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As long as you love me

Ser parte del mundo del espectáculo, nunca ha sido fácil. Es divertido, he de admitirlo. Todas esas personas gritando tu nombre, pidiendo un autógrafo, una foto, tan solo un momento de tu atención, he incluso solo una simple sonrisa. Lo que a veces es difícil son las críticas, los chismes, el acoso, los paparazzis, el estrés y... las amenazas de muerte.

Muchos desconocen cuan infiltrada esta la mafia en el mundo del espectáculo, pero es más fácil mantenerse ocultos y a la vez estar a la luz del día sin ser detenidos y hacer todas sus transacciones ilegales. Por mi parte yo había decidido pintar mi raya con la mafia, me había llamado y contactado para ciertas cosas, pero yo nunca quise meterme, tampoco quise que ninguno de mis trabajadores se mezclara con ellos. Solo era un simple actor que estaba obteniendo su fama de la manera más honesta, con trabajo duro. Pero todo cambio cuando la conocí a ella.

Irina Romanov, hija del mafioso más importante, Ahmar Romanov. Nadie se metía con la mafia de los Romanov, eran demasiado respetados en la alta sociedad y temidos por el resto. Ahmar solo tenía una hija, la cual cuidaba como la más importante de todas sus gemas. Irina era la joven más hermosa que había visto en mi vida, sus cabellos rojos cual fuego y sus ojos azules aplacando ese fiero fuego de su cabello. Podías caer a sus pies con solo verla, y yo no pude evitar caer rendido a sus pies cuando la vi.

Irina y yo comenzamos a ser buenos amigos, solo eso. Nunca entre ni hable con ella del negocio de su padre. Cuando estábamos juntos todo lo que éramos, no existía. Ella no era una hija de un mafioso y yo no era un actor, simplemente éramos dos personas, que se habían terminado enamorando con el tiempo.

Ahmar Romanov, no estaba de acuerdo con que saliera con su hija, ella era la única en su línea de sucesión y quisiera ella o no, tendría que tomar su puesto como líder de la mafia. Ahmar, me prohibió ver a Irina, él había arreglado el matrimonio de ella para unir su mafia con la de alguien más y ser aún más poderosos. Pero yo no me iba a rendir tan fácil no sin antes luchar por el amor de ella.

—Tom—susurro Irina mi nombre, pase mi brazo por su hombro mientras la veía a los ojos, incluso en la oscuridad del auto sus ojos brillaban cual luceros.

— ¿Qué sucede amor? —le pregunte con cariño mientras le acariciaba el cabello.

—Tengo miedo ¿y si nos descubren?

—No me importa, voy a luchar por ti.

—Te amo—llevo una de sus manos y acaricio mi mejilla con suma dulzura.

—Te amo—susurre y la atraje hacia mí para darle un suave y dulce beso en los labios.

Escuche como de golpe la puerta del conductor se abría y ni siquiera tuve tiempo de reaccionar cuando sentí que tiraron de mi camisa para sacarme del auto. No pude decir nada cuando sentí mi cuerpo golpear contra el asfalto, estaba por levantarme cuando sentí una patada en mi estómago, gruñí del dolor, otro pie golpeo mi espalda. Así comenzó la lluvia de patadas y puñetazos por todo mi rostro y cuerpo. Gruñía y de vez en cuando gemía por el dolor que los golpes me causaban, pero lo que más me dolía era escuchar a Irina llorar desconsolada pidiendo misericordia por mi vida.

Cuando los golpes cesaron, con mucho dolor de gire de lado y escupí la sangre que tenía en la boca, tenía la vista borrosa, pero pude distinguir a la perfección la silueta de Irina siendo arrastrada por los hombres de su padre. Las ruedas del auto chirrearon alejándose y yo me levante tambaleándome. Me dolía horrores el cuerpo y el rostro, pero me dolía más perderla a ella.

No iba a darme por vencido.

Después de haberme atendido las heridas en un hospital fui a la mansión de los Romanov. Gracias al cielo que quien me atendió fue Martha, la nana de Irina. Ella quería que nosotros dos estuviéramos juntos, y siempre nos ayudó en todo lo que podía. Le entregue una nota para Irina que decía:

"Te veo hoy en la estación de trenes a las 12:00 am. Nos iremos de aquí. Con amor: Thomas."

Martha se fue, y yo estaba por irme en mi auto cuando el portón se abrió de par en par. Fruncí el ceño y me llevé una sorpresa, al ver que quien venía hacia mí, era Ahmar Romanov. Camino hacía mí con elegancia mientras me veía atreves de sus lentes de sol. Él se detuvo y se paró frente a mí recargando su cadera en el capo de mi auto.

—Mira niño—alcé una ceja, ¿me dijo niño? Por favor—sabes que mi hija es lo más importante para mí. Ella aún me necesita y... yo la necesito demasiado—miró por encima de mi hombro—Pero un día no estaré y ella será la heredera de una gran fortuna y... ella necesita estar con un hombre. Un hombre que sea capaz de llenar mi vacío. No con... —Se levantó los lentes de sol y me miró con despreció—alguien como tú.

Me paré recto e infle el pecho. No quería provocarlo, ni nada. Solo quería mostrar que no tenía miedo y que lucharía por el amor de Irina. Quería demostrar que podía ser digno de ella.

—Le amo—dije con firmeza en mi voz.

—Oh, claro que sí. Estarías idiota si no lo hicieras. Pero ella, no necesita estar con un tipo como tú. Seamos honestos—se cruzó de brazos poniéndolos sobre su pecho—tienes a miles de mujeres a tus pies. Un día la vas a dejar y le romperás el corazón. No voy a dejar que eso pase.

Apreté mis puños.

—No me conoce.

—No quiero. No quiero conocerte. Mejor mete tu lindo trasero en el auto. Vete, vete y no vuelvas. Nunca.

— ¿Y si no lo hago?

Se rio mientras su mirada se detenía en el corte de mi ceja y labios.

—Eso que te pasó en la cara te van a parecer besos.

Ahmar se volvió a colocar sus lentes de sol y se metió en su imponente mansión. Sentía la mandíbula y mis nudillos estaban blancos de tanto apretarlo. No, esto no se iba a acabar así. Miré mi reloj, esté marcaba las 11:40 pm. Espero haberle dado el tiempo suficiente a Irina para que escapará. Me subí al auto y conduje lo más rápido que pude a la estación de trenes.

Eran las 12:00 en punto cuando llegue ahí, me puse a buscar a Irina como loco. Ella no estaba en ninguna parte. Esperé un par de horas, eran las tres de la mañana cuando decidí marcar a su número privado. El teléfono sonó y sonó, pero ella no me contesto. Vamos Irina, por favor.

Me senté en una de las bancas de la estación, mi pierna rebotaba con rapidez mientras me pasaba una mano por la nunca de arriba hacia abajo. ¿Qué pasa? ¿Por qué no llega?

Eran las 7:00 am cuando vi a Martha entrar en la estación de trenes. Corrí hacia ella y me entrego una nota, ni si quiera me pudo ver a los ojos, solo hizo una mueca y me susurro un "lo siento".

"Gracias, por enseñarme lo que es amar de verdad. Con amor: Irina. Futura señora de Khaalif."

¿Ella se dio por vencida con nosotros tan fácil? Yo hubiera dado mi vida por ella, ¿y ella? Esa sería la última vez que me rompieran el corazón.

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