Capítulo 6 - Parte II
Los ojos color miel de Justin se habían tornado de un color gris. Sus poderes recién encontrados estaban recorriendo todo su cuerpo y él estaba experimentando esa sensación que recorría todo su cuerpo y no lo dejaba pensar. Estaba en otro mundo. Había abandonado el mundo de fantasía y el mundo de verdad. Se había aislado por varios minutos. Sus oídos estaban tapados y no podía escuchar nada, pero a lo lejos comenzó a escuchar un murmullo que cada vez se iba haciendo más fuerte y más claro. No supo de quien se trataba hasta que sus oídos se destaparon por completo y escucho la voz de Belén claramente. <<Cuidado>>, fue lo que escucho. Su cuerpo y mente volvieron a la realidad. Al mundo verdadero. El color miel volvió a sus ojos y sus labios muy lentamente dijeron.
Justin: Belén.
Irguió su cabeza y vio como un pedazo de corteza se dirigía a su pecho.
Un segundo para reacción, un solo movimiento, y sabía que de todas formas sería herido.
Sus ojos se desviaron a los de Belén y vio como estaba gritaba y lloraba. Quedo perdido en sus ojos y esta pudo entender que era una despedida. Él no pensaba sobrevivir e iba a dejarse morir.
El pedazo de madera estaba a punto de impactar en su pecho cuando todo mundo logró escuchar una palabra y a continuación un rayo de luz enceguecedor.
— ¡ALTO!
Nadie supo lo que pasaba hasta que quitaron sus brazos de su rostro debido a la luz enceguecedora.
Justin estaba tirado a un par de centímetros de donde él se encontraba y Alex estaba a los pies del gran árbol donde había dejado la marca de su cuerpo un tanto desfigurada debido a los fuertes vientos que arrancaron la corteza a su alrededor. Mientras tanto el trozo de corteza se había vuelto cenizas. Todo mundo tenía su mirada clava en la de Grover, quien había logrado separarlos con sus poderes.
Grover: Cuando se dice alto, es alto.
Belén nota que el campo de fuerza —que en realidad era solo una burbuja de aire—alrededor de ellos se había desvanecido y corre a los brazos de Justin. Cuando logra abrazarlo, se aferra a su cuerpo y deja que sus lágrimas salgan a borbotones de sus ojos. Siente como su cuerpo se eriza cuando siente los brazos de Justin deslizándose por su espalda hasta abrazarla.
Belén: ¡Eres un completo idiota! ¡Prométeme que no volverás a hacer esto nunca!
El no consto nada. Disfrutaba de poder volver abrazarla y desear que eso fuese para siempre.
Grover comienza a caminar en dirección a estos dos jóvenes. Las hojas crujían cuando él las pisaba. Todo mundo estaba en silencio cuando lo veían caminar. Demostraba temor.
En lo alto de la colina donde estaban Josh y Logan, pueden apreciar como Grover se detiene delante de Belén y Justin.
Logan: Quiero escuchar mejor, ya vengo—Le dijo a su amigo mientras corría cuesta abajo.
Josh: De acuerdo—Él solo se quedo parado allí. Observando todo desde lo alto de la colina.
Belén pudo escuchar que los pasos de Grover se habían detenido. A continuación escucho su voz pronunciando su nombre.
Grover: Belén.
Ésta muy lentamente se comienza a alejar de Justin y levanta la mirada para ver a Grover y sin que él tuviese que decirle algo ella sola se alejo un poco mientras limpiaba sus lágrimas con su mano.
Grover: Tú —Dijo mirando a Justin—. Y tú—Su cabeza se había girado en dirección a la de Alex—. A mi cabaña, ahora.
Al terminar, se dio media vuelta y se dirigió a sus aposentos. Ashton y Cloe, quienes habían presenciado todo, ayudan a parar a Alex y Justin. Alex estaba muy sentido. Sentía como un fierro caliente en su espalda, sus manos y rostro le ardían por las heridas provocadas por la pelea y las astillas de árbol. Justin, por otra parte, además de dolerle el cuerpo por los moretones, no dejaba de dolerle la cabeza debido a que sus poderes afectaron su pensamiento.
Todos estaban allí parados sin saber qué hacer. Habían pasado unos cuantos minutos de tensión. El ver que uno de los suyos iba a morir les aterro.
Jennifer ayuda a poner de pie a Belén quien estaba aun en el suelo y la lleva hasta la cafetería donde le ofrece algo de beber para calmar sus nervios.
Por otra parte, una persona que había presenciado todo y experimentado los mismos sentimientos que Belén, seguía parada allí. Observando cómo ambos jóvenes se dirigían a la cabaña de Grover guiados por sus ayudantes. Su mirada era sombría y de malas intenciones. Había visto algo que no le había agradado y esa misma noche pensaba dejar muy bien en claro que con las cosas que le pertenecen no se juega.
Lucía: Por un segundo creí que iba a morir allí mismo—Dijo un tanto aterrada—. No sé que hubiese sucedido si Grover no hubiese llegado a tiempo.
Sarah: Un completo desastre. Lo único que me alegra de todo esto es que ya estamos todos completos. Justin era el último en encontrar sus poderes y por fortuna ya lo hizo.
Lucía: Lo sé, eso me deja más tranquila.
Sarah: Tengo un poco de sed, ¿Quieres algo?
Lucía: no gracias, mejor… —Sintió como el piso temblaba. Se aferro del brazo de su amiga y agacho su cabeza al ver que el dolor que sentía no era tan intenso como cuando tenía la cabeza erguida.
Sarah: ¿Lucía estas bien? —Pregunto aterrada.
Otra vez esa sensación extraña en su cuerpo. Otra vez esa misma alma mostrándole otra visión sin sentido para ella.
Nuevamente pudo observar ese cuerpo biselado. Estaba en un lugar alto en el cual intentaba ver algo que al parecer sucedía abajo, alejado de donde él estaba.
Lucía vuelve en si tomando una gran cantidad de aire mientras se incorporaba. Sarah pudo notar por el intenso tono verde de los ojos de Lucía se abría paso por el gris perlado. Había tenido una visión.
Sarah: ¿Tuviste una visión? ¿De qué era?
La joven no contesto. Se quedo mirando el horizonte por un par de segundos cuando de pronto Sarah puede leer en los labios de su amiga dos palabras.
Lucía: La colina—Y se echo a correr.
Sarah: ¡Lucía, espérame! —Grito mientras trataba de alcanzar a su amiga.
Lucía sabia dentro suyo que fuese lo que fuese que estuviese en esa colina, sería la respuestas a todas sus preguntas. Esta alma ya ah querido comunicarse con ella varias veces y al parecer lo único que le muestra son tragedias.
Su garganta se había secado por haber respirado con la boca abierta cuando intentaba subir la empinada colina. Su saco color gris se deslizaba por sus hombros a tal punto que cuando esta se detuvo le quedó por mitad de la espalda. Había llegado a un lugar en el cual podía ver con claridad el punto exacto en el cual había estado la persona de su visión y no podía creer lo que estaba observando. Sarah logra llegar junto a su amiga y nota que esta tenía sus ojos abiertos al igual que su boca.
Sarah: ¿qué sucede? —Pregunto.
Lucía: Tuve una visión—Dijo—. Sobre aquella alma.
Sarah: ¿Y que decía?
Lucía: Mostraba a una persona sobre un lugar alto. Precisamente en la colina.
Sarah: ¿Y?
Lucía: Esa persona era el alma—Voltea lentamente hasta encontrarse con los ojos de su amiga. —Y mira quien está sobre la colina.
Sarah desvía su mirada de los ojos de su amiga para ver más allá. Al igual que Lucía sus ojos se abrieron y muy lentamente sus labios se iban despegando hasta dejar su boca un tanto abierta para poder pronunciar una sola palabra.
Sarah: Josh.
El joven de la visión era Josh. Estaba parado justamente en el mismo lugar que aquella alma. No cabía duda, era él.
Sarah: No, no puede ser. Tú te debes de haber equivocado.
Lucía: No, Sarah. No me equivoque… pero créeme que lo hubiese deseado.
Sarah: ¿Y cómo sabes que era él?
Lucía: En primera, no pudo verlo. Nunca puedo verlo. Todo lo que está a su alrededor es borroso pero él lo es mucho más—Hace una pequeña pausa—. Y en segundo lugar… siempre que se trata de él sintió una sensación extraña. Algo extraño dentro de mí nace.
Sarah: Pues te equivocas.
Lucía: ¿Por qué?
Sarah: ¡Porque estas hablándome de un alma! ¿Cómo es posible que el alma de Josh quiera comunicarse contigo si él está parado justo en frente de ti?
Era lógico y muy cierto. Pero algo dentro de Lucía le indicaba que en algo Josh tenía que ver, y estaba dispuesta a averiguar que era.
Sarah: ¿Podemos discutir esto mientras tomamos algo de beber? El perseguirte subiendo una colina cansa.
Lucía: Bien—Su boca fue quien pronuncio esas palabras pero su cabeza pensaba solo en Josh.
La noche cayó rápidamente. En lo alto del cielo millones de estrellas iluminaban la noche al igual que la enorme y resplandeciente luna.
Los nudillos de la mano de Belén tocaron ligeramente la puerta de madera de la cabaña de Justin. Su golpear retumbo por todo el lugar y ella pudo escuchar la voz de Justin indicándole que podía entrar. Suavemente abre la puerta y observa por primera vez el interior de la casa.
Vitrinas llenas de pequeñas estatuas, diademas que le pertenecían a su madre, muebles de caoba, alfombras a tono con las paredes color verde pastel. Por todos lados Belén pudo apreciar el símbolo que representaba a la diosa Hera. En su cabaña también estaba llena del símbolo de su padre, supuso que en todas las cabañas debía de ser lo mismo.
Escucho nuevamente la voz de Justin indicándole el lugar en donde se encontraba. Siguiendo su voz se encontró en su recamara.
Era bastante amplia, había dos sillones de color negro, una mesa ratona con un florero encima, algunas estanterías que estaban casi llenas de libros, una gran ventana era el foco de atención de la habitación—Se podía apreciar el reflejo de la luna en las pequeñas olas del lago—. Y una
enorme cama de madera oscura. Justin estaba sobre esta y se había tapado con una manta color azul. Este sonríe al ver a Belén. Ella se acerca y se sienta a los pies de la cama.
Belén: Creí que estarías en la enfermería.
Justin: Mis heridas no eran tan graves como para permanecer allí por tanto tiempo.
Belén: Aun no te has curado—Dijo mientras podía ver como algunos moretones permanecían en su rostro, cuello y brazos. Se alegro de que por lo menos las lastimaduras que le sangraban ya habían sanado por completo.
Justin: Pero lo haré ahora que te tengo aquí conmigo—Desliza el brazo izquierda que estaba en su estoma por la suave manta color azul hasta tomar la mano de Belén.
Esta, al sentir los dedos de Justin tocando su mano, la quita rápidamente.
Belén: No—Dijo.
Justin: ¿Qué sucede?
Belén: Casi te pierdo allí.
Justin: Pero no lo hiciste.
Belén: Si no fuera por Grover estarías muerto.
Justin: Pero no lo estoy. Estoy bien, ¿Qué eso no te importa?
Belén: ¡Me importa! Me importa que tú estés bien, pero me enoja que estuvieras a punto de morir por estar luchando por defenderme. Yo no valgo nada si te pierdo.
Justin: Tú vales mucho más de lo que te imaginas—Volvió a tomar su mano y la aferro para asegurarse de que ella no pudiese soltarse. Su mirada se encuentra con la de Belén. No dice nada porque siente que sus ojos están haciendo el trabajo.
Belén comienza a acercarse muy suavemente a Justin. Él nunca aparto la mirada de sus ojos atrapantes. Belén tampoco lo hizo. Sus ojos color miel eran irresistibles, pero cuando estuvo justo frente a él. Cuando ambos podía sentir el latir de sus corazón, fue cuando Belén desvió su mirada hacía los labios de Justin. Este pudo notarlo y sus ojos se desviaron a los labios de ella. Belén cierra sus ojos y se deja llevar. Ambos sintieron esa presión al tocarse sus labios. Justin cierra sus ojos para dejar fluir sus sentimientos que explotaron como si fuesen fuegos artificiales. Sus corazones latían cada vez más rápido. Muy suavemente Justin llevó su mano hacia el rostro de Belén, donde la apoyo delicadamente sobre su mejilla. Belén se apoyo sobre esta sin despegar sus labios de aquellos dulces e irresistibles labios de aquel chico que había amado por tanto tiempo y que por fin su sueño se había cumplido.
Lucía estaba sentada en el sofá de su cabaña. Su mirada estaba clavada en el piso de madera pero su mente estaba en otro mundo. No dejaba de pensar en lo que había visto hoy.
Sarah volvía de la cocina con un vaso de limonada en la mano pero se detiene repentinamente al ver a su amiga en la misma forma que la había visto cuando había entrado a la cocina.
Apoyo el vaso en la mesa, tomo una silla que estaba frente al sofá y se sentó en ella.
Sarah: ¿Qué tanto estas pensando?
Lucía: No puedo quitarme de la cabeza lo que vimos hoy.
Sarah: ¿Por qué te preocupas tanto? Te equivocaste, alégrate de que no era él.
Lucía: Algo dentro de mí me dice que él tiene algo que ver.
Sarah: no es nada, créeme—Se levanta de la silla y va por su vaso de limonada.
Lucía: lo sabría si tuviéramos ayuda—Susurro.
Sarah: ¿Qué dijiste? —Mirando rápidamente a su amiga.
Lucía: Sabes perfectamente de que hablo.
Sarah: No.
Lucía: ¡Sarah necesitamos su ayuda!
Sarah: ¡Dije que no y es mi última palabra!
Lucía: Ellos están dispuestos a ayudarnos en lo que nosotras queramos. ¿Qué esto no te parece importante para discutirlo con ellos? Además son protectores de nivel seis, conocen todo acerca de este mundo al que pertenecemos. Tú recién eres de nivel tres y no puedes ayudarme mucho que digamos.
Sarah: ¡Pues confórmate con lo que tienes! No dejaré que los involucres en esto.
Dio media vuelta y camino en dirección al pasillo que la conducía hacia su habitación. Lucía logró alcanzarla y la tomo por el brazo. Sarah la miró, se notaba que estaba enojada.
Lucía: ¿No quieres involucrarlos por miedo a que les pase algo o por qué tienes miedo de que algo le suceda a Matt?
Sarah: Él no es el único—De un solo movimiento logra liberar su brazo y se dirige a su habitación.
El resonar de unos tacones se escucha fuera de la cabaña de Alex. Este mira por el gran ventanal de su habitación. No ve a nadie.
Se sienta de un salto en la cama cuando escucha como alguien o algo abrió la puerta de su cabaña. Muy suavemente deslizo su mano derecha por debajo de la almohada donde guardaba allí un cuchillo por si pasase alguna emergencia.
Sus ojos estaban clavados en el arco de la pared. Los tacones cada vez se escuchaban más cerca. Fuese quien fuese quien haya entrado, dentro de muy poco Alex sabría quien era.
Una pierna se deja ver. Traía unos jeans oscuros muy ajustados al cuerpo y unos sensuales tacones negros con un taco aguja de más o menos diez centímetros. Luego, Alex puede ver el cabello de una joven que iba surgiendo detrás del marco. Era castaño oscuro, ondas bien definidas —Él sabía que anteriormente su cabello era laceo pero debido a la humedad se ondeaba—. Luego vio unos ojos color almendra con unas larga y oscuras pestañas que serían la envidia de cualquier chica. Alex lentamente va deslizando su mano fuera de debajo de la almohada.
Alex: Hope—Sonriendo divertidamente.
Hope: Hola lindo—No dejaba de sonreír y él no dejaba de ver sus labios color rosa con brillo.
Lentamente ella comienza a acercarse a los pies de la cama de Alex. Apoya sus manos sobre las suaves sabanas rojas de su cama y luego apoya sus rodillas para comenzar a gatear por entre medio de Alex. Comienza a pasar sus suaves manos por el pecho descubierto del joven. Este ya se había recostado y apoyado su cabeza en la almohada. No dejaba de sonreír y sintió que sus cabellos se erizaban cuando Hope comenzó a besarle el cuello.
Alex: Oye… —Sentía cosquillas y reía de vez en cuando—. ¿Qué haces aquí?
Hope: Quería darte una sorpresa—Dijo con un tono dulce de voz mientras abría sus ojos.
Alex: ¿En serio? —Sonríe—. ¿Qué es?
Ella estira su brazo hacia un costado. Hace un ligero movimiento con su muñeca y una filosa cuchilla sale. Todo paso tan rápido que Alex no supo que sucedió. De un solo movimiento, Hope le hizo un rasguño en la cara al joven, haciéndolo gritar por la primera impresión y luego apretándose la herida que manchaba sus dedos de sangre. Hope aprovecha la oportunidad y apoya su brazo sobre el cuello de Alex, asfixiándolo.
Hope: ¡Te dije que no te metieras con él!
Alex: ¡Se lo merece! —Dijo con dificultad.
Hope: ¡La próxima vez que lo toques juro que te asesinaré!... O me veré obligada también a matar a tu linda Belén.
Alex: ¡La tocas y juro que lo despedazo!
Hope: No si acabo contigo primero. No les daré ese gusto a los Titanes.
Alex: Pues créeme que yo haré lo mismo.
Hope hace presión en el cuello de Alex antes de levantarse de encima de él. Alex se sienta con su mano acariciando su cuello y tosiendo un poco.
Hope guarda su arma de vuelta en su chaqueta y en ningún momento dejó de mirar a Alex con sus labios fruncidos.
Hope: Espero que te haya quedado claro.
Él solo la mira y ella abandona la habitación con pasos firmes haciendo resonar sus tacos por el suelo de madera. Da un golpe en la puerta que hizo saltar un poco a Alex de la impresión. Logro escuchar los tacones de Hope bajando la pequeña escalera de cuatro escalones de su cabaña y luego no la escucho más.
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