—Lia, ¿te gustaría que empezaramos a conocernos... De una manera diferente?. Más íntima.

La respuesta se me hizo una bola tan grande en la boca que me era imposible soltarla. Es evidente que no quiero hacerle daño, no quiero lastimarlo y menos después del maravilloso día que pasamos juntos, no me hace falta conocerlo demasiado para saber que es un buen chico.

Levanto la mirada y me encuentro sus ojos ansiosos por obtener una respuesta de mi parte y, sintiendome incapaz de sostenerle la mirada por mucho más tiempo, volteo mi cabeza reposando la vista en la entrada de una tienda de ropa de marca.

Observo a la gente salir en lo que mi cabeza procesa en milésimas de segundos una infinidad de formas en la que decirle que no sin dañarlo. Centro mi atención en una pareja que iba saliendo, la chica sostenía muchísimas bolsas en las manos que, al parecer, el chico le había obsequiado... Se ven tan felices juntos, yo hace mucho tiempo que no tengo momentos así con kookie. Me concentro en el chico alto de porte Atlético que le está abriendo la puerta a la chica como todo un caballero, y en el momento en que el también se va a adentrar al auto conecta su mirada con la mía, y ahí, justo en ese momento, me sentí tan miserable y patética como una mendiga a la que le arrebatan lo poco que tiene.

No podía dejar de observar esos bellos ojos avellanados que me miraban con asombro y arrepentimiento... Tenía a Jeong Jungkook justo delante con otra chica y yo estaba como idiota, con los ojos critalizados he inmóvil por el asombro y la decepción.

Lo que pasó después aún no lo proceso del todo, solo se que mis brazos y piernas se movieron solos en busca de venganza y en un pequeño abrir y cerrar de ojos tenía estampados los labios de Jimin junto a los míos... Sintiendome la peor persona del mundo.

Porque en ese momento, me estaba comportando como una verdadera hija de puta.

Y, lo peor de todo, es que lo estaba pagando con el chico que no tenía culpa de nada.