Golpeo la puerta con violencia una, dos, tres veces, hasta que ésta finalmente se abre.

Frente a mí tengo a un Jeon Jungkook sin camisa, con una leve capa de sudor en su rostro y torso, y unos nudillos ensangrentados.

Me adentro en el lugar sin esperar su invitación golpeando su hombro en el proceso. Me posiciono en el medio de la sala con ambos brazos cruzados a la espera de una explicación... Una lo suficientemente convincente como para no lanzarmele encima y golpearlo hasta que vea la sangre fluir por su atractivo rostro.

<Esta vez se había pasado de idiota.>

Este cierra la puerta y, esquivando los restos de los objetos rotos en el piso, se para enfrente de mi con el seño fruncido. Me mira. Lo miro. Y como si estuviera pensando demasiado lo que iba a decirme abre y cierra la boca de la cuál no sale ni un solo sonido.

Me decido a hablar.

—¿Se puede saber que mierda te pasa?. Primero sales de la tienda con esa chica muy romántico y atento, luego te vas a mi casa y a casa de mi mejor amiga y formas un escándalo para verme y, ahora, que finalmente me tienes en frente, no dices ni una sola palabra...

Me mira nuevamente, y como si estuviera teniendo una guerra en su interior por decirme algo, veo duda e indecisión...

—Lo siento. —Suelta finalmente.

—¿Que?. —Por todos los dioses, ni yo misma creo que haya dicho eso.

—¡Que lo siento!. Lo que pasó hoy no era mi intención. Los celos me dominaron cuando te ví con ese tipo y yo...

Puedo ver su esfuerzo por disculparse, y en serio quiero reconocerlo, pero cada vez que habla así solo siento como si me destrozara un poco más por dentro.

—Ahh, claro. —Lo interrumpí. —Tus malditos celos... Casi olvido que tu me ves como una jodida posesión.

Me mira como si se hubiese dado cuenta que con lo que dijo solo la había cagado aún más y niega repetidamente con la cabeza.

—Te equivocas, yo soy tuyo como tu eres mía...

<¡Callate ya!. ¿¡No ves que solo me lastimas!?.>

—¿¡Como tienes el descaro de decirme eso después de que te ví con esa estúpida chica!?. ¡Ya me cansé de que siempre me pongas los cuernos, Jungkook!.

—¿Y tu?. —Brama con fiereza a la vez que su dedo acusador me señala. —¿¡Me vas a decir que el chico con el que te ví era solo un amigo!?.

—¡No, no lo es!.

—¿Es tu novio?. —Pregunta con un dejo de dolor y molestia.

—¿Ella es tu novia?. —Le respondo del mismo modo.

—Depende de lo que tu me digas...

—¡Eres un inmaduro!. —Y ahí termino de explotar. —¿Si te digo que salgo con él me dirás que también sales con ella aunque no sea así?.

—Si. —Respondió con neutralidad y sentí mi sangre hervir hasta quemarme por dentro.

—Pues bien, si, es mi novio.

—Pues ya sabes cuál es mi respuesta.

Lo miré con un dolor que no supe esconder, y antes de contestar asentí con la cabeza.

—Solo quiero que te quede claro que a partir de ahora ya no tienes ningún derecho a reclamarme nada, entrometerte en mi vida y, mucho menos, ir a molestar a casa de mis amigos.

Tomé el bolso que había tirado a mi lado en el suelo y me encamino a la puerta, al pasar junto a él me toma de la mano, casi por inercia giro, mis ojos se encuentran con los suyos, ambos demostraban dolor y arrepentimiento, pero, por desgracia, éramos muy orgullosos para admitir abiertamente nuestros errores y, mucho menos, para arrepentirnos de ellos, entonces, con el rostro más inexpresivo que pude poner, me safo de un tirón y salgo por esa puerta sin mirar atrás.

<Adiós, Jeon Jungkook.>