15. Secretos
Wendy y Kyle salieron en la tarde. No como una pareja, pero como amigos. Habían ido a la cafetería Tweak a estudiar. Stan, Butters y Bebe habían sido invitados, pero no fueron por diferentes razones.
Wendy había dejado en su casa a Dovah, por que la pobre chica estaba, no solo herida, sino también muerta de miedo. No era de sorprenderse. Ella misma había visto a Cartman hoy en la mañana actuando raro. El chico Broflvoski no estuvo a la vista a todo el día. Tampoco el medio de los McCormick. No hubo razón ni explicación. Era como si el pelirrojo ya se hubiese acostumbrado a faltar al colegio. De Kenny, ni decirlo. El pobre seguro había salido para alguno de sus trabajos extras. Aunque no entendían por que se sobre esforzaba tanto. Es decir, hasta donde sabían, entre el y su hermano mayor habían logrado bastante. Sin embargo nunca le reclamaron o preguntaron nada; Kenny podía ir a su rollo.
Wendy y Kyle eran sin duda los más inteligentes de la clase. Amados por los maestros, odiados por los de bajas notas. No era para menos. Ambos eran orgullosos y tenían su carácter fuerte. A veces hablaban más de lo que sabían, y nunca se callaban ante una injusticia. La pelinegra solía hacerlo más, era cierto. Entendía el porqué. El chico se había gastado la mitad de su vida siendo ignorado e incluso odiado, solo por ser honesto, inteligente, y valiente. No es que no lo fuese ya; simplemente buscaba evitarse problemas. Eso no quitaba que el chico fuese asombroso. La chica admitía para si misma y para sus amigas que, de no estar -a veces de manera lastimosa- tan enamorada de Stan, quizá tendría algo por Kyle. Pero no lo veía como una posibilidad, o algo que le llamase la atención investigar. Si, Marsh era un idiota. Pero era su idiota, y aunque la mitad del tiempo estaban peleados, no lo cambiaria por -casi- nada en el mundo.
La chica que iba de morado escuchaba al de naranja hablar. Lo miraba a los ojos, aunque éste estaba distraído mirando hacia algún otro lado. No le ponía demasiada atención al pelirrojo, e incluso si lo hiciese, tenía la sensación de que no era nada importante.
Wendy tenía que admitir que a veces le tenía celos. Aunque él no tenía las mejores calificaciones, era claramente el más inteligente de la clase. Ella sabía mucho, tenía las mejores notas, la gente corría y la amaba tanto por su cerebro como por su apariencia.
Pero Kyle era más inteligente. Era como si él lo supiese y le diese un poco igual. O demasiado igual. Lo veía diariamente estresado por exámenes, o tareas, pero a fin de cuentas, y aún conociendo su capacidad, solo daba lo suficiente para pasar. Quizá eso era lo que le molestaba. Lo suficiente. No estaba siquiera esforzándose y ya estaba casi en el primer lugar. ¿Cómo eso era justo?
–Wendy– la despertó la voz del chico frente a ella. –¿Estás escuchándome?–.
–¿Eh?– estaba un poco confundida. ¿Se había hundido tanto en su pensar?. –Si, perdona. Me distraje un poco–,
–No te preocupes, lo entiendo–.
Estúpido Niño Broflovski.
–Hey. Al final no estudiamos nada– le avisó el chico, retomando la platica tras unos cortos minutos, y mirando al ventanal que daba hacía afuera. –Ya está obscureciendo–.
La chica se sorprendió al ver que era cierto. El sol se estaba poniendo lentamente. ¿Cuánto tiempo llevaban ahí? ¿Cómo es que había perdido casi tres horas mirando al infinito? Se mordió algo el labio, sintiéndose tonta. –Wow, que rápido pasa el tiempo–.
El chico asintió. –Te acompañaré a tu casa, si te parece. ¿O irás a otra parte?–.
La pelinegra negó con la cabeza. –No iré a ninguna parte, pero,– levantó la ceja, viéndole con duda, sin saber sus intenciones. –¿Por qué venir conmigo? No necesito guardián–.
–Oh, se que no. Eres Wendy. Probablemente le romperías la nariz y unos cuantos huesos a cualquiera que se te acerque con mala intención, pero..– se detuvo por unos segundos, pensando la selección de lo próximo que diría. –Solo... como, ya sabes que, me he dado cuenta que es muy inseguro a estas horas– no mentía. Aunque tampoco revelaba todo. –Si te pasase algo y lo último que hiciste fue estar conmigo, no me lo perdonaría... y Stan tampoco– sonrió con diversión, claramente en broma.
Ella sintió un piquete de disgusto. Odiaba aceptar la ayuda de los demás. Pero solo asintió, y ambos salieron en camino a casa de Wendy.
La chica volteó al rededor, intentando observar entre los edificios como bajaba el sol. Notó que había alguien ahí, viéndolos desde un callejón. Se pegó un poco más al pelirrojo. Si, ella no ocupaba protección. Pero lo último que quería era terminar con otra arma de fuego apuntándole a la cara. También se preguntó si Kyle lo había visto; si ese hombre era la razón por la que pidió acompañarla. Decidió sacarse de la duda.
–Entonces, ¿fue ese tipo por el que me pediste acompañarme, o..?–.
El más alto puso una cara extraña, de duda. –¿Que tipo?–.
Wendy frunció el ceño un poco. –Creo que había un idiota siguiéndonos. ¿O siguiéndome? Pero estaba esperando fuera de Tweekers y se vio molesto cuando salimos juntos–.
–No lo vi.– Admitió Broflovski mordiéndose el labio. –La verdad es que es muy peligroso ahora, Wendy. No quiero alterar a nadie, pero las cosas se van a poner muy peligrosas–.
Ella no cuestionó más. Pero tras unos minutos, habló de nuevo, aunque con un tema diferente. –Bajaste mucho las calificaciones, Brof. Esperaba un reto–.
–Oh,– contestó encogiéndose de hombros. –Ando estresado. Entre mis padres y cuidar a Ike me he distraído bastante. Normalmente no me importa mucho lo de las notas, pero..– buscó la palabra adecuada para seguir. –Pero es cierto que baje mucho. Intentaré aplastarte la próxima, Wends–.
La chica sonrió. Ese era más el pelirrojo que le agradaba y que era su amigo.
–Por cierto– le murmuró. –¿Has escuchado algo de Dovah? Sus padres la reportaron como pérdida. Creen que escapó del hospital– la volteó a ver a los ojos mientras caminaban–.
–¿Prometes dejarlo en secreto?– Kyle asintió enseguida. –Dovah está en mi casa. Huyó ayer del hospital. Fue atacada–.
–¿Otra vez? ¿Crees que habrá sido el mismo hombre que la atacó antes?–.
La chica levantó la mano, y se mordió la uña del dedo pulgar derecho, dudando si revelárselo o no. Pero era cierto que era él quien iba a ayudar, ¿no? –En realidad, sí– le confirmo. Luego, volvió a tomar la palabra, interrumpiendo al joven cuando éste abrió la boca para hablar. –Y fue Cartman, Kyle–.
El pelirrojo calló por unos segundos, pero no duró mucho. –Entonces es peor de lo que pensaba–.
La pelinegra le vio confundida. –¿Peor?–.
–Wendy, tenemos que llegar a tu casa y hablar de esto con Dovah. Es muy, muy importante– le dijo en tono bajo.
Ambos se quedaron sin hablar el resto del camino, sin nada que decir. Ocasionalmente sonaban mensajes del celular de Kyle, pero este no se molesto en revisar. Llegaron a la casa cuando el sol había bajado completamente. La chica sacó las llaves de su casa y abrió la puerta, invitando a Kyle a pasar. Dentro estaba la madre de la chica.
–Hey Wendy– la saludo sin voltear a ver.
–Hey ma. Kyle esta de visita, por.. tarea– se excusó.
La mujer volteó, sonriente, de una manera que hizo que el chico se pusiese incómodo. –Oh, hey, Kyle. ¡Que gusto tenerte aquí el día de hoy!–.
Ambos jóvenes se vieron de manera extraña. Luego, devolvieron la mirada hacia la madre. –Eh,– respondió el chico con duda. –A mi me alegra estar aquí, miss, pero.. me iré en un rato. Solo vengo a revisar unas cosas, lo prometo–.
–¡oh, tonterías! Me encantaría si te quedases para la cena–.
–Lo siento, ma, pero, realmente tenemos que apurarnos en este trabajo. La madre de Kyle ya lo está esperando–.
La mujer nunca paro de sonreír, pero no se veía muy feliz. La pelinegra simplemente agarró a su amigo del brazo y le jaló hasta su cuarto. Ahí, sentada en la cama, jugando con su celular, estaba la castaña, con cara de aburrida. Sonrió cuando escuchó la puerta abrirse, y vio a sus dos amigos. Dejo el teléfono a un lado y saludó a ambos con la mano. El chico fue el primero en acercarse.
–¿Estas mejor, Dov?–.
–No sabes cuanto odio que acorten más los nombres– dijo la chica con su mirada estoica de siempre. Kyle, Por dentro, había extrañado ver a la chica con su mirada de "todo me da igual", golpeando a cada persona que no fuese "pc".
Todos juraban que solo golpeaba a quien le cayese mal, aprovechando lo ofensivos que eran algunos.
–Bien, bueno perdona, a Dovah–.
La chica sonrió de nuevo. –Estoy jodiendote–.
–Lo se, perfectamente, y solo por eso, de ahora en adelante te llamaré Khiin–.
La chica rodó los ojos, pero asintió.
–Bien.. Dovah, ¿podrías contarle a Kyle lo que me contaste?–.
El seguro de la puerta sonó cuando Wendy lo puso, y una extraña tensión llenó la habitación.
–Lo haré–.
Que pena que no sabían que estaban justo donde los quería.
————
Kenny no vio a Kyle en todo el día. A nadie, en realidad. Accidentalmente se ahogó en la mañana con un waffle que venía mal de fábrica y tenía algo dentro. Ya vería más tarde que hacer con el trozo de juguete roto que había quedado en la cocina. Por culpa de la muerte, no alcanzo a llegar a la escuela, pero eso no le importaba tanto como quizás debería. Kevin y Karen se fueron sin el por que ya iban todos tarde. No los culpaba. Pasó toda la mañana y tarde dando vueltas en la casa. Tampoco fue a trabajar. Se reportó como enfermo, declarando que una compañía de waffles intentó matarlo con un objeto raro dentro de la comida, y falto, a todos y cada uno de los que le tocaban ese día. Normalmente no faltaba tanto a los trabajos, pero últimamente con tantas cosas de superhéroes, se le había hecho costumbre faltar; un mal hábito que tendría que dejar. También había estado mandando mensajes a Kyle en momentos random, pero el hijo de Sheila no le contestaba. ¡Ni siquiera un visto!
Fue hasta la tarde noche que decidió hacer algo con su vida. Se levantó, disfrazó como Mysterion, y salió de su casa.
Comenzó a vigilar toda la ciudad. No había nada. Era sorprendente como, a pesar de que el y Kyl- Kyrefly, sabían lo inseguro que era todo en el momento, todo estuviese tan tranquilo. Al menos eso pensaba hasta que se escucharon disparos y cosas horribles desde la estación de policías.
Fue un segundo, solo un segundo, en que pensó en llamar a Kyle- Kyrefly -se recordó de nuevo-, pero recordó la razón por la que en un inicio lo había intentado asustar y alejar. "Él solo tiene una vida. Un chance. Esto no es seguro para él". Bajó de un salto de donde estaba, y corrió hacia el lugar. Se veía casi como la vez en que de niños, entraron para liberar a la gente de color de South Park, además de sacar información, y de parte de los idiotas -Lo lamentaba por Kyle y Dovah, pero eso eran en el momento, y quizás un poco ahora. Nada por Craig, Jimmy, y Scott. No les odiaba, pero si que eran idiotas cuando querían- que habían formado parte de "Coon y amigos" durante la guerra civil. Había fuego en algunas partes, se escuchaban disparos, y en general, había mucha destrucción.
El chico superhéroe entró corriendo, apresurado. Había policías muertos por el suelo, y alguna que otra persona en hábitos negros. Hábitos que... que el sentía que conocía. Subió por el edificio, intentando encontrar a alguien, a quien fuese. Lamentablemente lo hizo.
–Hey, Mysterion, que gusto encontrarte aquí–.
Esa era la voz de Eric jodido Theodore Cartman. El joven que estaba frente a él, sonriendo con entusiasmo, sentado en donde debería estar el jefe de policía, y rodeado de personas con hábitos negros.
Solo un disparo en el costado bastó para bajar al superhéroe.
–Lamentablemente no es el momento ni el lugar. Pero puedo advertirte, viejo amigo, que de ahora en más, South Park será mi propio infierno personal– le dijo con una sonrisa enigmática.
Otro disparo sonó.
Todo se volvió negro para Kenny.
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