Capítulo 19
Justin abre sus ojos, solo estaba un tanto aturdido por el golpe en su cabeza pero por fortuna estaba bien, la fuerte coraza de bronce había absorbido todo el impacto del fuego.
Con mucho esfuerzo logra ponerse de pie y ve como Hiperión echa a correr con la espada de plata en mano y sabía que esta se dirigía hacia el cuello de Belén.
Justin: ¡No! —Gritó y corrió en dirección al cuerpo de Belén que se encontraba en el suelo.
La joven estaba acurrucada en el piso y siente como el cuerpo tibio del joven se posa encima del de ella, protegiéndola.
Justin: ¡No te dejaré morir!
Y fue entonces cuando la espada de plata se suelta de la mano de Hiperión con tanta fuerza que logra atravesar la coraza de Justin justo por la grieta que le había provocado la Arpía, haciendo que la espada atravesara su columna vertebral y llegara a tocar el otro extremo de la coraza.
Los ojos de Justin se abren de par en par al sentir la fría hoja de la espada en su cuerpo.
Belén tenía sus ojos cerrados y los abre cuando siente como el cuerpo del joven comenzaba a temblar.
Sus ojos café, llenos de inocencia se posan en los ojos de Justin, quien parecía estar sorprendido.
Belén: ¿Qué sucede? —Preguntó.
El joven no le contesto, no podía hacerlo, no podía hablar. Lo único que podía hacer era temblar descontroladamente.
Belén: ¿Justin? —Sintió un nudo en su garganta—. Justin háblame, ¿Qué sucede?
De pronto ve como de su boca una delgada línea de sangre comienza a salir. Justin vio la reacción de Belén y recordó la pesadilla que ella había tenido, no quería que ella lo viese morir ni mucho menos que su propia sangre cayera sobre el bello rostro de la joven. Por eso apoyo su cabeza en el hombro de la joven y no la movió de allí por ninguna razón. Fue entonces cuando Belén pudo ver como casi la mitad de la espada se había incrustado en el cuerpo de Justin.
Ahora era su cuerpo el que temblaba.
Belén: No… no Justin no —Se mueve un poco y logra salir de debajo del cuerpo del joven. Apoya sus ambas manos sobre la empuñadura de la espada y comienza a cinchar hacia arriba, sus dientes rechinaban por la fuerza bruta que ella tenía que hacer, definitivamente le estaba costando trabajo quitar la espada de la espalda del joven pero cuando pudo lograrlo quedo totalmente aterrorizada por el colosal tamaño de aquella arma, la cual, ya había dejado de ser plateada y se había tornado del color de la sangre de Justin.
Belén arroja la espada a un lado de dónde ellos se encontraban y así pudo tener ambas manos libres para voltear el cuerpo de Justin y que ella pudiese ver su rostro. Parecía que estaba dormido, Morfeo lo había bañado en un profundo sueño del cual nunca despertaría. Pero este pensamiento que podría llegar a ser el mejor de todos se vino abajo cuando Belén vio como el hilo de sangre de la boca de Justin se había hecho mucho más grande y pudo ver como sus dientes y labios se habían tornado rojos.
Sintió como el pánico, el terror, la desesperación se apoderaban de su pequeño cuerpo, el cual, ahora estaba sobrecargado de emociones y la única forma que tenía para expulsarlas era con las lágrimas. Apoyó sus delicadas manos sobre las mejillas del joven y comenzó a moverlo en busca de alguna respuesta.
Belén: Despierta, vamos despierta, ¡Despierta! —Ahora tenía sus manos apoyadas sobre los hombros de él y estaba sacudiéndolo con fuerza—. ¡DESPIERTA! ¡TÚ DIJISTE QUE NO ME DEJARÍAS! ¿Recuerdas nuestra promesa? ¡Cuando me miraste a los ojos y me dijiste que tú y yo estaríamos juntos para siempre! ¡¿Lo Recuerdas?! —un nudo más grande se estaba formando en su garganta y junto con las lágrimas le hacían imposible el habla.
Hope, quien había llegado para ver la aterradora escena, ahora estaba parada allí mirando como el gran amor de su vida… moría.
Hope: ¿Justin? —Mencionó con voz quebrada.
La joven comenzó a recordar las cosas pasadas, cosas que inmediatamente le hicieron sentir un puñal en el corazón y tuvo que hundir su pecho para que la sensación fuese menor.
Recordó el día en que se conocieron… la forma en que él le había hablado, cómo la miraba, era pequeñas cosas que la hacían ponerse peor. Cosas que la lastimaban.
En la cabeza de Belén cosas similares pasaban por su mente pero el principal había sido aquella promesa que él le había prometido cumplir.
La joven, cansada de luchar por conseguir una mirada de aquellos ojos almendrados, cae rendida sobre la coraza del joven. Las lágrimas se resbalaban de sus ojos y parecía que nunca acabarían, tenía los ojos rojos y un enorme dolor en el pecho hizo que se acurrucara sobre el cuerpo de Justin.
Belén: Te dije que no prometas cosas que no puedas cumplir —Hizo una pequeña pausa para respirar y se dio cuenta de que hasta para eso le faltaban fuerzas, estaba débil—. Pero aun así tú me aseguraste de que se cumpliría, me dijiste que era una promesa y no debía olvidarla… pero me parece que tú te olvidaste de ella y ahora me abandonaste, me dejaste sola en este mundo y yo no sé cómo hacer para vivir sin ti. Por favor llévame contigo, no quiero estar sola, viviendo con tu recuerdo sabiendo que podría morir ahora mismo y reencontrarte en el más allá. Vuelve por mí, te lo suplico.
Al parecer a Hope no le importaba que Belén estuviese al lado de Justin, lo único que le interesaba era que él estuviese bien pero no era así.
Hope: Nunca te olvidaré.
Belén escucho la voz de aquella joven y elevó su cabeza un poco, con la mirada fija en dónde Hope se encontraba. Ella tan solo con su mirada supo que nunca volvería a ver aquellos ojos almendrados que la hacían estremecer. Belén pensó en ellos también pero además en la sonrisa que siempre aparecía en el rostro de Justin cuando la veía por primera vez todas las mañanas. Nunca podrían olvidar sus carisias, sus besos, su risa, todo lo que lo hacía especial para ellas… se había ido y nunca volvería.
Hope llevo su mano temblorosamente hacía su boca y sintió el suave roce sobre aquellos dulces labios en dónde hacía un par de horas atrás habían sentido los carnosos y tibios labios de Justin. Sus ojos se cerraron para rememorar aquel maravilloso momento, dejando escapar varias lágrimas que recorrieron sus mejillas creando surcos sobre su piel llena de polvo.
Supo que aquel hermoso beso había sido el último y ya nunca más podría sentir sus labios ni acariciar su suave piel.
Belén tenía su mejilla apoyada sobre la frente, aun tibia, de Justin. Sus ojos estaban cerrados hasta que sintió la risa descontrolada de Hiperión. No podía creer que aquella horrenda criatura, quien había asesinado a Justin, estuviese burlándose de esa trágica situación.
Hiperion: ¿Quién diría que en ese pequeño cuerpecito hubiese tantas lágrimas? Mejor cuídate pequeña, no sea que vayas a morir deshidratada— Echo a reír nuevamente.
Belén: ¿Cómo te atreves, infeliz? —Dijo entre dientes.
Hiperion: Mi meta era asesinarte pero él se interpuso en mi camino.
Belén: ¡No tenías derecho! —Chillo la joven.
Hiperion: ¡Me importa muy poco lo que pienses! —Agita sus brazos y en menos de un parpadeo sus brazos se vieron envueltos por las ardientes llamas del fuego—. Pero no te preocupes, te prometo que te reunirás con él muy pronto.
Belén aferro su mano a la coraza de Justin, tenía sus ojos café bien abiertos y estaba tratando de enviar toda la energía necesaria a su mano derecha, la cual estaba escondida.
Sentía como la tierra de debajo de su mano comenzaba a calentarse, había logrado crear una bola de energía.
“Gracias”, fue la palabra que vino a su mente para agradecerle a Justin la fuerza que en aquellos momentos la impulsaba para luchar pero sobre todo para crear una de sus bolas de energía.
Tenía su mirada fija en Hiperion y sabía que ni bien levantara su mano, la bola saldría disparada y muy posiblemente esta la protegería de las abrasadoras llamas.
La bola de fuego surgió de dentro de la palma de la mano del Titán, Belén estaba atenta a todos sus movimientos y estaba lista para liberar su poder cuando de pronto vio como una flecha dorada se incrustaba en el antebrazo de Hiperion.
Ambos voltean para ver a Hope con el arco en mano y muy lentamente lo iba bajando hasta que la punta de éste toco el suelo. Belén notó como sus mejillas estaban húmedas por las lagrimas que habían desaparecido sus ojos, ahora su corazón estaba lleno de rabia y el único deseo que tenía era el de venganza.
Hiperion: Hija de Artemisa — Gruño.
La joven ve por el iris de sus ojos chocolatosos, cómo las llamas de los brazos del Titán se incrementaban el doble. Toma otra de sus flechas y la coloca en su arco, lista para disparar cuando fuese necesario.
Ni bien vio como Hiperion se colocó en posición de ataque una gran ráfaga de viendo salió de la nada y algunas partículas de polvo hicieron lagrimear los ojos de la joven haciendo que no pudiese ver a quién pertenecía esa voz que sus oídos captaban.
— ¡Hiperion! —Gritó una voz masculina.
El Titán se voltea para ver quién era el que lo llama y se sorprendió bastante al ver a uno de los suyos.
Hiperion: Astreo —Dijo sonriente.
El Titán del viento desciende de lo alto para tocar el piso y colocarse junto a su compañero.
Astreo: Mataste a mi víctima, por eso creo que es justo que me dejes divertirme con esta —Refiriéndose a Hope.
Hiperion no contesto, solo sonrió e hizo una reverencia para indicarle que aquella joven era toda suya.
Astreo sonrió y con un leve moviente de sus brazos, el viento que salió de estos fue lo suficientemente fuerte como para que Hope saliese despedida y Belén la perdiera de vista.
Astreo: Diviértete con la hija de Apolo —Comentó a su amigo antes de desaparecer.
Hiperion: Eso haré —Sonrió sombríamente a la joven, quien lo estaba observando con una mirada de odio.
Astreo siguió el curso que la ráfaga de viento había creado, esperando encontrar a la joven en el piso pero no fue así. La marca que ella había creado en la tierra estaba allí pero sin ella.
El Titán comenzó a mirar a su alrededor, ¿Cómo podía ser que se le haya escapado? Tenía que encontrarla y rápido, no dejaría pasar la oportunidad de asesinar a alguien.
De pronto sintió un objeto puntiagudo en su espalda que comenzó a adormecerlo en esa área. Luego, sintió otro pinchazo en su pantorrilla, en su brazo y por último en su muslo. Pudo ver que se trataban de flechas doradas que pertenecían a su víctima y que ahora comenzaban a adormecerle el cuerpo. Coloco su mano sobre la flecha en su muslo y la arranco de un tirón, arrojándola lejos.
Arteo de que la joven lo estuviese dañando y el no pudiese evitarlo, cierra sus ojos y deja que sus oídos lo guíen. El viento le envía las ondas de sonido y su cerebro las identifico en una fracción de segundo, grito sobre sí mismo y con su mano atrapó una flecha dorada, la cual, iba dirigida a su cráneo.
Hope queda sorprendida al ver como el Titán había logrado evitar aquel disparo, hubiese sido perfecto para acabar con él.
En sus ojos chocolatosos vio como la furia se desataba en el cuerpo de Astreo que con una simple flexión de sus brazos, las flechas que estaban clavas en su cuerpo, salieron disparadas por todos lados.
Hope sabía que tenía que hacer algo rápido por eso toma una de sus flechas pero nota algo extraño, con su puño envuelve el astil de sus flechas y calcula exactamente el número de flechas que le quedan, cinco, tenía tan solo cinco tiros para hacer y no podía fallar.
Cuando vuelve a prestar atención a lo que sucedía a su alrededor se da cuenta de que el Titán tenía sus brazos extendidos y ni bien las palmas de sus manos se juntaron, una enorme ráfaga de viento la saco volando de allí. Gracias al casco que traía puesto, las ramas que impactaban en su cabeza no le hicieron daño pero sus brazos y entrepierna no se salvaron hasta que se dio cuenta de que el dolor que sentía no era por culpa de las ramas, sino porque Astreo, había usado su poder de plumas negras contra ellas. Las plumas eran tan afiladas como un cuchillo y cortaban su piel como si fuese papel.
El golpe final que sintió la dejó un tanto aturdida. Se había golpeado contra un árbol y ahora este tenía la marca de su cuerpo, sin mencionar que un par de astillas se habían incrustado bajo su piel. El dolor era intenso, definitivamente aquellas cortaduras que le habían ocasionado las plumas negras la estaban debilitando pero no le importó, volvió a tomar con su mano el astil de las flechas y ahora solo le quedaban dos, había perdido tres flechas y no sabía dónde estaban.
Su cabeza le dolía mucho, y le estaba costando trabajo ponerse de pie. No veía al Titán por ninguna parte y eso le trajo alivio, pero no le duraría mucho ya que vio una enorme cortina de fuego que paso por su lado e hizo que se acurrucara al árbol. Estaba ante la pelea de Hiperion y Belén, definitivamente no le agrada la idea de que ella estuviese defendiendo a Justin pero en aquellos momentos ella era acechada por otro Titán que si llegaba a matarla, sabía que Belén no podría acabar con Hiperion y ninguna de las dos vengaría la muerte de Justin. Por ello debería acabar primero con Astreo y luego ayudar a Belén, ¿Dijo bien? ¿Ayudarla? Sí, definitivamente esas fueron sus palabras, ayudaría a la joven.
Bajo su mirada al piso y vio como a un lado de dónde se encontraba ella, estaba el cuerpo inerte de Justin. Sus ojos se abrieron de par en par y pudo notar algo interesante, se volteo en dirección a la del joven y con su mirada comenzó a mirar su cinturón, estaba contando.
Belén había lanzado una bola de energía que al parecer no le había hecho nada a Hiperion, al parecer sus poderes no lo afectaban pero los de él a ella sí.
Hope sabía que no había más tiempo que perder si no quería terminar luchando contra dos Titanes ella sola.
Hope: ¡Belén! —Gritó.
La joven, quien se encontraba en el suelo tratando de evitar las bolas de fuego que su oponente le lanzaba, se alegró de escuchar la voz de Hope.
Hope: ¡Usa los cuchillos de Justin!
Belén: ¿Qué?
Hope: ¡Sus cuchillos! —Señala el cinturón del joven—. ¡Puedes usarlos para acabar con él!
Ella tenía razón, podía ser la única oportunidad que ella tendría para asesinar a Hiperion y no la desaprovecharía. Antes de levantarse lanzó dos bolas de energía y luego cuando corría lanzó dos más. Sabía que no lo dañarían pero sería suficiente como para mantenerlo distraído y ella pudiese tomar unos cuantos cuchillos del cinturón de Justin.
De dentro de la espesa maleza un enorme viento aparece, despojando a los árboles de sus hojas. Belén se vio sorprendida y dejo caer unos cuantos cuchillos quedándose tan solo con cinco en la mano.
Hope: ¡Descuida! —Le dijo—. Yo lo entretendré, tú acaba con el maldito que nos quitó a Justin.
La joven se pone de pie y corre en dirección al Titán con su flecha pronta para disparar cuando de pronto se eleva por los aires y desaparece. Lo busca desesperadamente que cuando lo encuentra, no duda en dispararle al hombro. Solo le quedaba un tiro y sabía perfectamente a dónde lo lanzaría, podía escuchar los latidos de Astreo que poco a poco sucumbirían con el veneno de sus flechas.
Cuando alza su mano para tomar la última flecha una voz familiar hace que voltee para encontrarse con Zack a un par de metros de dónde se encontraba ella.
Zack: ¡Hope!
Hope: ¿Zack? —Dijo sorprendida—. ¡Vete! ¡Sal de aquí antes de que sea tarde!
Zack: ¿Qué? —Vio al Titán—. Hope.
La joven voltea para ver que sucedía y de pronto lo vio, vio como una de sus flechas doradas, la misma que le había lanzado a Astreo, ahora se había incrustada en medio de su pecho atravesándole el corazón.
Lentamente siente como el veneno comienza a viajar por su sangre y consigo al resto de su cuerpo. Sus manos comenzaron a temblar y su piel comenzó a tornarse grisácea.
Zack: ¿Hope?
Intentó arrancarse la flecha de su pecho pero fue inútil, el veneno estaba haciendo estragos en su cuerpo, comprimiéndole el cerebro, provocándole una terrible jaqueca y que su visión comenzara a nublarse. Sintió como las venas de su cuello comenzaban a hincharse al igual que todas las de su cuerpo, pensó que iban a explotar pero no fue así, en menos de dos minutos su cuerpo cayó sin vida al suelo.
Zack: ¡NO! —Chilló el joven mientras corría en dirección a la joven.
Cuando llegó, arrancó la flecha de su corazón y pudo ver la horrenda herida que se había formado alrededor de su pecho, parecía que su piel se había podrido, como si fuese un cadáver en descomposición. Su piel se había tornado de un color gris y las venas le sobresalían por todas partes. Zack apoyó su mano sobre la mejilla de la joven y pudo notar como esta estaba fría, inmediatamente tomo sus manos y estas estaban heladas, ¿Cómo podía ser eso posible? Al parecer el veneno estaba descomponiendo el cuerpo desde adentro y en forma bastante acelera, parecía como si hubiese muerto hace ya varias horas.
Zack: Clarisse tenía razón —Sollozo—. Nunca pude decirte lo que sentía por ti y ahora nunca lo sabrás —Voltea abruptamente su cabeza en dirección a la del Titán—. Pero no te preocupes, yo vengaré tu muerte.
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