Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El hombre casi perfecto (Pt. 3)

TAL VEZ MAÑANA

Tom Hiddleston era el hombre perfecto para cualquier mujer, pero no quería que fuera para cualquier mujer, quería que solo fuera para mí. Bueno, no. Tom no era el hombre perfecto, él era casi perfecto. Sí, casi. ¿Por qué? Por la simple y sencilla razón de que no es soltero.

No podía evitar pensar en el pasado, en las cosas que ambos vivimos juntos, en todas las señales que ignoré. Alexis había tenido razón. Me estaba arrepintiendo de no haberme dado cuenta de que Tom había estado enamorado de mí. Había sido una tonta. El amor de mi vida, el hombre casi perfecto, el hombre con el cuál había soñado, el que me hacía temblar con una sola caricia. Aquel que con una mirada me podía derretir.

Es fácil pensar en lo que hubiera podido ser, pero duele, te quema en el alma. Quema como el mismísimo infierno. El hubiera no existe, pero como duele. Aun que creía en el tal vez mañana. Tal vez mañana Tom dejaría a Taylor. Tal vez mañana Tom se daría cuenta de que siento lo mismo que él. Tal vez mañana sería valiente y le confesaría mis sentimientos. Pero el problema con el tal vez mañana, es que nunca llega.

Tom y Taylor ya estaban casados por el civil y yo... había firmado como testigo. Parecía más bien que había firmado una condena de muerte. Estúpidas jugarretas de la vida. Todo esto era como un constante recordatorio, como si la vida se burlara de mí diciendo: "Él nunca será tuyo".

Estaba en la iglesia envuelta por colores blancos, aroma a rosas, sonrisas, felicidad y amor. Todo aquello me estaba asfixiando y el mundo me daba vueltas. Intentaba sonreír, pero de lo mucho que la forzaba terminaba siendo una mueva.

Vi como Tom se acomodaba en su lugar frente al altar. Mi corazón me estaba doliendo, como una herida punzante y sangrante en el pecho. Dolía tanto que incluso me faltaba el aire. Tal vez si una bala me atravesara el pecho justo ahora me dolería menos.

—Zoe, ¿qué tienes? —Me preguntó Alexis—. Nena, te vez muy pálida.

—No puedo... respirar—dije comenzando a boquear como un pescado.

—Tal vez sea el vestido, ¿o te pusiste faja? —preguntó en un susurro.

—No, no es aquí—toqué mi vientre—, es aquí—llevé la mano a mi pecho y ella hizo una mueca.

—Lo siento—pasó su brazo por mis hombros y me atrajo a ella—. Tom te está mirando, intenta sonreírle.

Miré de reojo y, efectivamente, Tom me estaba viendo con preocupación. Lo amaba tanto y no quería arruinar su día. Me aparté de Alexis y sonreí como si todo estuviera bien, aunque por dentro sentía que una parte de mí se estaba muriendo poco a poco.

La marcha nupcial comenzó a sonar y para mí sonó algo más como a alguna marcha fúnebre.

No supe en que momento cerré los ojos, pero lo hice. Cuando los abrí, Taylor ya estaba a un lado de Tom en el altar. Ambos estaban tomados de las manos.

Saber que, tal vez, todo lo que ellos tenían ahora, podría haber sido nuestro, me destrozaba en formas inimaginables. Sentía como si estuviera viendo una película. Lo único que me recordaba, que lo que estaba viviendo era real, era el dolor.

—Puede besar a la novia.

Tom estrechó a Taylor con una ternura que me hizo sentir envidia y me caló en el alma y la besó con dulzura.

Me derrumbé.

Las lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas y lloré. Lloré por todos aquellos besos que nunca pudieron ser y habían muerto. Lloré porque veía desvanecerse el futuro que hubiéramos podido tener. Lloré por aquellas memorias que nunca iban a existir. Lloré porque a pesar de que el nosotros se iba desvaneciendo, mi corazón aun lo amaba.

Todos habían salido de la iglesia, pero yo no podía moverme. Escuchaba los gritos de felicidad de los demás invitados, aun que mis sollozos resonaban por toda la iglesia. Me estaba ahogando en mis propias lágrimas.

—Zoe—escuché la voz de Alexis y la sentí rodearme con sus brazos—. Él es quien se lo pierde, ¿sí?

—Tenías razón—dije entre sollozos—dijiste... dijiste que me iba a arrepentir de no haberme dado cuenta de nuestros sentimientos. Soy una estúpida.

Los ojos de mi mejor amiga se pusieron llorosos.

—Nena, lo siento—murmuró mientras me acariciaba el cabello con ternura—. No eres una estúpida. Nadie es un experto en el amor. Los humanos nos equivocamos y es a lo que más le tememos. Enamorarnos.

— ¿Eso también te lo enseñó la señora Peterson?

—No, ella es una divorciada amargada. Esto es psicología 100% de Alexis.

—Me alegra saber que no reprobaras psicología.

Aun en medio de las lágrimas pude reír. Me alegraba demasiado tener una mejor amiga como Alexis. Esos amigos que te pueden hacer reír cuando peor te sientes, son los que valen oro.

— ¿Gatita? —Escuchar la voz de Tom me hizo tensarme de inmediato—, ¿estás bien?

—Está ahogándose en lágrimas de felicidad—dijo Alexis con sarcasmo.

Tom ignoró su comentario.

—Zoe, ¿qué pasa?

Alexis miró a Tom con infinito odio mientras yo me negaba a voltearme a verlo. Sabía que no sería lo suficientemente fuerte. Iba a quebrarme por completo en sus manos. Alexis me miró con preocupación, no quería dejarme a solas con él. Pero asentí con la cabeza para que estuviera tranquila. Tom y yo necesitábamos hablar. Él se había casado y me había roto el corazón, pero no teníamos por qué perder nuestra amistad.

—Los voy a dejar solos—Alexis me entregó un pañuelo—. Mucho cuidado Hiddleston.

Ninguno de los dos habló hasta que dejamos de oír los tacones de mi mejor amiga resonar en el recinto.

—Ven, gatita—él me rodeo con sus brazos. Tom me llevó a un cuarto para hablar—. ¿Qué te sucede? —Me acarició la mejilla limpiando los pequeños restos de mis lágrimas—. ¿Sabes? —Suspiró con pesar—. Desde que estoy con Taylor te he sentido distante conmigo. No quiero perder a mi mejor amiga, no quiero que te alejes, gatita—. Por favor, díganme que está bromeando—. Sé que estas celosa de Taylor, pero no tienes que estarlo. Además, no quiero que te sigas alejando, Zoe.

Sentí que todo el dolor se transformaba en ira pura.

— ¿Qué? —exclamé—. ¡Tú fuiste el que se alejó! ¡Desde el maldito momento en que ella entró en tu vida yo ya no fui nadie para ti!

—Eso no es cierto—murmuró.

— ¡Claro que sí! —sentí que las lágrimas me quemaban—. Me hiciste a un lado y... me rompiste el corazón.

— ¿Por eso has estado llorando? —me rodeo con sus brazos y me atrajo a su pecho. Sentí un escalofrío que me recorrió la columna. Algo me decía que estaba mal, pero no era el hecho de que me abrazara, era lo que yo sentía cuando él me abrazaba o me tocaba—. Siempre seremos mejores amigos y aun que este casado, no te dejaré de lado.

— ¿Y si no quiero ser tu mejor amiga?

Aquella pregunta había salido de mis labios sin siquiera sopesarla. Parecía como si mi corazón hubiera hablado por mí. Me mordí la lengua pero había sido demasiado tarde. Suspiré con pesar y me aparté de los cálidos brazos de Tom.

— ¿Qué? —Murmuró Tom mientras fruncía el ceño—. ¿Solo por esto ya no quieres mi mejor amiga?

En serio que a veces los hombres podían ser demasiado idiotas. Lo que para mí había sido una confesión de amor, para él solo había sido un rechazo.

— ¡No! Eso no es lo que quise...—me interrumpió.

— ¡Es ridículo, Zoe!

—Tom yo...

— ¡Nunca creí que fueras tan infantil!

— ¡Estoy enamorada de ti, maldito idiota!

Ambos, por la acalorada discusión que habíamos tenido, nuestras respiraciones se encontraban agitadas. Veía en su rostro que intentaba procesar lo que le había dicho y por mi parte quería darme de cabezazos contra el suelo. No podía creer que le había confesado mi amor a Tom solo así.

Fue un error.

Debía irme de ahí. Necesitaba huir. No podía estar un segundo más ahí. Lo había arruinado completamente. Quería morirme. Pasé por un lado de Tom para abrir la puerta pero el pasó su mano sobre mi cabeza para cerrar la puerta. Me hizo girar de manera que mi espalda quedara contra la puerta y me acorraló ahí. Nuestros rostros estaban muy juntos y ambos respirábamos el mismo aire.

— ¿Por qué tardaste tanto? —murmuró con voz ronca.

Yo no siquiera le pude contestar nada. Tom posó sus labios sobre los míos y me besó. Tom me besó. No podía creerlo. Aquello que había pensado que iba a ocurrir tal vez mañana o nunca, estaba ocurriendo. Justo ahora.

No pude resistirme al sabor tan adictivo de sus labios. Lo abracé por el cuello y correspondí su beso. Ambos nos besamos con necesidad. Con la necesidad que se besan dos amantes después de haber pasado mucho tiempo sin verse.

Oh por todos los cielos. Estaba besando a mi mejor amigo. Amigo que se había casado hace unos pocos minutos. Esto estaba mal, realmente mal, pero... ¿Cómo algo que está mal puede sentirse tan bien?

Alguien llamó a la puerta y nos separamos sobresaltados y con la respiración agitada.

— ¿Tom? —algo acido se revolvió en mi estómago cuando escuché la voz de Taylor—, ¿estás ahí?

—Sí—la voz de Tom salió algo ronca y carraspeo—. Salgo en un momento—los ojos de Tom no se apartaron de los míos y yo no podía parar de temblar—. Espérame en el auto.

—Está bien, amor.

Ambos esperamos que no se escuchará ningún ruido afuera. Yo estaba por salir cuando Tom me agarró del brazo.

—Zoe—la manera en que murmuró mi nombre me hizo estremecer—, espérame—suplicó y yo cerré los ojos—. Dame tres meses y prometo que seré el hombre perfecto para ti.

Lo miré a los ojos y sonreí.

Tres meses.

Solo tres meses y el sería mío.

Asentí con la cabeza.

Esperaría por él.


Nota: Si estás satisfecho con el final, no leas el resto o podría romperte el corazón.

Tres meses después

El tiempo de espera había terminado. Tom y yo nos habíamos puesto de acuerdo para vernos esta noche. El tal vez mañana había terminado y ahora Tom sería el hombre perfecto.

Me miré al espejo y alise unas arrugas invisibles de mi vestido. Tomé mi celular, lista para irme, cuando este empezó a sonar. Era Tom.

—Hola, cariño—dije con una enorme sonrisa—, ¿estás listo?

—Zoe—en su voz escuché tanto dolor que podía sentirlo atravesando mi corazón—, yo... no podré ir.

— ¿Pasó algo? ¿Estás bien?

—No, no lo estoy.

— ¿Qué ocurre?

—Taylor está embarazada—sentí como si el piso debajo de mí se hubiera abierto y solté un jadeo—. Lo-lo siento mucho, gatita.

Intenté decir algo, pero el nudo que tenía en la garganta me impedía hablar. No pude decir nada, solo escuché como Tom colgaba el celular y yo me quedaba en el centro de la habitación. Con mi corazón hecho trizas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro