Wildest Dreams (Pt. 1)
Parte 1: El Inicio
“Recuerda tu misión asgardiano y no te salgas del plan”
Las palabras del sirviente de Thanos no salían de mi mente y repasaba una y otra vez mi misión en mi mente. Ir a Midgard, inspeccionar el planeta, buscar señales del Tesseracto y regresar con ellos hasta que el Tesseracto estuviera activado. Iba a ir a conocer a nuestro enemigo. Viviría con él aprendería de él hasta conocer sus debilidades.
Thanos abrió un portal que me llevaría directo a Midgard y entre por él. El portal se cerró al instante en el que entre y este me dejo en Midgard.
Era de noche, levante mi mirada al cielo y pude admirar la luna y las estrellas midgardianas que en nada se compraban con la hermosura de las constelaciones asgardianas. Baje mi mirada y comencé a inspeccionar a mi alrededor, era un lugar solo y estaba parado sobre…al parecer un camino. Voltee a mi izquierda y a mi derecha y no había nada; gruñí. ¿A dónde se suponía que tenía que ir ahora? Maldita sea la hora en que decidí soltarme de Gungnir y caí en la tierra de Thanos.
Los recuerdos de aquel momento me atormentaban, comencé a escuchar un sonido extraño, voltee a mi derecha y a lo lejos vi dos luces que se acercaban a mí. ¿Los humanos sabrían que había llegado y vendría a atacarme? Mierda, si era así estaba muerto, no tenía mi magia, Thanos me la había quitado. El muy idiota me mando sin ninguna forma de protegerme a Midgard, creo que él planea dejarme morir aquí. Las luces y el ruido se siguieron acercando a mi yo solo las veía. Pude ver que entre más se acercaba era una especie de maquina con ruedas y un motor muy primitivo. Aquella maquina comenzó a hacer un ruido infernal pero yo me aparte. Las ruedas de la maquina chirriaron hasta que la maquina se detuvo frente a mí. Yo miraba la máquina, no me inmute por ningún momento que aquella cosa iba a dañarme. El frenon que dio la maquina hizo que saliera humo, solo alcance a ver que alguien bajo de la máquina y camino hasta mí. Hasta que tuve a que ser ante supe lo que era…una midgardiana. Era una midgardiana pequeña, me llegaba a la altura del pecho, cabello castaño hecho un asco por ese peinado y piel más morena que la mía.
— ¡¿Qué mierdas te pasa?! —pregunto en tono alterado la midgardiana y eso me molesto.
— ¡¿Qué me pasa a mí, que te pasa a ti porque me gritas?! ¡¿Quién te crees para gritarme insignificante humana?! —le grite.
— ¡Eres un chiflado! ¡¿Cómo se te ocurre pararte en medio de la carretera y no quitarte cuando viene un auto?! —Podía ver la furia en los ojos de la pequeña humana y aquello me parecía divertido— ¡Intentabas suicidarte!
—Tal vez—dije con una sonrisa burlona. La midgardiana se quedó estupefacta ante mis palabras— o tal vez solo esperaba a que alguien se detuviera, estoy perdido.
Al parecer fue el primer momento que la midgardiana tuvo la oportunidad de observarme con detenimiento, la veía barrerme con la mirada, por Yggdrasil podía sentir las feromonas de aquella mujer revolotear en el aire. La atmosfera se cargó de electricidad y yo también le comencé a ver con más detenimiento. A pesar de la forma en la que iba arreglada era una midgardiana muy hermosa, caderas anchas y esas piernas de infarto. ¿Cómo tenía esas piernas para ser tan pequeña? Me imagine besando y recorriendo con mis manos cada centímetro de su cuerpo. Me mordí el labio contiendo una risa al ver que le faltaba poco para que se lanzara sobre mí.
— ¿Hola? —la pobre chica seguía viendo mi cuerpo centímetro por centímetro y sentía la temperatura de mi cuerpo subir— ¿mujer que te pasa? —la chica negro con la cabeza parpadeo unas cuantas veces y sus ojos al fin se volvieron a encontrar con los míos.
— ¿Deseas que te lleve a algún lado? —me encantaría que me llevaras a tu cama.
—Bueno lo que pasa es que no sé donde estoy y no tengo a donde ir.
— ¿Tienes familia?
Aquella pregunta provoco un montón de emociones en mí, pero la que sobre salió fue dolor al recordar las la simple palabra que me dijo mi padre: “no”.
—No tengo—dije con la mandíbula apretada.
—No estás huyendo de la cárcel ¿verdad? —me reí ante la tonta pregunta.
—No, ahora que sabes que no soy un prófugo de la ley ¿piensas ayudarme?
—Puedes quedarte en mi casa, no queda lejos estamos a medio kilometro—apunto hacia adelante por el camino.
—Está bien—conteste y la humana se subió a la maquina la cual llamo “camioneta”.
—Por cierto mi nombre es Kath.
—Soy Loki—la midgardiana soltó una risa mientras encendía la camioneta— ¿Qué pasa?
— ¿Loki? ¿Cómo el dios de la mitología nórdica? —dijo burlona.
—Si a mis padres les gustaba estudiar eso.
Después de aquello ninguno dijo mas nada, solo se escuchaba música en un pequeño aparato que traía la humana en la camioneta. La mujer de cabello castaño cantaba en voz baja la canción que se escuchaba. Al avanzar como unos treinta metros dio vuelta por un camino de tierra y condujo un poco más hasta que se vio una pequeña casa.
— Que casa tan pequeña—dije.
— ¿Qué? Si es una casa bastante amplia para ser un rancho.
— ¿Rancho?
—Si rancho—dijo la humana y aparco la camioneta frente la casa, de cerca era un poco más grande—bienvenido a mi humilde hogar—sonrió y bajo una bolsa con ella. Me baje de un salto de la camioneta y una mujer salió de la casa.
— ¡Katherine Louis! ¿Dónde has estado? —dijo una mujer de cabellos dorados.
—Mamá—dijo la castaña con fastidio—fui a comer con Willy.
— ¿Para qué te sirve el teléfono si no lo usas?
Me quede quito observando aquella nueva y extraña escena para mí; bueno, tal vez no tan extraña, me recordaba cuando mi madre nos regañaba a Thor y a mí. Mi madre. Sacudí mi cabeza alejando el recuerdo, aquella mujer no era mi madre.
—Mamá tenemos visitas—dijo la chica sonrojada de vergüenza por el recibimiento de su madre.
—Oh—dijo la mujer al voltear a ver— ¿Es un… compañero nuevo de la escuela?
—No, estaba perdido—dijo la chica de cabello castaño.
—Katherine los humanos no son perritos para que los recojas de la calle—de acerco a ella para susurrarle algo pero incluso un humano con mal odio podría escucharla—Kath cielo, no sabes si este tipo está loco, es un asesino o escapo de la cárcel—sonreí hacia mis adentros ante las palabras de la mujer. La verdad es que yo era todo eso que había dicho.
—Madre por favor—dijo con fastidio la chica—además dijiste que necesitas ayuda en el rancho ¿Quién dice que este no es tu ayudante caído del cielo? —ambas mujeres se voltearon a verme. ¿Ayudante? ¡Joder! ¿Me iba a poner a trabajar?
— ¿Cómo te llamas? — me pregunto la mujer rubia.
—Loki—conteste sin titubear. La mujer alzo una ceja y me miro de arriba abajo.
—Bueno Loki, puedes quedarte, ya mañana veremos qué podemos hacer para ayudar—la mujer comenzó a caminar hasta la casa.
—Ven—dijo la chica castaña y tomo mi brazo guiando a entrar hasta la casa.
Entre a la casa y me invadió un calor abrazador, un calor que jamás había sentido; mire todo el lugar, había sillones, una chimenea, escaleras que te guiaban a la planta alta. Sentí el aroma a comida, el aroma no me era familiar pero olía delicioso y sabía lo que era la comida y mi estomago la reconocía por que inmediatamente después de que el olor inundo mi nariz mi estomago comenzó a rugir cual león. La chica castaña o Kath como me dijo que se llama se rió.
— Creo que tienes mucha hambre, ven conmigo—La chica lanzo la bolsa a un sofá y la mano que sujetaba mi brazo bajo hasta tomar mi mano y sentí como un cosquilleo me recorría todo el brazo.
Comida midgardiana, jamás la había probado hasta ahora y tengo que decir que es lo más rico que he probado aun que jamás lo admitiría en voz alta o tal vez era el hambre, no recuerdo cuando fue la última vez que probé bocado.
Después de la cena Kath me llevo a la habitación de huéspedes. ¡Pero que pocilga! ¿Cómo es que los humanos viven en estas cosas?
Le agradecí a Kath con una sonrisa fingida y ella se fue, la vi marcharse y vi como contoneaba el trasero al caminar; sonreí traviesamente. Mierda, Loki concéntrate no estás aquí para jugar tienes una misión y esa es conocer a los humanos. Mañana comenzaría con mi misión.
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