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Capítulo 13

28/3/2023
Hoy cumplía mi primer año con Charlie. Mi primer año aguantando sus locuras. Un año lleno de lecciones para aprender a perdonar y dejar las cosas atrás, un año de lecciones para que ella aumentara su autoestima y se sintiera poderosa, porque lo es.

Me tomó mucho tiempo entender lo que significa perdonar. Siempre me pregunté como se podría perdonar a alguien que te hizo tanto daño. Pero después de una gran búsqueda de conciencia y escuchar unos cuantos sermones de mi novia, comprendí que no se trataba de excusar su comportamiento, se trata de dejarlo ir y evitar que sus acciones destruyan un corazón. No podía seguir viviendo pensando en que algún día alguien me volvería a traicionar como lo hizo aquella chica, debía volver a tener ilusión, debía volver a creer en las personas y finalmente lo he logrado.

Charlie me mostró que no sirve de nada ser la mejor persona del mundo si tú mismo no te crees importante. Ella siempre creyó que su existencia en este planeta era insignificante y que si algún día llegaba a faltar nadie se inmunitaria. A mí me importaba, pero ella no lo alcanzaba a ver, tal vez es porque yo no era muy bueno dejándoselo saber. Vi un gran vacío en su alma y ella lo vio en la mía, eso fue lo que nos hizo unirnos y funcionar tan bien como lo hicimos.

El pasado fin de año lo pasé con la familia de Charlie, finalmente había conocido a su padre y mi relación con sus hermanos había mejorado notablemente. Clave y yo pasamos gran parte del día jugando videojuegos, toda la cena escuché a Charlotte hablando sobre ropa sin quejarme, un gran logro debo admitir, y la Sra. Duncan era un amor intentando darme comida cada vez que podía. Él Sr. Duncan ya no era tan amable como su mujer, pasó gran parte de la noche discriminándome por mi trabajo y mi poca ganancia, no quería buscar problemas y ponerme en peor situación con respecto a él así que aguanté todo lo que tuvo que decir, después de eso toda la familia restante se disculpó conmigo incontables veces.

Charlie había preparado todo un día para nosotros dos pero no contábamos con que se pasaría todo el día lloviendo como si no hubiera un mañana. Ya era casi media noche y seguíamos encerrados en mi departamento, al menos estaba de nuestra parte que Owen se pasó la noche en casa de Hana y le cogió la lluvia ahí, por tanto el apartamento era solo para nosotros.

Tomé el control remoto y fijé mi vista en el televisor hasta que escuché unos pasos. Giré mi rostro y me encontré con mi novia viniendo hacia mí de la cocina con un vaso en su mano, supongo que será el helado que dijo que buscaría

—¿Sabes? Ecuador tiene el mejor chocolate del mundo—habló sentándose a mi lado mientras llevaba la cuchara hacia su boca.

—¿Y por qué me lo dices?—pregunté cambiando el canal.

—Solo te lo di como dato curioso—la miré frunciendo el ceño.

—¿Estás tratando de darme una indirecta? Porque si es así no la estoy captando—volví a mirar el televisor.

—No es una indirecta, solo es información...—la interrumpí.

—Información innecesaria. ¿Estás tratando de decirme que te compre chocolate ecuatoriano?—enarqué una ceja y ella comenzó a reír.

—¿Qué? No estoy tratando nada—giré mi rostro para sonreírle.

—Has cambiado mucho. Ya ni tartamudeas.

—He madurado—habla con orgullo volviendo a tomar de su helado.

—Gracias a mí—suelto una carcajada.

—¡No lo fue!—chilla—. Lo hice porque me tocaba hacerlo.

Guardé silencio unos segundos antes de volver a hablar.

—¿Segura de que no tratabas que te comprara chocolate ecuatoriano?—comienza a reír nuevamente negando con la cabeza y deja un beso rápido sobre mis labios.

—Segura—fijó su vista en algún lado y la seguí, estaba mirando la ventana.

—¿Qué miras?—pregunté tomando su mano.

—La lluvia—susurra—, tranquiliza mucho—me mira sonriendo—. Siempre preferí la lluvia antes que un día soleado.

—¿Cómo a alguien tan alegre le puede gustar tanto algo tan deprimente?—solté una carcajada y ella subió sus hombros restándole importancia, apartó su mano de la mía para seguir tomando del contenido del vaso.

—El día que me enteré que estaba enferma estaba muy soleado—comenzó a hablar y me sorprendí. A pesar de este tiempo jamás habíamos hablado sobre como se enteró, si tuvimos charlas sobre sus síntomas, sus visitas al médico que incluso la acompañe unas cuantas veces, pero jamás sobre esa primera visita al hospital—. No comprendía como el mundo podía estar feliz cuando estaba pasando algo tan malo en mi vida. Pasé días deprimida, sin querer salir de mi habitación, sin hablar con mi familia. Luego de dos semanas desperté una mañana y vi la lluvia caer sobre mi ventana, me relajó tanto que decidí salir y hablar con mis hermanos. Clave tuvo la gran idea de ir a jugar un poco bajo la lluvia, siempre hemos tenido espíritu de niños pequeños. Ese día fue uno de los más felices de mi vida—sonríe con tristeza, llevé mi mano a su barbilla para girar su rostro y verla a los ojos—. La lluvia se volvió importante para mí y siempre ha sido mi mejor calmante.

Sonreí y acerqué mi rostro al de ella para dejar un beso sobre sus labios. Me separé y la vi sonriendo con más alegría.

—Gracias por escucharme—asentí.

—Para eso tengo orejas—ríe y me vuelve a besar pero esta vez fue más largo y con más deseos.

4/7/2023
—¡Tú!—llamé a Charlie al verla entrar a la habitación y me miró con el entrecejo fruncido.

—¿Qué sucede?—camina hacia mí y le sonrío. Ella acababa de salir del baño, lleva puesta una toalla alrededor de su cuerpo y verme preparando una maleta con mi ropa no es algo muy normal.

—Nos vamos de viaje—se acerca a mí hasta quedar a pocos centímetros de distancia y mira el interior de la maleta.

—¿Te volviste loco? Lo sabía, Owen me lo advirtió y no le creí—fue hacia mi clóset para sacar algo de su ropa.

—No estoy loco. ¿No querías ir al país del mejor chocolate del mundo?—le pregunté y ella se giró rápidamente.

—No juegues así conmigo, Kyle—me señaló con su dedo índice.

—Desde que comencé a trabajar estuve reuniendo algo de dinero y hace unos meses me diste una idea de cómo gastarlo—le sonreí.

—Kyle no, no gastes tu dinero en mí.

—Honey—caminé hacia ella y tomé sus manos—, lo hago con gusto. Ya hablé con tus padres, tengo los boletos de avión, nos vamos a Suecia—solté sus manos y volví a centrar mi vista en la maleta.

—¿Suecia? Dije que el mejor chocolate estaba en Ecuador—suelta una risa nerviosa.

—Charlie, tampoco te creas que eres tan importante. Suecia tiene el segundo mejor—sonreí burlón sin que ella me viera.

—¿Algún día demostrarás que te importo sin escusas o sin restarle importancia a tus acciones?—pregunta y niego con la cabeza.

—No te lo mereces—miento y ella ríe.

—¡Nos vamos a Suecia!—grita y siento como se engancha de mi espalda—. ¡Te amo!.

—Te amo, nunca amé a nadie como te amo a ti—volví a mentir.

La verdad es que jamás había amado a nadie. Todo nació bajo ese árbol. Con nosotros dos.

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—Aún no me creo que tuvieras hasta mi maleta preparada—me dijo mientras salíamos del aeropuerto.

—Soy el mejor planeado cosas—hablé con superioridad.

—No, no lo eres. Dime quién te ayudó—me mira frunciendo el entrecejo.

—Vale, fue Hana—ella sonríe—. Y no se por que algo me dice que no debería haberte dicho eso—ríe y besa mis labios rápidamente.

Tomamos un taxi y luego de unos minutos mirando por la ventana las increíbles calles de Estocolmo. Estaba agotado por el viaje de 11 horas, pensé dormir un poco hasta que Charlie decide romper el silencio.

—Tengo un mapa donde marqué cada tienda donde venden chocolate, debemos ir a cada una—saca el panfleto de su bolso y la miré asustado.

—¿Dónde tomaste ese mapa?—pregunté —. Te enteraste de este viaje casi subiendo al avión.

—Me lo dieron en el aeropuerto. Mientras buscabas nuestros maletines andube un poco por google y marqué cada lugar que merece la pena ser visitado.

—Solo tenemos tres días—le aclaré.

—Pues más te vale caminar y comer rápido—me señala frunciendo el entrecejo y giro los ojos—. No me revires los ojos, jovencito—le robo un beso y desaparecen esas arrugas entre sus cejas para que salieran las de bajo sus ojos y alrededor de su boca por la gran sonrisa que tenía—. Amo esto—susurra y vuelvo a besarla.

6/7/2023
—¿Kyle, no piensas salir?—escuché la voz de Charlie al otro lado de la puerta, terminé de lavar mis manos y salí del baño cerrando la puerta tras de mí.

—Honey, ¿debo ir obligatoriamente contigo?—hice un puchero y ella me miró mal.

—Solo llevas un día comiendo chocolate y ya tienes mal de estómago. No entiendo como no puedes soportar comer algo tan increíble. ¡Es solo un día!—grita y me crucé de brazos.

—No soy un barril sin fondo, Charlie—protesté—. No soy como tú.

—¡Debes aguantar!—chilla—. Irás conmigo.—se cruza de brazos ella también.

—¿Y si me siento mal?.

—Hay baños en las tiendas—habla como si fuera obvio.

—¡No iré a hacer mis necesidades en baños públicos!—protesté y caminé hacia la cama.

—Que fino el niño—me giré y la miré mal. Ella comienza a reír de repente y enarqué una ceja.

—¿Qué te pasa ahora?—pregunté serio y ella camina hacia mí.

—De todas nuestras discusiones, esta es la que más enojada me ha puesto—ríe y me roba un beso.

—¡No es mi culpa que mi sistema digestivo sea una mierda!—señalo mi barriga y ella vuele a reír.

—Lo sé, tranquilo, podemos quedarnos hoy aquí—niego rápido con la cabeza.

—Solo dame una hora para reponerme y nos vamos a seguir tu cata de chocolates—sonríe y vuelvo a ir al baño.

El resto del viaje fue increíble, pude convencer a Charlie de que nuestro último día debiamos conocer más lugares, no solo tiendas de dulces. Como siempre, pasar tiempo con ella solo me hacía darme cuenta de lo increíble que era mi novia. Cada vez que tomaba mi celular y ella estaba frente a mí salía con unas fotos demasiado hermosas, su sonrisa, sus ojos, su cabello que se mueve con el mínimo movimiento, me podía considerar un acosador, su acosador.

14/12/2023
—¿Lista?—pregunté cuando abrió los ojos y se acomodó sobre el asiento.

—Creo que no estoy preparada para esto—suelta una risa nerviosa.

—Si no lo quieres hacer, solo dilo. No creo que se enojen por esto.

—Si, si lo harán—me mira y luego al hombre que tenía el aparato en su mano—. ¿Dolerá?.

—Será como un pequeño pinchazo, pero que se repite unas cuantas veces—responde sonriente y caminé hacia ella para tomar su mano.

—Honey, puedes aguantar.

—No creo—me mira aterrada—. Bueno, ellos lo hicieron. Yo debo hacerlo—asentí y el hombre encendió el aparato para acercar la aguja al brazo de mi novia—. ¡No, no puedo hacerlo!—grita de repente apartando la mano y aguanto las ganas de reír al ver la cara de enojo del tatuador.

Charlie había quedado con sus hermanos en hacerse los tres el mismo tatuaje. Era algo pequeño, una D diminuta en su muñeca, pero ella tenía miedo. Algo raro para alguien que ha tenido muchos encuentros con agujas.

—Vale, yo me haré algo si tú te lo haces—dije y ella abrió los ojos a más no poder.

—No lo harás, odias los tatuajes—subí mis hombros restándole importancia.

Nunca comprendí esa necesidad de marcarse la piel con tinta. Las marcas en la piel vienen de nacimiento no tienes por que tener un ave en tu pecho pero bueno, cada loco con sus locuras.

—Lo haré, no tiene que ser algo gigante—dije sonriendo—. Señor, muéstreme el catálogo—el asiente y se fue a buscar los álbumes con fotos de tatuajes—. ¿Qué te parece un dragón en mi hombro y la cola por todo mi brazo?—ella ríe.

—No lo harás y no se discutirá más éste tema—se puso seria y sonreí.

—Levanta el trasero de esa silla, es mi puesto—la jalé de la mano y me senté donde segundos antes estaba ella.

—Kyle, no estoy jugando.

—Yo tampoco—el tatuador puso el catálogo sobre mis piernas y comencé a hojearlo—. Creo que ya se que me haré—sonrío pícaro mirando a Charlie y ella solo me regaló el desprecio con el que me miró—. No te pongas así, lo hago porque quiero.

—Lo haces para ayudarme.

—Porque quiero—volví a repetir y ella asintió cruzándose de brazos. Le dije al tatuador en un susurro lo que quería y él asintió en respuesta. Levanté mi pantalón dejando a la vista la parte de mi tobillo y el comenzó a acercar el aparato—. ¿No me darás la mano?—hace una mueca con los labios y camina hacia mí —. Pero no mires, mírame mejor a mí—ella asiente y tomé su mano. En todo el tiempo no permití que agachara la mirada. Me la mantuve contemplando sus lindos ojos para soportar el dolor.

—Listo—habló el hombre y le sonreí a mi novia. Ambos miramos a la vez lo que estaba ahora escrito sobre mi tobillo.

—Honey—leyó en un susurro y la miré para darme cuenta de como sus ojos comenzaban a cristalizarse—. ¿Es real?—solloza y asiento.

—¿No viste que me lo acabo de hacer?—pregunto riendo del nerviosismo. ¿Y si pensaba que era un intenso haciendo esto?. Dejó salir las lágrimas—. ¿Hice algo mal?—pregunté preocupado y ella negó rápido con la cabeza dejando salir más las gotas de sus ojos.

—Todo lo que haces es perfecto—susurra y me abraza dejando su cabeza entre mi cuello.

—Es porque amo mucho la miel, no se lo digas a nadie—y como siempre que hacia algo lindo rebajaba la importancia que ella tenía para mí. ¿Por qué no puedo callar? Aunque bueno, ¿se entiende que ella es mi miel? —. Te amo—susurré para que solo ella me escuchara y tratar de reparar mi mala indirecta.

—Yo más.

—Imposible—dije seguro de mis palabras y la alejo un poco para poder besar sus labios—. ¿Y bien?—pregunto riendo—. ¿Lista para esa pequeña D?—ella asiente riendo y con mis manos limpio el rastro de agua de su rostro.

28/3/2024
Dos años...dos años, es rápido pero estoy listo. ¿Lo estoy?. Definitivamente lo estoy. Solté un suspiro y Hana comenzó a reír.

—Relájate hombre, no morirás.

—¿Segura que no me meterán preso por irrumpir en propiedad privada?—le pregunté y vuelve a reír.

—Segurísima, hablé con el decano—asentí y me despedí de ella para caminar hacia mi auto donde me esperaba Charlie.

—Son las 11 de la noche, ¿a dónde vamos?—pregunta una vez entré al auto.

—Es una sorpresa. Mientras te dejaré escuchar toda la discografía de Justin Bieber.

—¡Si!—celebra y anda en el reproductor de música para poner lo que quería.

Mientras llegábamos al lugar las manos me comenzaron a sudar y seque cada una en mi pantalón sin dejar el volante.

—¿Qué hacemos aquí?—pregunta y giré mi rostro unos segundos para ver el suyo y luego volver mi vista al estacionamiento.

—Una escapada romántica—respondí.

—Nos pueden meter presos—informó como si no lo supiera ya.

—No lo harán—apague el auto y salí de el seguido de Charlie.

—Yo aún estudio aquí, me pueden regañar—tomé su mano y nos dirigimos a la parte trasera de la Universidad. Toda esta estaba cercada con una valla de metal.

—Vamos, crúzala. Yo te ayudo.

—Kyle, no lo haré—me mira como si estuviera loco.

—No seas quejica y sube.

—Juro que si nos ven te voy a matar y cortar en trocitos—me amenaza señalándome con su dedo.

—Muy bonita amenaza. Ahora sube—demandé y ella hace lo que le digo, la seguí y al estar en la cima me miró abriendo los ojos casi saliéndose de su órbita.

—Me voy a caer—dijo y solté una carcajada.

—No lo harás. Primero bajaré yo y luego te ayudo—ella asiente y hago lo que le dije. Cuando la iba a atrapar me comienza a sonar el celular y me alejo de ella—. Aún no lo he hecho Hana.

—Perdón, perdón. Suerte—iba a contestarle cuando sentí un estruendo en el suelo, me giré y me encontré con Charlie sentada en el suelo y sobándose su trasero.

—¿Qué sucedió?—caminé hacia ella y aguanté las ganas de reír.

—Tú estás muerto.

—Muchas amenazas en una noche—la ayudé a levantarse y caminamos de la mano hacia el único árbol del lugar.

—No entiendo que hacemos aquí—habla y se sienta en el suelo arrecostando su espalda en el tronco. Imito su acción.

—Cumplimos dos años juntos, quería traerte a un lugar bonito—le sonrío y ella niega con la cabeza.

—Me llevaste a Suecia hace menos de un año y te tatuaste mi apodo en tu tobillo, creo que ya has hecho suficiente para impresionarme—sonríe.

—Esta vez es diferente—ella frunce el entrecejo—. Le agradezco a Dios cada día por haberte puesto en esa banca—señalé el asiento—. Amo verte sonreír— ella aumenta su sonrisa—y odio cerrar los ojos porque hasta dormido te extraño, por eso necesito ver cada mañana tus ojitos color café recién hecho. Sabes que no soy una persona romántica...—ella me interrumpe.

—Lo estás haciendo bastante bien—ríe y le doy un beso en la frente.

—¿Quieres casarte conmigo?—me puse serio y ella imitó mi acción—. No pienso excusarme, ni menospreciar mis acciones, quiero que te sientas importante porque lo eres. Eres tan importante en mi vida que tengo miedo de que algún día te vayas y mi única opción sea tirarme frente a un tren para detener el sufrimiento.

—Kyle solo llevamos dos años de noviazgo y ...estoy enferma—dijo lo último en un susurro—. En cualquier momento puedo entrar en un estado de coma o simplemente cerrar los ojos y jamás volverlos a abrir.

—¿Entonces que esperas para ser feliz?, tenemos amor, tenemos historia. Y todavía tenemos tiempo, y ese tiempo se está acabando tan rápido—tomé sus manos —. Honey, cada segundo que esperas es un segundo que no volverá. Entonces ¿cuantos segundos más de esta corta y loca vida tengo que esperar para que digas sí?.

—Uno—ríe y se lanza encima de mí haciéndonos caer al suelo. La separé rápidamente y me miró asustada—. ¿Qué sucede?.

—Se me cayó el anillo—abrió los ojos lo más que pudo y se levantó del suelo para comenzar a buscar en la hierba. Comencé a reír y ella me mira subiendo una ceja.

—¿Ahora qué?—pregunta y se cruza de brazos. Me agaché y tomé el anillo que estaba sobre una raíz del árbol.

—Creo que debo volver a hacer la pregunta—sonreí y ella ríe. Puse una rodilla en el suelo y tomé el anillo con mi mano derecha—. ¿Charlie Duncan Thompson, aceptas ser la Sra. de Kyle Lynn Kane?—asiente frenéticamente y me levanto para colocar el anillo en su dedo.

—Prometo ser feliz junto a ti hasta en los momentos más tristes—susurra y me acerco tomándola de sus caderas.

—Prometo hacer que esos momentos tristes se conviertan en felices para que no tengas que fingir—susurro también y uno nuestros labios finalmente.

         

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