PARTE 5: VENGANZA

Un mes había pasado desde que el loco novio de Samantha la había golpeado. Samantha y yo todo este mes nos volvimos a hacer grandes amigos y descubrimos que ambos sentíamos algo el uno por el otro. Hace una semana comenzamos a salir como novios. Era tan maravilloso estar con Sam sentía que al fin estaba con la mujer de mis sueños.

Regresaba del trabajo, subía las escaleras del edificio. Mire el reloj de mi muñeca y supe que Sam ya debía tener como una hora en casa. Llegue a su departamento y toque la puerta, espere pero nadie contesto, volví a llamar a la puerta pero nada. Eso era muy extraño...

— ¿Sam? —Silencio. Abrí la puerta y estaba todo oscuro. Esto no era normal— ¿Sam? ¿Samantha?

Camine a oscuras por el departamento hasta que encontré las luces. La sangre huyo de mi rostro, la escena que veía era horrible. Samantha estaba amordazada en una silla mientras su ex... Dante estaba ahí detrás de ella con una navaja.

— Pero que lindo, el héroe Thomas Hiddleston ha venido a salvar el día—dijo burlonamente. Sam lloraba y me veía asustada y sentía como mi corazón se aceleraba.

—Dante—levante las manos en señal de que se tranquilizara—no cometas una locura de la que te puedas arrepentir.

—Hablas como todo un héroe—fingió limpiarse una lagrima.

—Dante... déjala ir.

— ¡No, ella es mía! —puso el cuchillo rosando el cuello de Samantha.

Samantha cerró los ojos con fuerza mientras las lágrimas caían con fuerza.

—Déjala ir, pelea conmigo si quieres—sentía la sangre hervir por mis venas y el miedo de que lastimara a Sam aceleraba mi corazón. Él se aparto de Sam y se acerco peligrosamente a mí.

— ¿Quieres que pelee contigo? —me amenazo con el cuchillo.

—Si tan hombre eres—lo ámense, no me importaba si me lastimaba a mí, solo no quería que lastimara a Samantha.

Vi como apretó con fuerza el mango del cuchillo.

—Si ella no es mía, no será de nadie—se volteo repentinamente hacia Sam corrí y me interpuse entre ellos dos, lo último que sentí fue un dolor punzante en el estomago. Me había enterrado la navaja en el estomago.

El idiota salió corriendo del departamento, como pude desate a Samantha, ella cayó de rodillas a mi lado mientras lloraba.

—Thomas... ¿Por qué lo hiciste?

—Por qué...—hice una mueca de dolor— te amo...

—Thomas...—las lagrimas caían por sus mejillas, quería limpiarlas pero no tenía fuerzas. De repente todo se oscureció.