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Capítulo 30

Ya pasaron dos meses desde que Felix estaba en Corea y su actitud había cambiado demasiado.
Salía todo el tiempo con Minho, Changbin, Hyunjin y Chan hasta altas horas de la noche, se quedaba hasta tarde hablando con Jisung, y en algunas ocasiones, se las ingeniaba para escaparse de las clases sin que nadie lo notara.

Las vacaciones terminaron y los alumnos se quejaban por tener que volver al colegio.

Felix llegó con Changbin, ambos hablaban animadamente como si fueran amigos de toda la vida.
Iban caminando hasta la entrada del colegio, encontrándose con Minho y Ryujin, hablando con el director acerca del estado de la chica. Hyunjin iba corriendo apenas hacia ellos para abrazarlos por la espalda, mientras que su melliza solo caminaba tranquila sin querer hablar con nadie.

-Mis amigos, ¿Qué me dicen de una pijamada terapéutica en mi casa el sábado?- exclamó alegre con una sonrisa mientras seguía abrazando a los chicos y guiñaba el ojo.

-Recién volvemos a clases y tu ya quieres pijamada- burló Seo.

-Me parece una fantástica idea.- secundó Lee australiano, emocionado por la idea.

Hyunjin chocó un puño con el australiano.

-¿Ven a esa chica?- señaló a Yeji.-.Ella es la causa por la que quiero que vengan.- murmuró sin dejar de ver a su hermana. Se reincorporó para volver a hablar.- Por eso es "terapéutica"- hizo unas comillas con sus dedos.

Los chicos rieron mientras  veían a la chica Hwang dejandola incómoda.

Empezaron a caminar hasta llegar a la clase de Felix, ya que ésta quedaba de camino a su clase.

-Nos vemos en el recreo.- saludó con su mano, ingresando al salón.

Los otros tres chicos siguieron caminando tranquilos hablando de cualquier ridiculez que se les cruzara por la mente hasta que llegaron al salón.

-¿Oye quien será el padrino de tu bebé?- preguntó Hwang, sin pensar en lo que dijo.

-Aun no sabemos- se encogió de hombros, restando importancia al tema.

-¿Ya saben que tendrán?- sonrió mientras juntaba sus manos.

-Por Dios Hyunjin, eres como un niño- se quejó Changbin.

-Lo siento, solo quiero saber- rió.

Los chicos se sentaron en sus respectivos lugares. Lia se acercó a los chicos, saludándolos y sentándose al lado de Changbin, quien luego de una semana sin hablarse, se disculpó.

-Aún no sabemos que es. No se deja ver.- se encogió de hombros.

-Dicen que si un bebé no se deja ver, es porque es niña.- intervino Lia.- También viendo como reacciona Ryujin, eso lleva más a eso.

Los chicos asintieron un poco confundidos con lo que la chica dijo.

-Yo quiero que sea niño.- respondió Minho, tirándose contra el respaldo de la silla.

-Yo quiero ser el padrino.- chilló Hyunjin emocionado mientras levantaba su brazo.

-Yo quiero que te calles y prestes atención torpe.- contestó sarcástico Changbin.

La clase dio inicio. Tuvieron un largo y arduo repaso de contenidos, lo que hizo que los estudiantes no recordaran nada.

Changbin escribía de forma veloz todo lo que recordaba, mientras que Minho se quedó tirado en su banco y Hyunjin mordía el lápiz. Lia escribía tranquilamente todo lo que recordaba, biología no era una materia fácil y la nota dependía de este repaso.

De casualidad, Minho se gira hacia atrás para pedir una goma de borrar, y se quedó viendo como Changbin llenaba dos hojas enteras de contenido.

-Hermano, ¿Eso es tu testamento?- burló Lee.

-Gírate.- gruñó Seo.

-¿Me prestas una goma?- rió, pero hizo un puchero al ser ignorado por el menor.

Lia levantó su cabeza y vio aquel acto, tendiendo su goma de borrar al chico, recibiendo un gracias de su parte.


En el otro salón, Felix jugaba con un sacapuntas, moviéndolo de un lado al otro, completamente aburrido por las clases de geografía. Jisung no había asistido al colegio, pero se sentía tranquilo al saber que estaba siendo vigilado por su hermano.

El pecoso se sentía mal por su mayor, fue el primer amigo que se hizo en Corea, en dos meses entablaron una gran amistad que ninguno de los dos pudo tener en sus dieciséis años de vida. Pero también es el primer amigo que Felix dejó apartado por su cuenta.

El profesor hablaba con fluidez, el tema estaba siendo demasiado aburrido y Felix no lograba concentrarse. Giró su vista y vio a dos de sus compañeros señalando el asiento vacío al lado de Lee mientras reían. Él frunció el ceño y giró su vista nuevamente al profesor.

Mientras escribía sobre la pizarra, el australiano miró con el ceño fruncido a sus compañeros, así también sacando el dedo del medio a los chicos quienes se burlaban de su amigo.

El recreo dio comienzo y Felix se acercó a esos chicos que se burlaron de Jisung.

-¿Hay algún problema?- dijo con un tono fuerte que asustó un poco a los chicos.

-¿Y tu compañero depresivo? ¿Se fue debajo del puente al que pertenece?- dijo burlón uno.

-Por supuesto que si, es algo que ni siquiera alguien como tu puede tener, narizón.- picó el pecho del otro chico.

Los chicos se quedaron con la boca abierta, rodando sus ojos, viendo como el pecoso salía del salón con una sonrisa triunfante.

Caminó por los pasillos hasta llegar al patio, divisando a sus amigos en el lugar de siempre. Changbin alzó su brazo para llamar la atención del menor. Felix no tardó en salir corriendo hacia donde los chicos se encontraban.

Se sentó al lado de Minho, mientras él comía una barrita de cereal. Changbin estaba al lado de Hyunjin del otro lado de la mesita.

-¿Y las chicas?- preguntó curioso.

-Lia con Chaeryeong, Ryujin con Yeji- dijo Minho, escupiendo un poco de su barrita.

-Cierra la boca para comer, asqueroso.- dijo Seo, quitando un poco de comida de su brazo.

El receso fue tranquilo. No había mucho de que hablar. Mientras que los tres mayores hablaban, Felix no entendía a que se referían. En ese momento, se sintió excluido del grupo, aunque tampoco sabía si alguna vez perteneció allí.

Extrañaba a Han, hablar con él sobre sus gustos, sobre sus animes favoritos, o cualquier chisme.
Se sentía como una sobra, alguien quien estaba de más allí.

-¿Y si vamos a la heladería hoy?- invitó Minho.

-¡Yo iré!- gritó efusivo Hyunjin.

-No puedo dejar a mi abuela sola hoy.- respondió Changbin. Los chicos asintieron ante lo dicho, sabían que estaba pasando un momento complicado.

Se quedaron viendo a Felix, esperando una respuesta de su parte.

-Lix...- llamó Hyunjin.

-¿Mmm?

-¿Irás o no?- preguntó Minho.

-¿A dónde?- estaba confundido.

-A la heladería esta tarde- respondió Changbin.

Felix se quedó callado. Esa misma tarde iba a salir con Jisung, y le había prometido no cancelarle de nuevo. Eran siete las veces la que el mayor quería salir con él o invitarlo a su casa, pero Felix siempre terminaba cancelando por las salidas con Changbin, Minho y Hyunjin.

-Lo siento chicos.- hizo una mueca de pena.- Iré a la casa de Jisung hoy. Quedé en verlo y lo prometí.

Changbin apretó con mucha fuerza su mandíbula, viendo de forma amenazante al menor. Minho se quedó congelado ante lo dicho, puesto que Jisung volvió a su casa y él no se había enterado. Fue un alivio para él, pero seguía preocupado.

-No hay problema Lixie.- sonrió Hyunjin- Pero a mi pijamada irás.

-No me la perdería jamás.- sonrió, soltando risas en los chicos.

Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

Luego del colegio, Felix y Changbin tomaron el bus camino a su casa. Ambos se quedaron hablando un poco hasta que llegaran a su destino. Lee era todo un curioso, mientras que Seo ya se irritaba por tantas preguntas.

-Pero, ¿Por qué vives con tu abuela?- dijo inocente.

Seo chasqueó la lengua, sin saber si responderle o no. Le era muy difícil contar cosas muy privadas y tenía miedo de las reacciones de las personas. Desde que les dijo a sus padres, nunca más volvió a contar algo sobre su vida.

-Es difícil Lix...- suspiró.

-Puedes confiar en mi. Juro no decir nada ni burlarme.

Seo dio otro suspiro y accedió. El australiano puso toda su atención en él.

-Mis padres me echaron de la casa cuando tenía doce años...- el menor abrió la boca sorprendido.- Son personas muy religiosas y están en contra de...- pausó, sintiendo miedo.

-¿De...?

-La homosexualidad.- dijo en un tono muy bajo e inaudible.

-¿La homosexualidad?- susurró. Seo asintió lentamente, completamente avergonzado.

Felix no sabía como reaccionar. Claro, no estaba en contra, pero si temía decir algo inadecuado. Colocó una mano en su hombro y le sonrió.

-Está bien que te sientas así. Si ellos no te apoyan, yo lo haré.- rió apenas.

Changbin rió con él, realmente era muy encantador. Se sintió a gusto con lo dicho y pensaba que Felix era alguien en quien podía confiarle todas sus cosas.

-Gracias Lix.- sonrio sin separar los labios.- ¿Sabes? Eres el primero en saberlo

Lee se sorprendió. Se quedó viendo a su hyung con ojos muy abiertos.

-Con más razón no diré nada.

Los chicos llegaron a su distrito, así despidiéndose en la parada y cada uno tomando rumbo a su casa.
Felix caminaba tranquilo viendo hacia donde Changbin caminaba. Notó algo que el mayor siempre hacía, y era que siempre que iba hacia su casa, usaba ropa negra u oscura y capucha.

Mientras miraba hacia su amigo, accidentalmente chocó contra un poste de luz, dándose un gran golpe en el cuerpo. Miró hacia todos lados y no había nadie mirándolo, por lo que salió casi corriendo hasta su casa.


Una vez llegado, se adentró saludando a su familia. Su madre y hermana no devolvieron el saludo. Por esto, caminó por la casa en busca de las chicas.

Llegó a la cocina y vio una carta en la mesa.

Lixie, llevé a tu hermana al dentista. Tienes el almuerzo en el microondas, caliéntalo. No te vayas de la casa hasta que regrese.

Dejó la nota donde estaba y se fue a calentar su comida. Prendió el microondas y en lo que se calentaba, fue a darse una ducha.

Quince minutos luego, un Felix duchado y vestido con ropa casual fue a sentarse al comedor a comer. Se sirvió un poco de agua y comió gustosamente. Revisaba algunas redes sociales, entre ellas su Instagram, viendo alguna que otra foto de sus compañeros del colegio y también algún que otro amigo de Australia.

Extrañaba a sus amigos y saber que por dos años no estaría con ellos le partía el corazón. Dejó el celular y se dispuso a almorzar, no tenía mucho tiempo si quería ir a la casa de Jisung.


Pasaron tres horas y su familia no llegaba. Se puso nervioso, no quería abandonar nuevamente a Jisung y también tenía miedo de la tardía llegada de su familia. Buscó su teléfono y le marcó a su madre, pero esta no había llevado su teléfono al consultorio.

Estaba histérico, se hizo la hora donde debía estar en la casa de su amigo y ellas aun no llegaban.


A las 18:36, su madre llegaba con su hermana, que sostenía un hielo en su mejilla debido al dolor de muela que tenía. Felix miró serio a su madre.

-¿Por qué tardaron tanto? Tenía que ir a la casa de Jisung hoy.- exclamó molesto.

-Lo siento hijo, pasamos por la casa de Sungjin y nos quedamos un momento.- aclaró sonriendo.

-¡Mamá le prometí que hoy iría sin falta!- gritó, pensando en cuanto lo estaría odiando su amigo.

-No me levantes el tono Lee Felix.- su voz se hizo más dura.

-¿O qué? ¿Qué harás? ¿Me castigarás? Eso no te sirve de nada, ya me arruinaste lo único que me importaba.- gritó furioso.

-¡Lee Felix, cállate y deja de faltarme el respeto!- gritó la mujer.- ¡Vete a tu cuarto ya!

-Olvídate, iré con Jisung.- dijo, tomando su chaqueta.

Caminó con los pasos marcados hasta la puerta para salir corriendo hacia la casa del mayor, pero su madre lo detuvo.

-Tu no irás a ningún lado.- tomó su brazo con brusquedad.

-¡Suéltame!- soltó el agarre de una manera fuerte. Su madre soltó un quejido.

La mujer no dejó que su hijo se fuera. Lo tomó de la oreja y lo metió a la casa, castigándolo por unas semanas sin tener salidas ni teléfono, y siendo ella quien lo buscaría del colegio.

-¡Te he dicho a tu cuarto mocoso! ¡¿Quién te crees para faltarme el respeto así?!- gritó completamente furiosa. La señora Lee jamás había sido así con sus hijos, ni sus hijos con ella fueron de esta forma.

-¡Me cansas mamá! ¡Ojalá tu estuvieras en el lugar de papá!- gritó sin pensar en lo dicho, corriendo hacia su cuarto.

La señora Lee cubrió su boca con sus manos, sorprendida por lo dicho por su hijo. Fue demasiado fuerte y horrible que un hijo le deseara la muerte a su madre.

No podía creer que Felix le haya gritado eso, le dolía demasiado hasta el punto de querer llorar.

Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

Jisung estaba acurrucado en una manta, mirando a la nada. Ya no sentía nada, sabía que Felix iba a defraudarlo nuevamente, era cosa de todos los días.

Se arrepentía de haberle hablado e intentado ser su amigo, pero en parte no lo hacía. Se había encariñado tanto con él, le contó sus secretos más profundos y lo apreciaba por ser el único quien lo escuchó.

Seungwoo caminó con cansancio, tendiendo un plato al menor. Se sentó junto a él, esperando que comiera algo luego de tres días.

-Sung, por favor come.- su voz mostraba cansancio. Estuvo día tras noche cuidando del menor sin descanso alguno. Llegaba a dormir dos horas por día. A veces llamaba a uno de sus amigos para que lo ayudasen, pero sabía que no sería fácil cuidar de un chico suicida, por lo que terminaba haciendo todo el trabajo él solo.

-No volvió a venir-... comentó mirando hacia el plato, completamente triste.

Seungwoo suspiró, masajeando su cuello.

-Hermano, dale otra oportunidad, vino hace dos meses y está conociendo...

Era en vano hablar con Jisung, éste ya no escuchaba a nadie, solo se centraba en sus pensamientos. No esperaba más nada, no quería más oportunidades, sabía que todos le habían fallado y él fue un gran error que ingresó en la vida de muchas personas. No tenía fe en que alguien lo escuchara, que lo acompañara o que lo visitara.

Ya no quería siquiera creer que estaba vivo.

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