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Capítulo 4: A hard day's night

¡La nota al final del capítulo es muy importante! Por favor, léanla.


Capítulo 4: A hard day's night


"Ha sido el anochecer de un día agitado

Y he estado trabajando como un perro

Ha sido el anochecer de un día agitado

Debería estar durmiendo como un tronco..."

A Hard Day's Night, The Beatles


La luna se veía gigante esa noche, mientras su luz inundaba la habitación. Rose la admiraba desde su cama, pensando en cosas al azar, pero no de tristeza, porque sus lágrimas se habían acabado ya. Claro que aún extrañaba a su madre, pero también se había cansado de tanto llorar. Y si de cansancio se trata, ella estaba realmente cansada. Lo único que lograba dormir en total en las noches era una hora o dos. Tres si estaba con suerte. Pero las horas restantes, sólo se encontraba allí, en la penumbra de la noche, pensativa. Algunas veces, extasiada por la inmensidad del universo, cuando contemplaba el cielo nocturno. Otras veces, abrumada al pensar en los secretos que ocultaba toda oscuridad. Pero si había alguien que ocultaba más secretos que cualquier sombra, ése era George, quien por cierto, se encontraba muy silencioso del otro lado del muro. Rose observó la hora y notó que aún no era la hora en la que se levantaba a deambular George, por lo que se puso a leer un libro mientras esperaba, porque ésa se había convertido en su nueva tarea ahora: aguardar todas las noches a que George se levante para luego redirigirlo a su habitación. A veces se cuestionaba por qué se tomaba tanta molestia, dado que George apenas notaba su presencia cuando era de día. Pero como Rose era una muchacha de blando corazón, no soportaba la idea de que le pudiese ocurrir algo si ella no estaba allí. Ya eran las 3:50 am y Rose estaba a punto de terminar el cuarto capítulo de En el camino cuando oyó el sonido del forcejeo entre una llave y una herradura. George solía tardarse un poco en colocar la llave en el lugar indicado antes de poder abrir la puerta. Cuando finalmente lo logró, se oían sus pasos al deambular por los pasillos, mientras llamaba a Rose. Desde hacía algunos días Rose había comenzado a aparecer en sus sueños, por lo cual cada vez que se levantaba, solicitaba su presencia. A la chica le faltaba tan sólo media carilla para terminar de leer el capítulo, y mentalmente le rogó a George que esperase un poco. Pero como el tono de su voz aumentaba cada vez más con cada llamado, ella colocó el señalador en el libro, lo dejó en su mesa de noche y, resignada, se apresuró hasta la sala para callar a George.

—Tienes que dejar de gritar tanto —le exigió ella, como tantas otras veces. —Además, debes dejar de ponerle llave a tu puerta, ya que claramente no sirve de mucho, porque todas las noches te encuentro vagando por la casa.

—Lo siento —se disculpó él.

—No es tu culpa después de todo —suspiró— tienes que ir a la cama, George.

— ¿Por qué?

Rose suspiró de nuevo, porque tendría que explicarle todo de nuevo.

—Aquí vamos... George, estás dormido. Sé que crees que no lo estás, pero lo estás, es sólo que eres sonámbulo y estás deambulando por la casa. Noche tras noche te lo explico, pero siempre lo olvidas, porque siempre olvidas lo que ocurre cuando duermes.

—Eso es absurdo —bufó.

—George, son las cuatro de la madrugada y estás dormido. Si no quieres despertar a los demás, será mejor que regreses a tu habitación.

—Pero...

—George —lo interrumpió, algo impacientada— no hagas esto más difícil de lo que ya es ¿sí? Te ayudaré a volver a la cama.

George no dijo palabra alguna y dejó que Rose lo conduzca a su habitación. Logró hacer que se meta en su cama y lo arropó, pero lo notó callado, cuando en realidad el George sonámbulo nunca se callaba.

—No estoy enfadada ni nada que se le parezca —indicó ella, notando que tal vez había sido un poco hostil hace unos minutos. —Estoy cansada, eso es todo.

—Sé que no has estado durmiendo muy bien últimamente y lamento oírlo —dijo con empatía.

—Gracias —sonrió ella— estaré bien. Estoy segura de que algún día volveré a dormir decentemente, sólo que no sé cuándo.

—Bueno, si yo soy sonámbulo y tú no puedes dormir ¿por qué no me haces un poco de compañía? —propuso levantándose y sentándose en la cama. Hizo un ademán para que ella se sentara a su lado.

—Seguro —respondió ella y se sentó a su lado— después de todo, lo hago todas las noches —susurró.

— ¿Disculpa?

—Nada, nada —rio ella y platicaron hasta el amanecer.

Cuando George se durmió, Rose volvió a su habitación. Se desplazó con tranquilidad por el pasillo, sabiendo que nadie la atraparía, porque era temprano aún. Cuando llegó a su cama, en vez de acostarse se sentó en ella. Suspiró y observó a su alrededor por algunos minutos, sin hacer nada, sólo observar. ¿Conocen esa sensación de despertarse antes que todos? Bueno, Rose la estaba padeciendo en aquel momento. Esa sensación de nerviosismo y aburrimiento, porque no hay nadie más despierto, y no sabes qué hacer contigo mismo. Sólo estás allí, rogando a que alguien se despierte para que la casa entera se vuelva a poner en movimiento. Como a Rose no se le ocurría nada que hacer, decidió retomar su lectura. Afortunadamente, luego de avanzar unos dos capítulos más, la casa cobró vida. Rose se preparó y luego de terminar de cepillar su cabello, fue a la cocina para ayudar con el desayuno. En la mesa, cuando ya todos estaban comiendo, Rose mantenía una conversación aparte con Ringo y Mo.

—Siento como si el rostro me pesara por todo el maquillaje que estoy usando para cubrir mis ojeras —declaró la joven, para la diversión de la pareja.

— ¿Tan mal está la situación? —preguntó Mo, bebiendo un poco de jugo.

—Sólo digamos que, al paso que voy, probablemente termine siendo el principal sustento de Cosméticos Yardley —bromeó.

—Tal vez tu problema para conciliar el sueño se origine del estrés que estás padeciendo por un evento traumático reciente, el cual vendría a ser la muerte de tu madre —planteó Ringo.

Rose y Mo lo observaron, sorprendidas.

— ¿Y tú de dónde sacaste eso? —preguntó Rose.

— ¿Qué? En mi tiempo libre me gusta leer —expresó Ringo, encogiéndose de hombros.

—Ah —suspiró Maureen, cautivada— no sólo es guapo sino que también muy listo —lo halagó y Ringo plantó un tierno beso en sus labios.

—Pues creo que tienes razón. No sabía que eras tan listo, Ringo —comentó Rose.

—Como dijo mi esposa, soy mucho más que una cara bonita —bromeó y los tres rieron.

Otro desayuno finalizado, y otro día que los chicos se marchaban al estudio de grabación. Estaban trabajando muy duro para poder lanzar pronto su nuevo álbum, Help!, el cual a su vez servía como banda de sonido a la película del mismo título que habían terminado de grabar, y que sería estrenada en unos meses. Por el otro lado, las chicas se encontraban en la casa, jugando a las cartas en la mesa de la cocina. Ser una novia/esposa o cualquier chica relacionada a los Beatles no era para nada fácil. La mayoría del tiempo tenían que permanecer en la casa porque si salían, alguien las reconocería. Desde las interminables preguntas de los paparazzis hasta las agresiones por parte de algunas fanáticas celosas, todo era un caos, por lo cual preferían... bueno, no "preferían", más bien les convenía permanecer en la casa. Claro que, también como sus parejas, no siempre seguían las reglas y daban algunos paseos, pero trataban de hacerlo discretamente. Precisamente en aquel momento, Cyn había salido a hacer las compras y tomar un poco de aire, dejando a Julian al cuidado de las chicas, por su seguridad. Julian estaba sentado sobre el regazo de su "tía Jane", mientras observaba con tranquilidad como las muchachas jugaban a las cartas.

—Tal parece que tu mami se está tardando un poco, mi querido Julian —dijo Jane dándole un vistazo al reloj, besando la cabecita del pequeño.

—Cuando dijo que iba a comprar leche, no pensé que iba a ir hasta el campo a ordeñar la vaca ella misma —bromeó Mo.

Finalmente la rubia favorita de John apareció, cerrando la puerta con su cadera, pero no de manera brusca sino con gracia.

—No creerán todas las cosas que tiene que oír una —se quejó Cyn, depositando las compras en la cocina. Se quitó las gafas de sol y besó a su hijo en la frente. — ¿Las tías te han cuidado bien mientras yo no estaba, mi rey? —le preguntó al niño, y este asintió enérgicamente, mientras comía una galleta.

—Cuéntanos un poco sobre tu pequeña excursión, Cyn —instó Rose.

—No hay mucho que decir, sólo que caminé unas calles y fueron apareciendo las cámaras de a poco hasta que se formó toda una multitud a mi alrededor —explicó mientras tomaba asiento junto a Rose. —Siempre están preguntándome esa horrible pregunta, la pregunta del millón: "¿es cierto que John y tú se van a divorciar?" —espetó, molesta.

—Bueno... ¿y es cierto? ¿Se van a divorciar y no nos lo han dicho? —bromeó Mo.

—Si se trata del divorcio de los Lennon, como la amiga que eres, al menos deberías darnos la primicia —bromeó Jane.

—De hecho, es algo muy secreto. Nuestro divorcio es tan secreto que ni John ni yo nos hemos enterado —comentó Cyn y las chicas rieron. —El lado positivo es que un chico pasó a mi lado y me dijo que era la chica más bella que haya visto —dijo avergonzada.

—Es que eres muy bonita, Cyn —la halagó Mo y Cyn sonrió. —Pero no le digan a Johnny lo del chico o se pondrá celoso —aconsejó.

—O mejor digámosle, porque es divertido verlo celoso —sugirió Jane y las chicas estuvieron de acuerdo.

—Bueno, si te sirve de algo Cyn —comenzó Mo— tal parece que mi Ritchie tiene una aventura. Con Ann-Margret.

—Disculpa ¿cómo dijiste? —Rio Cyn— ¿una aventura? ¿Con Ann-Margret?

—Sí, como oyeron —afirmó Mo. —Tal parece que hace unas semanas salieron a cenar juntos. Y es curioso, porque yo no me di cuenta. Tal vez no me di cuenta porque la misma noche en la que supuestamente me estaba engañando con Ann-Margret, es la misma noche en la que fuimos a casa de sus padres.

Las chicas no pudieron evitar reír.

—Tal vez fuiste a casa de sus padres con un doble y no lo notaste. Eres muy distraída, Mo —bromeó Rose.

—Tal vez tengas razón —rio Mo— puede que me haya equivocado de Beatle. Tal vez fui con John y no me di cuenta.

—O tal vez fue John el que se fue a cenar con Ann-Margret. Suena a algo que él haría —rio Cyn. —Y esperen a que la prensa sepa que hay carne fresca en la casa —insinuó divertida, observando a Rose

Rose rio.

—Chicas, por favor no me asusten —suplicó.

—Es sólo cuestión de tiempo. De seguro ya lo saben —comentó Jane— pero descuida, nosotras estamos aquí para protegerte —sonrió y la abrazó.

—Oh, mira cómo se abrazan las mejores amigas —advirtió Cynthia, simulando estar celosa.

—Y a nosotras nos dejan de lado —se quejó Mo con el mismo tono— tal vez es una reunión exclusivamente de pecosas, por eso nosotras quedamos fuera —señaló, dado que Rose y Jane tenían pecas.

Las dos chicas rodaron los ojos e invitaron a las otras dos a unirse. Las jóvenes se abrazaron y como el pequeño Julian estaba en el medio y era un niño muy cariñoso, también se unió gustoso. Como las simpáticas chicas pasaban mucho tiempo solas en la casa se hicieron amigas rápidamente, sobretodo Jane y Rose, quienes eran más cercanas porque tenían muchos intereses en común. Mientras compartían el abrazo, Cyn notó algo.

— ¿Es eso un ave, en la ventana? —preguntó, entrecerrando los ojos para ver mejor— no puedo distinguirlo bien.

—Dios, es cierto, miren esta suciedad —dijo Mo ensuciándose el dedo al pasarlo por el vidrio.

—Los chicos habían dicho que iban a limpiar la semana pasada... ¿alguna los vio haciéndolo? —preguntó Jane y todas negaron con la cabeza. —Eso creí.

—Bueno, no sé ustedes, pero yo tengo que hacer algo al respecto —dijo Cyn, llevándose las manos a la cadera.

—Sí, no es justo que por culpa de los cerdos de los chicos nosotras tengamos que vivir en un chiquero —se quejó Mo, notando cada vez más suciedad a medida que recorría la casa con la vista.

—Cyn ¿no tenías que llevar a Julian a casa de los vecinos para que juegue con el pequeño Billy? —le recordó Rose.

—Oh, es cierto —dijo Cyn observando la hora— bueno, llevaré a Julian a casa de los vecinos y cuando vuelva comenzaremos con la limpieza ¿bien?

Cuando Cynthia volvió, las chicas hicieron las cartas a un lado y se dirigieron a sus habitaciones a cambiarse. Se cambiaron sus faldas por pantalones y recogieron su cabello con pañoletas. Tomaron todos los elementos de limpieza que tenían a su disposición y se arremangaron para colocarse los guantes de goma. Encendieron la radio y ya estaban más que listas para comenzar. Mientras las chicas bailaban con entusiasmo, lograron concretar la ardua tarea de limpiar la casa. Limpiaron las ventanas, fregaron los pisos, aspiraron las alfombras y todo lo que se pueda imaginar. Luego de una agotadora jornada de limpieza, las jóvenes, exhaustas, fueron al patio trasero, a recostarse en la Casa Verde y a admirar las nubes, mientras conversaban alegremente.

—Escuché que Biba abrió una nueva tienda en Kensington Church Street —comentó Mo. —Deberíamos ir. No ahora, claro, pero un día de estos.

—Seguro —accedió Rose— me encanta su ropa. Claro que nunca he podido ir a la tienda, pero siempre ordenaba la ropa por correo.

—Oh, te encantará la tienda. Tiene ese estilo art nouveau muy típico de Biba —señaló Jane.

—Recuerdo haber visto unos vestidos geniales en un anuncio de Mary Quant —recordó Cyn. —Hace tiempo que no voy a allí, así que creo que tendríamos que ir también.

—Estoy de acuerdo —sonrió Mo y se puso de pie— creo que iré a comer un sándwich. ¿Alguna quiere?

—Sí, pero no deseo moverme —se quejó Jane. — ¿Podrías traerme uno, bella Mo? ¡Por favor, por favor, por favor! —rogó.

—A mí también, adorada Mo —se sumó Rose. — ¡Por favor, por favor, por favor! —suplicó.

—Y a mí, no me dejes morir de hambre, hermosísima Mo —expresó Cyn— ¡por favor, por favor, por favor!

Maureen rio y accedió a traerle los sándwiches a las chicas. Pero un minuto después, volvió corriendo.

— ¡Chicas! ¡5-4-3-2-1! —exclamó emocionada.

Cynthia y Jane chillaron emocionadas, poniéndose de pie rápidamente.

— ¿Qué sucede? —preguntó Rose, confundida, también poniéndose de pie.

— ¡5-4-3-2-1! ¡"El fin de semana empieza aquí"! —exclamó Jane y tomó a Rose de la muñeca, haciéndola correr hasta la sala, y finalmente supo a qué se referían.

Eran las seis de la tarde y las chicas corrieron hasta la sala y encendieron el televisor. Ready Steady Go! Había comenzado, como todos los jueves a la misma hora, presentando a los artistas más populares del momento. Keith Fordyce y Cathy McGowan eran los presentadores, y el show estaba mejor que nunca ya que desde el mes pasado habían comenzado a transmitir las actuaciones de los artistas en vivo, a diferencia de antes, que eran pre-grabadas antes de la transmisión. El programa siempre comenzaba con la canción "5-4-3-2-1" de la banda Manfred Mann, y con la frase "El fin de semana empieza aquí". Era el show más popular entre los jóvenes, especialmente entre la juventud Mod. Las chicas Beatle nunca se lo perdían, y ese día no era excepción. Comieron sus sándwiches y cantaron junto a los invitados musicales de ese día, que habían sido The Kinks, The Four Tops, Marianne Faithfull y The Moody Blues. Cuando el show había terminado, Cyn se puso de pie.

—Iré a buscar a Julian —anunció, mientras se acercaba al teléfono— pero antes debo hacer una llamada.

Tomó el teléfono, marcó un número y espero.

—Buenas tardes, habla la señora Cynthia Lennon... ¿podría por favor comunicarle a los Beatles que traigan la cena, porque ninguna de las damas de esta casa planea cocinar hoy?

Las chicas la celebraron, estando de acuerdo. La limpieza de aquel día las había dejado extenuadas.

—Es usted muy amable. Muchas gracias. Que tenga buena noche —se despidió Cyn y colgó el teléfono.

Cundo la luna había aparecido, también lo hicieron los Beatles, y con la cena. Las chicas no confiaban mucho en que fuesen a traer la cena, porque se distraían fácilmente y tal vez lo olvidarían, pero esta vez habían cumplido. Puede que el pescado con papas no sea el manjar más refinado, pero al ser chicos provenientes de la clase obrera, fue lo primero que se les vino a la cabeza a la hora de comprar la cena. Los chicos observaron lo impecable que estaba la casa, y las chicas les prometieron que ellos serían los que limpiarían la próxima vez. Luego de la cena, habían comenzado las demostraciones de cariño, por lo que George se fue a su habitación. Como Rose estaba cansada, no sólo por el trajín de limpiar la casa sino también por su insomnio, decidió irse a acostar también.

Pero a diferencia de los demás, su día aún no acababa.


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¡Hola amores!

Antes que nada, quería dar mis condolencias a los fans de David Bowie.

Como somos parte del fandom del rock clásico, es una gran pérdida para todos. Fue uno de los músicos más innovadores del siglo XX (y XXI) y su arte jamás va a ser olvidado.

En otro tema, también relacionado al rock clásico...

Dreamlovegood901 creó una petición para que, con el material existente que ronda en internet de Buddy Holly, se pueda lanzar un cd+dvd en vivo. Considero que esto es muy importante, porque Buddy fue uno de los pioneros del rock and roll y muchas de nuestras bandas favoritas no existirían si no fuera por él, en especial The Beatles, ya que su nombre fue inspirado por la banda de Buddy Holly, The Crickets, inspiró a los chicos a escribir sus propias canciones y por supuesto, fue una de sus principales influencias en sus comienzos. Además, Paul es uno de los dueños de los derechos de la música de Buddy.

(El enlace de la petición en comentarios)

Por favor, firmen la petición, sé que Buddy lo apreciaría mucho. Desde ya, se los agradezco.

Con cariño,

Ella ♥



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