1. De vuelta al juego
Dos años. Dos años faltaban para que los cuatro niños terminaran la escuela. Niños, ya no en realidad. Ahora eran jóvenes. Eran casi adultos. Adolescentes.
Tres años. Tres años desde que sus extrañas aventuras terminaron.
Si bien South Park siempre sería reconocido como un lugar con problemas extremadamente estúpidos, ya no eran ellos los que quedaban involucrados en todo. Quizás en alguna cosa, como cuando Craig y Tweek se separaron y todos los niños de la escuela de South Park empezaron una división de lados, por quien apoyaba a quien, y Stan, Kyle y Kenny ayudaron a resolver el problema mientras Cartman encontraba cómo beneficiarse con el dilema. O como el día en que Cartman salió como el elegido de alguna tontería que ya nadie recordaba, y Kyle tenía que ser su ayudante, que sobra decir que termino muy mal, pues no fue más que una treta del chico gordo.
Así, los años pasaban y los problemas disminuían poco a poco. Casi parecía un pueblo normal...
Casi.
Había algo que South Park jamás dejaba del lado, y esos eran su nivel impresionante de crímenes. Eso y la gente estúpida, pero esa va para después.
Desde quinto año habían dejado de jugar cosas como "la vara de la verdad" y "superhéroes". Dovah, quien en sus años fue nueva y ahora era reconocida como una habitual de South Park, había sido la protagonista en esos tiempos. La heroína. La "nacida de dragón" -aunque eso sonaba horrible, así la llamaban, y eso ya no puede cambiar a menos que ella logre regresar el tiempo. Algo que todos dudan que haga de nuevo tras su última experiencia con ello-. Claro, en ese entonces todos creían que era un chico, y se les cayó la cara de la vergüenza a los niños de South Park cuando Wendy los corrigió.
Pero nos desviamos del tema, por que ahora Dovah no es más que un personaje secundario.
Ahora nos centramos en Kenny McCormick y Kyle Broflovski. Dos niños que sobresalen muchísimo en aquel pequeño pueblo.
Tras acabar los juegos, todos los niños quemaron los disfraces. Eran tiempos que con lo sucedido, ninguno quería recordar.
El rubio aprovechó esto, para hacer ver que su etapa como Mysterion había acabado. Pero no era así, en absoluto.
Apenas comenzaba.
South Park.
Superhéroe.
La tarde había comenzado rato atrás. El sol comenzaba a esconderse a la hora presente. 6:48 de la tarde, leyó Kenny en alguna parte distraídamente. Su capa morada lo ayudaba a esconderse en las grandes sombras que ya comenzaban a formarse entre los edificios del lugar.
Habían pasado años desde que la gente dejó de pensar en el pequeño Niño rubio como un héroe. Como Mysterion. Pero nada más alejado de la realidad. Kenny McCormick, El Niño inmortal, jamás dejó de ser aquel aclamado héroe, y estaba seguro que jamás lo haría. Amaba demasiado el poder ayudar a la gente. Amaba el saber que podía proteger a Karen y todo lo que ella conocía.
Esa tarde no hacía más que dar chequeo por la ciudad. Era martes, y mañana habría escuela. No pensaba quedarse patrullando más allá de las 10:30 de la noche. No seguir a ninguna Banda criminal, ni ver que Butters estuviese planeando algo que le pondría en peligro. No, esa noche era un descanso suyo. Su plan era sólo dar una revisada, pues no pensaba que nadie fuese a hacer algo estúpido sabiendo que el superhéroe rondaba en la ciudad.
Su error.
Una fuerte alarma se soltó desde el banco en el centro de la ciudad. En su tiempo, fue un banco chico, pero ahora era enorme, y si alguien había arriesgado el pellejo para entrar, no eran buenas noticias.
Corrió por la obscuridad de los callejones con extrema velocidad y agilidad para llegar a la parte de atrás del lugar en peligro. Entró por la puerta de atrás sin ningún cuidado y corrió entre algunos corredores para llegar hasta una esquina que daba hacia donde estaban las personas.
En el lugar había tres hombres armados hasta los dientes, uno vigilando la puerta, otro vigilando a rehenes que estaban abrazados los unos a los otros, y el último recibiendo el dinero.
Frunció el ceño y torció la boca cuando vio a un chico con sudadera y la capucha arriba levantarse de entre la gente aterrada, ignorando con cinismo las amenazas del criminal frente a él.
Algunas personas eran simplemente estúpidas. Se preparó para lanzarse a salvar al chico, cuando notó algo inusual. Algo que no estaba seguro de haber sentido antes.
–¿¡Eres sordo?! ¡Dije que te sientes o te volaré los sesos!– explotó en gritos el señor armado hacia el más bajo. –¡Siéntate ya!– advirtió una vez más, ahora apuntando hacia la pierna del joven.
Lo siguiente que vio fue a aquel ser armado salir disparado contra el techo del edificio con todo y arma.
Los otros dos crimínales se aterraron por el repentino sonido y ambos voltearon, encontrando a su compañero tirado en el suelo, con un poco de sangre al rededor e inconsciente.
–Mierda. ¡Christofer, encárgate de ese pequeño héroe antes de que la policía o Mysterion lleguen!– apuró a su compañero, para voltear hacia el encargado apuntándole con el arma de fuego. –Y tú, hijo de puta, más te vale terminar rápido, por que no tengo miedo de volarte la cabeza–.
El que se encargaba de la puerta levantó el arma y comenzó a disparar varias veces. Eso, el rubio, no lo esperaba en absoluto, así que tardo un poco en reaccionar. De nuevo dispuesto a entrar en acción, cuando vió que ni una sola bala había tocado al chico con sudadera. Todas se habían detenido a al menos medio metro de distancia de el mismo, y se veía tan irreal. Como una caricatura, o algo que saldría en televisión.
El joven solo negó con la cabeza en silencio y levantó la mano hacia el señor, que observaba de vuelta con terror antes de ser lanzado hacia atrás por una fuerza invisible, atravesando la puerta de cristal templado con tanta brusquedad que, incluso estando acostumbrado a ver a gente muerta, herida, y a verse a sí mismo lleno de sangre de otras personas, Kenny temía por la vida de aquel criminal.
–Maldita sea– murmuró aquel que restaba al ver que ya no tenía oportunidad. Golpeó al encargado en la cara, y salió corriendo por los escombros de la puerta, solo para detenerse ante los carros de policía y la armas apuntándole.
–¡Manos arriba, asquerosa basura!–.
Mysterion volteó a ver al joven de capucha, pero no estaba ahí, o en ninguna parte que el pudiese ver. Observó a la gente, y se mordió el labio antes de retirarse de ahí.
Eso no le vendría bien cuando hablasen de el en las noticias. Esto dificultaría su trabajo.
Entonces lo supo, que ya no sería el único héroe del pueblo. Y no sabía si le aterraba o le alegraba.
———————
La mañana había llegado.
Incluso tras prometerse el descansar temprano, Kenny había pasado casi toda la noche preguntándose y dudando sobre aquel joven encapuchado. Llevaba unos 7 minutos esperando a sus amigos, tan distraído en sus pensamientos que solo escucho unos chasquidos a sus lado antes de regresar a la realidad y ver a un pelirrojo más bajo que el con el ceño fruncido y la mano a unos centímetros de su oído.
—¡Finalmente! Dios, Kenny, llevas unos dos minutos totalmente en las nubes– le reclamo Kyle con frustración.
El rubio volteó tras su amigo, para distraerse de esos bonitos ojos verdes, y se encontró con la mirada rara de Butters, Stan, Wendy y Dovah.
–Wow, Geez, Kenny, Te ves muy distraído hoy, ¿todo bien, amigo?– pregunto el más bajo de todos, con preocupación.
–Eh, si, lo siento Kyle, lo siento chicos. No dormí bien– respondió con un tono bajo y cansado.
La mirada de Kyle se relajó y le dio una pequeña sonrisa y una palmada. –Dios, Ken, ya hablamos de eso. ¿Que haces a esas horas como para no poder dormir?–.
–Si te dijese... tendría que matarte– bromeó, para carraspear la garganta ante la mirada de Kyle. Esa que hace siempre que algo le parece estúpido. –Vale, vale. Estaba trabajando. Ya saben, con los inútiles de mis padres alguien tiene que mantener la casa y Kevin no puede solo–.
–Dios mio,– habló Stan esta vez, acercándose a sus amigos tras darle la vuelta a Kyle. –Kenny, se que tienes mucho que hacer y todo, pero necesitas un descanso. Trabajas siempre que no estas en la escuela–.
–Stan, no creo-– comenzó a hablar antes de ser interrumpido por Wendy.
–Sin Peros, Kenny– dijo la chica acercándose también. –Bebe y Clyde darán una fiesta este viernes y tienes que ir– finalizó con su gran actitud, viendo a todos, para parar en Butters, quien alejó la mirada incomodo, mientras Dovah le daba palmadas en la espalda viendo a Wendy con una mueca de disgusto.
No se llevaban mal, pero Wendy había olvidado que ese era un tema delicado para el chico.
–Oh, yo-... lo siento Butters, no fue mi intención– se disculpó rápidamente la de pelo negro.
Kenny se quedo viendo a Butters, que había comenzado a decirle a Wendy que no era nada, que estaba bien.
Sentía pena por él. Verdadera y dura pena por él. Desde hace tiempo las cosas se habían puesto muy difíciles en su vida. Hacia 4 años que su padre desapareció sin más. Su madre se levantó para el lado de la cama contrarió vacía y un embarazo avanzado.
Si, la madre de Butters tuvo un segundo embarazo. Una niña. Todo fue bien con eso a pesar del abandono del padre Stotch. Al menos hasta el parto. De ahí todo fue hacia abajo. La depresión post-parto atacó fuertemente a la madre del pequeño rubio inocente y llegaron las drogas, la dependencia, y más.
La abuela de los niños tuvo que hacerse cargo de ambos, y con toda la disculpa que Kenny podía dar sin sentir culpa alguna, esa mujer era el diablo encarnado, y era un milagro que fuese responsable con los niños.
Por si fuese poco Cartman no ayudaba, y el joven se enamoró de Bebe. Llevaba al menos dos años con ese enamoramiento y le rompía el corazón verla con Clyde.
Kenny volvió a poner atención cuando Dovah, la chica castaña, dio un suspiro de desagrado al escuchar a Eric llamarles.
–¡Chicos! ¡Chicos!–.
–Ugh, no el ahora. Todavía faltan quince minutos para el bus y no quiero perder mi tiempo escuchándole– murmuró el pelirrojo con desagrado haciéndose hacia atrás y y sentándose en la nieve con cara de tremendo enojo.
Kenny podía decir que se veía tierno, mientras no fuese el la causa de su enojo, por que entonces Kyle parecía un demonio apunto de asesino. Y si Kenny tenía miedo de eso, habiendo ido al infierno y de regreso, había que temer.
–¿Ahora que quieres, Cartman?– preguntó Stan con tono cansado. Hacia tiempo que no tenían problemas y el escuchar a Cartman emocionado por algo solía ser la primera advertencia de peligro. El de pelo negro cruzó los brazos, esperando la respuesta. Mientras, Dovah y Butters se hicieron a un lado. Ambos tenían un choque contra Cartman y ninguno quería más de cinco minutos cerca de él.
–¿vieron las noticias hoy en la mañana? ¡Hay un nuevo vigilante! ¡Alguien intenta quitarle el puesto a Mysterion– dio el chico, con gran emoción, la noticia.
–¿vas a empezar de nuevo con lo de "Coon", Cartman? Te recuerdo que ya estás grandecito para eso. Sin contar que con tu peso apenas lograrás correr media cuadra sin cansarte– le sonrió Wendy con burla y diversión, acomodándose el pelo.
–Ugh, no, idiota– se defendió el castaño –esta vez no es eso, lo qué pasa es que anoche una persona salvo el banco. ¡Tiene poderes de verdad!–.
–Eres tonto si realmente crees eso, Cartman. Los poderes no existen en la vida real. Seguro fue un acto, o un truco– desacreditó el acto Stan, rodando los ojos con fastidio.
–Si, Cartman. Pensé que ya habíamos pasado por esa fase– apoyó el pelirrojo.
Kenny no decía nada. El sabía lo que vio. Cartman estaba en lo correcto.
El gordito gruñó con fastidio. –Bien, si les doy pruebas, ¿me creerán?– pregunto, sacando el teléfono con un movimiento, observando a todos, que le veían incrédulo, son una sonrisa de superioridad.
–Depende– habló Dovah por primera vez con su estoica mirada. –¿de que pruebas hablas?–.
–Interesada, ¿eh? Bueno. Digamos que tengo contactos. Imágenes de la cámara de seguridad, fotos, y algunas personas de dentro Y fuera que grabaron lo sucedido– respondió con orgullo, moviendo su teléfono.
Todos se quedaron mirando.
–¿que quieres por esas pruebas?– dijo Kenny con duda y seriedad.
–¿que? Oh, vamos Ken. Seguro es algo tonto o más falso. Quizá incluso es solo uno de esos experimentos sociales, o un tonto comercial– avisó Kyle, intentando que Kenny retrocediese en la pregunta.
–Yo.. no creo que sea eso, chicos– murmuró Butters desde atrás, jugando con sus dedos. –Mi hermana y la abuela fueron al centro ayer en la tarde y ambas vieron como uno de los señores salió volando por la puerta. No pensaba decirlo, pero creo por primera vez que, bueno, quizá Cartman, es decir.. quizá esta siendo honesto– justificó el pequeño.
Todos se miraron con duda.
–Solo pido una cosa a cambio– Eric se encogió de hombros acercándose hacia donde estaba Kyle, con una sonrisa burlona y maldad en los ojos, haciendo que el más bajo de los dos retrocediese hasta casi tropezar con nieve. Dió una pequeña risotada y se volteó hacia la calle. –Quiero que me ayuden a descubrir su identidad, y les enseñaré los videos. Con que lo prometan estará bien. De ahí en más sus existencias me lo harán más fácil–.
–Está bien– acepto Kenny sin dudarlo.
Kyle y Stan se miraron a los ojos con preocupación, y al final solo negaron la cabeza.
–Ya que–.
–Pues si no hay más..–.
–Esperen, ¿en serio haremos lo que Cartman quiere por un video?– regaño Wendy, inconforme. –¡siempre hace trampas! No podemos solo.. confiar en el. ¡Diles, Dovah!– le pidió volteándola a ver con desesperación.
–Yo.. lo siento, Wends,– dijo la chica neutra con tono tranquilo. – pero si Butters dice que es cierto, quizá lo sea, y hace tiempo que no hacemos nada en realidad.– añadió volteando a otro lado.
La pelinegra vio a su amiga con sorpresa, y suspiró. –Bien. Esta bien. Pero que sepan que hago esto para evitar que se metan en problemas– finalizó cruzándose de brazos, molesta con la decisión.
–Yo también me uniré, amigos– se apuntó Butters a la diversión con una pequeña sonrisa–.
–Bien, genial. Entonces, ya aquí reunidos, quiero que consigan toda la información que puedan sobre ese vigilante. Les mandaré todo después del colegio– informó el chico gordo revisando su teléfono, y volteándose a ver a los chicos. –Parece que Coon y amigos esta de vuelta–.
Y antes de que nadie pudiese quejarse, el camión del colegio ya había llegado y Cartman ya estaba arriba.
–Esto suena a mala idea– murmuró Wendy subiendo con Stan de la mano.
Tras ellos se subieron Butters y Dovah, y finalmente Kyle, que esperó a Kenny unos segundos.
Ya arriba ambos se sentaron juntos, mientras veían a los lados buscando por información que conseguir.
–Será un largo día–.
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