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17. Eco

Gerald salió de la casa con una maleta. Al parecer ya tenía un apartamento en otra parte. Kyle estaba aliviado por dentro de que aquel hombre se fuese. Después de todo lo que le había hecho pasar a Ike y a si mismo, sinceramente incluso Cartman era más agradable.
O eso pensaría si el idiota no se encontrase en esta situación, intentando matar a Dovah, y aparentemente liderando un culto.
Vaya, ahora que lo pensaba, el gordo había superado la verdadera idiotez.

–Kyle.– escuchó a su madre llamarlo, y volteó a verla, cerrando la puerta. –Lamentó todo esto. De verdad.–

El mayor de los hermanos sonrió. Una sonrisa triste, y unos ojos cansados. Pero tras poner seguro a la puerta, se acercó a su madre y la abrazó. –No es tu culpa, ma. Estas haciendo lo mejor para nosotros, y eso ya es bastante–.

La mujer se mordió el labio, y regresó el abrazo. –Debí haber entendido hace tanto tiempo–.

————

Butters había visto las noticias. Por dentro, no le importaba. Estaba harto de este tipo de cosas. La mañana fue una mañana estúpida y común. La tarde fue normal. La noche fue peligrosa. El toque de queda sonó. Las tiendas cerraron temprano, y la gente volvió a casa incluso antes de que empezase a bajar el sol. Él y su abuela se habían dedicado a barricas puertas y entradas. Durmieron los tres en una misma habitación.
Bueno, mejor dicho, todos se acostaron en la misma habitación, por que Butters no pudo dormir. Su abuela no se molestaría en mandarlo al colegio, así que no le preocupaba. Tampoco mandaría a Mariam al colegio. No con todo el jaleo y peligro que había actualmente en el pueblo. No escuchó nada acercarse a su casa, y entre las tablas en la ventana, tampoco vio nada. Nada a la casa en la que el vivía. Sin embargo si escuchó ruido en la casa de Eric. Claramente no iba a arriesgarse, no por aquel idiota, por muy amigos que fuesen -a veces-. Aún así no podía evitar sentir preocupación. Finalmente, logró quedarse dormido.

————

Kenny estaba en la habitación de Karen, que estaba ya dormida. Escuchaba a Kevin martillando en su habitación, y él mismo revisaba su teléfono. Tenía varios mensajes. De hecho, le estaban llegando mensajes. Una sonrisa tonta se asomó por su boca.

"Hey Ken".

Era Kyle.
Un extraño sentimiento golpeó con cosquillas en su estómago y sintió el calor recorrer su cara. Estaba bastante emocionado de ver mensajes del chico. Apenas había logrado saludarle en la escuela desde aquel.. beso. Se tapó la cara y sin delicadeza se la frotó con la mano, enrojeciéndosela toda.

"¿Todo bien?". "Hoy no pude verte". "Necesitamos hablar de lso.". "*eso". "Estúpido teclado".

El chico se mordió el labio antes de contestar.
"Bien, hablemos!".

"Oh no, no ahora mismo, idiota. Hablaremos de esto cuando nos veamos."

"Ow, vamos, Ky, me estoy muriendo por saber que sucede con nosotros, tu no?".

"Mucho".
"Pero vamos a hablar de esto en persona, por que necesito comprobar que no estes bromeando con esto".
"Y ya te dije que es Kyle, no Ky".

"Ups, sorry princesa Kyle, no quería molestarte".

Desde ahí podía sentir al pelirrojo rodeando los ojos, y accidentalmente dejó salir una risita. "Supongo que hoy no puedes salir como m, ¿no?".

"Puedo salir, pero necesito quedarme, al menos esta noche, por que debo ver que Karen y Kevin esté bien, ya sabes ;;)".

"Si, está bien. Yo también me quede ayudando a Mamá y a Ike".
"Sobretodo por que hoy se fue Gerald. Tuve que encargarme de todos los bloqueos y alarmas".
"¿Sabes?, quizá deberíamos hablarlo con Stan y Butters, y juntar a todas nuestras familias en una casa. Así estaríamos seguros y podríamos salir a ayudar sin preocuparnos de muerte por que algo malo les pase."

"Una idea genial, sin duda, lo único que me preocupa es que sea demasiada tentasion para Cartman, a ti no?".

"Es Tentación. Y si, quizás sea mucho premio para el gorro."
"*Gordo".
"Sin embargo ahora mismo somos la única línea de defensa".
"Ya es suficiente con que hubo tres robos esta tarde. Apenas pude detener uno. ¿Que será esta noche?"

"También quiero ayudar, créeme"
"Sin ofender, llevo más tiempo que tú cuidando esta ciudad, me molesta ver este caos y no hacer nada".

"Butters puede usar electricidad, ¿sabias?"
"Claro que sabes. Estuviste deteniéndole como Mysterion".
"Wendy y Dovah están juntas. La madre de Wendy actualmente es peligrosa. Creo que está en el culto de Cartman".
"Si se unen las dos, es decir, Wendy y Dovah, hay una línea de defensa más".
"Y podríamos meter a Bebe. Estoy segura que no tiene miedo de pegarle un tiro a alguien si se meten con ella."
"*Segufo"
"**Seguro"
"Ugh."

"Suena a un buen plan, un plan segufo".

"Kenny, no sabes cuanto te detesto ahorita mismo".
"¿Entonces?".

"En que casa nos juntaríamos?". El plan era bueno. Quedaban algunos detalles, pero verían eso.

"Mamá y yo hablamos de esto temprano. Las mejores opciones son nuestra casa y la de Wendy, pero en la de Wendy está su madre."
"Miss "seguiré al Cthulhu si señor"".

"O dios no puedo creer que hayas hecho un apodo tan estúpido, Kyle".
"Mi novio es un idiota". Sonrió para si mismo, encantado, y mordiéndose el labio. Dios, podía sentir su cara roja.

"Wow. No recuerdo haber dicho que era tu novio".

El peso le calló encima a Kenny. El agradable sentimiento se volvió algo raro, aterrador. Temblando, intento contestar, pero no fue necesario.

"Suena genial, novio."
"¿Listo para mudarnos junto, idiota?"

Un suspiro se deslizó de sus labios y la sonrisa volvió. Jodido Kyle. Como lo odiaba por asustarlo así. "Contigo? Claro~".

"Que bien, por que justamente estaba hablando con los demás. Solo faltan Bebe y Butters de contestarme."
"Mañana llega temprano. El toque de queda suena y te dejaré fuera."

"Ow, eso eso es muy cruel, me dejarías fuera como perro :(?".

"No me tientes, Kenny, o te comprare un collar y toda la cosa mientras esperas fuera."

"Woooooow, Kyle no sabía que tenías esas mañas". El visto pegó rápido. "Ky, no, estoy bromeando". "Mierda, espera, Kyle por favor". "Kyle, Te amooooooooooooooooo".

"Jodete".

Kenny rió. Sabía que no lo decía con enojo. "Si te doy otro beso me perdonarás?".

"Si me das otro beso te golpeare".

"Valdrá la pena <3".

"Jodido Kilkenny McCormick".
"*Kenny".
"¿Sabes que?, estoy harto del teclado. Perdón".

"Esta bien, descansa, amor mío <3 <3"

"Te odio."
"Descansa"
"Hasta mañana, Ken"
"Cuídate"
"Eres un idiota, de todas maneras".

Ya no llegaron más mensajes. Kenny rió, encantado, y apago el celular. Lo puso a cargar, y se acostó, mirando al techo, con la cara roja y el corazón latiéndole rápido. Sin más, se quedó dormido.

————

–¿¡Por qué demonios tardan tanto?!–.

–Bueno- Lo sentimos, señor. Conseguimos la sangre ya, sin embargo–.

–Ya era hora. Necesito a esa mujer viva– lo último se lo dijo en voz baja.

Ahí estaba, Eric intentando revivir a su madre.
Bueno, en realidad Cthulhu intentando revivir a la madre de su cuerpo. Gruñó, profundamente. En cuanto encontrase a Damien, le cortaría el cuello y lo empalaría en la maldita espina vertebral de su estúpido amiguito ángel. Por razones cómo estás odiaba a los dioses del infierno, la mayoría era una bola de asquerosos tramposos.

–¿Que hay se las masas criminales?–.

–Aumentó bastante la tasa de crímenes. Incluso en la mañana. No hubo héroes. Se nota la falta de esperanza del pueblo, mi señor–.

–Bien. Que siga así. Y busquen a esa maldita diosa del tiempo. Viva, claramente. Yo la mataré–.

–Si, señor–.

–También busquen a Damien. Quiero su cabeza–.

–Si, señor–.

Observó a la madre de Cartman levantarse del suelo, nuevamente con color, y aterrada. Era claro que la mujer había ido al infierno, nada de sorprender, siendo que Damien la había asesinado y condenado, claramente para joder a Cthulhu. Los ojos dorados del monstruo volvieron al color original, uno café y uno azul cielo. Eric sonrió y abrazó a su madre, que estaba confundida y asustada.

–Lamentó eso, mami. Pero no te preocupes, el que te hizo daño pagara. Y pagará caro–.

————

Bebe se despertó sudando, nerviosa. Bajo de la cama, y agarró un bate que estaba al lado de la misma. No lo usaba en general, era pura autodefensa. Volteó a los lados, viendo a Heidi acostada en un colchón que reposaba en el suelo del cuarto, y también la ventana, aún sellada con madera. Se veía horrible, pero suponía que no había nada como estar segura. Al menos eso si no le estaban intentando robar. Sujeto el bate con ambas manos, tomó aire, y salió de la habitación en el mayor silencio posible. Había ruido abajo, bastante para ser alguno de sus padres. Además, ambos tenían el sueño pesado. Solo estaba ella. Bajo las escaleras con cuidado.
Había dos hombres ahí, dos hombres desconocidos, revisando entre cajones, ninguno dándose cuenta de la presencia de la joven. La chica forzó la mandíbula y levantó el bate.

–¡Hey, hijos de perra!–.

Ambos voltearon hacia ella, sorprendidos. No se la tomaron en serio. Ambos sonreían, burlones.

–Mira, Hec. Una pequeña–.

–¿No ha pasado tu hora de dormir, jovencita?–.

El tono de burla en sus voces le repugnaba y enojaba a la vez.

–Mira, si eres buena y subes a tu cuartito, no les haremos nada, lo prometemos– se rió el más bajo de los dos hombres con sorna.

Y la paciencia de Bebe se terminó.

————

–Así que golpee a ambos idiotas hasta que los noquee. Luego recuperé nuestras cosas y los saqué de la casa. Llame a papá, entre ambos abarracamos la puerta. Fue un infierno para salir en la mañana, de camino a la escuela. Aún no puedo creer que nos hayan hecho venir. Tuve que traerme el bate cargando. Eso no se ve nada sexy– gruñó la chica, dando una sorbida de su bebida, quejándose con Red y Wendy de la noche. –Por cierto, ¿Tu también recibiste em mensaje de Kyle, Wends?–.

–Oh, si. ¿Le dijiste que si?–.

–Obvio. Heidi se vendrá con nosotros. Aún no tenemos noticia de sus padres, ¿puedes creerlo?–.

–¿Que les mando Kyle?– preguntó Red un poco atrasada en el tema. Tenía un pequeño sonrojo.

–Oh.. este.. nada especial. Solo, preguntó sobre Heidi. Si sabes lo que le sucedió, ¿no?–.

–¿Que la atacaron? Si. Todavía no entiendo que está sucediendo. También atacaron a Dovah, ¿no?–.

–Si,– contestó Wendy, revisando su mochila. –Con eso de que la comisaría fue atacada y se está arreglando, solo tenemos a un par de policías y unos escuadrones de ciudades y pueblos vecinos intentando ayudar, aunque no hay mucha mejora–.

Red volteó al rededor, la cafetería, viendo a los distintos grupos. O lo que quedaba de ellos. Muchos no habían venido, por el peligro que implicaba. –Mucha gente faltó. Y los que están, están completamente armados–.

A lo lejos se podía ver a Craig calmando a Tweek, que estaba en un ataque de pánico, y a Token hablando con Kyle y Stan. Eran los únicos de ambos grupos que habían asistido. Luego, estaban los demás grupos. Mole y Greg hablaban solos, algunos cuantos niños en diferentes mesas, y finalmente, la mesa en la que estaban las tres. Eran las únicas chicas en la mesa. Todas las demás habían faltado.

–Nichole dijo que ella y sus padres se iban a quedar con Token por unas fechas, en lo que todo mejora–.

–Oh, es cierto que muchas familias se están juntando para protegerse entre todas–.

–Es triste que este tipo de situaciones sean las que hagan que todos nos unamos, ¿no?–.

Todos estaban desmoralizados, y preocupados.
Entonces se escuchó algo. Algo horrible que hizo que todos entraran en pánico. Era la alarma de seguridad de la escuela. Entraron los profesores, aterrados.

–¡Todos escóndanse, hay tiradores!–

El pánico se hizo presente. Todos salieron de la cafetería y corrieron hacia distintos lugares más escondidos. A lo lejos se escuchaban disparos.
Kyle corrió hacia un lugar donde pudiese ponerse cuando menos la estúpida sudadera. Ya escondido, se la puso como pudo, y antes de salir revisó su celular. se mordió el labio y le mandó un mensaje a Kenny.

"Problemas en la escuela. Hay tiradores. Me encargaré de ellos".

Se levantó, apenas alcanzando a ver el mensaje casi instantáneo que llegó.
"Kyle, no lo hagas, ten cuidado"

Pero fue lo único que vio. El teléfono seguía soñando, pero el ya estaba saliendo.
"Aléjate de ellos"
"No eres inmortal, tus poderes no te pueden proteger siempre"
"Kyle, por favor responde"
"Iré corriendo como Mysterion".
"Solo retrocede"
"¿Están los chicos bien?"
"Kyle".

Dejo todo tirado, y corrió hacia donde se escuchaban los disparos.
Se mordió el labio cuando vio donde estaban atacando.

Eran los grados inferiores.
Más precisamente, el salón de Ike.

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