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Un año nuevo, una nueva esperanza

—Luke, ¿por qué me hiciste viajar en año nuevo? —Me apoyé el celular entre la oreja y el hombro evitando que se cayera mientras ocupaba ambas manos para sacar mi maleta—. No sabes el infierno de gente que hay.

—Tom, lo sé, pero esta reunión es importante. Sabes lo mucho que la gente ha estado hablando de Avengers: Infinity War. ¡Será la película del siglo!

—Lo sé, pero ¿acaso no podía volar por la mañana?

Sostuve mi maleta con una mano y al fin pude tomar con una mano el celular. La gente corría de un lado a otro y te empujaba sin control. No importaba si eras la reina de Inglaterra o un Emperador de China, ellos pasaban empujándote para llegar a su vuelo a tiempo.

—Tom, vives en otro continente, no ibas a estar a tiempo para esa reunión.

Logré pasar a todo el mar de gente para llegar hasta donde se suponía que estarían los taxistas.

—Luke, es año nuevo, sabes que siempre estoy con mi familia—dejé la maleta en el suelo y me pasé una mano por la cara—. Quería estar con ellas.

—Los otros tampoco pasaran año nuevo con sus familias y no andan de llores como tú.

— ¡Por favor casi todos tienen familia cerca y no volaran hasta mañana!

—Chris ya está en Nueva York.

—Su familia se puede reducir a su esposa e hijos. Ellos obviamente viajan con él, así que no tiene ningún problema. Te recuerdo que solo tengo a mi madre y mis hermanas.

—Sabes que estás donde estás por los sacrificios que has hecho. Además, ¡tú fama creció gracias a Loki! No lo olvides—me pasé una mano por el cabello con desesperación—. Dices Tom Hiddleston y lo primero que piensan es Loki. Necesitas estar ahí, sabes que aún no está decidido al cien el futuro de tu personaje—me tallé los ojos con mi pulgar e índice—. Recuerda todas las posibles escenas que te hicieron filmar y que aún podrían llamarte para filmar nuevas.

—La culpa de todo la tiene Disney y Fox.

—Tom, por favor. Sabes que Loki está catalogado como el villano más amado de MCU—no pude evitar reír. Mis fans se volvían locas con ese papel y de alguna manera le había cogido cariño al personaje—. Hazlo por tus chicas.

Miré el cielo gris de Nueva York y me aferré más a mi abrigo. El frío me estaba mordiendo la piel de la cara, pero no me incomodaba. Estaba acostumbrado al frío de Londres, así que Nueva York no era nada.

—Está bien, Luke. ¿Quieres que espere tu vuelo?

—De hecho yo llego en la mañana.

— ¿Qué? —Grité por el teléfono—. ¡Debes estar bromeando! ¡Eres mi representante! ¡Deberías estar aquí!

—Viejo, la pasaré con mi familia—apreté el teléfono con fuerza—. Te veré mañana.

Sin darme tiempo a decir algo más me cortó la llamada. Miré el teléfono y lo apreté. Cerré los ojos un momento y aspiré con fuerza. Me calmé un poco y cogí un taxi para ir al hotel.

Al llegar me dispuse a comunicarme con mis compañeros preguntándoles si estaban en la ciudad. La mayoría de ellos ya estaban aquí, pero se irían a festejar con amigos o la pasarían con algún familiar que había venido acompañándolos. Incluso Benedict se había traído a su esposa.

Y aquí estaba yo. Solo en Nueva York en víspera de año nuevo. Una de las ciudades que festejaban a lo grande la bienvenida al año. Miré por la ventana de mi habitación. El hotel se encontraba a pocas cuadras de Times Square. La gente caminaba por las calles de un lado a otro, sonriendo y bebiendo. Todos se veían felices y listos para recibir el año con sus gorros, gafas, serpentinas y cornetas.

Tal vez debería salir e ir a disfrutar un poco. Probablemente no podría pasarlo con mi familia, pero nada podía impedirme ir ahí abajo y mezclarme con los demás. Ser un hombre normal por un día. No un actor, no el gran Tom Hiddleston alias Loki. Solo yo mismo. Un inglés en Nueva York. Ese sería yo.

Tomé mi gabardina y sin pensarlo dos veces salí del hotel. El aire fresco me recibió y cuando alcé la mirada al cielo pude ver como unas pequeñas pelusas caían del cielo. ¡Nieve! Estaba nevando.

Me aferré a mi gabardina y decidí comenzar a mezclarme entre la gente. Me adentré hasta poder llegar al escenario. El espectáculo de año nuevo había comenzado. El artista principal aún no estaba, pero había un par de artistas tocando. Algunos eran nuevos y no reconocía sus nombres y otros ya tenían años en la industria musical.

Algunas chicas bonitas me sonreían e intentaban coquetear conmigo. No me reconocían, pero sabía que lo que intentaban era que me quedara con ellas hasta el reloj diera las 12:00am para que fuera su beso de año nuevo. Igual no me sentía interesado, así que después de charlar con ellas un par de minutos me retiraba a otra parte.

Todo estaba saliendo de maravilla. Eran las 11:00 pm, en solo un par de minutos la bola bajaría por el edificio y anunciaría la llegada de un año nuevo. Me estaba divirtiendo un montón con toda esta gente desconocida hasta que...

— ¡Tom Hiddleston! —giré hacia donde habían gritado mi nombre y vi una chica que estaba a unos pasos de mí mirándome como si le hubiera caído del cielo. Oh no—, ¡Eres Tom Hiddleston!

El grito que ella había dado alertó a otras personas a su alrededor y al menos diez de ellas sabían quién era yo. Una chica se me había acercado por atrás y me abrazo por la cintura. Intenté no entrar en pánico. Solo eran fans demasiado... afectuosas.

—Por favor, se mi beso de año nuevo—suplicó y me comencé a sentir nervioso.

—Yo...

— ¡No! Sé el mío.

Las chicas a mi alrededor habían comenzado a pelear por quien fuera mi beso de año nuevo. De manera lenta camine hacia atrás intentando alejarme. Un par de chicos se acercaron pidiendo una foto y ¡flash! Cerré los ojos al sentir la luz en mi cara.

Paparazzis.

Tenía que irme. Salí corriendo de ahí. Me fue difícil correr entre el mar de personas que ahí, pero logré comenzar a alejarme de la gente. Miré a todas partes buscando un lugar donde refugiarme por un momento. A mi izquierda había un bar. No, probablemente más gente me reconocería. En la tienda que estaba enfrente, tampoco. ¡El hospital!

Esconderme en un hospital no era lo más correcto. Habría gente sufriendo por algún familiar o tal vez mujeres que estaría a punto de entrar en labor de parto. Pero era el mejor lugar donde nadie me notaría ni se preocuparía por mí. Solo estaría ahí un par de minutos o hasta que dieran las doce.

—Señorita—me sobresalté al sentir una mano sobre mi hombro. ¿En qué momento me había quedado dormida? —, necesitamos bañarla. ¿Puede darnos unos minutos?

Miré mi reloj y vi que marcaban las 11:10 pm. Vaya año nuevo que pasaríamos. Me levanté y asentí levemente. Me vendría bien estirar un poco las piernas. Le indiqué a la enfermera que estaría por ahí cerca, pero que igual me llamara al celular si necesitaba algo o si había terminado.

Salí de la habitación y le di una última mirada. Tenía dos semanas aquí con mi madre. Había deseado que ella pudiera salir hoy y pasar año nuevo con mi hermano y su familia, pero todo apuntaba que en vez de mejorar estaba empeorando.

Me pasé una mano por la cara y me obligué a alejarme de la puerta. Mis pies se sentían tan pesados. Cuidar a un enfermo era demasiado cansado y más en temporada de fiestas.

Saqué mi celular y comprobé que tenía un par de mensajes de mi hermano. Desbloqueé la pantalla para contestarle cuando sentí que me estampaba contra algo duro. Me tambaleé, pero antes de terminar en el suelo unos fuertes brazos me sostuvieron. Alcé la mirada y me estremecí al encontrarme con unos preciosos ojos azules ¿o verdes? No estaba segura, pero eran demasiado hermosos. Un alma pura.

— ¿Se encuentra bien? —era inglés. Su marcado acento me lo confirmo—. ¿Señorita?

—Oh, sí. Lo siento muchísimo—aquel hombre me soltó con suavidad—. No me fijé por donde iba.

—Yo lo lamento, tampoco fui muy precavido, es solo que...—se rascó la nuca con nerviosismo—. Me venían persiguiendo.

Alcé las cejar por la sorpresa y lo miré de arriba abajo. No parecía un criminal al cuál seguiría la policía. Pero... igual di un paso atrás.

— ¿Quién lo perseguía?

—Unas personas—negó con la cabeza y suspiró—. Fue algo loco. Unas chicas querían que fuera su primer beso de año nuevo y... todo se salió de control.

Una sonrisa traviesa se dibujó en mis labios. Sinceramente a mí también me hubiera gustado que el fuera mi beso de año nuevo.

—Supongo que es un don Juan y se metió en un lío de faldas.

— ¡No! Para nada, no soy así—fue demasiado tierno ver como se sonrojaba—. Disculpe, no quiero molestarla, pero... ¿me ayudaría a esconderme un par de minutos?

Miré a todos lados y vi que no había ninguna enfermera en el pasillo. Claro, con esta celebración todos estarían terminando de atender pacientes para poder irse o escondidos en alguna habitación celebrando.

Le hice un movimiento con la cabeza para que me siguiera. Lo conduje hasta las escaleras que llevaban a la azotea del hospital.

—No me ha dicho su nombre. Al menos merezco saberlo, ¿no?

—Sí, lo siento. Me llamo Tom, ¿y usted es?

—Tutéame, por favor y me llamo Lesly.

—Bonito nombre.

Mis mejillas se sonrojaron, pero no dije nada más.

Abrí la puerta de la azotea y el aire frío nos recibió. Había nevado. Ni siquiera me había dado cuenta. La nieve cubría parte del suelo de la terraza. Caminé hasta acercarme al borde, pero solo quería ver de cerca el enorme edificio que sostenía la bola. Sería todo un espectáculo.

Me recargué contra la barandilla admirando a la gente divertirse y sin la preocupación de tener un familiar postrado en cama. Suspiré con pesadez y elevé una última plegaria al cielo. Odiaba ver a mi madre sufrir todos los días en aquella cama de hospital. Solo quería que ella estuviera en paz.

— ¿Te encuentras bien, Lesly? —la pregunta de Tom me desconcertó, pero entonces él limpió una lágrima de mi mejilla y me di cuenta de que estaba llorando—. ¿Por qué lloras?

—Lo siento—terminé de limpiar mis mejillas y aparté la mirada—. Tú debes estar lleno de ánimo por la fiesta, no quiero arruinártelo.

—No arruinas nada—puso su mano sobre la mía y voltee a verlo—. La verdad no estoy teniendo un buen día tampoco. Pasaré la fecha sin mi familia—rió sin ganas—. De hecho en Londres ya fue año nuevo así que de alguna manera me lo perdí.

Hice una mueca ante sus palabras.

—Lo siento, Tom, pero al menos tu madre está bien.

— ¿Qué pasa con tu madre?

—Ella tiene cáncer—sentí mis ojos ponerse llorosos de nuevo—. Hace dos semanas se puso grave y... Creímos que se recuperaría y saldría al menos para año nuevo, pero... no fue así.

—Lo siento mucho, de verdad espero que se ponga bien.

De la nada, él me rodeo con sus brazos y me sostuvo con fuerza. Por alguna razón me sentí cómoda entre sus brazos. Mi cuerpo se amoldó a la perfección a su cuerpo y el aroma de su colonia me lleno los pulmones. Era tan masculino.

No sabía con exactitud cuándo tiempo nos habíamos quedado así, pero los dos nos sentíamos tan a gusto. Su calidez me llenaba de una manera que nunca había experimentado. La única razón por la que nos alejamos un poco fue por que comenzamos a escuchar a la gente gritar.

— ¡DIEZ, NUEVE, OCHO, SIETE! —ambos miramos hacia Times Square y vimos la bola que comenzaba a descender—. ¡SEIS, CINCO, CUATRO! —Tom me miró y me sonrió de manera dulce. Se volvió a acercar a mí y se inclinó con suavidad hasta que nuestras narices rozaban y yo no me molesté en apartarme—. ¡TRES, DOS, UNO! ¡FELIZ AÑO NUEVO!

Estallidos de la pirotecnia. Gritos de felicidad. Pero todo eso se volvió nada cuando Tom unió nuestros labios en un dulce beso.

El 2018 estaba comenzando y no había mejor manera de iniciarlo. 

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