Capítulo 21 - PENÚLTIMO
El grito de Josh resonó en toda la arena. Sus ojos estaban abiertos de par en par viendo como aquella espada atravesaría la coraza de su compañero y así lo vería morir.
Repentinamente Josh puede ver como de dentro de los arbustos una sombra aparece y derriba a Océano con tanta fuerza que el titán termina varios metros lejos de dónde se encontraba.
Logan abre sus ojos y ve como la espada que alguna vez estuvo a punto de atravesarlo, ahora estaba a su lado.
Ambos jóvenes levantan la cabeza para observar lo que había pasado y pueden ver a una joven que no poseía coraza sino que traía puesto un jean, una blusa celeste pálido y otra por encima que estaba hecha de encaje color negro.
Cuando la muchacha aparto el cerquillo de su rostro ambos jóvenes quedaron totalmente impresionados al ver a Lucía en aquel lugar.
Logan: ¿Lucía? —Preguntó asombrado.
Lucía: ¡Logan! —Dijo alegremente al ver que el joven aun seguía con vida.
Se incorporó rápidamente y corrió en dirección al joven. Ni bien llega a su lado lo abraza como si no lo hubiese visto hace varios años. Logan no duda en devolverle el abrazo.
Logan: Me salvaste—le dijo en tono dulce.
Lucía: Tenía que hacerlo —Se aparto de él—. Me equivoque, Josh no era el que iba a morir hoy.
Logan: ¿Entonces?
Lucía: ¡Eras tú! —Dijo como si se tratase de algo más que obvio—. Si por alguna razón no llegaba a tiempo los titanes ganarían.
— ¿¡Qué!? —Gritaron ambos jóvenes.
Fue entonces cuando pudieron sentir un ruido que provenía de detrás de Logan y Lucía. Océano se estaba incorporando y no se veía para nada contento. El agua del río comenzó a burbujear y lentamente una enorme cortina de agua se iba levantando detrás de él.
Logan: Lucía quiero que hagas algo —Menciono sin apartar la vista del titán.
Lucía: Dime —Dijo temblorosamente.
Logan: Tú intenta sacar a Josh de debajo de la roca mientras que yo me encargaré de él.
Lucía: Te matará.
Logan: Se supone que ya tuvo su oportunidad y la desperdició. ¡Ahora haz lo que te dije! —Toma la espada que estaba a su lado y se pone de pie.
Lucía: ¡Espera! —Intentó detenerlo pero fue inútil, Logan ya corría en dirección al titán.
La joven quedo inmovilizada viendo como Logan volvía a tratar de luchar contra Océano. ¿Qué pasa si moría? El destino había cambiado. Quizá los titanes ganarían pero el destino ya se había dejado de escribir y una página en blanco de aquel enorme libro se estaría escribiendo en aquellos momentos.
Logan dejo de correr cuando estuvo a unos pocos metros de dónde se encontraba su oponente. Camino con pasos firmes sin dejar de observar a aquel titán con sus ojos turquesa intenso.
Océano: Veo que no te rindes tan fácilmente.
Logan: No dejare que ninguno de ustedes gobierne este mundo.
Océano: Ya lo hicimos hace varios años, ¿Por qué no nuevamente?
Logan: Este es nuestro mundo ahora… y ustedes no están en el.
El titán se preparo para atacar en cualquier momento. Logan comenzó a caminar nuevamente en su dirección haciendo unos movimientos totalmente fantásticos con su espada como si fuese un profesional experimentado.
Océano: Que gane el mejor.
Fue entonces cuando su batalla comenzó.
Lucía corrió hacia donde estaba Josh dándose cuenta de que se había lastimado el tobillo.
Al llegar a dónde se encontraba él, la joven pudo ver las dimensiones de aquella pesada roca.
Se dio cuenta además de que a Josh le estaba costando respirar, todo su cuerpo estaba sumergido debajo de la roca y lo único visible era su cabeza. La roca hacia constante presión en su pecho y le parecía sentir como sus órganos se hacían hacia atrás hasta tocar sus pulmones. Lucía sabia que él no moriría a no ser que fuese por su punto débil pero de todas formas estaría pasando un dolor tremendo.
Josh: Lucía, ayúdame — Dijo casi sin aire.
La joven intentó con todas sus fuerzas mover la pesada roca pero era inútil, por más que quisiera ella sola no podría moverla. No era lo suficientemente fuerte como para hacerlo y sus poderes no se comparaban con los de ellos.
Lucía: No, no puedo Josh —Menciono mientras aun intentaba mover la pesada roca sin resultados favorables.
Josh: Yo sé —Hizo una mueca de dolor—. Yo sé que tú puedes.
Lucía se daba cuenta de que con cada palabra que aquel joven decía perdía una enorme cantidad del aire que lograba respirar.
Lucía: Shhh —Le dijo—. No hables, estas quedándote sin aire.
Josh: No quiero morir y luego tener que pensar que tú te sentirás mal por no haber hecho nada por mí.
Las lágrimas estaban acechando sus ojos y lo supo porque sentía aquel molesto ardor. Lucía cerro sus ojos con la esperanza de calmar aquel dolor pero fe inútil, una lágrima logro derramarse por su mejilla.
Lucía: No quiero dejarte morir, pero no soy como tú. Yo no tengo poderes tan impresionaste como los de ustedes — Y fue entonces cuando una idea llego a la mente de la joven —. Eso es —Miro a Josh—. Josh necesito que utilices tus poderes, tú eres el único que puede liberarte.
Josh: ¿Qué?
Lucía: Canaliza toda la energía del rayo hacia tus manos.
Josh: No puedo.
Lucía: ¡Si puedes! —Se acerca un poco más y apoya su mano sobre la mejilla del joven—. Confió en ti.
La joven se puso de pie y fue en busca de un escondite. Sabía que si Josh lograba destruir la roca sería mejor estar cubierta de algo que pudiese protegerla.
Encontró un perfecto lugar detrás de unas rocas. Había un pequeño hueco en el cual se acurruco para caber y se quedo allí, esperando.
Josh estaba quedándose sin aire pero dentro de él había una fuerza que lo movía, que lo seguía impulsando por más que pensara que ya todo estaba perdido. Sintió un cosquilleo que provenía de su corazón, supo inmediatamente que el rayo chispeaba. Cerró sus ojos y pensó en canalizar toda su energía hacia sus manos. Solo abrió los ojos cuando pudo notar una tenue luz celeste que provenía de sus brazos. Sintió la chispa vibrante corriendo por sus venas. La luz se iba desvaneciendo a medida que el cosquilleo se establecía en sus manos. Cuando la luz se desvaneció por completo la chispa junto con el cosquilleo estaban en sus manos. Supo que el rayo estaría listo para salir ni bien el quitara las barreras que se lo impedía. Como si fuese un silbato en el campo de football, Josh supo que era momento de desatar su furia y fue cuando derribo las barreras de contención y el rayo salió disparado atravesando por completo la pesada roca haciéndola añicos.
El aturdidor ruido del rayo al salir disparado hasta alcanzar los cielos se hizo escuchar en todo el lugar. Ni bien este logró encontrar la salida la roca exploto en millones de pedazos que salieron disparados por todo el lugar. Afortunadamente la potencia del rayo hizo explotar a la roca en diminutos trozos que no lastimaron en absoluto a Josh.
El joven se puso de pie velozmente y sintió como todo volvía a su lugar rápidamente. El rayo definitivamente lo había alimentado de poder y estaba nuevamente listo para luchar.
Corrió en busca de Lucía, la cual salía de detrás de su escondite sana y salva pero aun cojeaba de su pierna izquierda.
Lucía: ¡Lo hiciste! — Gritó ésta.
Josh: ¡Tú me diste la fuerza! —Contesto.
Ambos se quedaron por un momento observándose mutuamente hasta que el grito de dolor de Logan los hizo volver en sí. Definitivamente el joven estaba perdiendo ante su rival, necesitaría toda la ayuda posible si quería vencerlo.
Josh: ¡Tengo que ayudarlo! — Antes de marcharse tomo su espada que se encontraba entre unos arbustos y se la dio a Lucía. — Toma.
Lucía: ¿Qué haces? No la necesito.
Josh: ¡Claro que sí!
Lucía: ¿Tú que harás? —Dijo preocupada.
Josh: Yo tengo mi propio poder —Menciono mientras elevaba su mano dejando en evidencia el ruido chispeante del rayo que deseaba salir.
Lucía quedo fascinada al poder observar tan impresionante poder. Quiso tocarlo pero el joven aparto su mano y salió corriendo para ayudar a su amigo. La joven volvió en sí y pudo observar la batalla.
Océano estaba usando sus colosales poderes contra Logan. Él era bueno pero sus poderes no se comparaban con los de un poderoso titán. Por más que sea el hijo de Poseidón no es un dios completo, su lado humano estaba cansado y esto no lo favorecía en nada.
Josh entro en acción lanzando uno de sus poderosos rayos en dirección a Océano, el cual fue bloqueado por una de sus inmensas cortinas de agua.
La explosión que provoco el rayo con el agua fue totalmente asombrosa. Cualquier amante de explosiones la hubiese adorado.
Lucía observo como el rayo se esparcía por toda la cortina de agua y demoró un tiempo considerable en desaparecer. Mientras tanto, Josh fue en auxilio de su amigo y logró llevarlo hasta el agua del río dónde pudo curar sus heridas.
El agua lo lleno de poder y ahora ambos estaban completamente recargados para luchar. El titán se dio cuenta de esto y por ello hizo lo mismo, recargo su poder con el agua del río. La batalla estaba lista para comenzar de nuevo.
Lucía comenzó a preocuparse cuando pudo ver que su reloj se había detenido cuando marcaba las dos y media de la mañana, ¿A qué hora estaban? ¿Cuánto tiempo faltaba para que todo esto terminara? Trato de dejar de lado sus preocupaciones y siguió concentrándose en lo suyo.
En aquel momento Lucía tuvo una brillante idea. Pudo ver como Logan y Josh peleaban con el malvado titán distrayéndolo de su objetivo, el cetro. La joven supo que aquel momento era ideal para que ella tratara de escalar por aquella montaña y lograse tomarlo.
Empezó a correr y pudo sentir como el pie aun le latía de dolor pero no le dio importancia. En aquellos momentos lo más importante era obtener el cetro pero algo hizo que su misión no pudiera completarse. Escucho la voz de alguien llamándola, llamándola por su verdadero nombre griego.
—Luquía.
La joven quedo paralizada. Se volteo lentamente para observar a una mujer con vestido blanco, una cinta por debajo de su busto color negra al igual que la cinta que rodeaba sus brazos hasta tocar el suelo. Tenía unos atrapantes ojos verdes y sus cabellos eran dorados como la luz del sol.
Lucía la reconoció inmediatamente sin mencionar que conocía absolutamente toda su historia. Fue una de las titanides que más le atrajo.
Lucía: Leto —Dijo sorprendida.
Vio como los labios color durazno de la titanide se extendían en una gran sonrisa.
Leto: Hola, sobrina.
Miranda corría velozmente por entre los arbustos. Traía consigo su casco de invisibilidad el cual no se lo quito hasta llegar a una zona en la que se sintió segura.
Venía huyendo de la aterradora arpía. Por desgracia ya solo le quedaba una de las flechas doradas de Hope y para su mala suerte esta no tenía nada de veneno… pero por otra parte se alegro de que así sea. La arpía había logrado quitarle la flecha para luego lanzársela directo a su brazo. Entro en pánico ni bien vio como la flecha quedo incrustado bajo su piel pero por fortuna nada malo le sucedió. Dedujo que probablemente esa flecha había sido la que mató a Hope.
Colgó su casco en su cinturón cuando de pronto volvió a escuchar el chirrido espantoso de aquella criatura y se colocó inmediatamente el casco de su padre desapareciendo por completo.
Pudo ver como la bestia sobrevuela por encima de ella sin siquiera verla. Su cerebro comenzó a planear algún plan que pudiese acabar con la arpía pero muy pocas opciones se le ocurrieron. Aquella bestia emplumada siempre estaba en el aire y era muy difícil acabar con ella.
La única arma que tenía era su espada y no podía arriesgarse a arrojársela y que esta no la lastimase. Tenía que hallar alguna forma de que la arpía tocase el suelo, que estuviese sobre su campo de batalla para acabar con ella.
Varias ideas ingeniosas comenzaron a surgir de dentro de sus pensamientos cuando de pronto sintió como algo pesado y con gran fuerza la empuja lejos despojándola de su casco de invisibilidad.
Se sintió un tanto aturdida, no sabía qué era lo que la había golpeado hasta que vuelve a escuchar el chirrido aturdido de la bestia emplumada.
Sus ojos marrones observaron de debajo de sus cabellos alborotados como la arpía sobrevolaba por encima de ella hasta desaparecer.
<< ¿Cómo diablos me encontró? >> Fue la pregunta que se hizo la joven sin saber que aquella información se la había otorgado Selene, la cual estaba observando su pelea desde lo alto de una montaña.
Miranda vio su espada a un par de metro de dónde ella se encontraba. Se puso de piel rápidamente y corrió en dirección a ella pero de pronto sintió nuevamente aquella fuerza que la empujo, solo que estaba vez la estaba elevando por los aires.
La arpía la había capturado y la tenía bien sujeta por su torso. Miranda comenzó a moverse pero esto solo provoco que la bestia apretara más sus garras y consigo que agrietara la armadura por completo.
La joven se dio cuenta de que estaba en apuros y no había nadie que pudiese salvarla, fue entonces cuando recordó que aun tenía un arma secreta. Cuando estuvo recolectando las flechas de Hope se encontró con Justin y Belén. La joven no tenía nada que pudiese abastecerla, pero él sí. Tomo algunos cuchillos y los guardo en su cinturón.
Metió la mano en el mismo lugar donde los había guardado y los encontró. Saco uno de gran tamaño pero la arpía logro divisarlo. No quería soltar a su prisionera pero tampoco deseaba salir herida así que lo que hizo fue soltarla para luego volver a tomarla por su pierna.
Miranda pego un grito ni bien sintió como las garras se separaban de su cuerpo y casi dejo caer el cuchillo pero fue lo suficientemente rápida como para tomarlo antes de que cayera.
La sangre comenzaba a ir en dirección a su cabeza y esto le provocaba jaqueca. ¿Qué se suponía que debería de hacer ahora? Intento lastimar en la pata a la arpía pero era inútil, no alcanzaba. Fue entonces cuando decidió hacer algo, algo que probablemente le daría solo una oportunidad. Aferro el cuchillo a su mano y enfocándose en la pata lanzo el cuchillo y pudo ver como este se enterraba en su tarso y la hizo chillar de dolor. La pata se abrió liberando la pierna de la joven y la hizo caer desde treinta metros de altura.
Miranda sabe que es el momento de actuar antes de que su cráneo estalle en el suelo.
Se acurruca a sí misma y desaparece un rayo de luz azul. Cuando el rayo vuelve a aparecer lo hace en el mismo lugar en dónde ella había sido atrapada por la arpía.
Eleva su cabeza en busca de su espada. Ni bien la puede ver lleva sus cabellos hacia atrás y se incorpora para correr en dirección a ella. Antes de poder tomarla vuelve a escuchar los chirridos de la arpía que venían en dirección a ella. Miranda puede ver como la enorme bestia emplumada bajaba en picada con sus ojos flameando de venganza. La joven se apresura a tomar su espada y se sienta en el suelo apoyándose contra una roca. Alza su espada en dirección a la bestia y no aparta su mirada de ella.
Miranda: Acércate pequeño demonio —Dijo entre dientes.
La arpía extendió sus patas abriendo sus dedos y dejando a simple vista las enormes garras negras. Todo paso tan rápido que nadie podría decir lo que en realidad sucedió. Las plumas de la arpía volaban por doquier y ella aun seguía con sus alas abiertas sin apartarse de la roca.
Miranda aun seguía allí debajo. Sus ojos café observar como la viva llama que ardía en los ojos de la bestia lentamente se iba apagando hasta que sus parpados se cerraron y su cuerpo cayó al suelo sin vida. La espada de Miranda aun seguía clavada en su pecho, la joven había logrado atravesarle el corazón haciendo que este dejara de latir.
Una gran sonrisa se puede ver en el rostro de la joven.
Miranda: Lo hice —Dijo—. ¡Lo hice!
La joven comenzó a reír hasta que de pronto sintió un dolor agudo en su estomago. Cuando bajo la mirada deseo con tu su alma nunca haberlo hecho. Su coraza se había partido por completo y había dejado en descubierto la blusa que les habían dado en los vestidores pero eso no se comparaba en nada con lo que la arpía le había hecho. La maldita bestia había logrado enterrar sus garras en su estomago dejando los enormes agujeros en evidencia. Había logrado perforarle sus órganos incluyendo un pulmón el cual le estaba cobrando con la falta de aire que sentía.
Las garras de la arpía siempre estaban llenas de bacterias y otras cosas asquearas las cuales ahora estaban dentro del cuerpo de la joven. Algunos gusanos se retorcían en la sangre que emanaban sus heridas mientras que otros hacían pequeñas perforaciones en su cuerpo para entrar por otro lugar.
Los parásitos estaban en todos lados comiéndose la piel y músculos de la joven sin mencionar que también lo hacían con sus órganos.
Miranda comenzó a sentir como el cuerpo le temblaba. Sintió algo que le recorría la cara y cuando apoyo su mano temblorosa sobre aquel bulto se dio cuenta de que se movía. Tenía un paracito moviéndose en su rostro y este se movía bastante rápido hasta el punto en el que penetro en su ojo y comenzó a devorarlo lentamente.
Miranda grito de dolor. Al igual que Luke la estaban devorando pero internamente.
No pudo hacer nada, sabía que moriría allí mismo y lo hizo en pocos segundos. El paracito que se encontraba en su ojo había carcomido su punto débil y ahora se escapaban por su nariz.
Ahora solo quedaban dos semidioses en batalla y cuatro titanes aun vivían. Definitivamente el final estaba a punto de llegar.
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