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46 "El único"

Fuimos a las regaderas, nos lavamos las manos y ajustamos nuestra apariencia. Luego fuimos a la carpa y yo me vestí. Volvimos con los chicos y estaban ahí mismo, echados, sentados, conversando e increíblemente aun comiendo.

-¡Oye! ¡Se perdieron el show! -dijo la emo al vernos llegar, nos sentamos y extrañamos, yo fruncí el ceño y llamé a un camarero.

-Quedo la grande -dijo Kei y tomo un sorbo de su soda.

-Dígame -me dijo el camarero amablemente.

-¿Podría traerme una Coca-Cola por favor? -le dije y el de inmediato asintió.

-¿Desean algo más chicos? -nos preguntó el camarero a todos.

-No gracias -dijo Kei. Boris y Mateo negaron con la cabeza.

-Ya no me cabe nada más -dijo la emo quejosamente y se llevó las dos manos a su panza. Nos reímos y el camarero igual lo hizo.

-Está bien -nos dijo el camarero y asentimos. Vi como aquel tipo con el delantal rojo amarrado a su cadera se acercaba a la emo y a su oído.

-Lamento esto señorita, pero aquí no se permiten animales -le susurro y ella se sobresaltó. Miramos al lado y vimos a ese gato que nos ha seguido desde ayer con las patas traseras apoyadas en una silla al lado de la emo y el resto del cuerpo apoyado en la mesa, comiendo un pedazo de pollo. Nos reímos todos y la emo rápidamente tomo al gato y se paró, salió corriendo con él en brazos totalmente desesperada. El camarero se fue y nos seguimos riendo.

-Con esto de seguro lo expulsan -le balbuceo Kei a Boris, fruncí el ceño sin entender lo que hablan o de quien hablan.

-¿A quién? -les pregunto Mateo a los chicos.

-Es que... -dijo Kei y nos indicó que nos acercáramos a la mesa, lo hicimos y nos pusimos muy atentos- Isaac Lattimore se peleó con el coordinador Carlos -susurro y yo fruncí el ceño mucho más. Mateo abrió los ojos e igual se quedó en completo shock.

-¿Que? ¿Por qué? -pregunto Mateo totalmente extrañado. Los chicos le indicaron que bajara la voz y el asintió.

-¡No se! Fue muy raro, llego de la nada y le pego al coordinador... Yo... Nunca había visto a alguien tan enojado la verdad -susurro Kei.

Recuerdo en la cabaña, le pidió algo a Mateo y estaba eufórico... Que extraño, ¿tanta coincidencia?

Narra Mateo:

Traspase $300.000.000 millones a la cuenta de un desconocido, a un tal Ma... ¿Mariano? ¡Ahg! ¡Ya ni siquiera me acuerdo! Sin mentir tengo mucho miedo, dudas, preguntas e inseguridad. El coordinador siempre me pareció un hombre muy bueno, pero a la vez muy extraño.

Después de mucho rato de pensar, conversar con Alexis y explicarle lo que paso me logre olvidar un poco de eso, pero esta culpa, esta curiosidad de saber qué es lo que está pasando me carcome mucho. Volvimos a la carpa con Angelita, estamos muertos así que dormiremos una siesta. Boris, Keila y Alexis fueron a comprar algo de comer para más rato, se nos ha terminado la comida y el agua embotellada. Me saqué las zapatillas y me recosté. Mi espalda me esta asesinando...

Estaba pronto a quedarme dormido, a tener esa siesta que me iba a reconfortar de todo lo que ha pasado hoy, pero un pensamiento inundo mi mente, el recuerdo de Alexis tocándome... esa insinuación, este deseo, este nuevo y maldito deseo...

Ay mierda... quiero que me coja entero...

-No -dije abriendo los ojos, me senté y me sacudí mi cabeza sorprendido.

No, no, no, no, no, no ¡No Mateo! ¡No! ¡¿Acaso estas demente?!

-No -balbucee para mí mismo, no estoy demente, es algo... que... de verdad quiero...

¡OSEA N...! Pero... ¿Y si...?

-Mateo deja de moverte, me mareas -me balbuceo Angelita molesta. Me sobresalte y la mire.

-Perdón -susurré y me volví a recostar, ahora de espaldas. Suspiré y cerré los ojos, apretándolos con fuerza...

Narra Alexis:

Llegamos y vimos a la emo sacando el hervidor y enchufándolo en el alargador del árbol.

-Mateo está muerto -dijo. La miré y sonreí. Estaba muy cansando.

Entre a la carpa y tome mi mochila, que está al lado de él. Saque mi polerón, me saque la polera y suspire, lo mire, está profundamente dormido, con la boca semi abierta y boca arriba, respirando profundamente. Me puse el polerón y eché el gorro de este para atrás. Lo volví a ver y pude notar como su rostro se afligía y dejaba escapar un quejido, se removió en la cama y se estremeció. Fruncí el ceño, debe estar teniendo una pesadilla... Se volvió a quejar, aunque... son quejidos peculiares...

Bajé mi vista a su entrepierna y pude ver esa pequeña montañita sobresaliendo en su jean. Sonreí y negué con mi cabeza. Me pregunto que estará soñando...

-Alex... -lo escuché murmurar, abrí mis ojos y fue inevitable no reírme. Que goloso eres pendejo...- Kkkh... A-Alex -murmuro nuevamente.

Pude ver el momento exacto en que se corrió y su jean se mojó, dejando una pequeña manchita más oscura que el resto de la tela de su pantalón. Se sobresalto y despertó asustado. Jadeo y se quedó petrificado mirando al frente. Llevo un mano a su cuello y siguió jadeando.

-¿Quién es Alex? -le pregunte suavemente, me miro y se volvió a sobresaltar, trago saliva nervioso y yo sonreí. Paso en shock sin responderme, se puso colorado hasta las orejas y yo solo sonreí-. Deberías cambiarte el jean -le susurre y le palmee el muslo suavemente. Salí de la carpa y me fui a sentar a la mesa. La verdad no sé cómo es que los chicos tienen hambre, como se siguen atragantando con comida después de todo lo que comieron en la tarde, pero bueno...

-Yo fui con mi viejo a las termas de ahí, pero fue hace mucho. Es muy bonito -dijo Boris, estamos comentando la última actividad de mañana, vamos a ir a unas termas que quedan en un área rural y que son muy famosas.

-Yo también fui, con mi papá y mi mamá -dijo Kei.

-Qué suerte... yo veo a mis padres una vez al mes -se quejó Angelita y suspiro.

-Yo veo a mi padre entre meses -dije nostálgico. Hicimos una mueca y casi involuntariamente volteamos a ver a Mateo. Está tomando de su te, levanto la vista y abrió los ojos asintiendo.

-Uhm... mi papa se murió -dijo, se encogió de hombros y se río, acomodo sus lentes y nos volvió a mirar.

-No sabía -dijo Kei como apenada. Me miro y le hice una mueca. Él le sonrió adorablemente.

-Ya... ¿por qué me miran así? -dijo Mateo y se rió. Nos reímos y nos seguimos mirando.

-¿Cuándo? -pregunto Boris.

-Yo tenía como seis... Según lo que me dice mi mamá -dijo Mateo. Tomo otro sorbo de su te. Boris asintió.

-¿Como se llamaba? -le pregunto Angelita curiosa y sonrió.

-Se llama Amón -respondió Mateo y sonrió. Se estiro en la silla y suspiro.

-Nunca había escuchado ese nombre -le dije y el me miro.

-Si... nombres bíblicos raros -dijo Mateo y se rió, bajo la vista a su té en la mesa.

Nos quedamos en silencio unos diez segundos, sintiendo las fuertes voces de los chicos del lado, que están haciendo una fogata.

-Pero igual... no se sientan mal o tristes por favor, no quiero su lastima -bromeo Mateo y se rió, lo miré y sonreí, es tan tierno-. No es como que me afecte... sí me pongo a pensar es como si ni siquiera lo hubiera conocido -dijo e hizo una mueca.

-¿Como? -pregunto Kei, que está realmente interesada en la situación. Mateo suspiro y levanto la vista.

-Es que... lo que pasa es que... yo no recuerdo nada como de cuando era niño y así -dijo tímidamente y sonrió sin mostrar los dientes, cabizbajo, yo fruncí el ceño. ¿Esta...? ¿Hablando en serio?... Si... Por supuesto, Mateo no sabe mentir...

Nos miramos con los chicos, yo hice una mueca. Estoy muy sorprendido...

-¿Nada? -dijo Kei consternada y con el sentimiento de tristeza y compasión que todos estamos sintiendo. Mateo negó e hizo una mueca, trago saliva nervioso y levanto su vista.

-Son... Recuerdos bloqueados... Lo que pasa es que, bueno... Cuando estuve en terapia me decían que... -Mateo trago saliva nervioso- s-son recuerdos que tu mente bloquea por si... La pasaste mal -balbuceo e hizo la adorable mueca.

Mateo, este Mateo, este chico de diecisiete que a hecho de mi vida una montaña rusa y ha despertado en mi un amor verdadero... Ese chico al cual no soporto ver sufrir... Que me enloquece con sus acciones, con sus gestos, que me enloquece todo del... Con ternura... Imaginarlo, en una versión más pequeña, más indefenso de lo que ya es... Me destroza por dentro...

-Pero... ¿Ahora...? ¿Ahora estas bien? -le pregunto Boris.

-Si, no me afecta en nada... Es complicado si -dijo Mateo y se rió, sonó su nariz y sonrió pensante-, como el otro día... Una tía me mostró una foto de un niño, y yo dije así "oh, ¿quién es?", y me dijo que era yo... Yo no... No me reconozco en las fotos -dijo e hizo una mueca. Mire a Angelita, esta con la respiración agitada y con los ojos ya rebalsando de lágrimas. Un nudo se formó en mi garganta... Y Mateo, solo se carcajeo un poquito, es obvio que esto lo afecta... Yo... Se la otra cara de la moneda... Y es fuerte, muy fuerte. Bajo su cabeza, mirando su individual. Nos quedamos en silencio, sintiendo los suspiros desgarradores de Angelita, entrecortados... Esto incomodo, triste, trágico... Inmensamente triste...

-Igual... -se dirigió Kei a Mateo, con los ojos llorosos, se encogió de hombros y lo voltee a ver nuevamente. Esta pegado viendo el mantel, está rojo- es triste... Así, no recordar tu infancia -dijo Kei. La miré y entrecerré un poco los ojos, me miro y trago saliva entendiendo...

Entiendan que se me triza el corazón verlo llorar... No lo hagan hacerlo...

Mateo asintió y sonrió de lado, se rió un poco... Ver sus ojos llenarse de lágrimas me hizo sentir ese nudo en mi garganta asfixiándome. Con su pulgar y el dedo índice apretó su nariz repetidas veces mientras se encogía y sus ojos se nublaban por completo. Empezó igual que Angelita... A suspirar entrecortadamente. Eso que me tortura...

-Keila... Hiciste llorar a Mateo -dijo Boris y se paró, intentando ser cómico y para destensar la situación. Lo vi y por primera vez después de muchos años, noté cierta carraspera en su voz... Y con los ojos rojos, por algo que no es marihuana... Llego a nuestro lado y se sentó, abrazándole con fuerza bruta, Mateo se derrumbó y rompió en llanto, y solo dejo a Boris, que le saca como tres cuerpos...

-¡Ay que tonta! -dijo Keila sonriendo, quebrándose totalmente, tomo la mano de Mateo y seco sus lágrimas. Yo voltee a ver a Angelita, para consolarla, pero... No esta...

Mire al rededor, mire hacía la carpa, pero nada, no está... Fruncí el ceño, debió afectarle demasiado, pero si le afecto tanto debe ser por algo, algo mismo de ella. Suspiré e hice una mueca.

-Ya -escuche decir a Mateo, separándose de Boris, su rostro esta empapado de lágrimas, con su nariz y los cachetes rojos. Boris volvió a su puesto y Kei saco un pañuelo, limpio a Mateo y lo acarició.

-Voy a ir a poner más agua -dijo Kei parándose y tomando el hervidor. Mateo asintió y sonrió. Seco una lagrima rápidamente y se sacó los lentes, los limpió en los cristales con su polerón y se los volvió a poner. Paso el dorso de su mano por su nariz y suspiro.

-¿Y Ange... -tuvo un espasmo y me miro- lita? -dijo y voltio a ver al puesto de ella.

-Va a volver -dije suavemente. Le seque una lagrima con el pulgar y le acaricie el cabello. Trago saliva, volvió a bajar la vista... Duro poco, y se volvió a derrumbar, su rostro se afligió y sus ojos rebalsaron de lágrimas otra vez.

Me miro y creo que le dolió mi indiferencia, pero estoy seguro. Bajo su vista nervioso. Afligió sus cejas y me abrazó, aferrándose a mí con fuerza. Yo suspiré y lo envolví entre mis brazos, sujetando su cabeza escondida en mi pecho, sintiendo sus sollozos y su cuerpo crispándose.

-Pe... Perdón por no contarte, debes estar furi-furioso... -dijo entre sollozos. Yo cerré los ojos, ya sintiendo como no queda ningún trozo en mi corazón.

¿De verdad se está disculpando? ¿Eso es lo que le importa?... Soy un asco, me... teme... ¿Porque tienes que ser tan bueno? Tan... Tan tu pendejo...

-Nada que ver... Ya Mateo, ya no hables -le susurre en el oído interrumpiéndolo. Realmente me siento mal ahora... Volvió a esconder su cabeza en mi pecho y, posando sus manos en mi espalda, se aferró más a mí. Desesperado...

¿Qué mierda hice yo para que tu estés conmigo? Tu... Y yo... Yo amándote... No te... Merezco, nadie te merece -pensé.

Pero no. Mateo es todo lo que me complementa como persona, lo que me hace palpitar el corazón con suma rapidez, el fuego en mi estómago, la adrenalina en mis venas, lo que me hace estremecer en las noches, cuando lo veo en mis pervertidos sueños húmedos... Es él... No es una cosa, no es una pertenencia, es un ser humano, un chico hermoso que no tendrá otras caricias, otros placeres, otras emociones, que no dejara escapar jadeos y gemidos, otros quejidos y que no aguantará otras bromas que no sean las mías... Es mío.

Porque sencillamente quiero ser el único, y me encargare de ser el único. Él es mi único, mi único.





















Tengo algo que decir:

¡Que elegancia la de Francia!

Muchas gracias por leer. No olviden votar y comentar.

💓💓💓

-Dolly

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