Capítulo 4
Justin y Belén habían seguido hablando todo ese rato. Cuando Belén vio que los amigos de Justin se acercaban creyó que era un buen momento para despedirse. En el rostro de Justin se había dibujado una sonrisa triste al ver como Belén se marchaba. Cuando se volteo a mirar sus amigos ya estaban apoyando sus bandejas de comida en la mesa.
Josh: ¡Oye, campeón! ¿Estabas hablando con aquella chica? —Sentándose en la mesa.
Justin: Si, hasta que ella los vio y se marcho.
Logan: Lo lamento. No era nuestra intención.
Justin: descuiden, ya habrá más momentos para hablarle. ¿Y ustedes que me cuentan?
Josh: No mucho. Ayer le rogué a Matt que me enseñara mi poder y me prometió que hoy lo haría.
Logan: ¿En serio? Genial. Atticus me dijo que tenía que practicar mis poderes. No tengo la menor idea de cómo hacerlo ya que me dijo que eso corre por cuenta mía.
Justin: eso es exactamente lo que no entiendo.
Josh: ¿Qué cosa? —comiendo una patata.
Justin: lo de que nosotros mismos tengamos que descubrir nuestros poderes y una vez hecho que nosotros tengamos que aprender a manejarlo. ¿Qué no se supone que los dioses tendrían que hacer todo lo posible para ayudarnos? Digo, también es su reino el Olimpo y creo que es importante salvarlo.
Josh: es la misma pregunta que me estoy haciendo desde que llegue aquí.
Logan: ¿Cuántas personas creen ustedes que ya han encontrado sus poderes?
Josh: yo creo que aquel grupo de allá ya lo ah hecho—señalándolos.
Justin: estoy de acuerdo. Ellos son seis así que nos quedan otros seis, pero si no te contamos a ti Logan somos cinco.
Josh: am…yo lo hago esta noche.
Justin: ¡Ok! Cuatro.
Logan: —Voltea la mirada y se encuentra a una chica de cabellos oscuros sentada sola en una mesa. Era Miranda—. Oigan, ¿Creen que Miranda ya haya encontrado sus poderes?
Josh: Tal vez. ¿Creen que sabrá porque los dioses nos dejan de lado?
Logan: Solo hay una forma de saberlo —toma su bandeja y se dirige a la mesa de Miranda.
Sus amigos lo miran asombrados y después de unos segundos ellos se unen a él.
Miranda estaba leyendo un pequeño libro mientras comía su ensalada de lechuga con tomates cherri . Al ver que enfrente de ella se posicionaban tres bandejas levanto la mirada para encontrarse con tres chicos que se estaban sentando en el enorme banco.
Miranda: —Cerrando su libro —. ¿Qué diablos creen que están haciendo?
Logan: ¡Hola! Mucho gusto, Yo soy Logan, el es Josh y el es Justin—Señalándolos respectivamente—. De seguro nos recuerdas ya que estamos en tu misma clase.
Miranda: ¿Qué quieren? —Dijo con poco interés.
Logan: ¿Ya has encontrado tus poderes?
Miranda: ¡Claro que sí! —Se reía como si lo que le estuviesen preguntando fuese algo obvio.
Justin: Y somos tres.
Miranda: ¿Por qué creen que no los encontraría?
Logan: am… no lo sé… es que alguno de nosotros aun no los ha encontrado. Me refiero a Justin y otros.
Miranda: bueno pues yo no puedo hacer nada. Ellos solos tienen que buscarlo.
Josh: ¿Y tu como lo encontraste?
Miranda: Eres bastante preguntón—Dijo cruzándose de brazos—. Pero en fin, los obtuve cuando experimente la muerte un día. Íbamos con mi madre de vuelta para casa cuando un conductor hebreo nos choco con el auto. Los doctores aseguran que estuve muerta por barios minutos, pero para mí estaba normal.
Justin: ¿Se podría saber cuáles son tus poderes? Digo… eres hija de Hades, dios de los muertos. ¿Qué poderes puedes tener?
Miranda: Ninguno si no fuera porque mi padre hizo lo posible para conseguirme los mejores poderes. Ahora puedo atravesar paredes, hacerme invisible con el casco de mi padre y claro teletransportarme.
Josh: ¡Wow! Que fantásticos poderes.
Miranda: Oh, sí, lo son. Ahora, ¿Podrían dejarme en paz?
Josh: Seguro.
Logan: —poniendo una mano en el hombro de Josh evitando que se pare—. No.
Miranda: —Se lo queda mirando—. Vaya que eres un chico bastante molesto. Haber haz tu pregunta.
Logan: porque si los dioses nos mandan a pelear a nosotros no nos ayudan en nada.
Miranda: ¡WOW! Si que no sabes nada. En primer lugar los dioses no nos mandaron a luchar, sino que fueron las Moiras. Ellas crearon esta maldición por culpa de que los dioses las hayan culpado de algo que según ellas dicen haber sido inocentes.
Justin: ¿Las Moiras?
Josh: ¿De qué Cosa?
Miranda: de que los Titanes se vean liberados. Así que en forma de venganza ellas crearon la maldición de que la última generación que naciera antes de que los Titanes se vean liberados será la de los jóvenes guerreros quienes lucharan por el Olimpo.
Logan: ¿Pero porque no nos ayudan?
Miranda: ¿Qué no me escuchaste? ¡Es nuestra batalla! Nosotros somos quienes lucharemos por lo tanto somos quienes tenemos que hacer todo. Tenemos que darnos cuenta de las cosas. Esta es nuestra batalla y ellos no pueden hacer nada. Lo único que pueden hacer es mejorar nuestras habilidades y aportando armas para usar. Fuera de eso, ellos son inútiles.
Todos se quedaron sin palabras. Estaban atónitos, no sabían que decirle. Jamás supieron que habían sido las Moiras quienes habían hecho que ellos tuvieran que pelear contra los Titanes. Ahora entendían porque todos odiaban el que Lucía estuviese allí con ellos. Ella es hija de una de las Moiras, una de las que hizo el horrendo final.
Miranda: —Tenía su boca abierta mostrando una gran sonrisa—No tenían ni la mínima idea, ¿Verdad? Bueno solo tengo dos cosas para decirles. Una es que ahora entienden porque su amiguita es rechazada por todos. Y la segunda es que se deshagan de sus protectores, ellos no sirven para nada, solo vean, no tenían ni la mínima idea de esto. –Apoya el libro sobre la bandeja de comida y se levanta para luego irse a sentar a otro lugar.
Justin: la verdad a veces duele.
Logan: —negando con su cabeza, aceptando a creer la realidad—. Voy a tirar esto —se levanta de la mesa con su bandeja en la mano dirigiéndose a tirar el contenido en el basurero. Pero en realidad lo hacía porque quería un momento para reflexionar, en verdad se sentía verdaderamente mal.
Lucía había estado todo este rato estudiante todas las armas que había allí. Había observado a cada una de ellas meticulosamente y ahora ya estaba lista para intentar utilizar alguna de ellas como practica.
Toma un arco y flecha y se dirige a la zona de lanzamiento, allí acomoda la flecha en el arco y se dispone a tirar cuando escucha que alguien la llama.
— ¡Lucía!
Esta se voltea a mirar para ver quién era y ve a Sarah a un par de metros de ella.
Lucía: ¿Qué sucede?
Sarah: ¿Qué estás haciendo? No puedes practicar, ¿Estás loca?
Lucía: ¿Pero por qué no?
Sarah: Mira…ahora no puedes practicar. No quiero que nadie te vea hacerlo. Es más si puedes no hacerlo mejor.
Lucía: no entiendo. ¿Me mostraste mis poderes para que yo luego no haga nada con ellos?
Sarah: Mira, no solo lo hice para que pudieras ver a tu madres, sino que lo hice para apareciera tu parte de dios y fuese más capas de confiar en ti misma—hizo una pequeña pausa—. Nadie sabe que tú tienes esta clase de poderes y en verdad no es bueno que lo sepan. Si por alguna razón alguien se entera pueden hacerte daño y yo no voy a permitir eso.
Lucía: Pues adivina que. No me importa lo que dices… voy a practicar igual—Se volteo para no tener que verla.
Sarah: ¿Por qué siempre actúas de esta manera? ¿Qué no te das cuenta de todo lo que hizo tu madre para…?
Lucía: ¡CÁLLATE! —Volteándose con brusquedad—. ¡Cállate!... ya me arte de que siempre me hables así de mi madre cuando yo no quiero hacer algo que tú quieres que yo haga. Tengo bastante claro cuáles fueron las cosas que ella hizo y no tienes que repetírmelas. ¡Esta es mi batalla!... ¡Aquí yo decido lo que hago! Mi madre ya no está…así que yo puedo tomar mis decisiones por sí sola—Finalizo y luego se alejo de allí.
Sarah podía sentir como un fuego ardía dentro de ella. Sus manos se cerraron y de tanta ira que tenía dentro comenzaron a temblarle. Había un grito de desespero que quería salirle desde adentro pero lo reprimió. Lo único que hizo fue apretar sus dientes blancos y rechinarlos. De pronto la voz de alguien hizo que Sarah saltara de un susto. Era Atticus.
Sarah: ¡Me asustaste! —Dijo mientras se llevaba la mano al pecho.
Atticus: Lo lamento. No era mi intención asustarte.
Sarah: ¿Qué quieres? —Acomodándose la ajustada blusa color rosa pálido.
Atticus: Te vi discutir con Lucía. ¿Está todo bien entre ustedes? Digo, nunca las había visto pelear tan seguido. Ni siquiera Matt y yo lo hacemos… Bueno, más o menos, pero siempre son por tonterías pero eso ahora no importa. ¿Quieres que yo intente hablar con ella?
Sarah: ¿en verdad harías eso?
Atticus: Seguro. Ya hice mi voto de silencio… ¿Por qué no?
Sarah: ¡Hay! Serias un gran amigo si hicieras eso.
Atticus: pues considérame el mejor.
Sarah: ¡Lo haré! –Antes de irse le da un beso en la mejilla y se aleja corriendo.
Atticus se queda viendo a Sarah correr, luego aparta la mirada y comenzó a caminar en dirección opuesta a la de Sarah, cuando escucho que alguien lo llamaba.
Atticus: —Dándose la vuelta para ver quién era—. Logan.
Logan: Tenemos que hablar—Se escuchaba preocupado.
Atticus solo se quedo allí parado viendo a Logan. Podía ver en sus ojos que de lo que tenían que hablar era de algo bastante serio.
Apenas todos terminaron de comer, fueron convocados al mismo lugar donde se habían juntado por primera vez para decirles los motivos por los cuales todos estaban allí.
Todos estaban en ese lugar incluyendo a Cloe y Ashton, los entrenadores. Grover acababa de llegar con su típica armadura, igual a la que usaban todos los demás y una gran espada en la funda de su cinturón. Parándose delante de todos para que pudieran verlos comienza a hablar.
Grover: Hola a todos. Creo que deben estar preguntándose, ¿Qué hacen aquí? ¿No es verdad?
— ¡Sí! —Dijo el chico rubio con tono burlón.
Annabeth, quien estaba al lado de él lo golpea con el codo en el brazo.
— ¡Oye! —Acariciándose el brazo.
Grover: tranquila Annabeth —Mira a todos—. Están aquí porque a es momento de que les entreguemos sus itinerarios que tendrán que cumplir al pie de la letras a partir de mañana.
Cloe se acerca a Grover con un papel en la mano y se lo entrega.
Grover: Este… será su itinerario—mostrándoselo a todos—. Les comentare de qué trata. Cada uno deberá levantarse a las seis y media de la mañana. Se vestirán, higienizaran y luego tomaran el desayuno para que así siete y media estén listos para su entrenamiento. El entrenamiento estará dividido en dos partes. La primera comenzara ni bien terminen el desayuno y termina a la una de la tarde dónde tendrán una hora para descansar y almorzar.
Aquí en medio, después de almorzar comenzaremos un juego llamado, <<Atrapa la bandera>> se dividirán en dos grupos, cada grupo tendrá su bandera la cual estará en manos del grupo contrario. Con su agilidad y destreza deberán encontrarla. El primer equipo en capturarla gana.
Aquí tendrán un descanso de media hora para hacer lo que ustedes deseen. Cuando terminen comenzará la segunda fase del entrenamiento. El tiempo de comienzo de esta parte dependerá del tiempo que utilicen en el juego—Se detiene y con su mano extendida señalando a todos con su dedo índice—. Que la segunda fase comience cuando terminen el juego no quiere decir que pueden tardar en el por el simple hecho de no hacer esta parte. Pero quiero que tengan en cuenta esto: El juego es un juego de destreza, es para que pongan en práctica sus habilidades, todas las cosas que van aprendiendo. Recuerden que esta es su batalla. Si la pierden por no haber entrenado lo suficiente, perderán absolutamente todo…. Si los Titanes ganan la batalla…olvídense de toda esperanza.
Todo el mundo quedó callado. Nadie miraba a Grover a los ojos, ni siquiera entre ellos lo hacían. Al parecer lo que Grover les había dicho los había afectado en serio.
Grover: —Se tomo unos minutos para observar a todos, luego retomo—. Bien. Continuando con lo del entrenamiento más o menos esperamos que termine entre las ocho o nueve de la noche. Luego de eso podrán tener todo el tiempo que quieran para ducharse, cenar e irse a dormir temprano a la cama porque el día comienza temprano.
Alex: ¡Genial! Tendré que levantarme todos los días a las seis y media de la mañana, ¿Cómo se supone que quieren que rinda en los entrenamientos? —Susurrándole al oído de Clarisse.
Clarisse: Se supone que eres lo bastante grande como para que eso no te importe. Además esta no es una lucha cualquiera, hay cosas en serio de por medio.
Grover: ¡Bien! Les contaré de que serán los entrenamientos. Practicaran por cinco horas y media como manejar, lanzar, clavar y disparar diferentes armas.
Los Lunes comenzaran primero con espadas y terminaran con tiro al arco. Los Martes comenzaran con tiro y terminarán con manejo de cuchillos, dentro de aquí podrán encontrar una amplia variedad de cuchillos incluyendo dagas. Los Miércoles empezaran con los cuchillos y terminarán con lanzamiento de lanza. Los Jueves empezaran con la lanza y terminaran con la espada. Los Viernes son exactamente iguales que los Lunes. Y para los que se pregunten qué es lo que sucederán los fines de semana. Pues será lo mismo solo que cada uno podrá elegir qué instrumentos querrán practicar—Se toma unos segundos antes de continuar—. Bien, eso es todo. Pueden retirarse.
Grover y su equipo es el primero en retirarse y luego lo hace el resto. Antes de que todo mundo se dispersara Logan llega corriendo y se junta con Josh.
Logan: ¿Qué paso? ¿Me perdí de algo?
Josh: ¿Dónde diablos estabas? Grover nos leyó nuestro itinerario.
Logan: ¡Maldición!
Josh: ¿Qué sucedió?
Logan: Nada… solo estaba hablando con Atticus. ¿Puedes decirme más o menos de que trata?
Josh: Si, seguro. Ven te cuento en el camino.
El viento hacia que las hojas de los arboles se desprendan de las ramas que se movían con violencia hacia el sur. El agua caía con fuerza haciendo pequeños pósitos en la tierra, además de estar congelada.
Lucía había prendido nuevamente la estufa a leña. Se disponía a hacerse algo caliente para tomar.
En una pequeña cajita sobre la mesada de la cocina había un montón de variedades de té para probar. Elige uno con sabor a naranja. Coloca el agua en la caldera y mientras espera a que se caliente se dirige a la sala donde se sienta en un sillón de cuero marrón que daba a la ventana.
Sube sus piernas al sillón y apoya sus brazos en la cabecera para luego apoyar su mentón en sus brazos y mirar el paisaje gris. Estaba completamente aburrida, en aquel lugar no había computadora, ni televisor y para peor había olvidado llevar su reproductor Mp4. Lo único que tenía era su celular, con el cual no podía ni mandar ni recibir llamadas por la enorme tormenta que bloqueaba la señal. Para peor toda la música que ella tenía almacenada en la tarjeta de memoria del celular, la había borrado para pasarla al reproductor. En ese momento se sintió como una idiota, recordó el día en que hizo eso y se dijo a si misma que no pasaría nada ya que siempre llevaría su reproductor con ella. Maldijo un poco el haber borrado sus canciones del teléfono y guardo en el bolsillo del buzo canguro color rosa pálido su Iphone.
De pronto escucho como alguien llamo a la puerta. De inmediato pensó que podía ser Sarah, ya que no la ah visto desde la tarde en que ambas pelearon. Ya era tarde y estaba preocupada por ella, así que se apresuro a abrir la puerto pero se desilusiono al ver que detrás de ésta con un enorme paraguas negro y una campera marrón con rayas horizontales marrón claro se encontraba Atticus.
Lucía: ¿Atticus?
Atticus: ¿Podría pasar?
Lucía: ¡Sí! Claro —Dijo mientras se hacía a un lado de la puerta para que él pudiera entrar y dejar el chorreante paraguas a un lado de la puerta—. ¿Puedo saber que haces aquí?
Atticus: —Quitándose la capucha del abrigo—. Vine porque es necesario que hablemos.
Lucía: ¿Sobre qué?
Atticus: Sobre lo que aun no nos has contado —Se acerca un poco más a Lucía—. Sobre tus visiones.
Lucía se quedo mirando esos enormes ojos color café que la miraban con un aire de enojo, seriedad y un montón de otras cosas que no tuvo tiempo de detenerse a razonarlas por culpa del irritante silbido de la caldera que indicaba que el agua para el té estaba lista.
Sirvió el té para ambos y mientras lo disfrutaban Lucía le contó hasta el último detalle de aquella visión que había tenido en el museo. Al parecer Atticus estaba un tanto molesto debido a que todo estaba saliendo mal. Se suponía que Lucía debería haber llegado a leer lo que decía aquella entrada de piedra y una vez hecho podría ver absolutamente todo lo que estuviese sucediendo en la batalla, pero por algún motivo eso no sucedió. Un alma entrometida se metió a su cabeza y le hizo perder información muy valiosa. Por otra parte, Lucía no creía que eso fuese malo ya que le contó que también tuvo otra visión el primer día en que estuvieron allí en el campamento y esta vez el cuerpo biselado de aquel alma había aparecido ante sus ojos. Ambos coincidían en que esa alma quería mostrarle algo a la joven pero el único problema que existía era el simple hecho de que, ¿Por qué esa alma no se dejaba ver?
La lluvia caía con más fuerza. En lo alto del cielo se podían ver unos cuantos relámpagos que eran subseguidos por fuertes y temblorosos truenos. Matt y Josh estaban justo en medio del campamento bajo la torrencial lluvia. A su alrededor no había absolutamente nada, estaban totalmente al descubierto, si algún rayo llegaba a caer cerca de donde estaban podía llegar a hacerles daño, aunque en realidad esa era la idea de Matt. La idea era que Josh tenía que crear con sus manos una bola de energía. Sonaba sencillo canalizar toda la energía que había dentro de él y pasarla a sus manos para crear chispas y luego así obtener una bola de electricidad. Lugo de eso tendría que soltarla en el aire creando un campo eléctrico alrededor de él y así lograr que un rayo caiga sobre este campo haciendo que la energía fluya a través de Josh. El único problema que había era que Josh no tenía intenciones de que eso sucediera.
Josh: ¡No puede hacerlo!
Matt: ¡Claro que puedes!
Ambos tenían que gritarse para poder escucharse. El fuerte ruido que hacía la lluvia cuando caía era tan fuerte y ensordecedor que apenas gritando podías escuchar a la persona que tenias al lado.
Josh: ¿¡Me dices que un rayo, el cual está lleno de una poderosa carga eléctrica va a caer justo sobre mí!?
Matt: ¡Básicamente esa es la idea!
Josh: ¡Estas demente! ¡Creía que habría otra forma más adecuada y menos mortífera para conseguir poder!
Matt: ¿¡Y qué pensabas!? ¡Tú padre es el dios del rayo!
Josh: ¡No lo haré! ¿¡Y por qué lo de Logan fue diferente!?
Matt: ¡Oh vamos! ¡Por favor! —le suplico—. ¡Solo deja de quejarte y apresúrate! ¡Me estoy congelando aquí!
Josh: ¡No quiero hacerlo Matt! ¡Tengo miedo!
Matt: ¿¡Qué!? ¡Me estuviste molestando todo este tiempo para que hiciéramos esto ¿Y tú ahora me dices que quieres retirarte?! ¿¡Dónde está ese chico que no le tiene miedo a nada!? ¡Mejor olvídalo! ¡Veo que no estás listo para esto y eres capaz de hacer una tontería!
Josh: ¡No lo haré!
Matt: ¡Bien! —dijo molesto—. Pero te advierto algo… tú tienes miedo ahora, pero más vale que te lo quite de una vez porque tarde o temprano deberás librar tu poder! —Matt estaba completamente enojado, tanto así que se dio media vuelta y se marcho hasta que la densa lluvia lo hizo desaparecer.
Josh: ¡Matt!... ¡Matt vuelve aquí! —Esperaba alguna respuesta, alguna señal de Matt que le indicara que volvía con él. Pero no la vio—. ¡Maldición! —Con su pie patea sobre el césped húmedo levantando consigo un pedazo bastante grande de tierra y pasto. No pensaba quedar como un tonto después de todo lo que había sucedido.
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