-Cámbiate- dije apenas abrió los ojos esa mañana, estaba lista para irnos.
Si el idiota quería perseguirlo eso haría, el único problema es que no sabía dónde estaba, supongo que en Italia, ahí es donde mayor conocimiento tienen de lo oculto, donde podrían ayudarle si lo que desea es morir.
Romeo y Julieta, que tontería.
Su desayuno también estaba sobre la mesa, este sin decir algo se dirigió al baño y salió envuelto en una toalla.
Secó su cuerpo desnudo frente a mi, en estos momentos la verdad es en los que menos he pensado en sexo, es decir. Me metí con el puto apocalipsis para los vampíros, es normal que mi libido haya bajado, pero ¿porque pareciera que desea que vea su miembro con aún una notoria erección mañanera?
Necesito alimentarme, lo había olvidado.
-Desayuna rápido, necesito alimentarme- este no dijo algo, se envolvió en la toalla nuevamente, tomó asiento y comenzó a comer.
Mi teléfono sonó
-Umm- era mi hermano
-¿Ya lo convenciste?
-¿Te llamé?, porque si no lo hice es porque no.- el idiota ahora muestra interés, luego de haberme metido en la boca del lobo.
Me concentré en la llamada de mi hermano y no noté cuando quien me acompañaba terminó de comer. Cerré mi llamada sin siquiera avisarle.
-Tu brazo- dije apenas me acerqué, negó.
-Se que sabes quien soy. La manera en que me miras lo delató. ¿Me temes honney?- aún así no dije algo. -El hecho que no deseara estar en esa vida no quiere decir que mi familia no tenga los conocimientos necesarios, o la flor en todo caso.
-La orquídea de sangre- este la tenía tatuada en el costado derecho, ni una vez lo noté, nunca. Mi madre me la había mostrado en uno de sus libros hace años.
-No puedes beber de mi, te mataría y no queremos eso ¿o si?- suspiró, luego se acercó a mi. -Bueno, al menos por hoy, se lo que mi sangre le hace a los de su clase. Se que no puedes alimentarte de nadie más, que te urge convertirme porque si no- tomó mi cuello -Acabarás seca.- rió de manera burlesca. -Aún así mi problema no es con tu especie, nunca lo fue. Es con él.
-¿Que mierda quieres?
-Hállalo
-¿Que harás con el?
-¿No es obvio?, envenené mi sangre y permanecerá así por 24 horas, llévame donde pueda extraerla.
-Lo matarás
-Ese fue mi propósito desde el inicio.
-¿Y yo?¿que harás conmigo después?, sabes que no puedo beber de nadie más y sabes que mi poder no servirá si estoy débil, ¿como podría ayudarte?
-Solo debes llevarme con el.
-Y luego me matarás
-Ya dije que no tengo nada en tu contra.
-Aún así, si no te convierto y te unes a mi seré consumida, sabías lo que tu sangre le haría a mi cuerpo y aún así me permitiste beber de ti. Fue adrede ¿no es así?
-Si- respondió sin más, dio dos pasos atrás y se alejó de mí. -Aún así, si me ayudas yo también lo haré.
-¿Te unirás?
-Me uniré
-¿Que me garantiza que no huirás o me matarás luego de haber logrado tu propósito?
-Confianza honney- maldito
-Responde unas preguntas antes- negó
-Una. Solo una responderé, tú estás en desventaja aquí. Tu necesitas de mi. Tu estás a mi merced, no te equivoques, si te estoy dando explicaciones es porque quiero. Porque así lo deseo, no tientes a tu suerte.
-Una pregunta entonces- asintió. -¿Cuantos Van Helsing quedan con vida?- necesitaba saber que tanto riesgo tendría mi raza.
-Uno, lo tienes en frente.- tomó su ropa y comenzó a vestirse frente a mi.
Ahora entiendo porque nunca mostró miedo, nunca. Ni cuando lo mordía, ni cuando me conoció.
¿Era parte de su plan el que lo persiguiera?
¿Que bebiera de él?
¿Controlarme para su beneficio?
¿Tuve yo el control en algún momento o siempre fue suyo?
-Deberías ver tu cara- reía burlón el maldito. -Estás pálida honney demasiado incluso para un vampíro.
Se acercó nuevamente a mi, aún estaba sin camisa, su pantalón aún dejaba libre el botón y en otra ocasión estuviera deseándolo, retándolo. Ahora le temía.
-Demasiado linda como para tentarme- tomó mi barbilla. -¿Arruiné tu lívido?¿es eso?- paseó su lengua por mis labios, pero no respondí al beso. -Ven aquí- tomó mi nuca y me hizo erguirme.
-Aléjate de mi- ¿que mierda?, mi voz salió tan aguda que más bien parecía un gemido. Acababa de puto gemir.
Pero por más que mi razón y mis sentidos estuvieran alerta, esta faceta suya me excita. Mucho.
-De rodillas en la cama- estaba tras de mi, su mano tocando lascivamente mi trasero, lo apretó y luego su mano fue a mi hendidura, desde atrás.
Mientras me tocaba con esta la contraria aún hacía en mi cuello inclinándome para el. -Ábrete mentirosa- negué -¿No quieres?- sacó sus dedos de mi centro y me hizo mirarlos. -Yo creo que si.- estaban húmedos.
Acabé por inclinarme completamente sobre la cama. Lo sentí desplazar mi ropa interior hasta el inicio de mis muslos y regresó sus dedos para tocarme.
-¿Debería devolverte el favor no es así?- antes de interpretar correctamente sus palabras, acercó su boca a mi centro.
Su lengua dejó una larga lamida que me hizo gemir al instante, luego otra y otra vez. Sentí sus labios tomar los míos y luego introdujo su lengua en mi interior, mientras me inclinaba más para el, deliraba.
Mi cara estaba totalmente contra el colchón buscando sosiego para la liberación que deseaba. La obtuve.
Mis paredes se contrajeron aún si tener algo para aprisionar y mi razón quedó suspendida.
No esperé recibir su miembro en mi interior apenas mi orgasmo se desataba. La sensación era brusca y logró que mi orgasmo se alargará, su empuje se hizo mas fuerte mientras mis uñas arañaban las sábanas, mientras mis dientes picaban por el ser encajados en el.
Su golpeteo no hizo más que enloquecerme. -Déjate ir mentirosa.
-Jess.. Jessica- salió de mis labios como pude.
-Ohh Jessica- la forma en la que dijo mi nombre me hizo flaquear, mis rodillas habían perdido las fuerzas en mi segundo orgasmo, estaba débil por no beber y dichosa por al fin sentirlo como se debe.
Que él nunca fue la presa Jessica 🙄
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