro la cocina. –Reconoce. Sonríe nuevamente y me contagia.
Terminamos el helado, reviso la hora en mi teléfono y veo que nos pasamos mucho tiempo entretenidos, se nos pasaron las horas muy rápido, todos en el restaurante se han ido, sólo esperan por nosotros.
-Se nos han pasado las horas muy rápido. –Admito. Él sonríe.
Volvemos al auto, escuchamos música de Ed Sheeran, un disco completo de él, me tranquiliza. Doy la dirección de mi nuevo hogar a Matías, él maneja con calma por las carreteras que están desoladas. El camino a casa es silencio, porque no pronunciamos ningún tiempo de palabra, solamente le indico por donde debe ir.
Finalmente en la recepción del conjunto residencial donde vivo, nos despedimos, él se acerca para depositar un beso en mi mejilla, me sonríe y le agradezco por la amena velada que vivimos.
Entro a casa totalmente feliz, no podía recibir más satisfacción. Me despojo de mis prendas, cepillo mis dientes y me recuesto a descansar en mi cama.
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