Ojos negros dando paso a una docena de precipicios,
doce caídas en secuencia, y al final nada... aparte de mi insípida voz.
El odio en su punto mas álgido, y la ausencia de todo retumba en
 blasfemias que lanza mi boca, las palabras chocan con la oscuridad
y se agolpan en una aplastante maraña que cierne su peso sobre mi cabeza.
Locura, es el sustantivo que mejor le calza a esta historia que sueña con migo,
y que me permite soñarla.
-No soy tu enemigo-, me oigo decir, como queriendo convencerme de ello,
-No soy tu enemigo-... lo digo mil veces,
y luego otras mil, en una secuencia casi tan despiadada como los doce precipicios que componen este hórrido abismo.

【[Diario de un Poeta]】