Adora había despertado abrazada a Catra, su sueño había sido profundo y reparador. Algo avergonzada por demostrar tanto apego hacia la súcubo, se levantó con cautela para no despertarla e ir a buscar algo de comida. Se encaminó al río, donde se acercó para lavarse la cara, pero fue empujada de improviso por Catra, quedando empapada.
La demonio se rio a carcajadas por su hazaña, sin embargo, Adora se levantó con rapidez, se abalanzó sobre ella, y tomándola de la cintura, la lanzó al agua. Su rostro era algo diabólico incluso para la demonio, se había enojado.
—Catra, tengo que reunirme en un par de horas con Scorpia, y ahora toda mi ropa está mojada. Te has ganado un castigo.
La súcubo tragó saliva, Adora estaba muy seria. Salió del agua, lo más sensualmente que pudo, buscando distraerla. Para su sorpresa funcionó, la rubia no podía dejar de mirar su cuerpo mojado, se veía bastante atractiva. Pero supo de inmediato lo que estaba intentando hacer Catra. La abrazó por la cintura atrayéndola hacia sí, sujetando con una mano su mentón, alzando su rostro para que la mirara.
—No te salvarás de tu castigo hagas lo que hagas — le dijo inclinándose hacia la boca de la súcubo, pero sólo la rozó, no la besó. La soltó, luego se puso a caminar despreocupadamente, descolocando a Catra, que luego reaccionó con molestia.
Tal como había anunciado Adora, luego de unas horas se reunieron con Scorpia, en la choza de Perfuma, quien no estaba presente.
—Ya he tomado una decisión —anunció Scorpia. Adora asintió, esperando con paciencia. Notó que miraban sus ropas aún mojadas, y maldijo internamente a Catra.
—Recuperaré el honor de mi familia, que es proteger el pueblo de Frightzone. Y aceptaré tu ayuda gustosa, caza demonio. Perfuma me habló de ti, tu reputación te precede. Pero antes, me gustaría saber tus motivaciones reales para ayudarme, ya que si vamos a trabajar como aliadas, debemos confiar la una en la otra.
Adora sonrió ante la ingenuidad de Scorpia, pero decidió responderle con sinceridad.
—Quiero darle una lección a esa reina engreída, para que nunca más olvide que no debe meterse con Adora Grayskull. Además, conozco a alguien que podrá ayudarte a recuperar tu territorio a la fuerza si es necesario.
—Oh, ¿quién podría ser? —preguntó con genuina curiosidad Scorpia.
—Tu prima, Entrapta.
Scorpia parecía bastante sorprendida con aquella información. No sabía que su prima había sobrevivido, pero tampoco recordaba a ciencia cierta si estaba en el castillo la noche que fue atacado. Adora sonrió con satisfacción, pensando que si quería, podría destruir reinos enteros con todo lo que sabía de aquel vasto mundo.
—Así es, le haremos una visita sorpresa, pero debemos ser discretas. Luego de llegar a un acuerdo con Entrapta, iremos al Festival de la Primavera de Brightmoon, y esa será tu primera presentación a la corte de la reina Glimmer.
Scorpia asintió, y estuvieron varias horas hablando de la estrategia que había planeado Adora, cómo utilizar el apoyo de Perfuma y de su prima Entrapta. Era un plan que abarcaba varias aristas, incluyendo el trabajo sucio que tendría que realizar la caza demonio.
Scorpia estaba, muy a su pesar, bastante entusiasmada con el plan, porque consideraba que podrían tener éxito, pero le causaba cierta culpa abandonar a la gente que la había cuidado todos esos años. Pero su deber era proteger Frightzone, ese era su destino, y debía entregarse a él.
Adora estaba bastante satisfecha, acordaron partir al amanecer al castillo sombrío de Entrapta. Así que se devolvió a su choza, donde seguramente Catra seguía esperando, lo que hizo reír con malicia. Aquella súcubo realmente sacaba un lado de ella misma que ni siquiera conocía.
Hacía mucho tiempo que no ponía en práctica sus lecciones de bondage que su vieja amiga Huntara le había enseñado. Por un momento pensó que había olvidado cómo se hacía, pero le resultó bastante fácil hacer el arnés de cuerdas para restringir los movimientos de Catra.
Sólo pensar en verla nuevamente así, desnuda, con nada más que cuerdas vistiendo su piel, le excitaba tanto que se relamía los labios, le costaba trabajo mantener la compostura, así que caminó lo más rápido que pudo, evitando a los aldeanos.
Cuando llegó, lo primero que sintió fue el fuerte olor de excitación de Catra, le gustaba ser recibida de esa manera.
—¡Adora! ¿Dónde te habías metido? ¡Cualquiera podría haber entrado y haberme visto así con todo lo que te demoraste!
—¡Silencio! Te advertí que serías castigada. No quieras hacerte la enojada conmigo, Catra, puedo oler lo mucho que te gusta estar así desde aquí.
La súcubo tragó saliva, se removió levemente, estar en la misma posición tantas horas comenzaba a incomodarle, pero la actitud dominante de Adora la mantenía expectante por lo que fuera a suceder. Se mordió el labio superior con impaciencia, quería que Adora la tocara, que la hiciera suya.
La caza demonio se acercó lentamente, pero primero encendió el fuego en el centro de la choza, la luz del día estaba desapareciendo y no quería perderse ningún detalle del hermoso cuerpo de Catra. Se quitó su chaqueta, y se arremangó las mangas para tener más libertad de movimiento en los brazos.
—Te traje un pequeño presente —extrajo una fusta pequeña— lo conseguí de camino aquí. Tuve que visitar un negocio dedicado a los forasteros. Todos me miraban con desprecio cuando preguntaba por la fusta. Al parecer aquí no usan fustas en los caballos.
Catra observaba atentamente a Adora, quien se acercó hasta estar frente a ella, agachándose para quedar a su altura, ya que estaba sentada sobre una manta, y no podía moverse gracias al dichoso arnés de cuerdas. La súcubo sabía por la mirada de la rubia, que la deseaba, Adora era incapaz de fijar sus ojos, la ojeaba de arriba hacia abajo.
Sus manos jugueteaban con la fusta, hasta que con la punta hizo círculos alrededor de los pezones de la súcubo. Estar en cuclillas podía ser cansador para cualquiera, pero no para la demonio, y eso le encantaba a Adora, sentía que no tenía que limitarse con Catra.
Sin previo aviso, Adora tomó del mentón a Catra para devorarle la boca. Sus lenguas se movían en un ritmo frenético, ambas querían más. La rubia se separó mirando fijamente los ojos de la súcubo, en aquella mirada refulgía un deseo intenso.
Adora se levantó, y comenzó a caminar rodeando a la súcubo, decidió que cambiaría el arnés de forma que no inmovilizara las piernas de Catra. Comenzó a desatarla lentamente a propósito, cada vez que rozaba la piel de Catra notaba que estaba ardiendo.
—Siéntate aquí, y pon tus brazos atrás —le ordenó, señalando la cama.
La volvió a amarrar, y cada vez que apretaba la cuerda, Catra gemía levemente, lo que provocaba aún más la creciente lujuria de Adora.
—Ahora que estás lista, me sentaré, y tú te pondrás sobre mis piernas, así podré castigarte adecuadamente.
La súcubo sólo asintió con la cabeza e hizo lo que le pidieron. Completamente vulnerable, sin poder mover sus brazos debido a las cuerdas, se apoyó en la cama, de forma que su trasero quedara justamente sobre las piernas de Adora, quien sonreía placenteramente.
La caza demonio poseía manos grandes, ese no era un secreto para nadie, y era una de las cualidades que más le gustaba a Catra. Alzó una mano, y la dejó caer sobre el trasero de la súcubo, el cual emitió un sonido encantador, según le pareció a la rubia. Luego lo hizo otra vez, la piel enrojeció levemente. Entonces, comenzó a palmear el trasero de Catra en un ritmo constante, ligeramente más fuerte, hasta que consiguió que la súcubo gimiera.
Adora notó que gracias a sus manos no pasaría mucho tiempo para que la piel de Catra enrojeciera, y así fue. Se detuvo, admirando esa espalda adornada por esa cuerda, su piel brillaba por el sudor, a diferencia del rubor que mostraba su trasero. Lo pellizcó, y Catra gimió, estaba muy sensible debido a las nalgadas que le habían dado.
La rubia sonrió, y con una mano tocó la cara interna de sus muslos, se había escurrido la humedad de su sexo. Se llevó los dedos a la boca, saboreando con placer ese líquido proveniente de la excitación de la demonio.
Con un par de dedos, se introdujo en el interior de Catra, estaba apretado y húmedo, la súcubo jadeó por la repentina intromisión. Adora sacó sus dedos, sólo para volver a saborearlos, le gustaba cómo sabía Catra, tal vez le gustaba demasiado.
—Levántate.
La súcubo se levantó con cierta dificultad, la piel aún le escocía. Cuando estuvo de pie, Adora la giró y la empujó a la cama, donde quedó tirada boca abajo. Se inclinó hacia ella, y la tiró de su cola, hacia arriba, de forma que se pusiera de rodillas y empinara su trasero.
Entonces la rubia agarró la fusta, y le dio 20 azotes en uno de sus muslos. Luego la recompensó lamiendo su húmedo sexo, introduciendo su lengua, moviéndose en su interior, mientras la sujetaba por la cola, para que no se moviera. Estuvo un rato así, pero luego fue el turno de la otra pierna, donde recibió otra veintena de azotes.
Antes de recompensarla, se tomó unos segundos para admirar la vista.
—Me encanta esta vista Catra, te ves tan bien, tan mojada.
—Adora, por favor...
La rubia entonces agarró por la cintura a la súcubo y la volteó. Aquellas cuerdas levantaban muy bien los pechos de Catra. Vio el rostro de la súcubo, parecía perdida en el deseo. Sonrió satisfecha, y sin dejar de mirarla a los ojos, se dirigió a su entrepierna, donde se regodeó en humedad, lamiendo como si de un elixir se tratase.
Usó sus dedos, dos no fueron suficientes, sólo su pulgar quedó fuera. Movió su mano en un ritmo frenético, mientras que su lengua estimulaba su clítoris, lo que hacía difícil para Catra mantener sus caderas quietas, y sus gemidos eran cada vez más altos, para la satisfacción de Adora.
Finalmente la súcubo alcanzó el clímax, que se vio reflejado en los jugos extras que liberó su sexo en la boca de Adora. La rubia se apartó luego de beberlo todo, notó que Catra intentaba calmar su respiración, era la primera vez que notaba que estaba cansada. Así que se dispuso a desatarla, a medida que las cuerdas desaparecían, Adora acariciaba con mesura la piel de la súcubo, lo que le producía un cosquilleo agradable a Catra.
—Creo que deberías descansar Catra, mañana partiremos al amanecer.
Adora comenzó a desnudarse, como era su costumbre al dormir.
—Si quieres que duerma, ¿por qué te desnudas?
—Siempre duermo así, Catra. Ven aquí, dormirás en mis brazos.
La súcubo la miró extrañada, recién la había estado castigando, y ahora la quería abrazar, era raro. Pero de todas maneras se acostó y abrazó a Adora, apoyándose en su hombro y entrelazando su pierna entre las de la rubia.
—Creo que me dejé llevar un poco —soltó Adora— pero de verdad despiertas una mezcla de sentimientos en mí, Catra.
Lanzó un largo suspiro, pero por suerte para Catra, no siguió hablando. Ella aún no sabía explicar lo que le producía Adora como para responderle alguna cosa. Pero en vez de pensar sobre el tema, prefirió dormirse, al igual que Adora.
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Nota de la autora: Me costó escribir este capítulo, porque a pesar de que es muy sensual también quiero que se entienda que lo que sienten Adora y Catra no es sólo calentura xD En fin, la hipotenusa, si les gustó el capítulo no olviden dejar su estrellita :3 Nos leemos a la próxima.
PD: La imagen que puse en el multimedia no tiene nada que ver con el capítulo, pero de ahora en adelante sólo pondré fanarts random porque difícil que encuentre algo tan específico xd
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